❥Ⅺ
Jisung había vuelto a su rutina de ejercicios y a su trabajo.
Se levantaba siempre a la misma hora y comenzaba su día con su típico desayuno y luego salía correr, pero no a la playa. Había evitado ese lugar ya por dos semanas.
Había evitado los lugares que conoció con Minho por dos semanas.
Había evitado comer lo que comía el o lo que tomaba. Había evitado el hecho de que le enseñó los mejores capítulos de Grey's Anatomy. Había evitado también que le contó lo sucedió con su madre y que lo iba a presentar a sus dos mejores amigos, su única familia.
Había evitado el hecho que dejó un pedacito de él en Minho.
Dos semanas que no sabía nada él y no sabía sí sentirse mal o bien. Por un lado, pensó mucho tiempo en las palabras de Lee y trató de creer en lo dicho, pero lo peor era que aquel chico que había encontrado tirado en la playa, tuviera ese miedo de que lo iba a echar sí sabía que había recuperado la memoria. Claro que no lo haría, sí el también estaba enamorándose.
Lo que hizo Minho, más la llegada de la novia y enterarse de que era su prometida, y de que pronto se casaría con él, le hizo pensar en que tomó la decisión correcta.
¿Pero a quién engañaba? Lo extrañaba con todo su corazón, su ser, con su cuerpo. Lo quería tener con él mismo, abrazándolo en este momento mientras miraba una película de amor y lloraba porque los protagonistas sí pudieron ser felices.
Diablos, eso era masoquista, ¿pero qué quedaba? Sí lo único que quería era llorar.
Pensaba en Lee y se imaginaba lo feliz que sería su vida en Gimpo. Pronto se casaría y tendría hijos. Lo tenía que olvidar, no viviría para siempre pensando en él solo porque...
Solo porque lo ama más que a él mismo.
El departamento se encontraba vacío. Faltaba algo y Jisung se daba cuenta de ello cuando volvía de su trabajo. Faltaba alguien con una sonrisa particular y que te llene de alegría a pesar de que estuviera cansado. Ni siquiera le pasó cuando Félix se fue a vivir con Chan.
Estaba enamorado hasta los pelos de Lee Minho, pero aún mantenía que haberlo alejado de él de esa manera, fue lo mejor.
Apagó el televisor y se acostó a dormir, sintió el frio en el otro extremo del colchón. También se había acostumbrado a abrazarlo.
Al día siguiente, Jisung se levantó con pereza, teniendo en cuenta el dia largo que le esperaba, ya que él era el encargado de cerrar el bar y eso significaba limpar todo hasta horas altas de la noche.
Ya en el lugar, hacía bastante calor por lo que fue fácil poner a Jisung de mal humor, además de que había mucha gente y la mitad de ella era mal educada. Detestaba a esos clientes.
Pero se le hizo raro al notar a lo lejos a una persona parecida Minho, una que miraba con detenimiento el bar y eso le dió algo de miedo. Como el trabajo era bastante movido, no le dió tiempo a pensar mucho en eso, se encargó de sonreir falsamente a la gente, estaba cansado.
Al pisar la noche, es decir, en este mismo momento, Jisung se encontraba refregando las mesas con una franela y sonrió al ver como quedó de brillante y por último, subió las sillas arriba. La primera de cincuenta, genial.
Escuchó como la campana de la puerta hacía ruido, no se molestó en darse vuelta y solo habló, anotando un par de cosas en una pequeña libretita que tenía.
-Está cerrado, por favor...
-Princesa.
Esa voz...
Jisung levantó su rostro enseguida, más no se giró. Estaba asustado, cerró sus manos en pequeños puños y sus ojos fuertemente y largó todo el aire contenido.
-Princesa, por favor, mírame -volvió a hablar.
El pequeño castaño le hizo caso, olvidando todo lo que sentía anteriormente. Por fin sus ojos se encontraron y notó a un Lee Minho con una sonrisa tranquila y vistiendo ropa que no era de él. Vió el brillo en sus ojos y sintió como ese destello lo hacía aún más perfecto de lo que ya era. Su corazón comenzó a latir con desespero y sentía como su cuerpo quería abalanzarse hacia el contrario, como sí fuese un imán.
Quería abrazarlo con todas sus fuerzas y besarlo hasta que el fin del mundo aparezca.
-¿Qu-Qué haces aquí? -fue lo único que dijo, ignorando los latidos de su corazón.
-He venido por ti, sabes que no me gusta que andes solo en las calles a esta hora... -dió un solo paso en la dirección de su princesa, aún mantenía distancia y eso volvía loco a Lee, pero estaba feliz de volver a verlo-. Lamento haber tardado dos semanas en volver por ti, he tenido que hacer cosas...
Jisung tragó saliva y decidido, avanzó también, un solo paso.
-¿Qu-Qué cosas?
Minho sonrió y terminó eliminando esa distancia entre ellos, más no tocó su cuerpo.
-He convencido a mis padres de venir a estudiar aquí. Estudiaré en la universidad de artes -vió como los labios apetecibles del chico formaba una "o"-. Me mudé hoy y acabo de llegar.
-¿Y Yiren? -al escuchar lo que había preguntado, cerró fuertemente sus parpados, queriendo que la tierra se lo tragase.
-He terminado con ella -los volvió abrir y en grandes, sorprendido por la confesión-. Por que estoy enamorado de otra persona, quien me quiere a mí, no a mi dinero.
-¿Qué te hace pensar que no quiero tu dinero? -se cruzó de brazos y vió como Lee esbozó una sonrisa.
-¿Qué te hace pensar que hablo de ti?
Bien, eso sí hizo a Jisung sonrojarse y logró que Minho soltara una risita.
-Dijiste que venías por mí... -agachó su cabeza, descendiendo sus brazos cruzados.
-Lo siento, Jisunggie. Siento haberte mentido, siento tanto que sintieras que lo que había pasado entre nosotros, fuese una mentira o un juego. Lo siento tanto, pero tenía miedo, créeme que lo tenía. Quería conocerte más, no que me echaras porque ya estaba curado. Te amo tanto. He venido por ti, me he mudado aquí y empezaré una vida nueva... -esta vez, el mayor, cerró sus ojos y unió sus frentes, susurrando-. Una vida contigo, ¿tú quieres lo mismo?
Su voz sonó algo inestable al preguntar aquello, tenía miedo de la respuesta. Recordaba como sí fuese ayer sus lagrimas, su voz rota al hablar, sus expresiones, sus palabras.
Recordaba como lo había lastimado.
-No quiero... -musitó Jisung.
Lee se alejó enseguida y sentía como las lágrimas se acumulaban. Sin decir más, tomó su valija y comenzó a caminar en dirección hacia la puerta.
Empezaría una vida lejos del amor de su vida.
Jisung estaba seguro de lo que haría en los próximos dos segundos, solo quería ponerle algo de tensión, así como un drama. Básicamente estaba jugando, pero no le divertía, le hacía pensar en que estaba listo y seguro para una vida compartida.
Salió corriendo del bar y notó a Minho caminar lentamente sobre la vereda, quien limpiaba sus lágrimas.
-¡Te amo! -gritó, logrando que el más alto se detuviera y se girase-. Te amo tanto que no pude hacer otra cosa que pensar en ti -dijo, acercándose al cuerpo de Lee, pero manteniendo distancia necesaria para que las palabras por decir, quedasen claras-. Dije cosas que no quería ese día solo porque estaba enojado. Al volver de la fiesta, que enrealidad la pasé entre lágrimas, no pude ni siquiera entrar a la habitación porque no quería aceptar el hecho de que te habías ido. Lloré mucho por tu culpa y por la mía también. El departamento se siente vacío sin ti, me acostumbré a tu voz ronca por las mañas y tus besos por todo mi rostro, pero no me he acostumbrado al amor que siento por ti y en la manera en que crece, y me atrevo a decir que tú sientes lo mismo. No quiero una vida contigo, Minho... quiero esta y las otras que vengan porque estoy seguro de que tú eres mi alma gemela. Lo siento por haberte dicho que no te queria, te amo con todo mi corazón y mi cuerpo, cosa que no entiendo como has hecho -sonrió, logrando que Minho hiciera lo mismo.
Jisung se acercó a él y rodeó con sus brazos el cuello, mientras que el mayor rodeaba su cintura, en donde sus manos cabían perfectamente. Ambos se sonrieron, estaban felices. Jisung no aguantó más y atrapó los labios Minho, quien enseguida correspondió al beso.
Se habían extrañado con alma y cuerpo. Aprendieron a como se ama mutuamente, pero nunca aprenderán lo que es el significado del amor.
¿Qué es el amor?
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