Reina Elizabeth I De Polonia.

Dos años habían pasado desde que nació el último hijo de Elizabeth, por lo que ahora ella había estado más ocupada, tenía que dividir su tiempo entre sus hijos y su gente.

Durante esos años, Sah Sultan junto a los hijos de Hurrem, con el permiso de Suleiman pudieron ir a Polonia, aunque no por mucho tiempo, solo estuvieron dos semanas y tuvieron que volver.

Pero en esas dos semanas se habían divertido un montón, conocieron a sus dos abuelos, a quienes terminaron prefiriendo antes que a la familia de su padre, la madre Sultana no era ni la mitad de cariñosa de lo que era Alka, tampoco era la mitad de graciosa que el rey Charles.

Los tres príncipes jugaron con sus hermanos, en ese período Mehmed se la había pasado pegado a Mihrimah, solo Allah sabía cuánto había extrañado a su pequeña hermana, y Kösem se desvivía por Selim, adoraba a su hermano menor.

Aunque evidentemente era porque Selim era igual que su madre físicamente, era una versión masculina de Hurrem.

Aunque eso no significa que Kösem no quisiera a Mehmed, Bayaceto o André, simplemente era que sentía más afinidad por Selim.

Lamentablemente esas dos semanas se pasaron volando por lo que tuvieron que volver, no sin antes hacer como mil travesuras, se rompieron unos cuantos huesos por andar jugando a ser superhéroes.

No está demas contar que Hurrem los deshonró hasta decir basta, mientras sus abuelos y tía se mataban de risa al ver la escena.

La despedida fue dolorosa, pero sabían que volverían a verse.

Pero esa felicidad que sintieron hace dos semanas, se esfumó completamente cuando el rey empezó a tener problemas de salud en los plumones, muchas veces le costaba respirar, preocupando a su esposa y a su hija.

Lamentablemente no duró más que dos meses, ya que el problema estaba bastante avanzado, los médicos no sabían que era, simplemente le dijeron a la Reina que el Rey tenía una enfermedad incurable, por lo que  Alka, Elizabeth, Anastasia, Gabriella y André se dedicaron en cuerpo y alma a hacer feliz a su abuelo en sus últimos momentos, el amado Rey murió feliz, en brazos de su gran amor y rodeado de sus nietos.

No podía estar más agradecido con la vida por traerle nuevamente la alegría al menos en sus últimos años.

Dando pase al momento en el que se encontraban ahora, en el funeral del Rey, Alka estaba devastada, con el segundo ruido de la pala casi se desmaya, a Elizabeth le dolía el corazón al ver cómo enterraban a su padre, ¿Por qué la vida se esforzaba en hacerla sufrir?

Luego del entierro, las dos mujeres solo pudieron guardar luto un día con mucha suerte, ya que Elizabeth tenía que asumir el trono, pero cuando llegó a la reunión del consejo, algunos nobles se opusieron, partidarios del duque Alfonso, primo de Elizabeth.

──¡Una mujer no puede gobernar un reino!── Grito un conde.

──No hemos caído tan bajo para eso.

──¿Quieren decir que yo no puedo manejar este reino tan bien como lo hizo mi difunto padre?──Pregunto Hurrem con sarcasmo.

──Por supuesto, una mujer jamás tendrá las mismas características que un hombre.

──Así, si fuésemos como los hombres no pasaríamos a la historia.──Respondio Elizabeth con burla y ganándose el enojo del conde, se dirigió hasta el trono y los miro a todos en la asamblea.── Escúchenme bien, YO SOY LA PRINCESA DE LA CORONA, LEGITIMA HEREDERA AL TRONO Y AHORA LA REINA DE POLONIA, LES GUSTE O NO, YO GOBERNARÉ ESTE REINO Y AL QUE SE INTERPONGA NO DUDARE EN MANDARLO A EJECUTAR.

Todos los presentes se mantuvieron callados, como si pensaran en algo.

Lo que había dicho Elizabeth, no era una amenaza vacía, era algo que iba a cumplir, por andar de bondadosa en el imperio Otomano casi la matan, por confiar ciegamente en un hombre la alejaron de sus hijos, era demasiado débil en ese entonces y como ella ahora demostrará un poco de debilidad o miedo, no dudarían en barrer el mundo.

Después de todo, el más débil pierde el juego.

──Usted es solo una pieza de la monarquía.── Volvió a hablar el mismo conde.

──Lo sé, Soy la reina del tablero de ajedrez.


Ninguno de los presentes parecía querer decir algo, de hecho se veían incómodos, pero eso a Elizabeth no le importaba en lo más mínimo, el que no quería que ella fuese reina, podía irse, no lo obligaba a quedarse.

Un noble se levantó, y aplaudió, llamando la atención de Hurrem.

──Yo, el Sultán Mehmed de la dinastía Safavida, reconozco a la princesa Elizabeth como la Reina de Polonia.── Declaro el hombre con una sonrisa.── Tiene mi apoyo en todas las medidas que quiera tomar.

──Se lo agradezco, majestad.

Poco a poco los nobles fueron aceptando a la nueva reina, Salvo por unos cinco o seis, pero la mayoría ya reconocía a Elizabeth I de Polonia.

──¡LARGA VIDA A LA REINA ELIZABETH I DE POLONIA!

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