Sanemi Shinazugawa.
pedido por: Darby-04
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—Sanemi sal de la habitación. —dijiste mientras apoyabas tu peso sobre tus brazos debajo de tu barbilla. El nombrado frunció el entrecejo, antes de que te contestará volviste a hablar. —Si sigues aquí no me podré concentrar por tanta belleza, guapo.
—¿Qu-qué diablos te pasa? —respondió de manera brusca. Se supone que estaban haciendo la tarea para la siguiente clase pero como cualquier estudiante digno perdieron el tiempo casi toda la hora y usaban apenas treinta minutos para terminarla.
—Muchos hombres matarían por tener a una mujer que les diga los lindos que son. ¿Y tú te quejas por eso? Diablos, yo me pongo romántica y tu tan mamón. —suspiraste para recostar tu mejilla contra tu palma. Aunque Sanemi aparentaba ser muy rudo y todo un chico malo, tus comentarios le afectaban y no sabía cómo reaccionar.
Ya sentía como su cara enrojecía hasta las orejas, intentó disimularlo poniendo el libro tapando su rostro.
—No sé cómo haces para decir esas cosas tan fácilmente.
—Oh, eso es porque está en mi sangre latina. Y de algo se aprende de los cochinos hombres que te dicen cosas en la calle. Actúan como si nunca hubieran visto una mujer en su vida.
—Si alguien te dice eso conmigo le partiré la cara.
—Ay mi vida, te amo. —te abalanzaste sobre él para abrazarlo y darle besos en la mejilla. Te separó al poco tiempo gruñendo. —Sé que te enloquezco muñeco.
—Ya basta. —de nuevo tenía la cara roja. Evitó mirarte. —Hemos perdido mucho tiempo por andarme mostrando ese estúpido juego de rol. Primero que nada soy hombre. ¿Por qué me muestras eso?
—Pfft, te estás quejando cuando te emocionaste porque Jasan acepto la cita. —sonreíste victoriosa. —¡Es que es tan entretenido, me hace sentir mejor salir con chicos inexistentes!
—Igual eso no te quitará lo soltera. —hiciste puchero. —Ya terminemos esto de una vez. Debo regresar a casa temprano.
Ibas a refutar pero tenía razón, ya cayó la tarde y el proyecto iba a irse para el carajo si no comenzaban. Pusieron algo de música en tu teléfono que milagrosamente le quedaba batería.
Al pasar el rato solo faltaba revisar los errores ortográficos. Te gustaba esa parte y era divertido pasar el rato con Sanemi. No se quejaba por tus cantos desanimados o cuando tu reproductor ponía una canción donde sabías la coreografía y te ponías a bailar sin pena alguna.
—¡Ya no tiene excusa, hoy salió con su amiga disque pa' matar la tusa! —pobre de aquel animal que estuviera cerca de ustedes, seguro saldría corriendo despavorido. No es que fueras mala cantando. Solamente se te iban los gallos de vez en cuando pero eso no te importaba. —¡Pero hice todo este llanto por nada!
La cara de Sanemi era digna de un meme mundial.
Después de tu concierto donde el único público fue tu crush y tu peluche favorito, el peli blanco empezó a recoger sus cosas.
—¿No te quieres quedar? —preguntaste subiendo y bajando las cejas.
—No. Y ni se te ocurra decirle eso a cualquier hombre.
—Aww, ya estás celosito. Solo digo la verdad, no va a pasar nada no te emociones. Tengo una vecina y es muy chismosa.
—¿En serio? —lo seguiste hacia la puerta.
—Creo que me espía a través de la pared. Como en las películas que usan un vaso de vidrio, realmente funciona.
—No quiero saber cómo terminaste haciendo eso. Eres muy rara.
—Gracias, lo sé. El aburrimiento te hace inventar de todo para que el día pase más rápido.
Se detuvo en la puerta.
—Bueno, uh. Nos vemos mañana.
—Sip, no me extrañes demasiado. —sonreíste. Sanemi no dijo nada, te observó por un momento para bajar las escaleras. Casi cuando desapareció escuchaste la puerta de al lado.
—¡Vecina! ¿Ya se fue tu novio? —giraste los ojos con fastidio. Ya te lo esperabas.
—No es mi novio ya te lo dije.
—¿En serio? Por cómo le hablabas parecía que sí.
—Ojalá. —suspiraste.
(...)
En los pasillos de la escuela las personas te observaban aterrorizados. No habías cometido ningún asesinato, si quiera dicho alguna palabrota.
Estabas cantando a todo pulmón.
Llegaste demasiado temprano y sorprendentemente no eras la única que lo hacía. Pobres aquellos que te escucharon en el metro, al menos pudieron huir de ti.
La canción terminó, haciendo que te detuvieras.
Era la misma que escuchabas cuando conociste al mayor de los Shinazugawa. Desde entonces se convirtió en tu mejor amigo.
Fue muy gracioso, la situación era muy parecida. Solamente que chocaste contra él y en vez de asustarte por su imponente apariencia le gritaste con los auriculares puestos.
Porque la canción estaba demasiado buena.
Luego coincidieron en las mismas clases, eso o que eras tan distraída que no te diste cuenta antes. Su relación avanzó bastante rápido y formaron una gran confianza.
No lo negabas, te gustaba mucho. Desde su apariencia hasta sus momentos donde se molestaba te resultaba condenadamente sexy. Aquello solo era una faceta para hacerse el hombre serio, caía ante tus piropos y coqueteos más tontos.
—Dios se apiado de nosotros. —escuchaste a Zenitsu rezando mirando hacia el cielo. Reíste ya que sabías que se refería a que paraste de cantar.
—¿Dónde está mi pikachu asustadizo? ¿Dónde, dónde? —bromeaste mientras este intentaba escapar de ti ya que sabía que ibas a querer abrazarlo. Es decir, estrujarlo con mucha fuerza.
También era de tus amigos más cercanos.
—¡Sálvenme, no debí aceptar su amistad! ¡No soy ninguna mascota!
—Déjate querer. Te la pasas llorando por el amor de Nezuko pero no aceptas el mío. En fin, la hipocresía. —lograste alcanzarlo porque paró de correr para no chocar contra algunos alumnos que caminaban por el pasillo.
Lo atrapaste mientras este se quejaba al ser abrazado.
Más no esperabas que Sanemi apareciera.
Pobre Zenitsu, si las miradas mataran este sería el fin de su corta vida sin lograr siquiera casarse.
—Puedo explicarlo Roberto, no es lo que piensas. —dijiste sin poder tomar la situación enserio. El rubio temblaba del miedo entre tus brazos.
—¡No-no, de verdad yo estaba huyendo de ella! ¡Todos lo vieron! —a pesar de sus palabras los testigos huyeron de la escena. Sus palabras parecían empeorarlo todo.
—Zenitsu no estás ayudando.
—¡Tú tampoco estás siendo de mucha ayuda, ya suéltame no quiero que esto se malinterprete más de lo que ya está!
—¿Por qué? Eres mi amigo y tengo derecho de abrazarte. Así sea mi mismísimo marido quien me lo recrimine jamás dejaré de ser cariñosa con mis amigos.
—¿Con qué amigos, huh? —finalmente Sanemi habló, apenas te distrajiste cuando notaste que tu amigo de cabello teñido te dejó sola.
Sentiste como te apretó Sanemi la muñeca para llevarte con él.
—¡Auch! ¡Oye, esto no es un dorama donde la protagonista le gusta ser tratada como una muñeca por masoquista! ¡Me estás lastimando!
—Lo siento. —te soltó ya estando en un aula vació. —Así que, tú solamente eres cariñosa con tus amigos.
Le miraste asimilando su pregunta. Oh santa madre de la virgencita de Guadalupe.
—Eh... ¡Espera, espera! ¡No me digas que eso es lo que te molesto! —su silencio te hizo sospechar aún más. No querías ilusionarte en vano.
Sanemi simplemente miraba a otro lado hasta que notaste que su rostro estaba ruborizado.
—¿Y si es así qué?
—No antojes.
—¿Qué?
—Nada. —reíste por los nervios. Otra vez tus frases por pasar demasiado tiempo usando internet. Lo escuchaste suspirar.
—Realmente me gustas. —parpadeaste varias veces. Una grabadora por favor. —No pensaba decírtelo porque creía que eras así conmigo porque así es tu personalidad.
—Bu-bueno, en realidad si les digo cosas lindas a mis amigos. Pero contigo es diferente ya que... —tomaste aire. —¡Tú me... Ah, me gustas, me gustas también! —tu cara enrojeció.
Ambos se observaron avergonzados. Eso hasta que alguien entró y Sanemi lo fulminó con la mirada y este se dio media vuelta para irse.
—Entonces, ¿aceptarías una cita conmigo? —se rascó la nuca.
—Cita, boda, luna de miel... lo que tú quieras papi. —reíste pero lo hiciste aún más al ver su gesto sorprendido.
—Bien, estoy realmente feliz. Ya que tengo a la mujer que me hace sentir especial conmigo.
Se tomaron de la mano para salir. Sentiste un cosquilleo grato por todo tu cuerpo hasta que notaron ciertas miradas sobre ustedes.
—¡Vivan los novios! —gritó uno de tus compañeros de clase.
•◦❥ Algo breve porque no me gusta extenderme tanto y necesito escribir esto desahogarme ;; (no es obligatorio leerlo, solo es sobre mí así que lo pueden saltar.)
Estos meses he dejado algunos libros sin actualizar ya que sucedieron muchas cosas en mi vida. No podía concentrarme y lo que escribía no me agradaba del todo. Por esa razón decidí que era lo mejor alejarme un tiempo para ver las cosas desde otro punto de vista.
Lamento a aquellas personas que tenían sus pedidos y me tarde más de lo debido. Aún tengo pendiente seguir one shot's que serán un poco más largos ya que la temática lo amerita o porque me parece que así puedo desarrollar mucho mejor lo que quieren.
En fin, espero que estos últimos capítulos hayan sido de su agrado. Realmente me esfuerzo en hacer que les guste y sobretodo les haga reír. Gracias por su paciencia y apoyo a este libro que solo es uno más entre muchos otros.
Datito: Lo de la vecina chismosa es en parte porque vivo con personas así desde que tengo memoria jaja y vi una película que se llama una sirena en Francia que parodia esto muy bien. Se las recomiendo.
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