🥿 Cap. 5 🥿
– ¿Estás seguro que quieres que te hable así?
– Pero claro que sí, te he causado bastantes problemas, y uno de ellos tal vez sea el porqué tienes una herida en tu oreja.
El rubio sólo desvió la mirada poniéndose un poco nervioso.
– E-eso no es verdad... Fué mi culpa, me quedé dormido cuando debí levantarme temprano.
– Aún así tu amo tiene serios problemas de ira, ayer estaba emocionado por los arreglos que les haré a los vestidos de sus hijas, y hoy despierta de mal genio -dijo el anciano dejando las tijeras a un lado mirando a ambos chicos- Pero no es algo que deba importarme, será mejor que empiecen con su plan antes de que se haga tarde, el tiempo no espera a nadie.
– Tienes razón, vamos Danielle, hoy tengo todo preparado para que puedas ir al castillo.
– ¿Qué? N-no no, no puedo ir así, ¿y si me ve algún encargado, el principe, o incluso el rey?
– Hey, tranquilo, confía en mí, el rey salió a entregar las invitaciones, y el principe debió acompañarlo, digo, es el centro principal, también traje ropa de los sirvientes, nos haremos pasar por ellos, ¿confías en mí?
– ... Está bien, sólo si prometes que no volveré a mi casa en la noche.
– Lo prometo, yo mismo te llevaré.
– Bien, entonces vamos, nos veremos después señor Grey.
– Hasta luego, no se metan en problemas.
– Y dale con eso, nos vemos.
Dicho esto ambos chicos salieron y empezaron a caminar hacia la tienda de uno de los amigos del mayor.
– Oye, dejé mi caballo aquí, ¿lo puedo llevar al castillo? No quiero dejarlo sólo.
– Claro que sí, mientras no esté en el establo de los caballos del rey nadie se dará cuenta.
– Bien... ¿A dónde vamos?
– A una tienda, allí tienen la ropa que conseguí, es mejor cambiarnos aquí que allá, ¿no crees?
– ... Tienes razón, ¿sabes algo más de la fiesta?
– Vendrán duques, condes, e incluso damas de la corte, hablando de la mayor nobleza, aunque no dudo que el rey le proponga al príncipe elegir a una mujer de alta clase.
– Bueno, tiene sentido, no habría nada raro si eso pasara, raro sería que el principe termine enamorándose de alguna plebeya, ¿no crees?
El chico rió levemente.
– Tienes razón, pero es algo que puede pasar, aunque sea un amor imposible por la jerarquía.
– Sería lindo que eso pasara, así tal vez los demás nobles no serían tan violentos con sus sirvientes... -el castaño le miró extrañado, el rubio al procesar lo que dijo le miró nervioso- Olvida lo que dije, estoy exagerando, los nobles son los que deciden cómo adiestrarnos, ellos son los que deciden por nosotros, son los que nos alimentan y debemos estar agradecidos por eso.
El castaño le miró preocupado, era lo que su padre no quería que viera al visitar el reino, era algo que quería hacer desaparecer una vez fuese rey.
– Oye... Mejor olvidemos eso y volvamos a lo que íbamos, ¿te parece?
Quería consolarlo pero no sabía muy bien cómo hacerlo sin decirle "Te protegeré de eso una vez sea rey".
– Si, vamos.
Durante el resto del camino no cruzaron palabras, al llegar a la tienda el castaño saludó a un pelirrojo.
– Vaya vaya, pero miren quién-
– Félix, hoy no vengo para "juegos", venimos por los disfraces para mí y mi buen amigo Danielle.
El rubio se sonrojó un poco desviando la mirada.
– Oh, ya veo, bien, entonces entren, arriba están los disfraces, pueden dejar su ropa en los percheros, les juro que no se moverán de allí.
– Gracias -dijo el rubio para apresurarse a subir, el castaño le iba a seguir pero fué detenido por el pelirrojo.
– ¿En serio es ese rubio?
– Si, ¿por qué?
– Mmm... No es nada, es sólo que se me hace familiar, ¿recuerda a la familia que la mujer y el niño que tuvieron un terrible accidente? Él se parece un poco.
– O bien puede ser hijo de algún noble y alguna sirvienta, eso pasa muy seguido... Pero lo dudo mucho, muy apenas pudieron sacar el carruaje del lago, no sé pudieron recuperar los cuerpos.
– Tiene razón... Bueno, apresurece, su padre ya debió salir.
– Muchas gracias Félix, te debo una -dijo dándole un golpesito amigable en su hombro.
– En realidad son tres.
– Te las iré pagando, no te preocupes -rió levemente y subió, abrió la puerta, el rubio colocó la camisa en su cadera como si fuera una falda, pero al ver al castaño entrar se escondió rápidamente detrás de una pared.
– ¡N-no es lo que parece!
– ¿Pero que rayos estabas-
– ¡Olvídalo! ¡No hice nada!
– ... Yo no ví nada, anda, apresúrate, tengo el tiempo medido para poder ir y venir a tiempo
Dijo entrando y cerrando la puerta como si nada hubiese pasado, el rubio estaba rojo de la vergüenza, le alivio que el mayor no lo volteara a ver, soltó un suspiro calmandose y ambos empezaron a cambiarse respetando la privacidad del otro, aunque por mera curiosidad el rubio se giró un poco para verlo de reojo, se sonrojó al ver su espalda desnuda, desvió la mirada para seguir en lo suyo antes de distraerse más.
Al terminar se miró en el espero acomodándose un poco, aunque el castaño tenía algunos problemas para terminar de acomodarse la camisa, el rubio por instinto fué ayudarlo y de pasó abrochando los últimos botones de su camisa, estaba concentrado en lo que hacía hasta escuchar la voz del mayor.
– Gracias
El rubio se sonrojó terminando lo más pronto posible para ir a recoger sus cosas.
– No es nada
El castaño sonrió levemente y recogió igual sus cosas, bajaron las escaleras y se dirigieron al establo, el rubio al ver cuál era el cabello del mayor se emocionó.
– ¿Ese es tu caballo?
– Si, es una yegua, ¿te gusta?
– ¡Es muy bella! Pero no tanto como el mío -dijo abrazando al suyo riendo levemente– Lo cuido como si fuera mi propio hijo
– Me lo imagino, bueno, tiempo de ir al castillo.
El castaño se subió a la llegua y se dirigió a la salida pagando el cuidado de ambos, el rubio se subió y le siguió con calma.
– No es necesario que pagues por mí.
– Pero quiero hacerlo, es mi forma de disculparme contigo, una disculpa para mí no sólo es decirlo y ya, pero si te molesta sólo dímelo y te dejaré hacerlo.
– ... Sólo por esta vez, es extraño que te preocupen tanto los sirvientes siendo un noble, ¿sabes?
– Bueno, llevo tiempo conviviendo con los plebeyos, y la verdad hay más humildad y confianza entre ellos que entre nobles, no creo que seamos diferentes, lo único que nos diferencia es el dinero, ni siquiera si hay personas de "sangre pura" o no.
El rubio sonrió levemente ante eso, igual creía que le mentía, pero después de ver todo lo que hacía por el algo no permitía que pensara que el contrario fuera un mentiroso.
– Está bien, ¿iremos lento o rápido?
– ¿Quieres una carrera?
– Suena tentador, pero no sé llegar.
– Descuida, yo te guío, ¿te animas?
– Bien, te sigo.
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Más de un mes sin actualizar, lo siento en verdad, pero han pasado muchas cosas.
Una de ellas es que ya debo elegir qué estudiar, además de que mi ánimo a estado por el suelo, pero ya estoy mejor.
¿Quien diría que la vida recién siendo adulto sería fácil?
En fin, yo creo que tendré que hacer varios libros de acuerdo a las princesas de Disney, me alargaré bastante con Cenielle, así que creo que es lo más confiable.
Espero esta semana dar otro capítulo de compensación por el tiempo que no seguí escribiendo.
Me despido por ahora, y esperen el siguiente, tengo algunas ideas con salseo
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