Giyuu Tomioka.
Advertencia: Super sad. Spoilers del pasado de Giyuu y los últimos capítulos del manga.
Me salió algo triste y dramático jsdk. Aún me duele c':
pedido por: LacrymariaDoll
︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿
Ser aprendiz de Giyuu era sin duda un honor para ti, tus expectativas eran muy altas y te esforzabas para dar siempre lo mejor día tras día.
Fuiste una de las que paso las pruebas de los pilares, con varios intentos fallidos. Sin embargo, tenías que enorgullecer a tu maestro. No importaba cuantas veces te cayeras, te volvías a levantar.
A pesar de que eras algo callada, era una de tus características que te instruyó Giyuu. Mantenerte tranquila y solo hablar o actuar cuando fuese necesario.
Al principio no le entendías, pero poco a poco fuiste comprendiendo que tenía que ver con tu aliento y al momento de la batalla. Así que eso terminó mejorando en sí tu personalidad.
Te había salvado de la muerte hace algunos años, cuando unos demonios atacaron a su aldea. Desde entonces decidiste seguirlo como su aprendiz.
Tras muchos y digo, muuchos intentos. Él te acepto.
No quería que arriesgaras tu vida, sin embargo, cuando te descubrió un día hablando con las niñas mariposa sobre cómo llegar a ser un pilar supo que no ibas a echarte atrás con tu decisión.
Eso sí que fue un gran susto, jurabas que se iba a molestar.
Pero no fue así. Entre un gran silencio simplemente respondió:
—Si realmente quieres ser mi aprendiz, tendrás que demostrarlo.
Y desde entonces, no has parado de practicar. Aunque él no te ha puesto las cosas para nada fáciles. Apenas te recuperas de tus heridas te vuelve a pedir que entrenes.
Aunque tengas dolor muscular y no sientas el cuerpo. Giyuu te dijo una vez que estaban entrenando y te detuviste por un momento:
—Cuando estés en una pelea real, aunque sientas que estás al límite tienes que continuar.
Lo sabías, lo sabías muy bien. A pesar de que el azabache te dejó respirar, te volviste a incorporar. Abrió los ojos sorprendido.
—No me voy a detener.
Abriste los ojos también sintiendo como el viento movía todo consigo, después de unos largos días de enfrentamiento con Giyuu y con otros pilares disfrutabas tu segundo día en la finca mariposa. Los recuerdos del pasado aparecieron en tu mente de manera fugaz.
Estabas llena después de terminaras tu almuerzo y que te revisaran. Ahora el aire fresco y el olor de las flores era lo mejor del mundo.
El sol te acariciaba, hasta que una sombra lo tapó por un costado.
—Oye, ¿qué haces vagueando aquí? Deberías estar entrenando con los demás. —no era ni más ni menos que el pilar del viento.
—Oh vamos, terminé de entrenar con Obanai hace días. Déjame descansar. —volviste a cerrar los ojos, más una mano te levantó y te cargó como saco de papas. —¡Oyeee!
A pesar de las quejas, gritos y pataleos que diste, nadie fue a tu salvación.
Sanemi quería seguir practicando, pero los demás pilares estaban ocupados. Así que te llevó a su finca y no tuviste otra opción más que pelear contra él.
El enfrentamiento no duraba mucho, sin embargo, te insistía para que continuaras y una vez te ayudó a levantarte.
—¿Qué mosco te pico, acaso te levantaste un día de tu vida con buen humor? —esquivabas sus ataques, querías molestarlo. Después de todo interrumpió tu momento de felicidad.
—¡Ya cállate y concéntrate en la jodida pelea! —aguantaste la risa por un momento, tenías que aprovechar el bug.
Cuando empezó a anochecer, Sanemi observó el cielo y guardó su espada. Te encontrabas sentada en el piso descansando. Tenías sed.
—Sanemi, necesjgk—te echó agua en la cara, para dejar el resto en tus manos. Solías llamarle por su nombre debido a que te hacías un traba lenguas cada vez que intentabas pronunciar su apellido. Después de ver su cara de irritación, te permitió llamarle así. Además de que aunque lo intentará ocultar, te tenía mucho aprecio. Lo conocías desde que le dieron el título de pilar. —Gracias. —limpiaste tu rostro.
—Mañana te tocará volver a practicar con Tokitou. —abriste los ojos par a par, mirándolo mientras el peliblanco observaba el cielo.
—¡Pero, si yo ya practiqué con él!
—¡Que no me importa, volverás a ir para enseñarles a esos inútiles como se deben hacer las cosas!
Parpadeaste un par de veces. ¿Acaso te había halagado?
—Vale. —sonreíste mientras te temblaban un poco las manos por la emoción. —Sanemi. —le volviste a llamar, hizo una mueca de enojo que te hizo soltar una pequeña risa. —Gracias por practicar conmigo hoy.
—No me lo debes agradecer a mí. —tomó el envase donde te había dado el agua. —Tomioka realmente quiere que mejores.
Te dejó con la palabra en la boca, se había marchado. Quedaste en tu sitio durante unos minutos pensando en lo que te había dicho. Suspiraste, caminaste de regreso a la finca del agua.
Últimamente, después de que Tanjirou hablará con él, tomó la decisión de entrenar a los aspirantes a pilar. Así que solía llegar muy tarde.
Ya de noche, la finca era iluminaba por las pequeñas velas. No sentías tus piernas, arrastrabas tu peso para dar cada paso y terminar en tu habitación. Se te hizo una eternidad, pero dejaste tu espada y soltaste tu cabello.
Después de que tomaras un baño te lanzaste en la cama agradeciendo a Buda por finalmente poder descansar.
Querías esperar a que Tomioka llegara, pero tus ojos por el cansancio se cerraban solos. De un segundo a otro te habías dormido.
(...)
La puerta siendo abierta te hizo despertar, después unos pasos pausados hasta tu posición. Los reconocías, así que te mantuviste quieta. La verdad una parte de ti le daba curiosidad, pero la otra era que estabas realmente muy cómoda y no querías moverte.
Giyuu se sentó al lado de tu futón, sentías su mirada sobre ti.
—Ya sé que estás despierta.
Diablos, nunca funcionaba.
Te volteaste lentamente con el ceño fruncido. El encendió una vela pequeña y la dejó en el suelo.
—¿Cómo es que sabes cuándo estoy despierta o no? —observaste su rostro siendo iluminado por el tenue reflejo de luz. Sus ojos azules estaban mirándote de igual manera. Pudiste jurar que lo viste dar una pequeña sonrisa.
—Te despiertas con facilidad, desde que te traje aquí si apenas me movía te dabas cuenta y empezabas a pedirme que no me alejara de tu lado. —¡¿Por qué tenía que acordarse todavía de cosas tan vergonzosas?! —Tienes unos sentidos muy desarrollados.
Otro alago anotado en tu lista, siendo de tu maestro contaba como 1000.
Sonreíste, Giyuu fue ajeno a ello ya que desvió su mirada al pequeño fuego de la vela.
—Sigo pensando que siempre te acuerdas de cosas bochornosas que me suceden. —dijiste como una niña pequeña, tenía que hacerlo a propósito.
—Oh. Aún me acuerdo cuando te traje aquí. Me preguntaste si podía traerte ropa nueva a tu habitación y... —lo interrumpiste.
—¡Ya, ya, ya me acuerdo! ¡No tienes por qué decir tantos detalles! —estabas roja de la vergüenza. Por Dios. ¿Cómo se supone que ibas a saber en ese entonces iba a regresar tan rápido y sin tocar la puerta?
Suspiraste mientras te tapabas la mitad del rostro con la tela blanca, te ardía la piel.
Sin embargo, estabas feliz de que fue a visitarte a pesar de que seguramente estaba muy cansado.
Le miraste, apartando la sábana de tu cara. —¿Cómo te fue hoy?
—Bien, hay varios espadachines que tienen potencial pero tienen mucho por recorrer. La mayor parte prefiere renunciar, cada vez son menos. —hubo un silencio entre ambos. Tomioka te miró. —¿Y a ti cómo te fue conShinazugawa?
—Oh, bueno. Él realmente fue... Espera. ¿Cómo sabes que entrene con él hoy?
—Hablé con él antes de venir aquí.
No sabías si eso era buena señal o no.
—Ah. Sus entrenamientos son muy... Ya sabes. Pero suele ayudarme mucho con los reflejos. Aún suelo ser un poco lenta en reaccionar. Pero trato de mejorar.
Sentiste su mano sobre tu cabeza. Acarició con lentitud, notabas en su rostro como había una mueca de inseguridad.
Esperabas alguna otra cosa, pero solamente el gesto que mantenía Giyuu te daba gracia. Aguantaste una carcajada mordiendo un poco tu labio. Eso sí que fue raro pero muy lindo.
—Sigue así.
A pesar de que no dijo nada más, fue un gran impulso para continuar. Después de eso, te deseo buenas noches y se fue.
Antes de dormir, recordaste la primera conversación que tuvieron cuando le dijiste sobre tus planes de convertirte en su aprendiz.
Sin duda Tomioka estaba muy molesto, parecía no cambiar de opinión sin importar lo mucho que le insistieras.
Entonces un día explotó.
—¡No quiero perder otra persona importante para mí! —te habías quedado congelada ante sus palabras, nunca pensabas en cuales eran los sentimientos del pilar del agua hacia ti. Era tan misterioso, que no podías descifrarlos.
Apenas te dirigía la palabra, compartían ciertas cosas pero normalmente eras tú la que le hablaba.
Poco a poco creaba distancia entre los dos mientras por otra parte querías cortarla.
Giyuu perdió a su mejor amigo y a su hermana. Te sentías egoísta por un momento al querer tu ir por un camino que en algún momento terminaría en lo inevitable.
Pero, no querías vivir tu vida sin hacer nada.
—¡No pienso permitir que más personas mueran a causa de los demonios! —eso fue lo que le gritaste, detuvo su caminar y tus lágrimas empezaron a caer por tus mejillas. —¡Yo también tuve miedo, pero gracias a ti pude encontrar una manera de no permitir que aunque sea un demonio arrebate más vidas, así tenga que dar la mía!
A ti también te dolía, sabías que algún día Tomioka no iba a regresar. Tal vez nunca te ibas a despedir de él como realmente querías.
Pero aun así, tras todo lo que te delegó. Ibas a darle honor hasta el último día de tu vida.
Cuando terminó toda la batalla entre las Lunas Superiores y Muzan, fuiste una de las últimas en despertar. Te habías desmayado, así que gran parte del enfrentamiento no fuiste consciente.
Fue entonces que a pesar de que tus heridas no habían sido del todo curadas, a pesar de que el dolor fuera insoportable. Corriste a buscarlo, entre lágrimas y llamados por su nombre.
Jurarías que la garganta se te destrozaría.
Lentamente lograste verlo, estaba arrodillado siendo consolado por uno de los médicos. Todos los demás, estaban malheridos pero vivos.
El llanto aumentó más que nunca.
—¡¡Giyu!! —gritaste, este levantó su vista y abrió uno de sus ojos sorprendido. El otro parecía tenerlo lastimado. Te aferraste a él y te abrazó con su único brazo. —N-no iba a poder soportarlo, que ya no estuvieras aquí. —dijiste entre el llanto.
Al menos, la vida se había apiadado de ustedes. Podían estar juntos un poco más.
—Yo tampoco, ( _ ).
¿Dónde está el cloro? :')
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top