Capítulo 01


Cuando la sorpresa no podía ser menos. La presencia de una mujer de cabellera rubia y de porte autoritario se poso detrás de la confundida pelirrosa, quien por el momento no noto su presencia. La rubia frunce el ceño, ya que, al parecer la mujer delante de ella ignoro la advertencia de la enfermera.

Aun perpleja a lo que veía, se toco el rostro deslizando sus dedos sobre sus pómulos y mejilla, su ojos destilaban un brillo fantasioso imposible en la realidad. Estaba claro, termino poseyendo a un personaje de fantasía, y muy posible mente, no se trataba de una protagonista, se preocupo al no saber en cual de todas las posibles novelas o historias de Naruto pudo terminar. Una mano pesada se aferro a su hombro, eso la asusto en grande que hasta chillo de horror.

— Sakura, ¿Qué crees que haces ahí parada? —Una voz femenina le hablo, se le hizo terriblemente familiar ese tono de habla.

La mujer volteo sobre su talón para encarar a la contraria, una vez estando cara a cara, no pudo evitar entreabrir la boca del escepticismo, al ver semejante mujeron que tenia enfrente. Otro punto que le indicaba que estaba en un mundo de fantasía; colosales cuerpos super desarrollados que la hacían ver como una niña escuálida a su lado. Trago duro al reconocer de quien se trataba tal presencia. Cabello rubio claro e lacio, dos par de ojos color ámbar, rasgados reflejando sus años de experiencia, labios finos, pintados en labial rojo, piel pálida, un cuerpo delgado con el rasgo llamativo de poseer un gran escote y definidas curvas.

Solo existía una persona que cavia con todas esas descripciones.

— T.Tsunade... —mascullo sorprendida la rosada.

— Pues claro, ¿Quién mas estaría cuidado de tu gordo trasero?. —cuestiono con obviedad la mujer.

La joven no podía articular una sola palabra, una parte de ella quería gritar de la emoción y euforia, que sacudía su corazón a mil por hora, pero su lado racional le indicaba tener cautela e moderación con sus palabras.

Recopilo lo poco que tenia de información sobre su situación en un solo resumen.

Ella transmigro en Sakura Haruno, una joven doctora que al parecer ostenta un cargo alto y respetable en el hospital, aparentemente comparte autoridad con Tsunade. Y por lo que ve, la antigua dueña, desfalleció del agotamiento en su turno.

Adelantándose a todo pronostico, hablo aparentando calma.

— Tsunade-Sama, si no es molestia, ¿podría decirme cuando tiempo dormí? —pregunto con timidez, pero lejos de lo que suponía su respuesta no fue nada agradable. — Eh? —balbuceo perpleja.

Tsunade bajo la mirada oscureciéndola, los hombros de esa recta mujer empezaron temblar, la pelirrosa pudo percibir como esta se mordía el labio inferior en señal de querer contener algo. La oji-jade se acerco preocupada por lo que le este sucediendo a la mayor, la rubia alzo la mirada dejando a la vista las finas lagrimas cristalinas que contenían la ansiedad que todo este tiempo guardo.

 — ¿Dormir?. ¿Enserio, para ti fue como un sueño? —cuestiono con la mirada adolorida y amarga, sus lagrimas aun salían como perlas de sus acaramelados ojos. La pelirrosa pareció no entender al principio, así que, sonrió nerviosa.

— Bueno... fue algo parecido a un sueño. —respondió insegura de sus propias palabras, todo le parecía un sueño en si.  

— ¡Dejaste de respirar! —exclamo— Tu corazón dejo de latir... Ni siquiera podía sentir tu pulso, estabas muerta. —susurro, se aferro a los brazos de la rosada, y mira directamente a los espejos esmeraldas de la joven mujer, quien la observaba expectante.

Lucia retrocedió unos pazos alejándose de la rubia, miro sus manos, repentinamente se estremeció del horror.

Estaba muerta, ambas lo estaban. 

Ella y Sakura... 

Pero, nada de esto podía ser real, ¿Cómo podría un muerto volver a respirar?. Era irreal, estar hablando con un personaje ficticio y ver con sus propios ojos las expresiones humanas de esta. Las emociones encontradas era tan fuertes que empezaban a marearla.

 — E.Eso debió ser un error... —hablo de manera seria la rosada. No era bueno para ella si la seguían forzando a recordar a la muerte.

La rubia parecía que iría a replicar pero la joven se adelanto.

— Por favor... Comprenda Tsunade-sama —forzó una ligera sonrisa.

 — Me gastaría estar un momento a solas, si es posible. —pidió en un tono suave, su petición fue recibida de manera vacilante por la mujer. 

— Pero, debes estar sedienta, ¿no es así?, por que no tomas un vaso de agua mientras —indico la rubia  el jarrón de agua que estaba a su lado, la oji-jade para no seguir con la conversación solo asintió, y se encargo de servirse porque, en verdad estaba sedienta.

Se bebió un baso del refrescante liquido, para luego despedirse de la Senju. Quedando así, sola en esa habitación del hospital.

Ahora solo deseaba poder poner en orden sus pensamientos, pero por el momento necesitaba comportarse como la Sakura original de este mundo. Se sentó con delicadeza en la camilla, teniendo la mirada perdida en el suelo de cerámica.

— Esto debe ser un sueño... —murmuro, soltó un jadeo nervioso, se abrazo a si misma tratando de calmarse, sus ojos se ensancharon de miedo, mientras finas lagrimas se deslizan sobre sus mejillas, ligeras gotas de sudor eran visibles en su sien, estaba hiperventilando.

—¿Qué debo hacer?...—

—¿En que mundo de Naruto termine?—

—¿Cómo se supone que debo actuar?—Se cuestionaba al paso que se ponía pálida. 

Un escalofrió recorrió su espalda, hasta llegar a su cabeza, quedándose aun más ansiosa, su semblante se distorsiono por completo a uno atemorizado. Esa inquietante sensación de huesos rotos, golpes y cortes toco su cuerpo. Sus latidos comenzaron a nublar su audición.

—No había necesidad de recordar ese evento tan perturbador. —susurro tratando de calmarse.

Ella creía tener la suficiente madures emocional para lidiar con eso, pero ahora, la energía que necesitaba, había abandonado su cuerpo, no tenia motivos para aguantar, ni siquiera esta interesada en intentar. Solo tenia rondando en su mente la muerte trágica que le toco tener, aun sentía vívidamente el dolor que recorría cada parte de su cuerpo y la estremecedora experiencia de ahogarse con su propia sangre.

De repente, sintió su cuerpo relajarse.

Sus ojos, lentamente empezaron a cerrarse, eso la desconcertó. Con la vista borrosa trato de fijarse en la hora del reloj, pero fue inútil, termino tirada en la camilla del hospital. Esta claro que no era efecto de la transmigración o el colapso emocional, el gusto en su boca delataba el fármaco. Tsunade, esa mujer era hábil, poner un sedante en el agua debía ser obra suya.

Pero si lo ponía desde otra perspectiva, podría tomarse un descanso del caos que se convirtió su mente. Quería descansar...

(...)

De un momento a otro, se encontraba parada en medio de un prado verde, se sintió vívidamente el fresco aire que golpeo su rostro junto a esa corriente de aire se alzaron pétalos caídos de un árbol de cerezo.

Si podía describir esa escena con una sola palabra, lo primero que diría, seria; "Hermoso". 

Pronto se percato de la presencia ajena a la suya, volteo para encarar a su contrario. Se sorprendió a lo grande, al reconocer de inmediato de quien se trataba.

 — ¿Qué es lo que haces por aquí? —La masculina voz del hombre la cautivo perdidamente, pero pronto se percato de ello, poniéndose nerviosa trato de retroceder unos pasos para alejarse del personaje. 

Esto era solo un sueño. Tal vez, en la realidad ella este hospitalizada mientras estaba imaginando todo esto.

Al retroceder lo suficiente, se fijo al frente, justo donde antes pisaba se encontraba la verdadera Sakura. Al parecer ella solo se trataba de un mero espectro invisible. Se acerco a los personajes pensando que esta se trataría de un cuento de romance entre ellos. 

— Lo mismo que tu, supongo...  —respondió Sakura con aires de elegancia y serenidad.

El Kuchiki frunció ligeramente la cejas, para luego encaminarse a un costado de la rosada y empezar a admirar ese hermoso paisaje. La Haruno observaba de reojo al hombre, con una mirada dulce y cariñosa, estaba claro que el Kuchiki le gustaba. Viéndose a si misma junto a ese hombre en un futuro, formando una familia y creando recuerdos hermosos, pero su linda sonrisa pronto muere, al recordar a quien pertenecía el corazón de ese joven noble.

— Sakura... —la nombro con seriedad.

La aludida mostro su atención sobre él.

— ¿Si? —

— Al parecer, ya te han informado sobre mi ceremonia... —murmuro algo incomodo el Kuchiki.

— ¿Cómo no saberlo?, la noticia me fue dada por unos terceros, antes que mi supuesto prometido me lo diga primero. —había algo de molestia en su voz, ¿y como no estarlo?, su honor como mujer fue perturbado.

El ambiente se sentía inquieto. 

— Sabes, que te aprecio como amiga... Por ello creí que la unión de nuestras familias seria gratificante y sin pensarlo mucho lo acepte. No me malinterpretes, no te odio, eres una persona increíble y más de una vez lo demostraste pero, Hisana, ella... —suspiro al darse cuenta que empezó a desviarse de su propósito.

Sakura apretó con fuerza uno de sus puños, ¿una persona?, jamás la vio como mujer para empezar.

"¿Que es lo que ocurre aquí?". Lucia se pregunto mientras miraba atenta la interacción de esos dos personajes, le empezaba a resultar familiar dichas líneas .

La mirada jade de la hermosa pelirrosa bajo al suelo con tristeza, las finas ropas de la mujer eran sacudidas con gracia por el viento, esa ropa no cualquiera era capaz de llevarlas, solo una dama noble de familia distinguida las usaría, vestido de capas con diseños elegantes y pliegues de seda, las acompañaba. Su cabello rosa brillante, adornado con los ornamentos preciosos con zafiros incrustados, era como una princesa de los antiguas dinastías japonesas...

Ella era consciente, rápidamente adivino lo que su amigo de la infancia quería hacerle llegar. Pero su corazón dolía al saber que todo ese amor que sentía por él, jamás seria correspondido. Una lagrima solitaria y silenciosa se deslizaba por su bello rostro, pero no espero que nadie se las secara, se fijo hacia el horizonte donde el sol hacia un espectacular atardecer; "tan rápido pasa el tiempo a su lado".

Dibujo una pequeña sonrisa en su rostro, aunque se sintiera triste, había una verdad que ella jamás negaría; le deseaba la más sincera felicidad, sea con quien sea, ella velara por su bien. Aunque en el proceso se este lastimando, aun así, acepta eso con conformidad.

— Tienes razón, éramos muy jóvenes e hicimos promesas que al final, solo nos traerían problemas... — seria más gratificante decir "Lastimarnos", aunque eso terminaría por revelar sus sentimientos que fueron abiertamente ignorados por el varón, en momentos como esto, su orgullo de por si, fue herido. 

Pero eso no quería decir que solo ella se tendría que quemar. 

Con una mirada serena, se fijo en el paisaje. Esta seria la ultima vez que compartiría tales escenarios con ese hombre que enloquecía su corazón, será el ultimo encuentro que tendrían como amigos de la infancia, así que, este momento estaría capturado en sus recuerdos como el más melancólico.

Entreabrió sus delicados labios carnosos, e pronuncio con firmeza las siguientes palabras.

— Espero, que seas feliz con la mujer que elegiste como compañera, Byakuya Kuchiki. No obstante, deseo que a partir de ahora... olvidemos nuestras relaciones pasadas y llevemos en serio nuestros futuros papeles como miembros del gotei. —Un aire frio y distante se formo a su alrededor.

— Hasta luego, Kuchiki-sama. —hizo una ligera reverencia como despedida y sin vacilar en sus pasos, abandono el lugar manteniendo su elegancia y dignidad intactos.

Ahora con esto, la rosada trazo una gran línea entre ambos que nunca se deberá cruzar, si es que no quieren que uno de los dos, salga verdaderamente lastimado. Esa amistad afectuosa se vio corrompida por la misma joven. 

Sakura creía que seria lo mejor, así, se ahorraría los males que su corazón cargaría. Porque Byakuya, no tenia la culpa de que ella se enamorara de él indirectamente, y Hisana, tampoco era culpable de ser el amor del Kuchiki, ya de por si, tienen a la familia Kuchiki en su contra por ese romance. Tenerla a ella a su lado, solo haría más infeliz al futuro matrimonio Kuchiki que parece, tienen el tiempo contado.

Estaba dejando atrás al hombre que hizo realidad sus deseos infantiles, que la cuido como una hermana menor, y le mostro las caras que muchos, jamás serian capaces de ver en sus largas vidas, una dulzura que la encanto desde el primer momento. Esos hermosos ojos grises con toques lavanda que la observaban con afecto era solo una ilusión suya, solo eran sentimientos de amistad y hermandad. Ella, solo después de Hisana. Era la única mujer capaz de doblegar el corazón del frio Byakuya, y hacerlo romper las reglas.

Caminando firme y decidida en el futuro trayecto que eligió, derramo las lagrimas que contuvo al estar enfrente de su amado. Se alejo, sin mirar atrás...

Sin poder confirmar la expresión del noble varón.

"Oh, por Dios!... ¡Esta escena!, claramente lo recuerdo, es en la novela de ¨Si pudiera derretir tu Corazón¨, un crossover que estuve leyendo por mas de seis años, reconocido por ser una historia atrapante de romance que se hizo popular por el interesante desenlace de los personajes, además de incluir un tipo nuevo de posible variante entre los Shinigamis, donde la primera Y segunda protagonistas; son Hinata y Sarada. Este, era el corto pasaje que se exploro de los recuerdo de Byakuya,  uno de los peces a capturar de las dos Heroínas." Lucia pareció abrumarse por la reciente revelación.

" En dicha escena, narra como Byakuya recuerda Sakura al encontrase con la hija de esta después de una intensa batalla entre los ryoka, Shinigami y luego los repentinos traidores, ¡Sarada!.  En el primer momento Byakuya, ve la silueta de la encantadora mujer que una vez considero su amiga y luego un amor fatídico. Luego de unos cuantos sucesos, se forjó un lazo entre ambos, empezó a ver a Sarada como la hija que nunca tuvo, con esas dos mujeres que marcaron su corazón de cierta manera, ¡la convirtió en su protegida!." La emoción digna de una fanática se pinto en su rostro.

"Eso quiere decir... ¿Qué transmigre a esta historia?". La expresión en su rostro empezó a apagarse. Su rostro se volvió pálido, la dificultades por la que deberá pasar, estaban, más que claras. ¡Ella poseyó el cuerpo de Sakura!, lo que solo quiere decir que la heroína a la que deberá proteger será Sarada, ¡su chica favorita!.

Antes de poder pensar más sobre su situación, el escenario cambia drásticamente, a uno tétrico y sombrío...

Sakura se encontraba sentada en lo que parecía su despacho, su mirada estaba fija sobre una pila de libros. Había ojeras visibles debajo de sus ojos, pero su belleza no se veía afectada, miro a la persona que se encontraba parada en la entrada de su despacho, siempre con una mirada serena y de cierta forma cariñosa.

— Yachiru Unohana, la primera kempachi... —Sakura la nombro con una voz suave y tranquila. La aludida no se mostro perturbada, más bien, dejo escapar su una sonrisa ladina y sanguinaria.

— Es un honor que haya investigado sobre mi, Sakura-sama... o debería decir "santa plateada". —no tenían razones para tener una enemistad, pero obviamente, la naturaleza de cada una contrastaba demasiado.

Una era asesina en el pasado, conocida por su crueldad y sed de sangre, que se retiro y ahora trabaja para la sociedad de almas, comportándose distinto a su anterior yo. Y la otra, era una alma bondadosa y amable, que compartía de su luz en los rincones más oscuros del rukongai. Pero Sakura no la invito para discutir sobre el pasado, más bien quería compartirle su idea con alguien, que era la más capacitada.

Sakura, era la capitana de la cuarta división, una genio del reitsu medico y partidaria de la creación de nuevos hechizos con fines curativos. En pocas palabras, era el pilar del desarrollo medicinal y sustentable de la sociedad de almas en su generación. Tales atributos le dieron el sobrenombre de Seinaru 聖なる(Santa), entre las almas que eran descuidadas por los Shinigamis, y salvadas por ella. Bajo su tutela crecían prometedores Shinigamis, y su autoridad iba en aumento con cada contribución por la sociedad, incluso llegando a ganarse un titulo en la nobleza que llegaba a competir con la prestigiosa y orgullosa familia Kuchiki. Desde joven destaco en muchos aspectos, convirtiéndose en teniente del departamento de investigación en su adolescencia, y luego tomando posesión del cargo de capitán, por su perfecto control sobre la energía espiritual y su increíble poder, su zampakuto fue reconocida como la más bella y de letalidad desconocida, aun sin madurar su bankai.

Esa joven de cabellos rosados, era un mar de misterios...

— Deseo retirarme... —sus palabras salieron con serenidad mirando a Unohana expresar su asombro. 

— Pero, aun te queda mucho por recorrer, ¿Por qué dejarlo a medias?... —Unohana no llegaba a entender completamente tal decisión.

Sakura se levanto de su asiento, para contemplar a las flores de cerezo desde la ventana, florecidos al fin...

— Sabes, a pesar de conocer nuestra verdadera naturaleza, hay algo que nos hace iguales... Estamos firmes con seguir la voluntad de yamamoto-sama sin vacilar, pero, creo que la camera de los 46 esta siendo quebrantada por identidades peligrosas para la sociedad. Y creo que, eres la única a la que podre dejar a cargo mi división. No quiero que nadie sepa a donde voy, o adonde terminare... —volteo para mirar a la mujer delante de su escritorio, con aquellos exóticos ojos jades, le transmitió su sentir, el fuerte deseo de libertad. Le dio una suave sonrisa, cerrando sus ojos en el proceso. 

Sakura creía en esa hipótesis, ya que de ser así, Urahara Kisuke, no seria considerado un traidor por la central 46. Por lo elaborado que eran la pruebas contra Urahara, debía ser una mente maestra. Se deshizo del capitán Kisuke por lo peligrosamente astuto que podría ser, Urahara podría rápidamente detectar al verdadero conspirador con su gran capacidad, y si ese era el caso, su blanco ahora debía ser ella.

El sentimiento de inseguridad crecía en el interior de la pelirrosa, ¿acaso descubrieron que ella tenia tiempo investigando individualmente el caso de Urahara? 

Unohana rápidamente comprendió las palabras de la Haruno, y se mostro sonriente para aliviar la ansiedad visible en el rostro de la oji-jade. Sakura estaba siendo hostigada con casarse, era algo insólito, ¿por que la camera de los 46 interferirían en algo tan personal? Si es por su estatus, mujeres como Yoruichi serian reprendidas por ser solteras, incluso después de ser exiliada nunca se comento sobre un sucesor. Era obvio que el camino de la Haruno estaba cubierto de rosas con espinas. 

— Entonces, déjamelo a mi... Sakura Haruno. —

Mirándose con complicidad, trazaron un trato con un apretón de manos. Pasado un año, Sakura abandono la sociedad de almas, fingiendo su muerte, para evitar ser restringida en el mundo humano...

"Que intenso." dijo para si misma Lucia. Eso estaba en la historia, pero, ¿por que le resultaba todo tan familiar?, los sentimientos que Sakura sentía en ese momento tocaba en su pecho, las aspiraciones que sentía, su deseo, su anhelo y su desesperación por huir del dolor que la atormentaba.

Ella amaba profundamente, y tener que dejar ir ese afecto como un pétalo marchito, le desgarraba el corazón...

(...)

Jadeo sorprendida, sintiendo como se deslizaban las lagrimas sobre su rostro, parpadeo sus ojos y se apresuro a secar esas lagrimas de manera instintiva, quiso reflexionar por lo que había visto en sueños, pero solo hacia que el sentimiento sea más vivido. 

Al percatarse que se había quedado profundamente dormida, su mente divago. Al recomponerse, observo con cautela toda la habitación, esos desagradables colores de tonos fríos de las paredes, todas esas maquinarias, el olor a medicamentos, le estaba dando un ligero malestar, pero nada de lo que, no se pueda aguantar.

Fue un frio golpe de la realidad. No estaba entubada, tampoco traía yesos que le delatarían que estaba hospitalizada a causa de su accidente. Estaba en perfectas condiciones. 

Se levanto para dirigirse al baño. Miro con desanimo sus manos delgadas y blancas, le era familiar, creía firmemente que no llegaría a acostumbrarse al nuevo rostro que tenia delante de ella, el cual era reflejado por el espejo. Pero después de despertar, no le hacia nada desconocido. 

Aun si se trata de una fantasía, estaba claro que ahora era un solo ser...

Podía ser inexplicable tal familiaridad, pero no se sentía la misma Lucia, ni mucho menos la misma Sakura.

— ¡Mamá! —Una voz de infante la hizo regresar de su estado pensante, volteo sobre su talón para encarar a esa vocecita.

En la entrada de la habitación estaba la pequeña niña, de piel clara y cabello negro azabache, junto con la Senju, que al parecer estaba acompañándola en todo el trayecto. Se puso algo nerviosa, no sabiendo que hacer primero. ¿Debía abrazarla? ¿Saludarla?

— Sakura, tu hija te esta hablando, ¿no le devolverás la palabra? —Tsunade hablo con firmeza, por alguna razón se veía molesta con la rosada. 

Un pedazo del recuerdo de Sakura paso por su mente. Sakura podía ser respetada por ser una medica excelente, pero era una madre terrible, era muy distante a su hija. Eso solo la dejo aun más inquieta y asustada, prácticamente la volvía una madre primeriza.

— Ah... Lo siento, es solo que estoy un poco, aturdida. ¿E.Estuviste preocupada por mi?—se animo a preguntar la pelirrosa mientras se ponía a la misma altura que la pequeña Sarada, le dio un ligera sonrisa a ese pequeño retoño, sin esperar que la niña rompiera en llanto.

Sorprendiendo a la Senju en el proceso, ya que, lo que normalmente diría la rosada y que haría enfadar a la rubia, seria; "No es necesario."

—¡Eres mala!, ¡por que te enfermas y no te cuidas!, nunca descansas bien, solo trabajas. ¡Tenia mucho miedo de que te fueras de mi lado!, ¡No me dejes sola, mamá!. No me dejes, por favor... —la niña era un mar de lagrimas, el sentimiento asfixiante que la molestaba desde hace tiempo, explotó delante de una madre primeriza e inexperta.

No era que le faltase experiencia con niños pequeños, para nada. Pero esa pequeña criatura, era su hija, una niña que desde el momento que camino y hablo, no tuvo a su madre presente, anhelando como un sueño imposible el afecto de su madre. Las lagrimas de la niña rápidamente contagiaron a la rosada, que sentía desde su pecho como su corazón se retorcía de dolor al ver ese pequeño rostro empapado de lagrimas. Todo el amor que Sakura le tenia y que jamás tuvo la oportunidad de dárselo a torrentes, ella lo lamentaba...

Sarada estaba tocada por el miedo de perder a su madre, se sentía incapaz de articular palabras, ya que, el llanto se lo hacia imposible. 

Extendió sus brazos y atrajo a esa pequeña niña hacia ella.

— Perdóname, soy una madre terrible... —susurro para la infante, mientras acariciaba la cabeza de la niña sin separarse del abrazo.

Al final, ambas quedaron con los ojos hinchados y rojos de tanto llorar.

(...)

Narra Lucia...

Originalmente, Sakura Haruno moría después de estar descuidando su salud física y mental por sobre esforzarse en el trabajo, según el registro que Hinata leyó, mientras husmea en la casa de Sarada. Pero, no mucho después Sarada le revela que en realidad muere protegiendo a unas almas que estaban siendo perseguidas por un Hollow, pero debido a que descuido la condición de su gigai esta no pudo aguantar la batalla.

Lo que quería decir, es que, Sakura, era una variante nueva de la raza de los Shinigamis. La Historia familiar de Sarada no era muy lejana a la de Ichigo. Eso fue lo que la autora original de este crossovers dio a entender en una de sus notas.

Normalmente evitaría leer historias donde el fandom de Naruto tirará mucha arena pero, hubo algo en ese libro que me dejó aferrada al celular por horas, hasta días. Usualmente, evitó leer sobre Hinata cuando es la protagonista de un fanfic, me ponía incómoda, pero cuando lo leí por primera vez, me di cuenta que no todos los libros tendrían el mismo contexto de una "linda y tierna Chica, de carácter sumiso y de exótica belleza". No, no...

La Hinata de este libro era brutal, a pesar de no estar vinculada en ningún bando del universo de Bleach, ella tenia un argumento impecable e interesante. Trabaja como agente encubierto anti-paranormal. Su misión era infiltrarse en el instituto haciéndose pasar por una maestra de Historia, al percatarse su equipo de todas las ondas de energía que salía de dicho lugar.

Todo bien hasta ese punto pero, luego presentan a Sarada; la segunda protagonista. El verdadero personaje, que le guste o no al autor de ese crossover, estaba mejor escrito que la propia protagonista. Sarada, quien ya era alumna del instituto y por así decirlo, una vigilante de Ichigo. Tenía una historia bastante atrapante, por ende, era la autoproclamada "rival de amor" de Hinata.

Sarada no sabía mucho sobre sus orígenes, por lo que, al estar al lado de Ichigo se entera de muchas cosas de su madre y sus habilidades en sí. Al ser huérfana, Hinata se hace pasar por su tutora temporal, así aprovechando para acercarse más a la verdad de todo los sucesos paranormales que sucedían en Karakura. ¡Dando así a una emocionante historia de; misterio, romance, fantasía, acción, desenlaces y malentendidos!

— Vaya locura... —murmure mirando a través de la ventana de mi ahora hogar.

A pesar de estar en un lugar totalmente inesperado y extraño, no tuve de otra que aceptar y dejar de dar vueltas en busca de respuestas, como toda una adulta seria y madura.

Pero...

— "¡¿Cómo se supone que crie a una niña?!" —pensé levantándome de repente del sillón de mi oficina. 

Exaltada y asustada, volví a encogerme en una bola depresiva.

Según tengo entendido, el mismo día en que desperté, la Sakura original había muerto, por lo que supongo, mi alma por alguna razón tomo posesión de su cuerpo, ¡En un fenómeno que solo he leído en Novelas! Y pensar que ahora soy una madre soltera con tan solo 24 años(en edad humana, en edad Shinigami creo que aproximadamente 100 o 500 años) 

Y que mi supuesto marido lleva un largo tiempo desaparecido.

— Que se joda Sasuke. —murmure molesta.

Ser una fiel lectora me llevo a recibir preciosa información del autor, el maldito Sasuke, al cual, la Sakura original pensaba que había muerto, en realidad estaba preparándose, para ya saben qué; "la guerra sangrienta de los 1000 años". Con eso creo que dije casi todo.

Como buena chica debería esperar a mi Marido, que tal vez me esté extrañando y todo aquello, pero ¡No!, como es de esperarse de una historia centrada en Hinata. Sasuke al rato de enterarse de que la mujer que dio a luz a su hija, Sarada, estaba muerta. Solo soltó un; "Que Pena".

Y después se termina enamorado de Hinata. La autora tenía un amor hacia el SasuHina, por lo que veo, ¡y no lo niegues autora!.

— Ya han pasado dos meses desde que entre en el cuerpo de Sakura... —susurre levantándome y empezar a acomodar los papeles que tenía que llevar a mi oficina en el hospital. Me puse a recordar las cosas que sucedieron en ese lapso de tiempo, junto a Sarada.

En los primeros días, estaba muy nerviosa e sensible con su presencia, bueno, ¿Quién no? despertarte después de haber tenido un accidente y encontrarte con una niña que te llame mamá, no era algo que sucedía a menudo, ¿no?

Aun así, cada vez que me acerco termino llorando por la emoción de tener una hija tan linda, ¡haciendo que la pequeña se preocupe por mi!, eres pésima madre Lucia.

— Lejos de ser agobiante, es muy tranquilo. —dije mirando de reojo al pequeño estantecito, donde un porta retrato mostraba la imagen de una linda y sonriente pelinegra.

Sonreí enternecida.

— "Tal vez, a diferencia de la historia original. No quería dejarte sola y hacerte sufrir..." — pensé, acercándome a la cómoda y acariciar la imagen.

Era inexplicable esta extraña afinidad con Sakura, es como decir que, prácticamente soy ella ahora mismo. Entre los recuerdos de Sakura las risas infantiles de Sarada resuenan como melodías.

No había dudas, esta persona tenia un cariño enorme a su hija, pero debido a malentendidos Sarada creía que Sakura no la amaba como tal.

— Te protegeré Sarada, de todo el sufrimiento que deberás pasar de aquí en adelanté. —susurre al viento, derramado todo mi afectó en cada letra.

— ¡Mamá!, apresúrate. Llegaremos tarde a mi clase de Kendo. —

La voz infantil de mi Sarada llamo mi atención, sonreí alegré.

— ¡Ya voy!, enseguida bajó. —reí para mí misma, recogiendo todos los papeles que necesitaba para el trabajo.

Baje por las escaleras encontrándome con una niña de cuatro años que hacia pucheros, era adorable ante mis ojos.

— Siempre llegaremos tarde si no cambias ese hábito tuyo, mamá. —me acuso ligeramente molesta.

Vaya, tan joven y es toda una veterana. Me agache hasta su altura, y empecé a ayudarla con su ropa, que a pesar de ella haberse puesto sola, estaba algo desaliñado, me di cuenta que lo hacía apropósito.

— Lo lamento. —sonreí acomodándole su uniforme.

Ella me miró fijamente con ojos felices, encantados con tener mi atención.

La Sakura original, estaba tan despegada de la realidad que no pasaba mucho tiempo con su hija. Sarada se vio obligada desde muy joven a madurar mentalmente y aprender por si sola.

— Mi hija, es muy pequeña aún. —termine de acomodar su uniforme de kendo, para luego quedarme observándola por unos segundos, acaricie con cariño su mejilla. Lamentando desde mi interior, todo lo que una pequeña criatura tuvo que verse obligada a hacer, para llamar la atención de su madre.

— ¿Mamá?... —me llamo con una expresión llena de preocupación.

Al principio la miré confundida pero, luego me percaté, estaba llorando, de nuevo. Esto seria la decimosexta vez que lloro por algo relacionado a Sarada.

— Ah?... —balbuceo, para luego secar las lagrima que salieron sin permiso, ¿son estos los sentimientos de Sakura?

— ¿Qué sucede? ¡¿te duele algo, mamá?! Si te sientes mal, no es necesario llevarme, puedo ir- —la detuve antes que diga algo que termine empeorando mi condición sentimental.

— No es nada, tranquila. Solo estoy feliz y un poco triste. —le susurre—. Mi corazón, late de alegría por ver que tanto has crecido, para mí... Fue solo hace unos meses que te tenía en mis brazos, temiendo que te quebraras por ser tan pequeña y frágil. Ahora estoy aterrada, porque dentro de unos años más, crecerás y serás toda una señorita. Y tal vez, no tengas tiempo para estar conmigo, una madre tan descuidada. —hable con calma.

Su expresión se distorsiono, me preocupé y tape ligeramente mi boca con una de mis manos. ¿Se escuchó muy egoísta?, ¿Llegara tan pronto el momento en que me alejes?

Es de esperarse, después de todo, soy la que tiene el rostro de Sakura ahora.

Pero, no quería alejarme, aun no. Tenía planeado algo que la mantendría fuera de peligro, si ella decidiese que es mejor alejarse de mí... no sé qué hacer para remendar los errores de otra persona. Pero al volver a fijarme en Sarada rápidamente supe lo que necesitaba, tome impulsó, y la abracé.

— Mamá, lamenta haberte hecho esperar... —sentí como ella se aferra a mí con fuerza, aun teniendo esos brazos tan pequeños y regordetes, estaba temiendo a que la suelte.

Mi corazón dolió, me ardió el interior por el remordimiento que me causó su gesto de desesperación. Sakura, ¿Qué ha hecho este ser inocente para que la descuidaras de este modo? ¿Es por eso que estoy en tu lugar?

Me separe con delicadeza contemplando su rostro empapado de lágrimas cristalinas, no era necesario que ella diga algo en ese momento, porque sabía lo que esos ojos negros trataban de decirme. Mantuve una expresión serena y la consolé lo mejor que pude con mis inexpertas y torpes palabras.

Con nerviosismo mire la hora en el reloj, llegaríamos tarde.

— De verdad lo siento, Sarada... —lamente no ser puntual.

— ¿No te molestaría llegar tarde por última vez? ¡Solo por hoy, prometo que no se volverá a repetir! —exclamo levantando una de mis manos, mantuve fuertemente cerrados los ojos, muy nerviosa por la respuesta de Sarada sobre mi serio caso de irresponsabilidad.

Escuche un pequeño bufido, así que, me anime a abrir mi ojo izquierdo. Parecía meditarlo seriamente.

— Bueno... —

Tenía un leve sonrojo, y quería disimular que se encontraba abochornada. Sonreí levemente, le tome de la mano y juntas salimos de nuestra casa.

Ser madre, era una nueva experiencia para a mí. Y sinceramente, me aterra no ser lo suficientemente buena para ella, pero, quiero evitar a toda costa, que muchas injusticias escritas por mano de una persona, se realicen. Esta niña sufrirá si no hago nada para evitarlo. 

Es difícil dejar ir la vida que tuve como Lucia, pero sé, que no es necesario dejarse llevar por el pasado en circunstancia tan sobrenaturales como estas.

Para ser Sakura, renunciare mi vida como Lucia. Y prometo...

Así como llore, cuando en unas líneas de texto narraban tu tristeza y dolor, así también me comprometeré a apaciguar tus penas, acompañándote en este duro camino que nos aguarda a ambas, y si es necesario, lloraremos juntas. Brindándote todo mi apoyo, cualquiera que sea tu decisión a largo plazo la respetare, procurare protegerte a costa de mi propia existencia. Incluso si debo convertirme en alguien totalmente diferente, para lograrlo.

Siento miedo de lo que pueda suceder por intervenir con la historia, pero, Sarada...

La mire caminando a mi lado con un cara sonriente.

Si eso evita que sufras en el futuro, encantada hare lo que sea necesario por ti. Entonces, aunque no sea tu verdadera madre en alma, permíteme amarte como la verdadera lo haría, tal como lo haría también, con el niño que nunca pude abrazar...

(...)

Resumen de la historia Original de "Si pudiera derretir tu Corazón" [Parte 01]...

Sakura, siempre estuvo ocupada en él trabajó y nunca dedico mucha atención a su hija. Le brido todo los lujos que nadie en ese mundo podía darle a Sarada, pero jamás pensó en su falta de afecto. Aunque suene como excusa, no se sintió digna de amar a esa niña. Pero protegió a Sarada de la sociedad de almas, ocultando su existencia hasta del alma más astuta de ese lugar, por lo que, su aparición después de algunos años fue una gran conmoción en el Gotei.

Cuando Sakura falleció, dejo en las manos de su hija una fortuna acumulada. "Sarada, puedes tener todo lo que deseas, tu felicidad siempre fue mi prioridad desde el momento que te tuve en mis brazos, pero por mas que lo intento, te sientes triste por no tener un papá...". En una carta los pensamientos más íntimos de Sakura salieron a relucirse para su hija, cuando esta cumplió nueve años.

Sus palabras no podían estar más equivocadas, es cierto que, no le faltaría nada en ningún momento de su vida. Pero, lo único que Sarada deseaba y anhelaba con todo su corazón en ese vasto mundo, era el amor de su madre fallecida.

Depresiva y vulnerable, fue cuidada por tres almas modificadas que fueron rescatadas por Sakura, los cuales servían fielmente a Sarada. Al cumplir trece años, y tener un conocimiento superficial de la energía espiritual, decidió embarcarse en una aventura en busca de más personas con su misma habilidad, terminando en la preparatoria de Karakura, encontrándose con Ichigo. A primera vista Sarada sintió la energía espiritual dentro de él, pero aún era muy débil, por lo que decidió vigilarlo, conociendo de paso a Uryū Ishida haciéndose cercanos, enterándose también de los Quincy y su trágica historia. Como era de esperarse, Ichigo ignoró por completo sus existencias, hasta cumplir quince años, cuando los acontecimientos empezaron.

Hinata hace entrada cuando Ichigo, ya se había convertido en Shinigami sustituto. Sarada y Rukia, no estaban muy interesadas en Hinata, pero por razones de la vida se enteran que ella podía utilizar energía espiritual, ya que también podía ver espíritus claramente, explicándoles sus razones de estar ahí y sus intenciones. La primera impresión de Hinata, fue el de una joven alerta e seria, nunca fue su intención hacer amistades, su obligación solo era deshacerse de aquello que perjudicaba la tranquila vida de los humanos, y esos eran los Hollows, ignorando el amplio mundo de las almas errantes.

Después de revelarse que los amigos de Ichigo también tenían habilidades espirituales, en medio de masa de Hollows atraídos por el anzuelo que Uryū rompió. Cuando el Menos grande apareció, Sarada y Ichigo dieron la batalla más emociónate de sus vidas, sobresaliendo por sus increíbles capacidades de Shinigami. 

Dando así, una motivación a Sarada de seguir el camino que su madre una vez anduvo, al querer investigar más maneras de utilizar la energía espiritual, termino por encontrarse con todos los registros de Sakura. El grupito cada vez se hacia más cercano, hasta ser conscientes de su fuerte amistad.

Hinata terminaba de enterarse que tanto Ichigo como Sarada, tenían una condición casi similar, eran mestizos, como no era un espíritu no podía escabullirse en la casa Kurosaki sin terminar en sospechas por parte de la familia, por lo que, opto en hacer una investigación detallada sobre Sarada. Pero al ver el raro comportamiento de Rukia la vigila, hasta que la Kuchiki se escapa de la casa de Ichigo. Así ocurriendo el primer encuentro entre el capitán Kuchiki.

El arco de la sociedad de Almas...

(...)


Una pequeña pelinegra se estaba preparando para marcharse hacia su casa, ya había terminado sus clases de kendo, y para su mala suerte al día se le antojo dejar caer todo lo que condenso del vapor de agua, en palabras simples; llovió. 

No se mostraba para nada nerviosa por irse entre la lluvia, es más, solo se atinó a cubrir su cabeza con sus pequeñas manos con una cara de póker, a sabiendas que era una acción inútil, ya que, de todas formas terminaría mojada.

Dio unos pasos, deseando que no sean muy frías las gotas de lluvia, porque, terminaría resfriada y eso solo traería problemas a su madre, que ya de por sí, tenía mucho trabajo en el hospital. Ni salió bien, se detuvo, al ver que una figura esbelta estaba enfrente de ella, además que ninguna gota la golpeaba en el rostro.

Levantó la cabeza para observar quien era la que, le prestaba el paragua. Sus grandes ojos negros brillaron. Delante de ella estaba su madre, con la respiración irregular y claramente empapada, al parecer esta estuvo corriendo hacia donde ella estaba, evitando así que se mojara por la lluvia.

― Mamá... ―murmuro con sorpresa.

― Llegue justo a tiempo. ―La pelirrosa sonrió entre dientes, de manera radiante y alegre.

― ¿Esa es la mamá de Sarada? ―Los compañeritos de Sarada se asomaron curiosos desde el interior de la academia de kendo.

― ¿Ella tenía mamá? ―La duda era visible en todos.

Aunque Sakura quería ignorarlo, era cierto que no participo mucho en las presentaciones de la academia, ni siquiera entro en las actividades de la guardería en que Sarada iba. Esto era unas de las cosas que lidiaría a partir de hoy. Deseaba ser una buena madre para esa pequeña, quería tratar de llenar ese vacío que dejo su ausencia, por muy hipócrita que se estuviese viendo ahora, tomaría la responsabilidad.

― ¿Te parece bien si nos vamos caminando? ―Pregunto amablemente Sakura. Tomando con cuidado la pequeña mano de la pelinegra, quien aún no entendía las razones de su progenitora al estar ahí y con ese estado.

Un poco después, Sarada apretó ligeramente la mano de la mayor, mirando con emoción a su mamá. Esa cálida mano al fin la está cuidando, ahora dudaba de estar celosa de los pacientes que pasaban por la pelirrosa.

Sakura de repente recordó una cosa, busco algo en su bolso, para luego sacarlo y ponérselo a la menor, era un impermeable de tamaño pequeño con orejas de conejo, especial para Sarada. Al ponerlo Sarada no pudo evitar sonreír de alegría, era cierto, esa hermosa mujer era su madre después de todo, atenta, amable y trabajadora, incluso recordó que su animal favorito era un conejo. La pelirrosa miro la reacción de la pequeña con suma ternura, guardándolo en su corazón, esa carita llena de felicidad por recibir algo tan simple.

Ambas siguieron su camino, pasando por las calles bajo la abrazadora lluvia. El silencio era cómodo, pero la pelirrosa estaba decidida en tener una conversación agradable con su hija.

― ¿Qué tal fue tu día en el kendo? ―se animó a preguntar.

La pequeña pelinegra guardo silencio por unos minutos, parecía lago indecisa con que decir. La verdad, Sarada no sabía por dónde empezar, ya que, no tenía nada emocionante que decirle a su mamá, la mayoría son cosas malas, como las burlas de sus compañeros, de ser una huérfana sin padre o el desinterés de su profesor sobre sus avances en el kendo. Conocía bien el hecho, que su madre la ingreso en la mejor academia de kendo de la ciudad, incluso contrato a las mejores niñeras para su cuidado en la guardería, su madre hiso de todo para que ella recibiera lo mejor, de lo mejor, ella bien sabia la influencia de su mamá, temía aburrirle o molestarla con cosas insignificantes.

― B.Bueno no ha pasado mucho la verdad. Siempre salgo la mejor en las practicas, también, el profesor siempre me pone de ejemplo a mis compañeros... Tengo muchos amigos y - ―

― Sarada... No es necesario que me mientas. ―Dijo la mayor interrumpiendo a su hija. Sakura, sabía muy bien lo que pasaba en esa academia de kendo, supuestamente prestigiosa, después de todo, lo leyó en la novela.

Destruiría a esas escorias de la peor manera posible, haría caer en pedazos esa pocilga.

Pero, no quería que su hija se sienta presionada. Tenía el plan de cambiarla a otra academia, uno donde no se sienta diferente solo por ser la hija única de una madre soltera, que además es millonaria.

Sarada se mostró nerviosa al ser descubierta. Sakura tuvo que suavizar su expresión para no espantar a esa pequeña criatura.

― No te estoy regañado cariño, es en parte mi culpa, por haber confiado en esas personas tu cuidado y educación... Eres libre de odiarme por no estar presente en la mayor parte de tu corta vida. ―La mujer se detuvo y miro el cielo nublado, admiró esas gotas de lluvia con nostalgia.

La razón por la que fue capaz de simpatizar con Sarada tan rápido por unas líneas de texto, fue porque, su padre no estuvo ahí para ella, en la mayor parte de su vida, su presencia, fue ausente y distante. Cuando quiso arreglar esa relación defectuosa con su progenitor, termino lastimada en lo más profundo de su ser, al ser rechazada tan fríamente. Fue difícil, ser una de las pocas personas que no tenía el porqué de regalar algo a su padre, quien la negaba. Y dicho hombre, murió en accidente por conducir ebrio, luego de que ella cumpliese 14 años. Más adelante, dejándole una horrible experiencia de bailar en su fiesta de quince, de manera amarga, con una fotografía.

― Estoy tratando de remendar todo lo que hice mal... Quiero que me tengas confianza, y que me digas todo lo que te molesta como una niña caprichosa y mimada. —Se posiciono delante de la niña, inclinándose un poco hacia ella, mientras le sonreía dulcemente.

— Este pequeño e sabio corazón tuyo es el tesoro que más anhelo cuidar. ―apunto hacia el corazón, con una mirada cariñosa.

― Pero, tú no hiciste nada malo, mamá. Comprendo que estás muy ocupada en el hospital, eres una persona respetable y admirable después de todo. Además, siempre te encargas de darme todo lo que necesito, incluso, es el doble que otros niños pudiesen tener. ―Sarada mantuvo la mirada en el suelo, no queriendo enfrentarse a esos verdes ojos llenos de cariño.

Su mamá tenía razón, resentía un poco el hecho de que no estuvo ahí para ella, cuando le resultaban difíciles algunas situaciones, que no le prestara mucha atención o simplemente, no le dada un abrazo por las mañanas, o por las noches, para consolar su agotado corazón lleno de dudas.

― Eso, no es excusa. ―Hablo Sakura con calma, poniéndose de cuchillas para estar a la altura de la pelinegra.― La ausencia de cualquier naturaleza, afecta en enormes proporciones a una frágil criatura como tú. ―acomodo un mechón rebelde de la niña, mientras la miraba con una expresión serena―. La mismísima evidencia, es como evitas decirme lo que te inquieta y molesta, por el simple hecho de que crees que me molestara... ―Menciono con una ligera tristeza en su semblante, fue bueno estudiar algo de psicología.

Sakura tomo las manos de la pequeña Sarada, las admiró por unos instantes mientras las acariciaba con su pulgar, se le cristalizaban los ojos por las emociones encontradas, para finalmente, estampar un suave beso en ellas.

― Gracias... por ser la luz de mi vida. ―dijo con dulzura provocando que la menor se sorprenda. Esa armadura por la cual trabajo para ser fuerte delante de todos, se desmoronaba por piezas al ser abrazada por su madre.

Era lindo, al fin recibir aquello que anhelabas en las noches solitarias. Esa simple presencia, que significaba tu mundo entero, y que ningún peluche era capaz de llenar, ni con todo el relleno que este pudiese cargar en el.

Así era la inmensidad de un amor puro, de un hijo hacia su padre. Una simple acción era capaz de cambiar mucho en su vida...

(...)


― Lo siento.―se disculpó Sakura mientras reía suavemente.

― No hay por qué. ―respondió la menor quien tenía los ojos hinchados de tanto llorar, ligeramente avergonzada por esa bochornosa imagen, que ambas dabas.

Seguían caminando por las calles de los barrios residenciales, la lluvia no parecía querer parar, pero ellas no tenían mucha prisa por llegar, se tomaron con bastante calma el trayecto hacia su hogar.

Era así, hasta que escucharon el llanto de un niño desesperado.

Sakura no se lo tomo muy bien aquello y mantuvo atrás suyo a su hija, como una reacción natural de querer protegerla. No muy lejos, se encontraba un grupo de jóvenes de no más 18 o 16 años, intimidando a una mujer embarazada y su pequeño hijo, que suponía la pelirrosa, aparentaba tener la misma edad que su hija.

― "una pandilla de chicos problemáticos..." ―frunce el entrecejo con clara molestia―. Sarada, ¿puedes esperar aquí un momento? ―pregunto suavemente mirando a la pelinegra con seriedad, mientras empezaba a retirarse el abrigo que llevaba puesto.

Gracias a su anterior vida, tuvo muchos malos momentos con delincuentes desalmados, por lo cual opto por aprender defensa personal arduamente, esperando ansiosamente el momento en poner en práctica lo aprendido (es cinturón negro en karate). Ahora con la experiencia natural que poseía el cuerpo de la pelirrosa, estaba más que dispuesta por poner en su lugar a seres incompetentes y molestos de una vez por todas.

― Escóndete bien en ese poste de luz, mami tiene que arreglar algunas cosas con esos sujetos. ―Hablo amablemente al mismo tiempo que le entregaba su abrigo, alejándose con seguridad de su hija.

Sarada estaba asustada.

― Pero, ¡¿y si te llegan a lastimar?! ―cuestiono preocupada. Sakura se detuvo y volteo a observarla con una ligera sonrisa.

―Eso no pasara. ¡Mira bien, Sarada! Tu madre te enseñara como se disciplina, a ese tipo de personas malas. ―comento confiada pero sobre todo tranquila.

Sakura siguió con su camino dejando atrás a su pequeña hija, el sonido de sus tacones fueron escuchados por el grupo de delincuentes.

La mujer embaraza estaba siendo hostigada con una daga para entregar todo objeto de valor que tenga consigo, a la pelirrosa le desagrado por completo aquello. Le trajo malos recuerdos...

― Miren una hermosa señorita se quiere sumar a la diversión. ―hablo uno de los sujeto con un tono morboso, y no era para menos. Ella había salido con ropas blancas que normalmente utiliza para trabajar en su oficina, las cuales se ajustaban a su cuerpo ahora que estaban mojadas, por lo tanto, lucia muy reveladora.

Los sonrojos y sonrisas mal intencionadas estaban plasmadas en los rostros de esos sujetos. Eso incomodo un poco a la pelirrosa, pero no retrocedió con su cometido.

― Me adulan, pero no quiero ensuciar mis oídos con ninguna palabra que salga de ustedes, imbéciles. ―siseo con fría seriedad y cierta arrogancia.

Por obvias razones, el grupo no se tomó muy bien ese insulto.

― Oye linda, ¿Por qué mejor no sigues con tu camino?, si no quieres salir involucrada en esto. ¿Acaso vez a alguien dispuesto a ayudarte? ―hablo un tipo con cara de extra rebuscado y corriente.

Las personas que pasaban evitaban hacer contacto con la situación, pasaban de largo, como no era su asunto no se metían.

"Típico de la sociedad, pasar de largo a las situaciones que no les incumbe". Era el pensamiento de la pelirrosa al conocer muy bien su situación.

Sakura lo miro con desagrado puro. Sus ojos se fijaron en la mujer quien por el tiempo expuesta bajo la lluvia, no tenía buena cara, eso la alarmo. Rápidamente aleja al tipo con un puñetazo, ese término tirado en el suelo muy aturdido, había en total cinco chicos, los cuales uno ya había sido derribado.

Otros dos sujetos se acercaron para detener a la pelirrosa con sus correspondientes armas, pero esta simplemente los detuvo con sus manos, para luego darles un certero golpe en el estómago y entrepierna, de manera brutal.

Cuando de manera sorpresiva un sujeto se le acercó peligrosamente con una navaja, esta no tuvo más remedio que alejarse unos cuantos pasos atrás, al ver que le incomodaba pelear con sus tacones se los quito con prisa, para luego acomodarse el cabello que se encontraba sobre su rostro, con sus dos manos se peinó hacia atrás, su mirada era determinada y afilada. Una sonrisa traviesa se asomó de repente sobre sus labios rosados, tomo impulso y se abalanzo sobre el sujeto, con rapidez lo derribo, dejándolo boca abajo mientras con fuerza sostenía sus manos por la espalda, lo desarmo, teniendo en su posesión la navaja, la cual ágilmente jugueteo sobre sus dedos, para luego lanzarlo en dirección al último en pie, lo cual termino rozando sobre el rostro del sujeto.

El último, que estaba acorralando a la embarazada y al niño, no pudo evitar acobardarse y temblar tal cual gelatina, su mejilla tenía un corte superficial el cual no tardo en sangrar. Al ver que esa sexy mujer pelirrosa superaba a sus compañeros, no dudo en abandonar el lugar como la alma que lleva el diablo.

Poco después los demás no tardaron en seguir, al que parecía, ser el líder de la pandilla.

― Tks, esos niños de hoy, son tan problemáticos. ―murmuro la oji-jade.

― ¿Mamá? ¿¡Mamá!? ―Los gritos desesperados del niño llamaron la atención de la pelirrosa. Rápidamente esta se apresuró a auxiliar a la joven madre.

Sarada aunque estaba sorprendida por ver la habilidad de su mamá en las peleas, se apresuró a salir de su escondite para ir a ayudar en lo que podía a su progenitora.

Sakura tomo la muñeca de la mujer, y comprobó lo que más temía, estaba sufriendo de hipotermia, al estar al aire libre y bajo la lluvia por mucho tiempo sin mucha ropa adecuada para el clima, la temperatura de su cuerpo descendió muy rápidamente, lo que, le dio a entender a la pelirrosa, que la mujer estaba en un estado vulnerable a causa de su embarazo, tenía el cuerpo muy débil.

― Descuida, soy doctora. Ayudare a tu madre. ―Habla Sakura tratando de tranquilizar al pequeño niño mientras extendía su mano para tomar el abrigo que Sarada tenía en manos, para luego cubrir con el a la joven mujer.

Sin vacilar, cargo como si nada a la mujer embarazada, para luego correr en dirección a su hogar, ya que, era el más cercano por el momento.

― ¡Síganme pequeños! ―Exclamo Sakura.

Sarada no dudo en seguir a su madre, pero el niño vacilo un poco, pero decidió seguirlas, ya que, después de todo, esa mujer termino ayudándolos cuando nadie más lo hizo.

Una vez llegaron a la residencia Haruno, fueron directamente a la habitación de huéspedes, donde Sakura no tardo en atender en todo lo que necesitaba la mujer, quien aún estaba en un estado inconsciente, aprovecho entonces, su experiencia como ex-enfermera para cambiar las ropas mojadas de la mujer para ponerle unas nuevas prendas, secas y cómodas.

La examino con cuidado, comprobando de paso, que la mujer estaba en la etapa final de su embarazo, se preocupó al haber una posibilidad de que el estrés por el que paso, haya podido afectar su embarazo de alguna manera. Así que, llamo al hospital donde dirige como directora, pidiendo una ambulancia mientras informaba la situación diagnostica de la paciente.

La mujer comenzó a recuperar la conciencia.

― No me caben las palabras, para expresar mi agradecimiento... ―hablo con notable cansancio la mujer pero con detonante amabilidad y dulzura.

Sakura suspiro aliviada. Estaba segura que al fin podía suspirar de alivio, pero, la tranquilidad no duro demasiado. Fue un momento crítico, ya que, sin esperarlo. La fuente se rompió, ¡estaba entrando en labor de parto! Sakura tuvo que tomar la responsabilidad.

― ¡Aguarda un momento! ―exclamo la pelirrosa corriendo con rapidez en dirección a su habitación, para recoger toallas y cargar agua caliente de la ducha.

Todo eso pasaba a la vista de los más pequeños, los cuales no pudieron evitar entrar en pánico. Sakura noto aquello y se detuvo momentáneamente para calmarlos.

― Tranquilos, es solo que está por nacer tu hermanito... Dime, ¿Cómo te llamas pequeño? ―pregunto para distraer al niño quien no paraba de llorar, asustado, por lo que, a su madre le esté ocurriendo.

― I.Ichigo...―Hablo con ligera dificultad debido al llanto―. Me llamo, Ichigo Kurosaki. ―se presentó con los ojos llorosos.

La pelirrosa no pudo evitar ensanchar de sorpresa sus ojos; no podía creer lo distraída que fue. Delante de ella tenía al protagonista masculino de la historia y en la habitación de alado, tenía a la madre de este, en labor de parto para traer al mundo a las mellizas Kurosaki.

Lo primero que se le cruzo a la mente fue.

― "Esto no estaba en la historia original..." ―

Lucia, no..., ahora Sakura, estaba en un serio dilema que para su mala suerte, no podía dar muchas vueltas al asunto. La situación le reclamaba su atención en otro lado, más específicamente los quejidos de dolor de la habitación contraria.

Se recuperó de su consternación y dedico una suave sonrisa a los más pequeños.

― Esto me tomara algo de tiempo, así que, será mejor que vayan en la sala de recepción y esperen por los paramédicos. ―dijo para luego irse con prisa hacia la madre del pequeño Ichigo.

Este la observo perderse por la puerta, estaba preocupado por su madre, pero también, quería confiar en esa mujer extraña.

― Ven, vamos... Mi mamá estará muy ocupada cuidando a la tuya, para traer al mundo a tu hermano, así que, lo mejor será no molestar en su trabajo. ―Sarada tomo de la mano al niño peli-naranja, mirándolo con seguridad.

Ichigo, la observo por unos segundos, se secó sus ojos empapados por lágrimas, para luego asentir y dejarse guiar por la niña pelinegra hacia la sala de recepción. Donde terminaron por conocerse.

(...)

Con Sakura, la incredulidad era descomunal.

¿Cómo podía ir tan bien el parto aun con la condición delicada de la madre?¿Es esto la magia de las novelas? Tan sencillo...

Ya tenía en sus brazos a una de las pequeñas mellizas, mientras la otra se encontraba en los brazos de una agotada y débil Masaki. El procedimiento fue casi perfecto, no hubo ninguna complicación para la sorpresa de una doctora que vio y paso de todo en una sala de cirugías. Era en su perspectiva, un milagro.

Los llantos de las mellizas se escuchaban por toda la residencia, la sirena de la ambulancia también se escuchaba de fondo, pero la pelirrosa solo pudo dedicarse a sonreír enternecida por la situación poco convencional. Tenía notorias manchas de sangre en la ropa, la cama estaba cubierta también, pero solo se dedicó a hablar a la recién nacida con bastante dulzura.

― Hola, pequeña lindura⁓ ― Sonrió para luego mirar a Masaki, la madre del protagonista más fachero de la historia del anime.

Y con entusiasmo le dedico las siguientes palabras a la castaña.

― Felicidades, son unas niñas preciosas... ―

Masaki desde donde se encontraba acostada, le devolvió el sentimiento. Los paramédicos no tardaron en atender a la pelirrosa con las recién nacidas y ayudar, a mover a la joven madre en las instalaciones del hospital donde la pelirrosa dirigía.

Ichigo desafortunadamente no las pudo acompañar.

― La lluvia no parece querer parar... ― murmuro la pelirrosa, saliendo de la ducha mientras se secaba el cabello. Se vistió y luego bajo hasta el cuarto de juegos que tenía Sarada, donde ambos niños se encontraban "jugando".

Más bien, estaban tirados en el piso alfombrado, dormidos profundamente. Sakura, se recostó sobre el marco de la puerta y se dedicó a mirarlos con una sonrisa llena de dulzura.

Las cosas, ya estaban cambiando...

Continuara...



Espero que lo hayan disfrutado٩(๑❛ᴗ❛๑)۶  ❤

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Nota: "Los variantes", son como una mutación o evolución entre las razas que se presentan en Bleach. Normalmente se les cataloga como alto riego, por su inmenso poder en batalla y sus innumerables trucos que sobrepasan a un Shinigami de rango capitán, pero por obvias razones, los Shinigamis tuvieron que ser tolerantes con estos individuos por las ventajas que estos aportaban a la sociedad de almas. Variantes como lo son; Sakura, Naruto y Kakashi, tuvieron una participación fundamental para que su tipo fuera visto con buenos ojos por los demás .

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¡Espero sus comentarios! o(〃^▽^〃)o


_9530.💮

Atta:@Fanny034.

¡Hasta la próxima!

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