❥ ⅠⅠ

Jisung pasó el brazo de Minho detrás de su cuello, mientras que él, agarraba la botella de agua. El menor agradeció que un taxi pasara, por lo tanto extendió su mano para pararlo. Metió a Minho primero, con sumo cuidado y luego él, indicándole la dirección del hospital más cercano.

Rogaba para que sea barato. Minho no traía dinero y a él a penas le habían pagado la semana pasada, pero sabía que ninguno de esos estudios saldría lo mismo que cuesta comprar una pizza.

¿Por qué justo él tuvo que encontrarlo?

Observó su herida y no se dió cuenta que ni siquiera le había pasado un poco de agua para limpiarlo. Así que, saco del bolsillo de su pantalón un pequeño pedazo de tela blanca, más bien un pañuelo que siempre traía para limpiarse la transpiración. Agradecio nuevamente no haber sacado ese pañuelo en el día, ya que prefirió limpiar sus manos y un poquito su rostro con el agua del mar. Ansiaba mucho poder meterse cuando por fin tenga vacaciones.

—¿Sigues mareado? ¿el dolor disminuyó? ¿empeoró? ¿sigue igual? —elevó ambas manos estirando los dedos pero bajo tres—. ¿Cuántos dedos tengo? ¿ves borroso? —Minho comenzo a reir—. No es gracioso, hyung. Grey's Anatomy se hubiera entristecido con tan mal paciente, sé lo que hago, estas preguntas las escuché en el dia de ayer, en el maraton que vi...

—Estoy bien. Tienes siete dedos arriba y tres abajo, veo perfectamente bien.

—Entonces... —le arrebató la botella de la mano y empapó con el último poco de agua que tenía al pañuelo—. Déjame limpiarte un poco.

Tomó desprevenido a Minho, pues se sorprendió demasiado cuando el menor tomó su mentón e hizo que girara un poco su rostro, haciendo lo mismo con sus ojos. Jisung ignoraba como los orbes cafés lo inspeccionaba como si fuera una tarta de chocolate, pero ignoró aquello y siguió con lo que tenía que hacer. Colocó la tela humedecida y comenzó a pasarla lentamente sobre la herida, siendo precavido para no lastimarlo o hacerle doler más de lo que ya lo hacía.

—Parece que no es tan profunda, tienes suerte...

Minho no escuchó aquello, sino que sintió el agarre suave de los deditos del menor en su mandibula, estaba tan cerca. Tanto que podria robarle un beso... pero no iba hacerlo, ¿y sí tenía novia? ¿o si quiera...? mierda, ni siquiera se acordaba de su propia  orientación sexual.

Pero muy heterosexual no estaba siendo...

Ignoró nuevamente y ladeó su cabeza, como si pudiera intensificar su contacto visual, como sí quisiera ir más alla del chico que suavemente le estaba limpiando su herida.

—Lindo.

Se le había escapado.

Mierda, se le había escapado.

Jisung se sonrojos al instante, alejándose por inercia. Era la primera vez que alguien le decía así... alguien que no fuese Félix en sus noches de no-autoestima, solo para querer levantarla.

—Oye... ¿también se te olvidó guardar las palabras? no digas esas cosas tan de repente, me haces poner rojo... —sonrió un poco más, viendo como su pequeño salvador, unió sus manos en el regazo.

—Lindo —volvió a decir, con más seguridad, sin importarle como Jisung colocaba sus manos en su rostro, tratando de calmar la calentura.

—Par de tortolitos... —habló el chofer, logrando que ambos levanten la vista hacia él—. Lamento interrumpir, pero ya llegamos, hace como cinco minutos.

—¿Cinco minutos...? —preguntó confundido el menor.

—Es que... nunca he visto a una pareja como ustedes —sonrió con nervioso.

—No som...

—Seguro quería cobrarnos más —Lee rió sin gracia—. En fin, mi novio te agradece el viaje —le guiñó el ojo a Jisung saliendo del vehículo.

El menor le entregó el dinero y también salió disparado a ayudar a Lee quien se tambaleaba un poco.

—¿Sabes lo que pasará sí todo lo que me dices es mentira? —peguntó Jisung, llegando a la entrada principal del hospital.

—Me dejarás tirado, lo sé... lindo.

—No me llames lindo cada cinco segundos, ni siquiera sabes de mí, tal vez soy un capturador de órganos y tu coqueteando conmigo —rodó los ojos.

—Eres tú quien está ayudando a un desconocido, Jisung, ni siquiera yo sé quién soy o qué hago.

—Te estoy ayudando solo para que no me acusen de homicidio, ¿sí sabes que pude haberte dejado tirado y haber dejado ADN en la escena del crimen? No, gracias, paso de la cárcel.

—Pero no pasas de las series. Deja de ver eso, te estás poniendo paranoíco, lindo —acarició su cabello.

Una enfermera llego enseguida con una silla de ruedas y se llevó a Minho directo a alguna sala libre para que le curara.

Jisung estaba ahí parado en el marco viendo como le suturaban la herida, escuchando algunos quejidos de su mayor, a pesar de que le hayan puesto un poco anestesia.

Un doctor caminaba hacia la dirección del menor y este le prestó atención enseguida.

—Hola, soy el neurólogo, Lee Juyeon. Me ha comentado la enfermera que necesita una consulta para su amigo, ¿puede decirme que fue lo que pasó?

Jisung solo se quedó en neurólogo y pensó en su crush reciente; el doctor Shepherd, ¿como sería en la vida real?

Oh, mierda...

—Eh... Sí, lo siento, es que tampoco se muy bien lo que pasó. Verá, doctor Shepherd... digo... doctor Lee, hoy salí a hacer ejercicio porque eso es bueno a la salud y... —notó la sonrisa en el rostro del profesional y quiso que la tierra se lo tragase—. Al punto, estaba descansando en unas rocas, en la playa, y lo encontre tirado, al principio pensé que estaba muerto pero no. Luego me dijo que no sabía como había llegado allí ni como se hizo el golpe. En su billetera no traía más que su identificación.

—Está bien, y por lo que detalla, tuvo una pérdida de memoria, así que, le haremos estudios y averiguaremos qué es o sí fue ocasionado por el golpe.

Y en lo que más pensó Jisung fue en el dinero que esos estudios le costarían. Estaba acabado.

—¿Y eso... y eso se puede pagar en cuotas de...? —el doctor largó otra risita.

—Tranquilo, estás en un hospital público, no necesitas pagar nada.

Y el alma volvió a su cuerpo. Largó un suspiro junto a una sonrisa y entró a la sala detras del doctor Juyeon.

—Buenos días...

—No tan buenos diría... —interrumpió Minho.

—Soy el neurólogo, puedes llamarme Lee. Como tu amigo ya me dijo lo que pasó, iremos a hacerte unos estudios, una tomografía y una resonancia —el medico se acercó hasta su paciente, dejando sus dedos en los ojos de Minho para iluminarlos con su linterna y revisarlos a ambos—. Tus pupilas responden a la luz. Ahora te voy a pedir que descanses un poco y se te administrará algunas medicinas para el dolor de cabeza.

—Sí, por favor, doc, estoy que me muero.

—De acuerdo, me retiro. Luego una enfermera le avisará y los llevara al piso de arriba.

El doctor y la enfermera salieron de la sala, dejando a un Minho acostado pero sin ganas de dormir.

—Hazme compañia, no seas malito —puchereó el paciente.

—Deja de ser un niño —pidió Jisung, sentándose en la silla que estaba al lado de la camilla—. No me iré.

—Tus mejillas se ven más grandes desde esta perspeciva, ¿puedo apretarlas?

—Minho, no. Duérmete de una vez.

—¿Y si me duermo y pierdo la memoria? ¿o si despierto con otra personalidad?

—¿Ya estas drogado o qué? —preguntó con su ceño fruncido, mirando directamente a los ojos del mayor.

—No es eso... pero la medicina es fuerte, ya casi no duele. Pero no quiero perder de nuevo la memoria, ¿y si ya no te recuerdo? aunque es imposible olvidarme del ángel que me salvó.

Jisung fruncio su entrecejo, sonriendo ante las palabras dichas.

—¿Con que angel, eh? 

—Sí, angel, lindo y ardilla.

—¡Qué no parezco una ardilla!

Pero antes de siquiera molestarse por eso, escuchó la respiración pesada de Lee. Se durmió completamente, luciendo como el ángel que él había dicho. Elevó su mano para correr unos mechoncitos de cabello que cubria sus ojos, sin poder evitar acariciar su mejilla, sientiendo la suave piel debajo.

Ni tampoco se dio cuenta cuando unió sus manos y apoyó su cabeza en la panza del mayor, durmiéndose al instante.

——————

En este mismo instante, Minho se encontraba dentro de un tubo gigante, uno que parecía una nave espacial. Claro que él no podía estar allá adentro, por lo que estaba caminando de un lado a otro en el pasillo, mordiéndose la uña de su dedo índice, la que practicamente ya no existia.

Estaba nervioso, no por los estudios sino por él mismo que se había despertado luego que Minho –o que prácticamente fingió dormirse–, y vió como sus manos estaban unidas.

Pero había despertado con una gratificante sensación de caricias en su cabeza, una que no había sentido desde la muerte de su madre.

Volviendo a la situación de ahora, en donde Minho estaba siendo tragado por una maquinota, siendo este el último de los esudios para saber que le pasó a ese chico. Jisung estaba nervioso, mucho más que cuando cantó por primera vez en frente a toda la preparatoria en uno de esos actos escolares.

Su corazón se aceleró demasiado cuando vió al doctor Yujeon salir. No lo vean así, el doctor estaba guapo, pero sentía sus nervios a flor de piel y temía por su nuevo amigo –sí es que se puede llmar así–, y que tuviera alguna clase de tumor.

Sabía como era esto; cualquiera entraba por un sangrado nasal, todos le decian que era algo normal y de repente ¡TENÍA UN MALDITO TUMOR!

O eso era lo que recordaba Jisung del último capitulo del maratón de su nueva serie favoria, ya que se durmió.

—Tu amigo está bien. 

—Oh, como me alegra oír eso...

—Luego le daré los detalles en la sala, ¿puedes ir a buscarlo?, no deja de decir tu nombre, creo que piensa que lo has dejado.

Jisung asintió, algo confundido. Hizo una reverencia y se adentró al pequeño cuarto en donde estaba la maquinota que anteriormente se había tragado a su nuevo amigo. Estaba sentado en la camilla, con esa vestimenta del hospital, dejando a la vista una de sus clavículas. Tenía la cabeza gacha mientras acariciaba sus dedos sobre su regazo. Jisung entro silenciosamente y se acercó de la misma manera, hasta que su voz grave llenó la habitación.

—Jisunggie...

Jisunggie...

Así lo llamaba su madre. Desde que se suicidó, odiaba que lo llamasen así, a nunguno le quedaba, ninguno era la voz de su madre que tanto anhelaba oir.

Y que por desgracia, ya la olvidó.

Pero Minho hizo que algo en él la recordara, no sabía sí era por el tono dulce en el que lo había llamado o solo porque necesitaba oir ese apodo una vez más.

¿Qué diablos le estaba pasando con ese desconocido llamado Lee Minho?

—Nunca había estado en esa máquina, sentía como si el aire me faltase —siguió hablando el mayor, sintiendo como Jisung corria la silla de ruedas y se situaba delante suyo, por lo que elevó su rostro algo triste y conectó sus ojos con los contrarios—. También pensé en que sería una oportunidad para irte, al fin y al cabo, soy solo un desconocido...

—Eres mi amigo. Nos conocimos raramente casual pero somos amigos, al menos hasta que te recuperes y sepas en donde vives. Te lo dije, Minho hyung, somos am...

—También pensé que fue el destino, ¿sabes?, supongo que cualquier persona pudo encontrarme y dejarme ahí tirado, pero no. Tú apareciste y me ayudaste, eres mi ángel.

Al escuchar aquello, Jisung se sonrojó violentamente y volvió a acercar la silla de ruedas.

—¿Por qué estás tan sentimental?, antes te estabas riendo.

—Supongo que sigo bajo los efectos de los medicamentos —Han palmeo el respaldar de la silla y Minho entendió enseguida, por lo que se puso de pie , pero se quedó mirando fijamente al menor.

Se acercó lentamente a él, sintiendo el aire colarse por su cuerpo por la vestimenta abierta por atras, pero no le importó. Le importó como se veía ese enorme rostro rodeado de mejillas regordetas cerca del suyo. Le echó un vistazo a sus labios y se lamió los suyos por inercia, los ignoró y se acercó a su oído.

—Gracias por tomarme la mano al dormir y gracias por dormirte, al fin pude tocar ese cabello suave que deseaba desde que te acercaste a mí en el taxi —susurró, con un poquito de voz seductora que no sabía que tenía.

—Aún recuerdo al taxista y lo que dijiste... —Minho se alejó y lo vió a los ojos esbozando una sonrisa ladina.

—¿Qué tan lejos estamos de serlo, lindo? —guiñó su ojo.

Observó como las mejillas del menor se coloreaban nuevamente y pinchó con su dedo índice su naricita al verlo como en un nuevo estado de "shock".

jodidamente lindo.

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