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A pesar de que Minho estuviese fuera de los efectos de los medicamentos y que pudiese caminar con normalidad, prefería estar enredado en el brazo de Jisung, quien inocentemente, le ayudaba porque pensaba que aún estaba "mareado".
Ambos se retiraron una hora luego de que el doctor les dijera y les mostrara los resultados de los estudios. En las imagenes podian notar que el corte no era tan profundo, pero que con el golpe que se dió, Minho había sufrido lesion cerebral con conmoción y por ello, la amnesia temporal. Las precauciones del doctor fueron simples: cambiar la venda al menos dos veces al día. Tratar de que Minho no mueva mucho su cabeza y que no haga mucho esfuerzo por una semana y que en ese tiempo, haga reposo.
Jisung lo entendió enseguida, por lo tanto, ahora se encontraba dejándolo sobre el sofá y dejando que él reposara suspiernas sobre la mesa por sí quería estar sentado y mirar bien la televisión, mientras él preparaba algo para almorzar, puesto que eran más de las doce del mediodia. Minho rió, le parecia tierno que su menor hablara tan rápido y que no se trabase y mucho más que al terminar sus palabras, sus mejillas terminaran rojitas.
Desde esta mañana, al abrir los ojos y encontrarse con un total desconocido entre sus brazos, pensó que era la persona más linda de este mundo, además de darse cuenta que tenia sangre cayendo de su cabeza y de no recordar absolutamente nada, ese chico lindo era un ángel.
Su ángel.
Porque no cualquiera ayuda a un completo y casi moribundo tirado en la playa y que sabe Dios que se habrá metido para acabar así.
No le había prestado atención al televisor, solo miraba hacia la cocina, atrapando con sus ojos en este momento como Jisung largaba un quejido de dolor y se llevaba el dedo índice a la boca. Preocupado, el mayor se levantó de inmediato, sin importarle lo que le había dicho el médico y se acercó a él con su ceño fruncido y le arrebató el dedo de su boca para inspeccionarlo un poco. Vió como algo de sangre se desprendia de la cortada y abrió enseguida el grifo a poca presión para dejar la yema debajo del agua, limpiándose.
—¿Tienes botiquín de primeros auxilios? —preguntó, elevando una ceja, pasando una servilleta blanca.
—Sí, en la gaveta de abajo del baño —Minho lo miró, alzando ambas cejas y Jisung se dió cuenta—. El baño está al finalizar el pasillo, la última puerta a la izquierda.
Avanzó hasta el baño con una sola preocupacion en su mente, ¿por qué diablos era tan lindo?
Bueno, tal vez dos, ¿por qué diablos su piel era tan suave?
O tal vez tres y esta era la peor, ¿por qué diablos quería besar sus labios?
Regresó con una cajita azul y la depósito encima de la mesada, abriéndola e inspeccionando todo adentro, buscando una curita. Hasta que la encontró y le retiró su envoltorio. Con su cabeza señalando la mano dañada y Jisung acató lo que decía, por ende, acercó su pequeño dedito y Minho pudo envolver la cortada con la curita.
—Listo —alejó sus manos de la contraria para cerrar la caja y luego llevarlas hacia las mesada, dejando caer algo de su peso en ellas.
—G-Gracias, no tenías por qué... —el menor ni siquiera sabia por que estaba tan tímido. No sabía sí era culpa de la cercanía o porque aún sentia las manos tocando las suyas.
—Claro que sí, has hecho mucho por mi en este día y no sé como compensártelo...
El menor elevó sus ojos para encontrarse con los suyos pero se topó con sus labios carnosos y quizá sí supo como, pero no lo diría tan simple.
—No es nada Minho. Mi madre siempre decía que si tienes la oportunidad de ayudar, lo tienes que hacer, así que solo seguí sus palabras... al menos me tocó a ayudar alguien como tú y no un aprovechador —Minho esbozó una sonrisita de lado y avanzó un paso hacia el menor.
Por inercia, Jisung puso sus manos en el pecho, no porque lo sintiera como una amenza, sino porque algo le dijo que lo hiciera. Esa vocecita apareció en el momento equivocado porque el menor sabía que si la seguía, todo iba terminar mal, pero le hizo caso, porque quería sentir a su mayor de otra manera, pero no sabía cual.
Ambos se miraban a los ojos y Jisung sintió que toda timidez se disipó. Miró sus labios perfectamente alcohonaditos y pensó en todas las veces que había besado a otros hombres, pero no había sentido tanto atracción por ellos, no como la que estaba sintiendo ahora por Minho. Entonces su cabecita se llenó de inseguridades, ¿y sí solo lo hace por que tiene amnesia temporal y luego resulta que tiene novia? ¿o novio?
Desvió sus ojos hasta la camiseta, dándose cuenta que aun traía una puesta que le dieron en el hospital. Retrocedió un paso, con su cabeza gacha, arrepintiéndose de todo lo que había hecho. No de ayudarlo, no de tenerlo en casa, sino de pensar en él como en otra forma.
Minho sintió esa lejanía enseguida como algo malo y pensó que quizá fue demasiado rápido, no había ni pasado un día en el que se conocieron, ¿por qué diablos quería besarlo con tantas ganas?, no es que eso comenzó con la cercanía de recién, sino en el taxi, cuando el mayor ladeó su cabeza y se le escapó ese "lindo" de su boca y vió por primera vez a Jisung sonrojarse de una manera tan hermosa que lo volvió a hacer.
O cuando fingió dormirse y supo que concretó su plan al sentir como la manito contraria se unia con la suya y al mismo timpo sintiendo como la cabeza de su menor se situaba en su abdomen. Esperó unos minutos más y por fin abrió sus ojos, notando como Jisung se había dormido en su dirección y con sus labios entreabiertos, esas ganas de besarlo, nacieron. Pero sabía que quizá eso no podria ser posible, por lo que llevó su mano hacia su suave cabello y lo comenzó a acariciar, preguntándose sí podría sacar esa imágen de su cabeza.
Siendo la primera que recordaria para el resto de su vida, a pesar de que recordase toda su vida.
—Lo siento... yo no debí acercarme asi... —Jisung negó y sonrió.
Tomó la mano del mayor, no sabia porque, ni tampoco su departamento era tan grande pero sentia que Minho se podía perder. Comenzó a caminar lentamente en dirección hacia la habitación.
—Te prestaré ropa y te ducharse, ha sido un dia de locos. Luego lo haré yo.
—¿Tus camisetas y pantalones me quedarán? —preguntó casi riendo.
—Claro que sí, suelo comprar talles más grandes, así me siento más cómodo.
Abrió la puerta de su habitación y abandonó la mano de Lee, dirigiéndose hacia el armario para sacar una camiseta, unos bóxers y unos pantalones, pero en eso estaba en duda.
—¿Prefieres unos shorts o pantalones de pijama para dormir? —preguntó sin mirarlo, pues aún seguía revolviendo su ropa para buscar algo más comodo.
—Mmmh... creo que es más comodo en bóxers —esa respuesta hizo que todo movimiento en el cuerpo de Jisung se detuviera, incluso el latido de su corazón.
Ni siquiera sabía por que le sorprendia tanto, era algo normal e incluso él lo hacia a veces, pero supuso que era la respuesta más directa que jamás le habían dado.
—Pero sí, pantalón de pijama esta bien por mí.
Han se recompuso y saco el primer pantalon a cuadros de color negro y blanco que se le interpuso en su campo visual y le extendió todo el conjunto de ropa en las manos de Lee, sin mirarlo aún, por lo que el mayor entendió y esbozó una ladina sonrisa.
—E-El baño es el mi-mismo y en gaveta... hay toallas. El grifo de la ezquierda es el agua caliente...
—¿Caliente como tus mejillas, lindo? —volvió a sonreir con un poco de superioridad al notar como el menor se encogió y llevo sus manos hacia sus cachetitos para calmar el ardor.
—Ve a ducharte o te hecho de casa, Lee.
—Ya, ya, ya voy —dijo antes de retirarse de la habitación.
Jisung sonrió, sintiendo una especie de invasión alienígena en su estómago.
Tenía mucho hambre.
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