23. Theo

Sabía que dormir no era una de sus mejores opciones cuando sufría de un transtorno psicológico, sin embargo le gustaba intentarlo para mantener su poca cordura.

Se miro en el espejo de su habitación, sus ojos azules resaltaban entre la oscuridad, como los de un gato al anochecer.
Su cabello castaño casi le cubría los ojos, su piel casi bronceada era el lienzo perfecto donde sus traumas pintaban sin parar. Sonrio al mirarse al espejo y reconocer a su viejo yo tan rápido, apartado, confinado en algún lugar de su memoria.

A casi media noche había escuchado hablar a Thor y a Loki sobre lo que harían con el más adelante, pero no le tomó mucha importancia, prefirió dejar sus deseos homicidas para la mañana siguiente y continuar con un intento de sueño profundo.

(Fortid)

Miraba como los niños de su edad corrían y reían en el parque, tenía apenas 4 años y deseaba que sus padres lo llevasen al parque y comieran helado como una familia normal.

- camina Theodor - hablo su madre jalando al menor de la muñeca

- mamá, ¿Podemos ir al parque?

- ¿crees que tengo tiempo poara llevarte al parque? - nego burlona - tengo cosas más importantes que tú.

- pero...quiero jugar - susurro

- dile al inútil de tu padre que te lleve.

Los padres de Theo eran divorciados, por cuestiones aparentemente legales, su madre había quedado con la guardia y custodia del menor y su hermana mayor.

Sin embargo, la madre de Theo llamada Madelyne Hont era una drogadicta exconvica por homicidio en tercer grado. No era la mejor opción para criar a dos niños, pero el padre de estos tenía leucemia y difícilmente un juez le daría la custodia de dos menores a un enfermo terminal, y sin familiares o amigos dispuestos a pelear por los niños estos se vieron obligados a permanecer con su madre.

- entra Theodor - ordeno la mujer

- ¿y mi hermana? - buscó con la mirada

- en la escuela - bufó - estupida niña, el dinero que da tu padre debería ser para mi.

- mamá, ¿puedo ir a mi habitación a jugar?

- si con eso me olvido de ti por un tiempo, esta bien.

Era una realidad demasiado cruda para un niño de cuatro años, su madre solía drogarse hasta caer inconsciente en el sillon de la sala, mientras el televisor estaba encendido en el canal de cocina.

Era el momento donde Theodor Hont aprovechaba para escapar de casa y correr al parque para jugar con algunos niños. Algunas madres sabían de su situación, razón por la cual cuidaban al pequeño como suyo, y cuando los relojes marcaban las 5:00 p.m en punto, Theo volvía para recibir a su hermana y arropar a su madre.

Ambos sabían cocinar gracias a su padre, les había enseñado todo lo que unos niños de seis y cuatro años no deberían de saber.
Thalia de seis años sabía lavar la ropa de los tres, cocinaba, limpiaba la casa y ordenaba todo el lugar para evitar conflictos con la mujer que decía ser su madre.

Luego, cuando esta despertaba pasadas de las ocho, los niños estaban en sus habitaciones, la comida caliente en la estufa y algún amante esperando ser recibido.

- algún día nos iremos de aquí Theo - susurro su hermana mirando al menor - te lo prometo

- pero...¿Y si no podemos salir?

- entonces nos mataremos antes de que ella lo haga.

Las palabras no lo hacían sentir mejor, pero en cierto modo le daban la esperanza que el necesitaba para seguir adelante con su pequeña existencia.

Su padre había caido en coma, prácticamente muerto, sin alguna esperanza de que despertarse y la herencia que le dejo a sus hijos jamás llego a sus manos.

Thalia no soportaba la vida de abusos que su madre les daba, tan despiadada y cruel era que dejo que uno de sus incontables amantes abusara de su pequeña hija frente al otro, dando una especie de “lección” que terminó en una trágica visita al hospital.

- Theo - hablo la mayor - tienes qur irte de ese lugar

- iríamos juntos - sollozo

No podía entender lo que pasaba, ni siquiera era capaz de entender que le había hecho ese hombre a su hermana y porque esta ahora estaba en el hospital al borde de lo que parecía ser la esperada muerte.

- yo...yo te cuidare ¿ok? - suspiro - t-te cuidare desde arriba

- no me dejes Tha - lloro

- shhh, e-estaras bien - respiro con dificultad

Una luz roja comenzó a parpadear y sonar cuando Thalia entro en crisis, los doctores acudieron de inmediato, buscando salvarla del evidente desgarre que le había provocado aquel sujeto.

Y al final del día se encontraba vestido de negro, frente a una lapida con el nombre de su hermana. Lloraba sin poder contenerse y a diferencia de las películas, esta vez no había lluvia que disimularan su llanto.

- se suponía que era fuerte - hablo su madre - no aguanto nada - se quejo

- mataste a mi hermana - sollozo

- silencio Theodor, ya tengo bastantes problemas con la policia y sus estúpidos agentes

- ¡mataste a mi hermana, me quitaste lo único bueno de mi vida! - lloro

Algunas personas los miraron sorprendidos, Madelyne tomo a su hijo y lo arrastro hasta el auto para conducir en silencio hasta el departamento dondr solian vivir.
Al entrar lo arrojó con fuerza hasta estrellarlo contra la pared de concteto.

- ¡¿Quieres que me arresten?!

- ¡ojala te mueras tú también! - grito

Madelyne enfureció, tomo la muñeca del niño y la dobló hasta que esta se quebró.
Un grito seco resono por todo el lugar, y luego los lloriqueos de un niño se hicieron presentes.

Tomo el arma que escondía en el mueble de la televisión y apuntó a su pequeño hijo.

- ¿vas a matarme mamá? - lloro - ¡matame ya!

- ¡no me tientes Theodor!

- ¡matame!

Cerro los ojos y espero lo peor, pero esto jamás llego, en su lugar estaba su madre apuntandose a la cabeza, mirando a su hijo con lágrimas.

- perdoname - imploro antes de jalar el gatillo.

Cuando la policía llego, el solo pudo mirar sin expresión alguna como lo sacaban del lugar, como lo llevaban a un orfanato y las buenas señoras lo criaban como a un hijo.

En los barrios bajos de Atlanta era normal ese tipo de casos, por lo cual no fuen mencionado, nada salió a la luz, se cerro el caso sin más que decir.

Y conforme los años pasaban, Theodor se resignaba a encontrar una familia. Hasta que Loki Laufeyson comenzó a donar dinero para el orfanato, en una búsqueda desesperada de aliviar su pobre dolor.

- la señora Rosita me dijo que encontraría aquí al único adolescente del lugar.

- ¿necesita algo?

- no, solo quería verte a ti

- no entiendo porque querria verme a mi - se quejo - hay muchos niños por allá.

- si...pero no quiero un hijo - solto una pequeña risa - solo quiero un amigo, y a ti te falta uno.

- no gracias

- bueno - suspiro - sin importar que pienses, dejame decirte que te dire lo mismo que le dije a Amora hace un tiempo, “te voy a proteger, pase lo que pase”

- ¿por qué a mi?, no me conoces.

- entre huérfanos nos ayudamos.

(til stede)

Abrio los ojos de golpe, las últimas palabras resonaban en su mente, haciendo eco.

- oh Loki, desearas jamás haberme dicho aquello.

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