Maratón Escolar ~ Giyuu Tomioka.
pedido por: martiotaku21
︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿
—¡Giyuu por un carajo, nos vamos a quedar sin cupos! —gritaste histérica mientras veías como el azabache hacia una contienda de competencia de fuerza contra su mejor amigo Rengoku.
Apenas pareció escucharte, estaba demasiado concentrado en ganarle al cejón de la clase.
Te golpeaste en la frente. Esto no funcionaba.
Además, tu voz se perdía entre el bullicio de los espectadores de la contienda. Hasta Tanjirou y Nezuko estaban ahí.
Fue entonces que tomaste suficiente aire y justo cuando Giyuu estaba remontando lo jalaste por la camisa haciendo que se cayera. Esto ni te importo, ya que te lo llevaste arrastrándolo dejando a los espectadores desanimados.
Tomioka se levantó ya afuera en el pasillo, sacudió sus ropas y con su actitud neutral como era habitual te encaró. Se dio cuenta que estabas muy molesta, cruzada de brazos y golpeando el piso varias veces con tu pie a cierto ritmo.
—¿Estás molesta? —eso fue lo que colmó el vaso.
—¡Por supuesto que lo estoy! —suspiraste para calmarte. —Te llevó esperando como media hora para poder elegir el bendito club juntos como lo prometiste. ¿O acaso se te olvidó?
—Oh. —Giyuu parpadeó. —Lo siento, lo olvide.
—No puedo creerlo, desde que entramos en la escuela es un ritual para conmemorar un nuevo año y tú vienes a empezar un juego de fuerza justo ahora.
—Lo siento, en realidad entre porque me convencieron y hasta hicieron apuestas.
—Giyuu, eso me sabe a—alguien abrió la puerta interrumpiéndolos.
—¡( _ )-san, no sabía que estabas en el salón! —era nada más ni nadie menos que Rengoku. Sonreíste un poco incómoda.
—Hola. Disculpa, pero tenemos algo importante que hacer.
—¡Esta bien, no te preocupes! ¿Ya eligieron el club que van a participar?
—No, en realidad íbamos a eso.
—¡Oh! Pues será mejor que vayan ahora, quedan unos veinte minutos. —confirmó viendo su reloj de muñeca.
—¡¿QUÉ?! ¡Gracias! —tomaste a Giyuu para salir corriendo.
Ya en el tablón estabas que te comías las uñas, no sabías a que condenado club entrar. Además no había dos cupos sino uno solo en cada uno que revisabas.
—Me quiero morir. Por eso no me gusta hacer las cosas a última hora, es para gente floja. Bueno, si lo soy pero aun así, odio esto. —ya te estabas rindiendo y para rematar no quedaba mucho tiempo.
—¿Qué tal este? —Giyuu señaló un folleto. Te acercaste para leer.
—¿Cocina para la escuela, es en serio?
—Es el único que todavía tiene suficientes cupos, oh bueno, le falta gente. —revisaste tu celular.
—Solo quedan cinco minutos, creo que no hay otra opción. —anotaste tu nombre y dejaste que él hiciera lo mismo. —No sé cocinar.
—Supongo que nos enseñaran. —el azabache te vio.
—Aja, pero antes de que aprenda quemaré la cocina. De verdad, si el próximo año me dejas morir me vengaré.
—Pudiste haberte inscrito tú antes sin esperarme.
—No. —empezaste a caminar. —No te iba a dejar solo.
—( _ ).
—¿Qué?
—Tu cara esta roja, creo que debemos llevarte a la enfermería.
—¡N-no, estoy bien, solo es el calor!
No te lo esperabas, pero en ese mismo club se encontraba Shinobu. La incomodidad que sentías era clara pero tu amigo de la infancia parecía si quiera percatarse.
Las cosas empeoraron cuando te asignaron a otro grupo sin él y quedaste apartada. Tenías ganas de meterte en medio de los dos. En serio, estaban demasiado juntos.
Rompiste la sandía con facilidad, asustando a tu compañera.
Cuando estaban saliendo y dejaron los delantales Shinobu parecía seguir hablando con Giyuu.
Caminaste hasta salir del salón para tomar el autobús.
Así pasaron los días, les tocó servir el almuerzo a los demás. Iba a ser tu turno esa tarde.
—Hola preciosa, por favor un poco de tu amor servido en este plato. —Zenitsu hizo una pose de Don Juan mientras le mirabas neutra.
—Z-zenitsu ya basta. —Tanjirou sonrío con nerviosismo tratando de calmar la situación.
—Está bien. —les serviste en sus platos. El rubio se fue feliz con corazones a su alrededor.
Tanjirou se mantuvo a tu lado dejando a los demás pasar.
—¿Dónde está Tomioka-san? —sonreíste molesta.
—Debe estar con la señorita perfecta adentro.
—¿Q-quién?
—Nada. ¿Quieres algo más?
—N-no. Solamente estoy preocupado por ti, no te ves bien.
—Claro que estoy bien, para nada estoy molesta porque mi mejor amigo se haya olvidado de elegir un club divertido juntos. ¡Ahora estoy sirviendo comida muy feliz! ¿Y tú qué? —achinaste los ojos al notar como un estudiante se te quedaba viendo por tu actitud.
—Ah, ya sé lo que sucede. —le miraste desanimada. —¡Vamos, aunque las cosas no hayan salido como lo planeaste estoy seguro que todo irá bien!
—Eres tan positivo. —sonrió.
—Al menos pudiste estar en el club con él. ¿Cierto?
—Ajá... —hiciste una mueca al pensar en que Shinobu andaba con él como chicle además de todas las chicas del club.
—¡Te deseo lo mejor, suerte! —se despidió.
(...)
—No aguanto este sufrimiento llamado: que mi crush no me preste atención. —dejaste caer tu cara contra el pupitre. —Debí escuchar a mi mamá de que no me gustaran chicos guapos, siempre tienen a una manada detrás.
—V-vamos, ( _ )-san. ¡Tienes que enfrentar el problema y luchar! —te apoyó tu mejor amiga Mitsuri.
—Eres tan parecida a Kamado... ¡¿Cómo diablos voy a enfrentarme a tantas chicas a la vez?!
—Tienes la ventaja y no te das cuenta.
—¿Cuál?
—Esas chicas estarán interesadas en Tomioka-san pero tú lo conoces desde que eran niños, ¿no es cierto?
—Bueno sí.
—¡Entonces tú lo conoces mejor que todas ellas juntas, debes aprovecharlo! ¡Así todo terminara como una historia de amor con drama escolar! —junto sus manos imaginando la escena con Giyuu con la cara de Calamardo guapo.
—C-creo que has estado leyendo demasiado shōjo...
—¡Es la verdad! Tu misma interrumpiste la apuesta con él y Rengoku para que pudieran elegir un club, tienes que tener esas agallas de nuevo.
—Solo tenemos un problema. Tengo miedo. —mordiste tu labio. —Tienes razón, a veces si tomo al valor de hacer las cosas y no importarme lo que piensen los demás. Pero... ¿Qué pasa si no siente lo mismo? Capaz me vera como una de las miles de chicas que se le han declarado y no querrá seguir siendo mi amigo.
—No lo sabrás hasta que no lo intentes, ( _ )-san, tengo fe de que todo saldrá bien. —tomó tus manos con una sonrisa.
—Si falló, espero que me ayudes a mudarme de país.
(...)
Esta vez no huiste en el momento de que sus horas en la cocina acabaran. Estás aterrada del miedo, hasta podías jurar que tu estómago estaba como loco y eso no te ayudaba a calmarte.
Poco a poco el aula quedó vacío. Más te extrañó que Giyuu no hubiera salido todavía.
Aunque, él siempre era de los últimos.
Justo en el momento que te asomaste, había una chica dándole un presente.
—¡M-me gustas, por favor acepta esto! —te quedaste de pie, observando la escena sin poder reaccionar.
Giyuu le miró, tomando su bolso.
—Lo siento, no estoy interesado. —justo cuando iba a salir te escondiste. Ibas a irte cuando te detuviste a escuchar la pregunta de ella.
—¿Acaso te gusta alguien más? —que chismosa, deberías alejarte antes de que se diera cuenta pero la curiosidad era muy grande.
Parecían eternos los segundos que transcurrieron.
—Sí. Supongo que mereces saberlo ya que te rechace. —sentiste una leve esperanza. Diste unos pasos queriendo ser lo menos ruidosa posible. —¿( _ )?
Por un...
—H-hola... —te giraste lentamente. Su mirada sin decir nada te ponía aún más nerviosa.
—No pensé que vendrías hoy. Más bien, hasta pensé que te saldrías.
—¿Por qué? —encarnaste una ceja.
—Es solo que... Ya no pasamos tiempo juntos, así que... —sacó una hoja en el bolsillo del pantalón para mostrarla. —Hablé con el profesor del club de literatura, nos dejó entrar a los dos.
—¿Q-qué? Espera... ¡¿Entonces por qué seguías viniendo si ya lo sabías?!
—No quería irme sin decirte, aun no era seguro. Después de todo fue mi culpa que nos quedáramos por fuera y sé lo mucho que te gusta leer.
—P-pero a ti no te gustan tanto los libros como yo, Giyuu...
—No importa, es lo menos que podía hacer. —sonreíste y lo abrazaste.
Después de eso, compartieron tiempo juntos en su nuevo club. Al final Giyuu terminó gustándole tanto que se quedaban en la biblioteca.
—Oye, Giyuu... Escuché que te gusta alguien. —le miraste tapando parte de tu cara con el libro que leías.
—De todas maneras ya la conocías.
—¡¿Qué?!
—¡Shhhh! —la bibliotecaria te mando hacer silencio.
—Perdón. —te escondiste por la vergüenza. Tomioka sonrío.
—Y es realmente muy ruidosa.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top