❥ Ⅶ
El viaje en el taxi transcurría en silencio. El estómago de Jisung se había cerrado, clara señal de que el hambre se le había ido; pasó todos los minutos desde la playa hasta su casa, que de por sí eran cortos, esta vez parecia extenderse, pensando en Minho y en la extraña sensación de sus manos unidas, las cuales nunca se soltaron.
Y se sintió bien. Se sintió estupendamente bien entre sus brazos y pensó que sí eso tenía que ser agregado a su lista de "las cosas de Lee que me vuelven loco para darme cuenta de si estoy enamorado con tan solo dos dias de conocerlo".
Estar entre sus brazos lo hacía sentir como sí estuviese a salvo.
Llegaron luego de unos cinco minutos a su destino. Nuevamente, subieron por el ascensor en silencio y no supo como sus manos volvieron a estar unidas, el mayor supuso que se dió cuenta de eso cuando Jisung le apretó la mano.
—¿Quieres comer o tomar algo? —le preguntó con voz dulce una vez dentro del apartamento y el menor negó—. Sé que es tu casa y que no sé cocinar mucho, ¿estás seguro, Jisunggie? Lloraste bastante, ¿no te sientes deshidratado? Toma un poco de agua... —el menor rió enternecido por aquella acción, pero volvió a negar.
—E-Estoy bien, gracias, Minho —su voz sonaba algo quebrada aún, pero sonó tranquilo—. Iré a dormir, ¿sí? Haz lo mismo o quédate a mirar televisión sí es que no quieres dormir aún... no lo sé, hyung, mi casa es tu casa —sonrió—. Buenas noches.
Minho lo vió caminar hasta su cuarto y luego observó la cocina y el desastre que había de ocasionado, iba a limpiarlo e iba a tratar de hacer el menor ruido posible así su Jisunggie podria dormir en paz.
Hablando del menor, al pisar el suelo de su habitación lo sintió congelado. Es como sí un escalofrío hubiese recorrido cada punta de su cuerpo para nunca irse; sentía sus músculos congelados y una cierta incomodidad en su interior: le faltaba algo. Y no era algo cualquiera como alguna manta demás en su cama, algo físico, algo qu le acariciase el cabello; le hacía falta Minho.
Decidido y un poco tímido, salió y se introdujo a la cocina, notando a Lee mirar pensativo hacia un detergente y una esponja. Sonrió, ¿acaso su amnesia tambien perjudicó los conocimientos simples de la limpieza?
—Minho hyung... —el nombrado saltó del susto, llevándose la mano hacia su palpitante corazón mientras se giraba hacia Jisung—. Lo siento...
—Casi me matas del susto —escuchó como largaba una risita y él también sonrió—. ¿Qué pasa? ¿Sucede algo, Jisunggie? —ahora su voz cambió una preocupada.
—Y-Yo... me pre-preguntaba sí... tú... que sí tú... —el menor tenía su cabeza gacha y sus mejillas ardiendo, cosa que sabía que Lee lo estaba observando—. Mepreguntabasiqueriasdormirconmigo —dijo rápidamente y cerró sus ojos con fuerza.
—¿Qué? Jisung, más despacio, no entendí.
—Me... me preguntaba si... tú, enano... —Lee rodeó los ojos por eso, ¿acaso no se daba cuenta de que era más alto que él?—. Puedes do-dormir...
—¿Dormir contigo? —terminó por él y el menor asintió.
Silencio.
El silencio se hizo dueño del momento una vez más. Jisung sintió que el latido frenético de su corazón podria escucharse hasta el departamento de al lado. No levantó su cabeza, sabía que la había cagado de alguna forma. Quizá el mayor no quería eso aún...
—Lo siento, no debí...
Minho no dejó que terminara la oración y tomó su mano con suavidad y lo condujo hasta la propia habitación ajena.
Ambos se acostaron y Jisung pudo descansar su cabecita en el pecho del mayor mientras que era rodeado por los fuertes brazos. Calor, sentia calor del lindo, no del sofocante.
Se sentia a salvo por primera vez en mucho tiempo.
Mientras que una mano hacía caricias en su cintura y otra en su cabello, Jisung largó un suspiro y finalmente dijo:
—Estoy enamorado, hyung... —Lee lo tomo con calma, era obvio que queria saltar y gritar de la emoción pero se contuvo como todo hombre maduro, pero aún así, sus labios formaron una sonrisa de oreja a oreja—. Estoy enamorado de Johnny de NCT, ¿habías visto alguien tan guapo y tierno a la vez? —y su sonrisa se esfumó por completo y sintió algo que le hicieron picar sus ojitos.
Las caricias se detuvieron y eso lo sintió, entonces pensó que habia metido la pata en un balde de cemento a punto de secar, bien el fondo, como todo un idiota.
—Estoy enamorado de ti, Lee Minho, solo de ti —dicho y hecho, para dormir con una sonrisa en ambos rostros, Jisung dejo un pequeño besito en la mejilla del mayor.
Quién volvió a sonreir y quizá no haya pegado un solo ojo en toda la noche por esas simples palabras cargados de sentimientos, que con el tiempo, cada uno se encargará de descubrirlo.
———————
La mañana se hizo presente y como había pensado, Minho no pegó un ojo porque era mejor observar el rostro tranquilo de Jisung y acariciar sus mejillas con el dedo índice, sonriendo de vez en cuando porque fruncía su ceño y se refregaba contra su pecho.
Estaba perdido. Más que cuando se había dado cuenta que tenía amnesia. ¿Era posible eso? ¿Enamorarse en tan pocos días era real? ¿Había pasado en otras personas?
¿O lo que le pasaba a él con Jisunggie era único y mágico?
Sí, era único y mágico. No cabía duda.
Sintió que la persona sobre su pecho –posición en la que no se movió en toda la noche y que a Minho le empezaba a doler un poco, pero eso no era lo importante–, se removió y frunció sus labios en un tierno piquito que Minho quiso besar enseguida, pero solamente sonrió enternecido. Su mejilla izquierda, la que estaba sobre su pecho, estaba más rojita que la otra.
—Buenos días, bello durmiente —dijo, sonriendo y pasando su mano por su cabello, tratando de peinarse y verse algo presentable, a pesar de que no se movió mucho.
—No soy bello por las mañanas —puchereó aún sin despegar sus párpados pero una carcajada lo obligó a encontrarse con la luz del sol y con un lindo rostro.
—Lo eres. Eres precioso hasta babeando, como lo hiciste en la noche —el mayor se gano una mueca de desagrado y un pequeño golpe en su hombro.
—Yo no babeo —espetó.
—Eres precioso en todos los aspectos —volvió a remarcar.
—Lo que tú digas —sus ojos se encontraron y se quedaron allí, viéndose mutuamente, disfrutando de la sensación o del simple hecho de que ninguno tenía nada nuevo para decir, entonces a Jisung se le ocurrió algo—. Haré el desayuno, hazlo conmigo. Te enseñaré lo que suelo comer y como prepararlo... pero por lo visto, has preparado palomitas, así que mucho por aprender no te queda...
—No soy muy buen cocinero, ¿sabes...? —al notar la expresión del menor cambió por completo lo que iba a mencionar—. Quiero decir, es una intuición. Me vendria bien que tú me ayudaras en eso...
—Mmmh... ¡Claro que si! —Jisung saltó de la cama completamente feliz y se puso sus pantuflas de gatito—. Iré a cepillarme los dientes... hay un cepillo de sobra, te lo dejaré encima del labavo, úsalo, tu halitosis la puede sentir hasta el presidente de Estados Unidos.
—JA, JA, JA, eres tan gracioso, ¿te has comido a un payaso?
—Aún no te he comido —dijo, mirandose al espejo de su habitación y para luego salir de ella, dejando a un jodido Minho completamente feliz.
Optó por hacer lo mismo que su... enamorado y se levantó de la cama, pero un mareo se hizo presente, sintiéndose como una turbina de viento o más bien un tsunami. Se sostuvo de la cama, sintiendo todo dar vueltas y de un momento a otro, todo estaba bien, todo estaba en su lugar. Ya era la segunda vez que pasaba y no sabía cuando eso acabaría, solo esperaba que fuese pronto.
Entró al baño y encontró el cepillo de dientes que Jisung había mencionado. Mientras se lavaba sus ojos no dejaban de mirarse fijamente y hasta sonrió sin motivo alguno.
Bueno, había uno: Han Jisung.
Ese chico lo tenía mal y aún no sabía cómo lo había hecho. Enjuagó su boca y se miró una vez más.
—No tengo halitosis... ¿o sí? —dudó y nego rápidamente.
Se adentró en la cocina y lo vió: estaba apoyado en la puerta de la heladera mirando hacia adentro, probablemente mirando lo que tenia dentro. Sonrió de nuevo y se lo quedó mirando, aunque cuando menos se dió cuenta, ya estaba detras de él pegando su respiración en su nuca.
—¿En qué piensas tanto? —susurró y sintió como el cuerpo del menor se tensó bajo su tacto, porque claro, también pasó sus manos por su cintura.
O cinturita.
—E-En qué podemos... desayunar... —siguió pensando hasta que ojeó y notó algo interesante—. Tengo jamón, queso, tocino. Verduras, arroz... ¡Y hasta para hacer bibimbap! —se contentó, logrando que el mayor ria por la ternura—. Dime, Min, ¿qué se te antoja?
—Trae el jamón y el queso, debemos hacer sandwiches, quedará delicioso.
—¿Co-Cómo sabes eso?
—Mientras estabas en el trabajo, vi un buen programa de cocina y por eso me dieron ganas de comer —susurró, aún estaba cerca de su oído y sintió como el cuerpo de Jisung se tensó.
Lo observó unos minutos más y se dió cuenta que su perfil era malditamente perfecto, además de que le dieron ganas de acariciar esas largas pestañas, como lo había hecho anteriormente mientras dormia.
Queria que eso se olviera a repetir.
Luego de las instrucciones de Jisung, de ponerlo nervioso cada situación que se le presentara y a risitas también nerviosas y tímidas, Minho logró hacer esos huevos con tocino y sandwiches de jamón y queso, algo así al estilo americano.
El menor no quiso preparar café ya que había comprado una gran bolsa de naranjas y que olían espectacularmente, decidió hacer juego fresco. Prendió la televisión y puso Grey's Anatomy como de costumbre y el olor de su desayuno llegó a sus fosas nasales, ansioso por probarlo, pero ese doctor con cabello blanco –alias el doctor magnífico–, le llamó la atención de repente. Claro, sí se aparecia sin camiseta, luciendo sus abdominales como si nada, ¿a quién no le llamaría la atención?
Los ojos de Han brillaron cuando tambien el doctor Shepherd apareció, ¿semejante hermosura para una sola escena? Si.
—¿Por qué le sonríes como un idiota a ese idiota, Jisunggie? —cuestionó sin aparente expresión en su rostro, llevando el sandwich a su boca para darle un mordisco.
—¿Como no hacerlo? Son tan guapos... —suspiró, llevándose esta vez el jugo de naranja para beberlo y saciar su poca sed, escuchando un gruñido proviniente de Lee—. ¿Qué sucede...? ¿está feo?
—No, está bien. Está delicioso en realidad —respondió, elevando un poco de huevo y adentrarlo al interior de su boca.
¿Por qué le sonreía así a unos personajes ficticios? Bueno, no iba anegar que ese canoso con abdominales estaba algo... sexy, sí, ¿pero por qué le sonreía?
¡Así le tenia que sonreir a él no a ellos!
Carraspeó, logrando que Jisung devuleva su atención a la comida y un poco molesto, habló:
—¿Trabajas hoy?
—No, solo tengo que ir a recoger mi pago del mes. Tengo vacaciones dos semanas y pensaba en ir de compras. En realidad no mucho, solo cosas necesarias y un regalo para el novio de mi mejor amigo, su cumpleaños es el otro viernes, habrá una cena o fiesta no lo recuerdo...
—¿Iras solo o...?
—Tú vendras conmigo. Claro, sí es que quieres —Jisung sonrió y se llevó el último bocado de tocino a la boca—. Le hablé algo de ti a Félix, mi mejor amigo, pero no le conté toda la historia...
—¿Toda la historia seria que estás enamorado de mi?
—No, enano —le dió una mirada observadora y notó la sonrisita de Lee, por lo cual bajó su cabeza—. Le dije que había conocido a alguien de una forma peculiar y que luego terminaria de contarle mejor.
—Que no se te olvide ninguna parte, Jisunggie, sino te irá mal —advirtió, logrando levantar la mirada ajena.
No respondió, solo volvió a mirar la pantalla del televisor, pasando agresivamente el jugo por su garganta.
Sonrió de nuevo, recordando lo que dijo anoche sobre su pecho y no estaba arrepentido.
Estaba enamorado y no sabía como manejar esa invasión alienígena cada vez que Lee se acercaba a él, justamente como lo estaba haciendo ahora; una mano reposaba en su pierna y la otra estaba sobre la mesa y se acercaba lentamente, poniéndolo nervioso.
—Quiero besarte, Jisunggie, ¿me dejas?
—Bésame, Min —y sin hacerlo esperar más, el mayor tomó impulso y estampó sus labios sobre los de Jisung.
Suaves, delicados y abultados, así pensaban en los labios del contrario. Lee se dijo así mismo que jamás se podria cansar de besar la boca el menor, por lo que, tomó su cuerpo con agilidad e hizo que rodeara su cintura con las piernas y así, se dirigió hasta sentarse en el sofá.
Sus lenguas se encontraron al fin y Lee chupó de ella, logrando que a Jisung se le escapara un jadeo. Sus manos se cernieron en su cintura, no tocaría demás aunque qusiese.
Estaba bien así, besándolo como si no hubiera un mañana.
Esta es una historia cortita, así que ya estamos cerca del final, espero que les esté gustando❤️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top