PRÓLOGO

Mi nombre era muy común de dónde vengo, también mis rasgos y conducta. No había nada que dijera de mí que era alguien especial. Lo único que me dejó destacar, fue esa beca. De ahí sale ese sueño de salir de mi país y lograr una vida mejor. Bueno, lo logré.

Pero, no como lo hubiese imaginado. A mis 32 años, siendo una enfermera, con un cómodo departamento y salario mínimo más que suficiente, saliendo con un japonés tierno, y a un paso de comprometernos. Estaba en el apogeo de mi felicidad.

Lástima que para mi pareja, la fidelidad no era lo suyo.

— Tora... —

— Lucia!?, p.puedo explicarlo, ella. —

¿Enserio era necesario una explicación, cuando los vi besarse?, más que eso, ¡¿En medio de mi sala de estar?! Y yo acusando injustamente a los latinos de infieles, al menos eran más ingeniosos, supongo. Como deben de suponer, no era la primera vez que pasaba por este tipo de situación. Digamos que tenía una "mala suerte en el amor".

No dije nada, solo observe como ambos se ponían nerviosos. Sinceramente lo quería, pero él se encargó de decepcionarme más de lo ya estaba. Me deprimí momentáneamente, y paso con delicadeza una mano sobre mi vientre, no, ¡ahora no es momento de lamentaciones!, debemos ganar, ¡Ganar!

— Espero que recojas todas tus cosas antes del atardecer. — dije con seriedad, manteniendo mi orgullo intacto, ocultando mis inmensas ganas quebrarle una botella de vidrio en la cabeza, y jalar como una loca salvaje el cabello de la zorra esa. Bufé y salí a fuera para tomar aire fresco. 

Sin esperarlo mucho, las lágrimas empezaron a salir.

—Se suponía que en este mes él pagaba la renta. Demonios, gaste todos mis ahorros en mi vestido de novia. ¡Tonta! estúpida... —Solloce golpeándome la frente contra la pared.

Mi vida en el extranjero no era del todo grandiosa, ni mucho menos cómoda, pero se aguantaba. Antes, maldecía mi condición económica por tener tan poco para comprar unos conjuntos de ropa de una marca reconocida, ahora, mirando el precio de unos simples mangos, lamento haberme quejado de mi vida en mi país de origen. Era una privilegiada sin darme cuenta.

¡Aquí todo es el triple de caro!, ah, ser adulto es deprimente.

Con la mente sumergida en el problema de la renta, tome rumbo a la plaza, también empecé a idealizar lo que haría a futuro, antes de terminar toda la tarde en la plaza, camine hacia la cafetería que estaba a tres cuadras de mi departamento, para pasar las amargas horas junto a un montón de sándwiches de pudin, el alcohol en mi condición no era bienvenido. 

Hasta que siento a mi móvil vibrar en mi bolsillo. Lo revise, encontrándome con la notificación de la historia que me gustaba, más bien era un crossover de dos animes que me encanta. Sonreí con algo de melancolía, era apenas una actualización de un capitulo ya publicado con anterioridad, pero, eso no era motivo para no volver a sumergirse a ese mundo de fantasía, mis hábitos no cambiaron ni un poco, mientras leía cada palabra del capítulo, solo pude pensar que el tiempo pasaba tan rápido...

(...)

Sarada estaba prisionera, agonizando en una ilusión que parecía eterna, cada que lograba zafarse de ese control, terminada en otro mucho más terrible que el anterior. El hombre castaño, que la tenia como prisionera, poseía una obsesión hacia ella. Al ser hija, o mejor dicho, el ultimo pedazo de una mujer que jamás volvió a ver en su vida.

— Es obvio que heredaste su fortaleza y encanto, pero aun no es suficiente... —Esa masculina voz le susurraba en el oído en tono grave, eso la estremeció por un segundo, pero demostró rechazo.

Estaba harta, que la compararen con su progenitora, todos la recuerdan, pero tristemente ella no tiene memoria de su madre, apenas sabia que era una obsesiva del trabajo y la consentía en todo desde la distancia.

—Desde que puse un pie sobre la sociedad de almas, hasta que llegue a este basurero, todos hablan de la hermosa mujer que me dio a luz, ¡comparándome como si fuera su doble!. ¡¡Despierta, maldito bastardo!!, ya que, no soy como mi madre en absoluto. —bramo con fiereza, encendiendo sus ojos en un color carmesí, su poder espiritual sacudió de manera colosal todo el castillo de Aizen.

El Castaño dio una ligera sonrisa ladina. Al parecer, al no crecer con ella, la misma joven ignoraba el hecho de que era una copia de su madre. Tanto en carácter como fuerza, su valor solo iba en aumento a los ojos de Aizen.

(...)

Por favor Ichigo, no lo hagas.

La hermosa Azabache se aferró a las prendas negras del peli-Naranja con una expresión llena de preocupación. Mientras el chico frunce el entrecejo; odiaba que lo siguiese viendo como un niño al cual cuidar.

La aparto con delicadeza para luego retroceder unos pasos, para contemplar la diferencia de estatura entre él y ella. Sonrió ante Hinata con dulzura.

Es la única manera de mantenerte a salvó, a ti y a Sarada... Hinata.

Le respondió el Kurosaki con calma. Su amiga no era alguien débil, de eso era muy consiente, pero algo le decía que esta empezaría a delirar de la colera si no iba de inmediato.

Sarada, es igual o más fuerte que su difunta madre, estoy segura que sabrá defenderse de esos locos del mundo hueco... Lo siento, estoy sonando egoísta. Pero, no quiero volver a verte herido, no lo soportaría. ¡Estas lastimando tu cuerpo mientras que lo único que puedo hacer es observar! —Comento la azabache entre lágrimas, algo le decía desde lo profundo de su corazón, que no era buena idea dejar ir a Ichigo a ese lugar.

(...)


—Lo único que te preocupa, es que Sarada le importe más. —murmure molesta.

Es que, con lo que acaba de pasar, la actitud de la protagonista de este fanfic me empezaba a fastidiar. Antes me parecían tan intensas esas escenas...

—Sarada sería mejor Protagonista... —susurre mientras cruzaba la calle.

Pero inesperadamente, las flores de las camelias llegaron hasta donde me encontraba, dejándome anonada por el hermoso paisaje que me regalaban. Había pasado tiempo desde que disfrutaba una vista así, el trabajo duro era un enemigo del tiempo.

—Si fuera ella, lo dejaría ir... —

*Bocina*

Volteo hacia mi costado, me conmociono al percatarme que el camión estaba muy cerca de mí. Bueno, lo que sea, me arrollaron.

Tal vez, ahora este desangrándome en el pavimento. Podía jurar que los pétalos de las camelias se volvieron de un rojo intenso, mientras caían sobre mi.

Que lamentable...

Realmente pensé que esto sería la felicidad que buscaba, tenía todo planeado para el momento en que me casara; tendría un esposo atento y cariñoso, dos hijos sin importarme qué sea niño o niña. Una casa más grande, (pero lo dudaba, ya que, no había mucho espacio en la ciudad a no ser que me vaya al campo) y subir de cargo a doctora cirujana.

Maldición, sí que tengo miedo de cerrar los ojos. La obscuridad, poco a poco se hace presenté. Si tan solo pudiera tener más suerte en el amor, y encontrar a hombres guapos, leales, fuertes y atentos a mí. También, al menos nacer como una dichosa "cuchara de oro", creo que no estaría tan cargada de remordimiento, justo como lo estoy ahora.

Algunos colegas del hospital me mencionaron que creían en la reencarnación, si pienso igual a ellos, ¿Podré lograrlo?. Tonta, esto termina aquí...

Dios, si realmente existes, espero que me perdones por no ser buena hija; le prometí a mamá que la traería a Japón para mi boda, pero todo termino mal. Si pudiera volver a nacer, desearía darle los nietos que tanto quiere mi madre, y tener todo lo que nunca podre darle a este pequeño brote en mi vientre. En esta vida, no podré verte mi pequeño bebe, pero si por casualidad, nos encontramos en una próxima vida, te abrazaré...

Te abrazare tan fuerte, qué nunca volveré a soltarte. Te prometo que te amare incondicionalmente, te protegeré y te atesorare como la cosa más preciosa, si tan solo me dieran la oportunidad de verte crecer en el interior de mi vientre, para luego tenerte en mis brazos, podría morir sin remordimientos.

Lo único que me acompaña hacia la muerte, al final, solo eres tú.

Estaba tan ilusionada cuando descubrí que estaba embarazada, que planeaba hacer una sorpresa en medio de la ceremonia de casamiento, para que todos brinden nuestra buena fortuna como familia.

Que hermoso a de ser, tener la familia con la que tanto soñaste. Pero ese pequeño momento de felicidad, esa chispa que hizo colorido y brillante mis días, son más que suficientes, para dejarme una sonrisa en el rostro.

"fue perfecto"...

(...)


—Uhg!. Mi cabeza... —gimoteo una mujer de callera rosa, mientras se reincorpora de una camilla de hospital.

Una enfermera se apresura para detenerla.

—Sakura-sama, Por favor manténgase reposando, tuvo una recaída por el sobre-trabajo, tómese un descanso apropiado. —

— ¿De qué rayos hablas? —articulo confundida la pelirrosa.

La enfermera se preocupó por su reacción.

—No se preocupe Sakura-sama, llamare a Tsunade-sama para que venga hacer una revisión. —

Sin esperar respuesta de la confundida mujer, esta salió corriendo a su cometido.

—¡Espera!. Tks, Se fue... Ah!, d.duele. —murmuro ignorando las palabras que la enfermera le había dicho de no levantarse.

Al principio se sentía desorientada y con el cuerpo muy pesado.

—Qué demonios... ¿No se supone que debía estar muerta?—medito con bastante naturalidad esa idea. El dolor de cabeza aún era persistente pero no era para exagerar, no había nada que una buena siesta no lo solucionará.

Miro detenidamente su entorno, debía estar en el hospital, vaya que eran excelentes médicos, la salvaron de su fatigo final. Suspiró con cansancio y se dirigió al baño, su rostro se sentía incómodo; como cuando se levanta por las mañanas.

Se detuvo repentinamente en medio del marco de la puerta, repaso detenidamente lo dicho con anterioridad por la enfermera.

—Acaso, ¿Me llamo Sakura-sama? —susurro volteado su rostro para observar hacia donde la chica había salido a sé un instante. — y, ¿Tsunade?... —repitió incrédula.

— "Debe ser coincidencia, estoy en Japón. No lo olvides..."—Pensó la mujer.

Una vez entro al baño, tuvo una mirada vacía e oscura hacia su vientre. Con la gravedad del accidente, es muy probable que él bebe no sobrevivió, se entristeció profundamente y luego se fijo en el espejo...

La sorpresa que sintió fue descomunal, pero sobre todo, el escepticismo. Si es real o no, lo que sucedía, el misterio la golpeaba tal cual como una sartén de acero.

— "AHH?! "—exclamó con incredulidad desde sus pensamientos.

Piel blanca como el algodón, labios carnosos de un tono rosa natural, nariz afilada y abotonada, dueña de unos preciosos ojos de un color esmeralda con toques turquesa, un rostro exótico digno de las ninfas del bosque, una cabellera rosa de hebras brillantes, los cuales están hermosamente desordenados, y algunos mechones traviesos caían sobre su rostro.

¡Está en cuerpo de Sakura Haruno!. 

Realmente, no sabía si estar emocionada, o preocupada.

Continuará...


¡Nuevo libro! ¡Que emoción!

Espero, lo disfruten bastante.❤️(ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧

('▽'ʃ♡ƪ) Den amor ~⭐

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