𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 3: 𝘓𝘢 𝘋𝘢𝘭𝘪𝘢 𝘕𝘦𝘨𝘳𝘢
Los días pasaron y ya estaban a jueves. El día se veía muy normal salvó un detalle.
Sylvia no aparecía. Siempre la encontraba en la misma estación de autobús antes de entrar a la universidad.
Jamie tomo su teléfono y empezó a marcar a su novia.
"¿Hola, Silvy? ¿Dónde estás, cariño? Ya va a ser hora de entrar a los salones"
Al guardar silencio, su pregunta fue respondida primero por la albina tosiendo y luego empezó a hablar algo torpe.
"Hola, amor. Estoy en cama. Enferme ayer por la noche . Dice el doctor que solo es una gripe y debo reposar un par de días."
"Oh. Entiendo, amor. Si tengo oportunidad, te visito en la tarde. Por el momento descansa."
Sin más, guardo su teléfono y entro al aula.
Mas tardé...
El rosado salió y tomo el autobús para dirigirse a casa de su novia.
Cómo de costumbre, el autobús iba lleno y casi no se podía mover libremente y del olor, ni se diga.
Olía tan horrible, que casi quería compararlo con alimentos en estado de putrefacción o algo de procedencia dudosa.
Una vez que el autobús se detuvo en su parada, lo primero que hizo fue tomar un respiro de aire "limpio" y después caminar un poco más hacia la casa de la eriza albina.
Tiempo más tarde...
Una vez se retiró y se despidió de su pareja, decidió despejar un poco su mente.
Cómo el bar que frecuentaba con su amigo felino estaba cerrado decidió ir a otro lugar.
Tras estar buscando, encontró un pequeño pub, algo atestado de gente. Se acercó y pidió algo de beber.
No tan lejos de la barra, había un par de hombres tratando de "coquetear" con una chica que estaba sentada en una de las mesas y digo "coquetear" ya que en la práctica, la estaban sofocando.
"Vamos, ya sabes lo que dicen. Mientras más vieja, más dulce la pasa"
"Ya les dije que se larguen. No estoy interesada en lo absoluto, par de idiotas"
"Con que ruda ¿Eh? Me encanta esa actitud"
El rosado se acercó lo más que pudo e interrumpió a ambos hombres.
"Ehm... Disculpa."
"¿Tu que? ¿Que quieres o que?"
"Bueno, quisiera intervenir ya que parece que molestan a la chica"
"Tsk. No parece, me están molestando y no soy una chica, soy una señora hecha y derecha, chico"
"Ok. Bueno, les pido que por favor la dejen"
"¿Y que? ¿dejartela para que tú te la cojas?"
"Pero yo..."
"Lárgate de aquí o te partimos esa cara, niño bonito"
Estos dos se voltearon pero el rosado, al tomar el hombro de uno de ellos, recibió un puñetazo en la mejilla, cayendo.
"Eso le enseñará a escoger bien sus peleas" dijo aquel hombre de pelaje verde.
Pero al voltear, la dama que estaba presente le rompió el vaso que estaba usando en la frente del tipo y el otro solo corrió a la salida, huyendo del lugar.
Está solo dejo la cuenta y el dinero que le indicaba pagar. Tomo su bolso y se dispuso a irse de ahí, nada más para ver al joven erizo en el suelo, lastimado del costado de su cara.
"Carajo. Me odio por ser tan buena persona"
Dijo por último con un tono molesto y empezó a llevar al chico a curar su herida.
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