Capítulo 1.
Jeon JungKook y Kim TaeHyung eran amigos desde pequeños, prácticamente crecieron juntos. Siempre estaban uno al lado del otro, y cuando digo siempre, es siempre. Asistieron a la escuela, preparatoria y universidad juntos, incluso trabajan en el mismo edificio, y como era de esperarse; también vivían juntos.
Cuando consiguieron sus respectivos trabajos, después de graduarse de la universidad; decidieron salir de casa de sus padres, y claro que no se iban a separar. Se querían tanto que sentían que sin la presencia del otro algo se marchitaba dentro de ellos.
Era un cariño de amigos, eso se repetía cada quien al momento en que sentían una electricidad recorrer sus cuerpos con el mínimo roce de sus pieles.
Cada chico empezó a desarrollar sentimientos amorosos por el otro, pero se obligaban a negarse que era amor. Siempre trataban de convencer a sus mentes y corazones que eso no podía ser. ¿Por qué? Pues porque prácticamente eran hermanos... Pero no lo eran.
Así que guardando sus sentimientos e ignorando ese tirón que sentían cada vez que se rozaban sus pieles o cuando conectaban miradas, siguieron sus vidas como amigos.
Además no creían que fueran a funcionar como pareja, ¿Por qué? Sencillo... Otro obstáculo que ellos mismos se ponían para que sus sentimientos no dieran frutos, ese obstáculo que ellos habían creado, es que a pesar de que uno era alfa y el otro omega; nunca, según ellos, nunca hubo una señal de que fuesen destinados, o que congeniaran como pareja.
Aunque sus familiares y amigos les dijeran que ellos eran una unión de la luna, y que estaban destinados a ser algo más que amigos. Ellos hacían oídos sordos. ¿Cómo era posible eso? Pues ellos controlaban sus instintos, obligándose a sentir solo cariño de amigos y nada más.
Tenían miedo de arruinar el afecto que se tenían desde pequeños...
A pesar de estar viviendo juntos, y que sus aromas los llamaran a estar uno junto al otro, ellos simplemente decían que era la costumbre de que desde pequeños estuviesen juntos.
Algunos no estaban de acuerdo en que un omega y un alfa sin pareja compartieran apartamento. Según esas personas, en sus estados de celo podrían pasar cosas, cosas que nunca pasaron, y que a los ojos de la sociedad el omega sería el que quedaría mal parado al vivir con alguien que no era su pareja, y más un alfa. Pero a JungKook y TaeHyung les importaba en lo más mínimo la opinión de los demás.
Ellos siempre habían estado juntos desde que se acuerdan, y jamás se han propasado el uno con el otro. Su amistad era pura y con mucha confianza. Lo digo porque el alfa de cabello castaño y ojos verdes claros, paseaba por el apartamento casi desnudo. Y su amigo omega de cabellos azules y ojos del color del agua del mar; hacía lo mismo.
Incluso habían días donde dormían juntos, uno abrazado al otro, solo en ropa interior. Algo que hacían de niños; pero en esa época utilizaban pijama.
En sus celos... Como cada quien no tenía pareja, y no querían tener relaciones con cualquiera; simplemente se encerraban en sus cuartos, soportaban los malestares del ciclo de calor.
Cuando uno entraba en calor, el otro se iba del apartamento. Eso sí, sin dejar de lado el detalle de dejarle sus prendas impregnadas de su aroma al otro para que el malestar fuera menor.
Y así seguían diciendo que no eran destinados y mucho menos serían pareja...
El alfa Jeon JungKook de 27 años de edad con su característico aroma; a pino del bosque y agua marina, nunca se imaginó que un día por seguirle la cuerda al omega Kim TaeHyung de 26 años de edad, su amigo de toda la vida, el chico de aroma a moras silvestres y almendras... Terminarían en una situación que los llevó a estar juntos en más de una manera, y no tendrían ni cómo negar lo que sentían el uno por el otro.
El chico de cabellos castaños claros; llegaba de la tienda, justo después de comprar nuevamente más alimentos, que su ahora pareja le había dicho que quería. Justo cuando ingresó a su apartamento, escuchó el agua del inodoro correr, y supo en dónde se encontraba su hermoso novio. Dejó las compras dentro de la nevera y se dirigió al baño. Como lo pensó, allí se encontraba el dueño de una cabellera azul; estaba terminando de cepillar sus dientes.
Dirigió sus pasos hacia donde se encontraba el cuerpo del omega de cabellos azules, y lo abrazó por la espalda, después de dejar un beso en el cuello del chico, lo volteó con cuidado; dándose cuenta de que sus ojos azules estaban llenos de lágrimas.
— ¿Otra vez devolviste el estómago? — Inquirió en un tono suave mientras limpiaba una lágrima traicionera que resbalaba por la mejilla del omega.
— Sí, pero no te preocupes. — Respondió dándole un suave beso en los labios.
— Claro que me preocupo...
— No es nada. Es por estrés o porque no dormí bien. — Expresó arrastrando al castaño fuera del baño. — ¿Me trajiste mi malteada de fresa con pastel de chocolate y pollo frito que te pedí? — Inquirió expectante, sentándose en el centro de la cama, y cruzando sus piernas en posición de flor de loto.
— Me preocupa. — Repitió observando el rostro ajeno. — Sí te traje tu comida, osito. — Informó sentándose al borde de la cama. El omega sonrió enormemente. Deseaba tanto comer. — Pero no te la voy a dar...
— ¡¿Por qué no me la darás?! — Exclamó abultando sus labios.
— Porque acabas de devolver el estómago. — Acarició una de las mejillas. — Y Además cada vez que comes eso; vuelves a vomitar después de terminar. — Le recordó. — Con esta es la quinta vez que hoy voy por comida a la tienda, y siempre te encuentro en el baño devolviendo hasta el alma.
— Pe-pero... — Expresó en protesta. — Es diferente el menú.
— Claro, osito... Esta vez me has hecho traerte el pollo frito, y antes fueron las donas de chocolate.
— Por eso, ya verás que este menú no me hará devolver mi estómago...
— ¡No! — Dijo firme pero con dulzura. No le gustaba negarle cosas a su omega, pero no quería verlo de nuevo sufriendo cuando devolviera el estómago. — ¿Qué harás si vuelves a vomitar?
— No seas malo, alfa. — Puchereó. — Pues como y vómito, como y vomito. — Dijo levantándose de la cama y salió corriendo a la cocina donde sabía que el castaño había dejado su comida.
— Ven para acá, ¡Kim TaeHyung!
TaeHyung corrió lo más rápido que pudo y llegó a la cocina, cerró la puerta con seguro; se sirvió su malteada de fresa con el pastel de chocolate y el pollo frito. Estaba gustoso comiéndose todo, daba bocados grandes antes de que llegara su pareja y le quitara su preciada comida.
La puerta se abrió justo después de que el alfa lograra dar con las llaves.
JungKook pudo divisar al omega con sus mejillas hinchadas por la comida, y haciendo ese puchero adorable que se reflejaba en aquellos labios cuando comía.
— No debiste comerte todo eso tan rápido. — Dijo acercándose a TaeHyung, se acuclillo y limpió la comisura de los labios impropios. — Vas a vomitar otra vez...
— No lo haré. — Expresó una vez que tragó la comida que había masticado, y tomó un trozo de pollo para darle otro mordisco. — No voy a vomitar...
TaeHyung empujó a JungKook, y salió corriendo al baño. El castaño se levantó del suelo y se fue tras su pareja.
Cuando llego al baño, lo vio abrazando el inodoro, y con su cabeza levemente sumergida en este. TaeHyung estaba devolviendo todo de nuevo.
— No me mires... — Dijo después de su última arcada. — Déjame solo, y no me digas que me lo dijiste.
— Osito... — Se acercó al omega y lo levantó. — No te voy a dejar en ese estado. — JungKook bajó la tapa del inodoro y se sentó en ella; tomó la cintura del peliazul y lo guio para que se sentara sobre su regazo.
— Espera. — Se alejó del castaño, y dirigió sus pasos al lavamanos. Se cepillo los dientes, y volvió hacia donde estaba JungKook. — No quería tener la boca con olor y sabor a vómito. — Puchereó al momento de sentarse en el regazo.
JungKook sonrió al ver el puchero. Pero su preocupación volvió cuando vio las mejillas del omega, y había rastros de lágrimas a causa de las arcadas, y su rostro estaba totalmente pálido.
— Vamos a hacerte un chequeo... — Demandó haciendo el amague de levantarse. Llevaría el omega al doctor. — Llevas así un mes, no puedo seguir sin hacer nada...
— Espera. — Detuvo el movimiento del castaño. — Te dije que es por estrés, y por no dormir bien.
— Aun así, no te hace daño una consulta. — Expresó acariciando la espalda. — Nos vamos al doctor.
— No. Espera, Kookie. — Dijo en suplica. — Yo ya fui al doctor, y me hicieron exámenes.
— ¿Qué te dijeron?
— Pues me van a enviar los resultados de los exámenes, porque no quiero ir de nuevo. Al menos no hoy. — Informó apoyando su cabeza en el hombro ajeno. — Es que me mareo feo al viajar en auto, y vuelvo a vomitar.
JungKook torció su gesto ante lo dicho. Se estaba asustando por el estado de salud de su osito.
— Ay mi amor...
— Espera, Kookie. — Interrumpió el omega al escuchar la notificación de su celular. Desbloqueó la pantalla, y observó que era un correo. — Creo que son los resultados.
— ¿Qué dicen?
TaeHyung abrió el correo, y sus ojos casi se salen de sus orbitas al ver el resultado de los exámenes, no lo podía creer...
— ¿Qué pasó? — Se alertó al ver la expresión en el rostro del omega. — ¿Es algo malo...?
— Jun-JungKook...
— Dime....
— ¡JungKook! Me dejaste panzón.
El nombrado no entendía nada, su mente dejo de procesar cualquier información, solo se le repetía la palabra panzón.
— ¿Q-qué te deje qué?
— Panzón. — Repitió. — ¡JungKook! Me dejaste panzón.
— Pero si tú te dejaste panzón por andar comiendo todo eso que me envías a comprar.
— No, JungKook... — Expresó negando con su cabeza, y dándose un golpe en su frente con la palma de la mano.
— Es cierto, por eso te dejé panzón. Por tanta comida que te he dado.
— ¡No! No es por la comida.
— Entonces, ¿Por qué?
— Fue por tu leche de plátano...
— Pero no te he dado leche de plátano.
— ¡Por Dios! — Gritó. — Fue tu leche de plátano, esa me dejó panzón. — Puchereó escondiendo su rostro en el cuello del castaño.
— ¿Mi leche de plátano?
— Sí, JungKook, tu leche de plátano. — Le repitió. — Esa leche de plátano que me diste hace aproximadamente dos meses en la fiesta de San Valentín.
— Oww... — Recordó lo sucesos de la fiesta. — Esa leche de plátano.
— Me dejaste panzón con tu leche de plátano neón.
— Ay mi amor... — Expresó acariciando la espalda del omega. — ¡Los globos neón tienen la culpa! — Dijeron al unísono.
La verdad es que los globos no tienen la culpa. Nadie tiene la culpa, bueno quizás su calentura, la inexperiencia y el miedo a que ellos pudieran ver a través del interior de TaeHyung como brillaba el miembro de JungKook mientras lo embestía; no se querían traumar.
¿Qué esperaban de dos vírgenes en su primera experiencia sexual? Y ahora TaeHyung está panzón...
Aquí la kuku de la autora Tsunade_Dark... 🖤💜🤟 Bueno, pues esta es mi bebita número cuatro. Espero les guste y la amen como yo amo escribirla.
Nos vemos en el siguiente capítulo, las purpo mis kokoros darks. 🖤💜🖤💜
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