Otomanos.

──¿Por que lo desterro?──Pregunto Hürrem a Suleiman.

──No lo se querida, ella debe haber tenido sus razones.──Suleiman miro el documento.──Sean cuales sean, yo estare de su lado.

──Sabe que puede contar con nosotros, eso es bueno.──La pelirroja sonrió.──¿Que tal si los invitamos un tiempo con nosotros?

──Me parece una idea excelente, después de todo, Hungría es aliada de los Otomanos.

──Enviaré la carta.


──¿Como se atrevió?──Pregunto Ayse Hafsa llena de rabia.

──¡La odio!──Hatice tiro todo a su alrededor, asustando a las demás mujeres.──¿¡Por que siempre se mete en mis planes?!

──Tranquilizate Mamá.──Pidió Cihan.──Yo misma me encargaré de que pague por hacernos esto y más.

──¿Raziye?──Pregunto Mukerrem al ver lo afectada que estaba su hija.

──Estoy bien, no se preocupen.

──Hürrem la mandara a traer.──Informo Mükerrem.──Es nuestro momento de deshacernos de ella y su descendencia.

──Claro que lo es.──Ayse Hafsa miro a Raziye.──Raziye, te encontré un esposo.

──¿Quién?

──El rey Alemán Sigifredo.──Ayse Hafsa miro con un brillo en los ojos a su nieto.──Tiene mucho poder.

──Si hay poder de por mi me caso entonces.──Sonrió Raziye.──¿Cuando me caso?

──Lo más pronto posible, entre una semana o dos.

──Me parece bien.





──¡Mehtap!──Mahidevran se abalanzo sobre mí.──Mi preciosa hija.

──Mamá.──Sonreí y la abrace con fuerza.──Sigues siendo preciosa.

──Tú cada día estás más bella.──Sonrió ella.──¿Y a quien tenemos aquí?

──Kerem.──Empuje con suavidad a mi hijo.──Saluda.

──Buenas Tardes.──Saludó Kerem nervioso.

──Cada año se ve más lindo.──Mahidevran cargo a Kerem.──Yo soy tu abuela.

"Literalmente." Pensé con una sonrisa, es literalmente su abuela, sangre de su sangre.

──¡Abuelita!──Grito una niña.

──Nerggisah.──Sonreí al verla.──Allah, que bonita estás.

──Gracias Sultana.──Reverencio ella.──¿Y él?

"Tú hermano."

─Es mi hijo, un primo lejano tuyo.──Mentí.──¿Tu papá?

──En el jardín.

──¿Me dejas a Kerem?──Pregunto Mahidevran.──Quiero pasar tiempo con él y Nerggisah.

──Me lo traes en la cena.──Guiñe un ojo y caminé directamente hasta el jardín.

Camine uno que otro paso y lo vi, practicando su puntería con un arco y flecha.

──¿Quién soy?──Pregunté tapandole los ojos.

──El amor de mi vida.

──¿Que..?──Me beso en los labios, era un beso con añoranza y dulce, muy dulce.

Cuando se separo me quede procesando la información.

──Veo que ha salido bien el plan.──Rio él.

──Si excelente, gracias por el dinero prestado, en unos años te lo devolveré.

──Devuelveme a mi hijo y deuda saldada.

──No.

Ambos reímos y nos dimos un abrazo, aunque habíamos intercambiado cartas con mucha frecuencia, no era lo mismo que hablar en persona.

──¿Como esta tu otro hijo?──Pregunte recordando el otro embarazo de Efsun.

──Vivo, creo.──Lo mire mal y se asusto al ver mi mirada.──Vale vale, mi otro pequeño esta bien, es un niño sano y fuerte.

──¿Como se llamaba?

──Mehmed, como nuestro hermanito, el pequeñito...Bueno ni tan pequeñito.──Reimos nuevamente.── Llenó a Kösem de hijos, en cuatro años tienen cinco hijos.

──Poquitos.──Bromeé.

──Estan esperando otro.

──Vivan los conejos.──Carcajeamos los dos.──¿Como le hacen? yo con Kerem no puedo.

──Kösem es una masita, ella ama a Mehmed y a sus hijos.──Respondio Mustafá.──Que envidia.

──Creo que tu y yo también podriamos ser una familia, pero dentro de poco.

──Claro, con lo que ha pasado no creo que sea una excelente idea ir a gritar a los cuatro vientos todo lo que ha pasado.

──Asi es, minimo tendriamos que esperar unos seis meses.

Conversamos unos minutos más y luego nos dirigimos a dentro del palacio, teniamos mucho que hablar y necesitabamos ponernos al día.

En una habitación, solitos,  a oscuras, en una cama.

Un gemido me saco de mis pensamientos.

──¿Que rayos?──Pregunto Mustafá mientras nos escondimos en una pared.──Como sean Mi padre y la tía Hurrem me desconozco.

──Selim.──Era la voz de Afife, mi bestie.──Nos pueden ver.

──¿No es más divertido  asi?

──¡No cabrón!──Grito entrecortada.──¡Ay niños en el palacio, corriendo por los pasillos!

──¿Por ejemplo?

──¡Nuestras hijas!──Volvio a gritar ella soltando un jadeo.──¡Selim!

──Vale, vale.──Selim se alejo del cuello de Afife y tomandole la mano, desaparecieron de los pasillos.

Solo me fui cuatro años, ¿De que tanto me perdí?

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