Dulce tentación.

Limpie mis ojos al terminar de leer la carta, Mustafá tenía razón en todo, quizás en otra circunstancia yo me hubiese enamorado de una forma más normal de él, hubiésemos podido estar juntos.

Lo único que quería hacer ahora era correr hasta él y decirle que yo también lo amaba, que lo amaba más que a nada en el mundo, que aceptaba sus sentimientos y que me importaba tres cuartos lo que Aslan dijese sobre mi.

Pero no lo hice, me mantuve estática en mi cama, reprimiendo mi necesidad de salir corriendo y besar a Mustafá.

Suspire pesadamente, mejor me voy a los baños, quizás si me bañaba me ayudaría a ahogar estos sentimientos, simplemente debía aparentar que no sabia nada, porque como Aslan se llegase a enterar de la vaina que estaba pensando hacer, no vivía para contarlo.

Al entrar a los baños me deshice de mi ropa y comencé a tirar el agua encima mío, que día.

Quizás hubiese sido una buena idea quedarme con la duda sobre esa carta, no, no, no hubiera sido buena idea, siempre hubiera quedado con la duda y eso no estaría bien,  al menos moriría sabiendo que Mustafá me amaba, que mis sentimientos y los suyos eran correspondidos. 

Un balde de agua fría me saco de mis pensamientos, helando todo mi cuerpo.

──¿Qué caraj-?──Pregunte volteándome a ver al culpable y por Allah...

No debí haberme volteado, era Mustafá, trague saliva al ver su torso desnudo, desvié la mirada inmediatamente antes de tener pensamientos sucios con la persona que tenía enfrente.

──Llevas más de cuarenta minutos aquí, ¿Cuánto más iba a esperar para bañarme?──Pregunto él, tirándose el agua encima.

¿Tanto me había perdido en mis pensamientos? Mire al suelo como si tuviese todas las respuestas del mundo, en medio del silencio, escuchaba como el agua caía por el cuerpo de Mustafá.

¿Y si yo?

¿Si tan solo yo?

A la mierda con Aslan, yo iba a caer en esta dulce tentación, en todas las religiones la infidelidad es un pecado, en ese caso yo, iba a conocer el mismo infierno por darle cuerda a mis sentimientos hacia Mustafa.

Sin previo aviso, me abalance encima suyo, sorprendiéndolo.

──Leí tu carta.──Fue lo primero que dije, mientras colocaba mis manos en su pecho.──Se que me enviaste demasiadas cartas, pero leí específicamente esa.

──...Lo lamento, no quiero acabar con tu matrimonio.

──¿Mi matrimonio?──Rei irónicamente.──¿De verdad me creíste que éramos un matrimonio basado en el amor y la confianza?

──Eso claro que no te lo creí.──Mustafá sonrió.──Por como se comporta tu esposo es evidente que no se basa en eso.

──Mustafá.──Sonreí con dulzura.──Tus sentimientos son correspondidos.

La sorpresa en su rostro era evidente, no se esperaba eso.

──¿Que?──Pregunto sin creérselo.

──Que te amo, siempre lo he hecho.──Murmure.──Siempre he estado enamorada de ti, y aun estando casada mis sentimientos no han cambiado.

Acurre mi cabeza en su pecho, podía escuchar los latidos desenfrenados de su corazón, y a decir verdad, el mío también latía a mil por hora.

──¿Por que te casaste entonces?

──Por que quiero protegerlos a todos.

──Pudiste protegernos desde nuestro palacio, no tendrías por que haberte ido.

──Cosas como esas te las contare en un futuro.──Todavía no estaba lista para contarle el infierno que había estado viviendo.

 Cerré mis ojos, aun sin apartar mi cabeza del pecho de Mustafa, estuve de ese modo unos segundos, hasta que los abrí al sentir las manos del Sehzade alrededor de mi cintura.

──...Al diablo el paraíso, yo quiero conocer al demonio.

Fue lo que dijo antes de besarme de manera posesiva, un beso demande, al que respondí de manera rapida, dejándome caer sobre la losa fría del baño.

──Ahora que se que correspondes mi sentimientos, no te voy a dejar escapar de mi.──Susurro al separarse de mis labios y acercarse a mi oreja para luego morderla.──Me importa un imperio tu marido.

──A mi también me importa poco mi marido.──Susurre.

Nuestros labios volvieron a unirse en un beso de la misma magnitud, las manos de Mustafa empezaron a recorrer mi cuerpo, mientras que mis manos estaban alrededor de su cuello.

En el único momento que se separo de mis labios, fue para empezar a besar el resto de mi cuello, robándome pequeños jadeos en el proceso.

Era una sensación muy diferente a la que sentía cada vez que Aslan me tocaba, cuando el rey húngaro me tocaba me daba asco y ganas de vomitar, en cambio con Mustafá me daban ganas que nunca me soltara.

Me gustaba esta sensación, me sentía rara, tan rara como cuando leía novelas eróticas en Wattpad.

No sabía ni como llamar esta sensación, lo único que sabia era que me gustaba.

──Mustafá.──Gemí al sentir como lamia mis pechos.

──¿Puedo entrar?──Pregunto él con la voz ronca.

──Hazlo.

Sentí la primera penetración, la cuál me robo un gemido, el cuál solo motivo que Mustafá siguiera en su labor, en algunos momentos del proceso el también gemía.

Estuvimos así por varios minutos, los cuales se convirtieron en varias rondas y solo nos detuvimos cuando estuvimos lo suficientemente cansados como para ya no seguir.

Ya se man, ya se, esta escena se veía mejor en mi mente y estaba con mejor narrativa, pero ténganme paciencia, es la primera vez que escribo algo así.

Me morí de vergüenza al escribir esto, pero era natamente necesario para la historia, prometo mejorar al momento de escribir estas cosas.

¿Les gusto el capitulo? 

A partir de aquí empieza el desmadre en el palacio.-

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top