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—¡Minhonnie! —la chica se balanceó sobre mayor y se colgó de su curpo abrazándolo—. ¡Al fin te encontré, cariño!

Cariño...

La muchacha apretó más su torso todavía, pero no le importó. Solo vió como Jisung se había quedado estático con su cabeza gacha, parecía que no respiraba.

—Te extrañé mucho, ¿por qué no has llamado...? —preguntó, desprendiéndose por fin, dejando pasar un poco de aire a los pulmones de Lee—. No sabes lo que he hecho para encontrarte, amor... ¿por qué no hablas? —la muchacha llevó sus manos hasta las mejillas del más alto y lo observó un poco.

Jisung lo vió y sintió su corazón oprimirse.

—Tus padres están muy preocupados, quisieron venir a Seúl, pero les dije que tenía todo bajo control. Te estaba buscando desesperadamente hasta que di con el departamento —la chica castaña le dió un beso en la nariz y Minho quitó la cara rápidamente y la alejó de su cuerpo con delicadeza—. ¿Qué sucede?

—Siéntate y hablemos, Yiren...

Aquel nombre hizo que el cuerpo de Jisung tiemble, ¿cómo diablos lo recordaba sí el había perdido la memoria y no dijo nunca haberla recuperdado?

Cerró la puerta con cuidado y vió como la chica llamada Yiren se colgó del brazo hasta que cada uno se sentó a un extremo del sofá. Él se quedo allí, no podía moverse, sí daba un paso, lo más probable que haría era caer.

—Hay que ir a casa, quiero decir, hay que volver a Gimpo esta noche, estaba programado en nuestra visita a Seúl. Minho, tus padres quieren verte —el nombrado hizo caso omiso a las palabras de su novia

—¿Cómo me encontraste? 

Yiren sonrió orgullosa de su trabajo, pero se giró a ver a Jisung y susurró.

—¿Podemos hablar a solas...?

—No, él se queda aquí —Lee también giró su cabeza, pero al encontrarse con los ojos húmedos del más pequeño, se sintió culpable.

—Habíamos tenido una discusión y tu te fuiste, no supe de ti en toda la noche. Luego, como no aparecías, fui a la comisaria más cercana y pregunté por ti, no quería poner una denuncia por desaparición, ya que tu desaparecias siempre que teniamos una discusión. Empecé a buscarte por los hospitales, hasta que uno me dijo lo que pasó y me dió la dirección de esta casa, y aquí estoy. Por cierto, amor —la distancia no permitia cercanía entre ellos, pero Yiren se encargó de cortarla. Llevó sus manos hasta la cabeza de Lee, inspeccionando la herida—, lo siento mucho, Minhonnie, no debería haberte dejado ir, de lo contrario estaríamos disfrutando de nuestras vacaciones antes de volver a la universidad. Vamos a casa —Yiren se encargó de tirar del brazo, pero Lee se soltó del agarre y escucha un fuerte portazo.

Jisung.

Él corría con desespero y subió las escaleras rápidamente con algunos tropezones. Llegó a la azotea y se permitió respirar, sentía que se estaba muriendo y ahí adentro se estaba asfixiando.

Su Honnie tenia novia.

Todas sus dudas se hicieron realidad. 

Su cuerpo temblaba y fue fuertemente golpeado por una ráfaga de viento, estaba oscureciendo y se hacía cada vez más fresco. 

Todo se sentía como una mentira, ¿cómo supo su nombre? ¿Había recordado? ¿Lo había hecho?

¡Maldito Lee Minho!

Había jugado con él y su confianza, lo engañó por completo. Se quedó en su casa, usó su cocina, comió con él en la misma mesa, vistió su ropa, durmió con él y sobre todo, lo enamoró como nunca antes lo había estado.

Pero todo resultó ser una mentira, ¿por qué?

—¡Jisung! —escuchó esa voz desde a lo lejos, pero repentinamente sintió unas manos abrazar su pequeña cintura.

—Suéltame, no me toques —lo alejó y lo enfrentó con la mirada.

Entonces Minho se dió cuenta del error que había cometido.

—Tu memoria esta perfecta, ¿no es así? —preguntó incrédulo, sabiendo la respuesta de antemano. Lee asintió—. Eres un mentiroso.

—Lo siento, yo...

—¿Lo sientes? —curvó una ceja y lo miró—. ¿Qué sientes exactamente, Minho? ¿Haberme mentido o el haberme enamorado, sabiendo que encualquier momento te irias con ella?

—Lo siento por haberte mentido, ¿sí? Siento no haberte dicho que había recuperado la memoria, que ya sabía mi pasado o quienes eran mis padres... incluso a mi prometida.

—¿Pro-Prometida? —las lágrimas del castaño no tardaron en llegar, su cuerpo temblaba y su cabello se alborotaba por el viento. 

—Te amo Ji...

—¡No vengas con esas cosas! —gritó, sintiéndose al borde de estallar en lágrimas y en miedo—. Me usaste, ¿qué era para ti, Minho? ¿Un escape de tu vida perfecta? No me digas que me amas cuando no fue así, porque si lo hicieras, hubieras tenido al menos un poco de consciencia al decirme que habías recordado todo... ¿encima te atreviste a enojarte cuando hice ese chiste? ¿Cuándo diablos recuperaste la memoria? —Minho solo se mantuvo cabizbajo, pero se armó de valor y lo miró.

Su carita estaba llena de lágrimas y sus ojitos estaban hinchados, todo había sido su culpa.

Mierda, la había cagado y mucho.

—El primer dia en el que amanecí aquí. Ese dia habías venido a ver sí estaba vivio —sonrió sin ganas al recordarlo—. ¿Recuerdas como dejé tu cuerpo debajo del mío y tú presionabas tus ojos porque pensabas que te iba a besar? Entonces supe que no podía decírtelo porque quería seguir conociéndote. Pensé en que si te lo decía o sí lo descubrías de alguna forma, me ibas a echar y yo no quería eso. Y más tarde me dí cuenta que me enamoré de ti y te lo tenía que decir. En verdad te amo, princesa.

Al escuchar aquél apodo, Jisung cerró fuertemente sus ojos, pero estos dolían y se sintió desfallecer. Tragó saliva y sin pensarlo mucho soltó:

—No me llames así —su voz sonó más grave de lo que esperaba, haciendo retemblar a Minho en su lugar—. Y vete con ella, Minho. Vete y vuelve a Gimpo, disfruta de tu vida de rico allí y cásate con ella. Pasé estos días engañado, eso me hace quedar como una mentira y un juego para ti. Iré a la fiesta de Chan y cuando vuelva, no quiero ni una sola cosa de ti en mi departamento, ¿me has escuchado, Lee Minho?

—No digas esas cosas, podemos hablarlo, bebé, por favor.

—¡Vete! ¡No te quiero en mi vida, Minho! —gritó nuevamente y comenzó a retroceder hasta tocar el pomo de la puerta de metal—. Vete y nunca vuelvas.

Había cometido el error más grande su vida y se odiaba por eso.

Más aún porque había lastimado a quien era el amor de su vida.

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