Kiriya Ubuyashiki.
pedido por: ALVPUT0
︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿
Se podría decir que estabas jodida.
No. Bastante jodida.
—Que Dios baje ahora mismo y me diga que hice en mi vida pasada para merecer esto. —tomaste tu rostro entre tus manos con cierta desesperación. En ese instante recordaste que tenías ciertas marcas que aparecieron tras empezar a casar demonios por tu cuenta.
Solamente sabías que estabas preparada para terminar con unos demonios en cierto pueblo, y cuando ibas a reaccionar te habían emboscado. Ya sabías que iba a ser tu fin.
Más despertaste en una casa de un extraño, paranoica y con el estómago rogando por algo de comida que no recibía por días. Te preocupaba más las intenciones de quien fuera que te salvó.
Ah, y estabas hablando contigo misma.
—Veo que ya despertaste. —diste un chillido. ¿De dónde salió? Parecía un fantasma al ser tan silencioso. —Oh, lo siento. No quería asustarte.
—Demasiado tarde. —respondiste con desconfianza. ¿Quién era este tipo?
Sonrió. Su sonrisa de alguna manera te relajaba.
—Mi nombre es Ubuyashiki, soy el que se encarga de los cazadores de demonios. Mi papel no es tan importante, mis hijos son los que hacen todo el trabajo por mí. —hizo una pausa. —Uno de ellos te encontró a punto de ser asesinada, estabas inconsciente.
Eso explica el dolor en la cabeza.
—Entonces... ¿Me trajiste aquí para volverme cazadora?
—Ya lo eres.
—Uh, lo siento. Es que, pensé... —suspiraste. —G-gracias por salvarme.
Después de eso, continuaste con tu entrenamiento y conociste a Amane. Ella te trataba con mucho cariño, tanta atención te ponía incómoda.
¿Acaso eran cosas tuyas?
Cuando ibas a salir por la puerta casi te tropiezas con alguien.
—O-oh, lo siento. —le viste a la cara. Era la copia exacta de Ubuyashiki.
—Uh. —te acercaste para verle más de cerca. —Pensé que eras una niña.
—¡N-no soy ninguna niña, apenas soy unos años menos que tú!
—¿Cuántos años tienes?
—O-ocho.
Empezaste a reír. —¡¿Q-qué?! ¡Yo tengo once, eres todo un bebé!
—¡No lo soy y no me llamo bebé mi nombre es Kiriya!
—Igual se me va a olvidar. —seguiste tu camino.
No querías pecar de odiosa, pero ese chico era algo... Extraño. Jamás olvidarás cuando te cuidaba en ocasiones que Amane no podía. Se acercaba demasiado.
Le terminaste pegando en la cara.
Vaya a tu saber porque actuaba así, tenía hermanas. No es como si nunca hubiera visto una chica en su vida.
Transcurrieron dos meses. Te enteraste por el pilar del amor que iba a ver un festival cerca.
Mientras practicabas en las afueras de la finca mariposa alguien se te acerco.
Era Kiriya.
—¿Q-quieres... ir... a-al festival conmigo? —apenas le entendiste. Más tu cerebro entendió tan rápido su propuesta que tú misma te sorprendiste.
—Seguro. —respondiste neutral. Aquello pareció ser más que suficiente para que sus ánimos se elevaran hasta el cielo. Fue la primera vez que lo viste sonreír.
Después de que te dejó sola tras hacer una reverencia, caíste en cuenta.
¿Por qué aceptaste?
—No puede ser. —tras pensarlo y pensarlo durante quien sabe cuánto tiempo. Todo parecía tener sentido. —No me puede gustar, eso no tiene sentido... ¿O sí?
Solo hablar contigo misma hacía todo peor. Entonces de tan solo pensar en Kiriya tu corazón se aceleró.
Tapaste tu rostro con la almohada para amortiguar un grito.
—Ubuyashiki me va a matar.
Al decidir salir de tu cueva la voz de alguien te hizo reaccionar.
—¿A-amane? —la esposa de Kagaya se acercó a ti con una sonrisa.
—¿Estás ocupada?
—Eh... No. —en realidad, solo entrar en una pequeña crisis. —¿Paso algo?
—Solo quiero contarte una cosa.
(...)
—¡Te ves tan preciosa! —Mitsuri no paraba de hacerte halagos después de arreglarte. —Estoy segura que te va a ir súper bien en tu cita.
—¡Q-que no es ninguna cita!
—¡Claro, claro! —ignoró tus palabras para hacer los últimos retoques.
Saliste de la finca tras despedirte, tu cara estaba completamente roja y los nervios empezaban a manifestarse.
—Ya verá, cuando vuelva le preguntaré sobre Obanai. —ya pensabas en una manera de vengarte. Te distrajiste tanto que no te percataste que llegaste al pueblo.
—¿( _ )? —escuchaste una voz hacia tus espaldas. Te encontraste con Kiriya bien vestido.
Seguramente se veían como unos tontos observándose sin decir nada.
—¡L-lo siento! ¡Es que... te ves, ah! —su rostro empezó a enrojecer hasta las orejas. Reíste.
—También te ves muy bien. —empezaron a caminar mientras disfrutaban de algunas atracciones del festival. Kiriya logró ganarse un pez.
Decidieron descansar por un momento en un banco que estaba algo alejado mientras comían algo.
Desde hace rato Kiriya no decía nada y no paraba de jugar con sus manos. El silencio te estaba molestando un poco así que decidiste hablar.
—Amane me dijo que mi papá la salvó a ella y a Kagaya cuando eran jóvenes. —le miraste. —La verdad no recuerdo mucho de él, siempre estuvo ausente y mi mamá no estaba feliz con lo que hacía. Estoy muy agradecida, si no fuera por él no te hubiera conocido.
—Realmente me gustas mucho. —te sorprendiste que lo dijera tan de repente. Sentías las mejillas doler.
—Tú también me gustas. —no sabías quien estaba más sonrojado, pero parecía ser una competencia bastante reñida. Se acercó a tu rostro. —¡E-espera! —le jalaste una mejilla.
—¡Auch! ¿Por qué fue eso?
—Tranquilo velocista, solo me tomaste por sorpresa.
—No has cambiado nada, sigues igual desde que llegaste. —recordaste cuando él cuido de ti apenas llegaste. Sonreíste.
—Deja que tome la iniciativa esta vez. —te acercaste lo suficiente para besarse mientras los fuegos artificiales habían comenzado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top