Extra 6: Sucia
N/A: Esta escena es la reacción de Aqua que Percy nunca pudo ver después de que se acostaran en el inicio del capítulo 27. Aviso que habrá smut más avanzado el capítulo.
10 de setiembre del 2014
Un hotel en mitad de un laberinto
Aqua:
Recuerdo que me sentía cálida entre sus brazos después que el clímax de nuestra pasión se hubiera extinguido. Percy repetía mi nombre aún con los ojos cerrados. Acaricié su rostro, notando la fiebre apaciguándose de este. Sus labios apenas estaban perdiendo la sombra rojiza que los míos le habían coloreado.
Sé que debería sentirme bien. Me ama. No solo eso, está obsesionado conmigo, algo que yo quería que ocurra desde hace tanto tiempo. ¿Entonces porque siento como si estuviera cayendo por un precipicio? ¿Por que tengo náuseas con tal solo pensar que él logró meterse en mi mente para convencerme de decir que sí?
Sus pestañas revolotean incluso cuando sus ojos están cerrados. Siento su aliento en mi frente. Me dan ganas de llorar por la manera tan delicada con la que me abraza.
Un escalofrío me recorre el cuerpo, como si alguien me pudiera estar mirando, aunque el único testigo de lo que había ocurrido entre nosotros eran las cuatro paredes que nos encerraban en la habitación.
Y el cuadro del infierno que colgaba arriba de nosotros.
Lentamente intenté zafarme de su abrazo para evitar mirar sus ojos perfectos. Quizás así podría pretender que nada ocurrió.
¿Por qué la culpa me estaba carcomiendo? Él lo había querido hacer, y yo también. Entonces ¿por qué siento como si me robaran el aire? ¿Por qué sentía como si alguien hubiera estado aplastando mi pecho?
Esto duele de una manera tan hermosa, que me convence de que todo está bien, incluso lo que acabamos de hacer.
Mi olor ya no me pertenecía. Lo noté al buscar el aroma de mi cabello. Olía a él. Mis labios sabían a su saliva. Mi piel tenía marcas rojas, producto de su desesperación al sostenerme firmemente sobre esta cama. Mi corazón aún latía rápidamente por el flujo de sangre acelerada que él había causado en mí.
Me levanté lentamente para buscar mi mochila. Necesitaba algo que pudiera frotar en mis dedos pegajosos. Encontré pañitos húmedos sin perfume. Bingo.
Fui al baño para limpiar los rastros que él había dejado entre mis piernas. Quise convencerme que solo era para evitar alguna posible infección, como había leído en las revistas de Sadie, pero no era cierto.
Me sentía sucia.
Y no lo decía en la forma de "la virginidad es el único rastro de pureza que una mujer posee" sino "la virginidad es un puto constructo social, pero mierda, tengo miedo de que cualquiera se entere que dejé que mi hermano haya sido la primera persona que me follara después de perder la memoria".
Noté la presencia de jabones y shampoos en el reposamanos, así que encendí la ducha y cerré la puerta con llave. Sabía que esto podría atraerlo a mí, aunque yo no lo quiera.
El agua se llevaba toda la noche consigo: el olor, el calor, mi sanidad. Solo dejé que esta moje mi cuerpo lo suficiente para quitarme cualquier rastro de haber sentido placer. No quería usarla de más. Incluso el líquido me recordaba a...
Caí, abrazándome las piernas.
Después de lo que ocurrió esta noche, ya no confiarían en mí. Rachel me odiaría. Emma se sentiría traicionada. Carter lidiaba con lo suyo. Grover se pondría del lado de Percy (y quizás con razón).
¿Qué estaba mal conmigo? ¿Por qué no podía funcionar como el resto de gente? ¿Por qué detestaba el concepto del sexo pero adoraba sentir las marcas de sus manos para después arrepentirme como si hubiera matado a alguien?
Ya estaba harta de ser mi propia mejor amiga. Necesitaba que alguien me distraiga, que me pierda entre preocupaciones banales. Era terriblemente injusto tener que lidiar con mis propios pensamientos.
Cerré la llave del agua pues mi piel ya estaba ardiéndome.
Me vi en el espejo. Hacía tiempo que no me veía completamente desnuda en uno. Toqué mis pechos suavemente, exprimiéndolos como Percy lo había estado haciendo unos minutos antes. Luego dejé que mis manos recorran mi abdomen hasta llegar a mi cintura y mis caderas.
Dioses, lo entiendo. Yo también querría follarme a mí misma si pudiera. Y no del tipo masturbatorio, sino del tipo "salir de mi cuerpo y poseer otro para poder follarme".
El cuarto seguía con las luces apagadas, así que para evitar despertarlo, no las encendí. Me tumbé a su lado porque era la única cama disponible.
Durante un momento sentí uno de sus brazos apoyándose entre mis costillas como queriendo abrazarme.
Sonrió entre sueños. Me gustaba que tenga de los buenos ya que casi siempre le tocaban pesadillas, incluso más que a mí.
Acaricié su mejilla y luego la besé.
Me abracé a su pecho y cerré los ojos. Podía sentir su corazón latir bajo mi mano.
Mañana sería un nuevo día, y por ende, esta noche me pertenecía.
...
11 de setiembre del 2014
Aqua.
Odiarme parece ser lo único constante en mi vida. Y odiarme por haberme acostado con Percy era la razón más grande e importante que tenía por el momento. Así que desde aquella vez en el hotel, había estado evitando su presencia junto a la mía a toda costa.
Al principio fue difícil. Percy no hacía más que acorralarme para hablar sobre lo que había ocurrido.
—La madera puede romperse —le dije la vez que quiso convencerme de ir en ese barquito a través de un río subterráneo.
Emma y Rachel nos dirigían para cruzar hacia quien sabe dónde, y Piper se había vuelto parte de su grupito, por lo que Carter iba adelante con ellas también. Grover los acompañaba porque podía notar a través de su conexión mental que Percy necesitaba estar a solas conmigo.
Así que Percy y yo nos habíamos quedado hasta el final, compartiendo el peor de todos los barcos.
—Son hijos del dios del mar —respondió Piper. —Si alguien puede usar esos barquitos, son ustedes.
Me crucé de brazos.
Como si Poseidón se acordara que tiene una hija.
Percy me esperaba con la mano extendida en el barquito. Ni siquiera tenía remos.
Viendo que la otra opción sería nadar en agua turbia, decidí hacerle caso. Tomé su mano, apretándola firmemente. Me senté en el espacio de adelante para darle la espalda.
El barquito se movía atrás del resto como si una soga lo sujetara, como si fuéramos el perrito de los demás barquitos.
—¿Tú estás haciendo eso? —le pregunté.
—Eh, ¿sí? —se rascó un poco el cuello.
—¿Cómo?
—¿No puedes?
—Si pudiera, iríamos más rápido.
Y es que supongo que eso tenía que ver con mis memorias perdidas. Apenas podía secarme sin necesitar una toalla.
Pude notar la esquina de una pequeña sonrisa de autosuficiencia que fue a parar en sus labios.
—¿Qué?
Se volteó para mirarme.
—Antes me ganabas en las carreras de canoas. Encontrabas las corrientes más rápidas como si pudieras percibir el aleteo de una mariposa en una selva llena de elefantes.
Y traté de recordar. En serio. Podía incluso oler el eucalipto que sembraban alrededor del muelle pero nada más.
—No sé cómo.
—¿Quieres intentar?
Asentí. Dio un par de golpecitos en su pierna para que me sentara en ella. Mentiría si dijera que un solo átomo en mí no quería hacer caso a esa instrucción.
Sus dedos se deslizaron suavemente por mis manos.
¿Cómo es que un lago podría tener una corriente?
Entrelazó su derecha a mi derecha. Yo por dentro y él por fuera. Como cuando un profesor quiere corregirte la posición en la que debes agarrar el lápiz para escribir. Sentía su aliento en mi mejilla izquierda.
—Escucha los sonidos del agua bajo nosotros. ¿No puedes sentir lo suave que se sienten? Todas las corrientes encajan perfectamente unas sobre otras.
Cerré mis ojos. Había escuchado que hacerlo te ayudaba a escuchar mejor.
—Las corrientes frías son las más profundas porque pesan más. Las cálidas son las mas cercanas a la superficie por lo que son las más livianas.
—¿Cómo aprendiste esto? ¿Quien te enseñó?
Sentí el aliento de su risita en mi cuello.
—Tú.
Abrí los ojos.
El barco se había detenido por completo.
Sentí una sensación extraña en el estómago, como si algo tirara de él. Y así el barquito empezó a moverse.
—¿No estás moviéndolo? —pregunté.
—No. Solo eres tú.
Sonreí.
Estuvimos ahí como diez minutos. Tratando de cruzar el lago/río.
—¿Podemos hablar? —me preguntó.
—Depende de lo que quieras hablar.
—Sobre lo de anoche.
El barco se detuvo de golpe. Me volteé a mirarlo.
—No. Eso no.
Quise seguir mirando al frente. Aún estábamos lejos del resto. Quería ir más rápido para así evitar el silencio incómodo.
Me tocó el hombro, como si estuviera limpiándome alguna mota de polvo.
—Por favor. Solo quiero entender por qué.
—¿Por qué qué?
—¿Por qué lo hiciste?
Porque estaba cansada de actuar como si él no fuera la persona más irónicamente atractiva que hubiera visto en mi vida. Porque su aroma corporal era como un elixir que me hacía olvidar que compartíamos lazos sanguíneos. Porque mi alma pedía a gritos unirme a la suya. Porque nunca antes había visto a alguien mirarme con tanta necesidad, tanto anhelo, tanta hambre. Porque era imposible odiarlo sin amarlo.
No era sensato ser honesta.
—¿Es que no te gustó?
—Me hizo recordar que hay personas que empiezan guerras. Aqua, ya no hay vuelta atrás. Hay una parte de ti, diminuta quizás, que aún recuerda por qué me amaste.
Solté una risita sin querer. Tuve que transformarla en una cínica.
—¿Quieres repetirla? ¿Es eso?
—Sí, pero no es eso de lo que quería conversar.
Aproveché su cercanía y la oscuridad a nuestro alrededor. Besé su mejilla.
—Listo.
Percy se calmó por unos segundos.
—¿Solo lo hiciste porque querías?
—Lo hice porque sí. No intentes darle muchas vueltas al asunto.
Claro que se le haría imposible. Esa era su especialidad.
Y la verdad, ver las venas en su brazo solo me recordaba a las de su...
Me levanté de su regazo. Me miró confundido.
—¿Estás bien?
No sé cómo me aguante para no besar sus labios en ese mismo instante.
...
"All of this silence and patience, pining in anticipation
My hands are shaking from holding back from you"
Dress, Taylor Swift.
Aqua:
Esa misma noche, después de llegar a tierra, no pude dejar de pensar en él.
Su bolsa de dormir estaba cerca a la mía, lo que significaba que estaba lejos del resto. No sé por qué no lo aparté.
Cuando la noche cayó, pude escuchar que se movía frenéticamente dentro de su bolsa.
Sabía que no debería mirar. ¡Por todos los dioses, no se supone que debería poder sentir alguna atracción por él!
Grover era el más cercano a nosotros pero aún estaba alejado lo suficiente para no escuchar sus suspiros de cansancio. Rachel y Emma dormían juntas a dos pies de Grover. Carter y Piper eran quienes estaban más lejos.
Cuando volví a mirarlo, noté su frente perlada en sudor, sus ojos cerrados mientras sus dientes mordían su labio inferior. Me perdí en lo jugoso que se veía.
Y así mis dedos se deslizaron hacia dónde no deberían.
¡Mierda, lo tengo al frente!
Cuidadosamente, me quité la tela de encima para ir a enfrentarlo.
Solo toqué su mejilla. Con su mano libre intentó quitármela de encima. Pobre. Ni siquiera podía hacerse una paja en paz sin creer que un monstruo va a querer comérselo.
Aunque quizás ciertos fluidos podían atraer más a los monstruos.
—Lo siento —susurró.
—Te necesito —suspiré, sorprendida con mis propias palabras.
...
"What would you do, baby, if you only knew that I can see you?"
i can see you, Taylor Swift
Percy:
Ella era incapaz de entender lo que provocaba en mi cuerpo.
Incluso cuando yo tenía quince años recordaba lo que ella, o la idea de tenerla a ella, provocaba en mí, tan hormonal y resistente. Habían sido incontables las veces en las que pensaba en su cuerpo junto al mío, sin cuestionarme si abajo o arriba. Solo la quería para mí.
Quería sus labios gimiendo mi nombre. Quería que me pida tocarla. Lamer el sudor en su piel. Besar cada centímetro de su cálido cuerpo. Y aún así nada sería suficiente.
Si ella sintiera por mí lo mismo que yo por ella, la llevaría a un psicólogo, quizás incluso me repugnaría porque ¿qué tan mal debe estar uno de la cabeza para terminar obsesionado tanto con una sola persona?
Antes habíamos tenido oportunidad para recorrer la piel del otro cuantas veces quisiéramos, cuando ella vivía convencida de que me amaba más que yo a ella.
Durante esos años, me enamoré tanto de ella, de su esencia, de la idea de tenerla a mi lado, tanto así que incluso creía que nunca podría volver a ser el mismo si algo nos separaba.
Ahora ella me odia.
Me alejé un poco del resto. Quería cierta privacidad. Quizás ya no era el mismo chico hormonal de dieciséis años que accedió a follar a su hermana, pero eso no significaba que las hormonas se habían suicidado.
Miré el techo cavernoso, sintiendo todo el desagrado del mundo hincarse en mí. Entonces para evitar eso, cerré los ojos. Fantaseaba con que era ella quien hacía eso, que susurraba lo mucho que me quería, que gemía mi nombre, que su perfecto coño pulsaba de deseo conmigo adentro.
En eso un toque en mi mejilla, me regresó a la realidad. Estaba por eliminar a quien hubiese detenido mi sueño perfecto cuando vi que se trataba de ella.
—Lo siento —susurré avergonzado, soltando aquello que mi mano había estado exprimiendo tanto.
Pero para mí sorpresa, ella contestó algo que no me esperaba.
—Te necesito.
La manera tan provocativa en la que lo había dicho me ponía los pelos de punta.
—¿Qué? —pregunté, creyendo que había escuchado mal.
—Sé que es lo que estabas haciendo.
No me dio ni tiempo para pensar pues saltó hacia mí, colocando sus labios contra los míos.
La acerqué de la cintura, haciéndonos rodar un par de veces mientras intentaba desvestirla y ella a mí. Nuestra cooperación me recordaba a cuando utilizaba la niebla para evitar que la enfermera de la escuela nos sorprenda en su oficina.
—¿Estas segura de esto? —cuestioné sabiendo que mi corazón estaría roto en pedazos de cualquier modo.
Se montó encima de mí. Su calidez tan conocida y extraña a la vez después de tantos meses sin poder tenerla para mí.
Sus manos recorrían mi cabello. Levantó un poco su camiseta, permitiéndome tocar sus pechos. Ella parecía querer gritar mientras se comenzaba a mover encima, pero se contuvo a gemir contra mi oído, asegurada con mis brazos que le evitaban ser tan abrupta.
Entonces nos hice rodar para quedar encima de ella.
Su cuello estaba tiñéndose de rojo sangre. Rezaba por pasar mi lengua por ahí. Sus piernas estaban amarradas a mi cintura. Podía sentir sus medias raspando contra la tela de la sleeping bag. Sus manos entonces recorrieron mi espalda, dejando marcas de sus uñas hasta llegar a mi trasero el cual ella acercaba más a sí como si esto nunca pudiese ser suficiente.
Entonces noté lágrimas en su mejilla.
—¿Aqua? —pregunté incapaz de recordar alguna otra palabra que no fuese su nombre.
No dijo nada más. Solo me acercó más a ella. Olvidaba lo fuerte que eran sus brazos. Se hincaban en mi espalda. Sus piernas apretaban mi trasero, dejándome sin aire pero con ganas de aún así seguir encajándome en lo más profundo de ella, en esa vibrante sensación.
Debí pensar antes de todo esto.
Ella nunca había ejercido tanta fuerza en mí antes. Nunca había sentido esas vibraciones tan fuertes cuando estábamos unidos.
—Espera... debo... —empecé intentando zafarme de su fuerte agarre, pero sus piernas tentadoras no me dejaban escapatoria. Y mi cuerpo se volcó entero en el de ella, cual miel resbalando de un panal a un jugoso melocotón.
Y amé cada segundo. Me sentí en un nivel de paz y claridad imposible.
Aqua gemía entre besos que dejaba en mis mejillas. Su cuerpo entero latía junto al mío.
Fue entonces que me di cuenta de que ella no estaba contra el suelo, sino que al abrazarse tanto, ella se había estado apoyando únicamente en mi torso. Yo había estado cargándola en el aire. En este frenesí, no me había dado percatado de lo fuerte que podía ser cuando me alimentaba bien.
De pronto ella casi se cayó, por la debilidad después de tal esfuerzo que había hecho por mantenerse tan pegada a mí. Una vez en tierra, su estómago subía y bajaba.
Besé sus labios, rojos, ligeramente hinchados. Y ella lo continuó pero después de unos minutos paró abruptamente.
—¿Lo hiciste?
—¿Qué?
—Te corriste en mí —dijo, quitándome de dentro suyo, notando la sombra blanca de nuestra desdicha.
—Yo...
La miré indefenso.
—Me tendrás que comprar la pastilla del día siguiente —dijo seriamente. Rodé a un lado.
Por un momento me quedé fantaseando con la idea de que esta fuese nuestra vida: solos los dos. Peleándonos por estar más cerca del otro. Nuestra única preocupación siendo no procrear.
—Está bien.
—Sé discreto. No quiero que el resto se entere de que yo... que nosotros estamos... —me miró quedándose sin palabras.
—... follando.
—Sí, eso.
Acaricié su estómago. Posó su mano encima de la mía. Noté su camiseta a veinte centímetros de mi cabeza, así que la tomé e intenté ponérsela. Milagrosamente ella se dejó. Al terminar, ella me dio mis bóxers. Rápidamente nos vestimos.
La besé en los labios una última vez antes de echarnos cada uno a su sleeping bag. Luego aparentamos que nada había ocurrido.
Creo que la vi llorar.
...
"'Cause we breakdown a little
But when I get you alone, it's so simple
'Cause baby, I know what you know
We can feel it
And all the pieces fall
Right into place
Getting caught up in a moment
Lipstick on your face
So it goes"
So It Goes, Taylor Swift
12 de setiembre del 2014
Percy:
Era de noche y todos estábamos en nuestras bolsas de dormir. Me mantuve despierto, vigilando durante una hora, en la cual mi hermana parecía estar mirándome todo el tiempo con una mirada parecida a la de alguien con hambre viendo una hamburguesa.
Cuando mi turno acabó, le tocó a Piper.
—Ya regresaré —le dije, saliendo de este terreno en el laberinto, buscando una de las habitaciones cercanas.
Piper asintió pero me miró de mala gana, como si supiera lo que yo quería hacer.
Sentí unos pasos seguirme, los de los zapatos de Aqua.
—Te necesito —me susurró, mirándome con los ojos casi llorosos y el rostro completamente sonrojado.
Abrí la puerta frente a nosotros, esperando que no sea una cárcel.
Era una sala bonita. Posiblemente la de alguien famoso porque habían muchos premios decorándola.
Sus manos comenzaron a acariciar el interior de mis brazos como si estuviera pensando que podría negarme ante ella y su latiente cuerpo.
Le hice una seña de silencio, poniendo mis dedos entre sus labios. No había nadie en la casa.
—Yo también te necesito —le susurré.
Y ella se abalanzó contra mis labios, bruscamente. La cargué hasta el sofá en el que fácilmente podría dormir toda una familia y la puse en él. Ella se quitó los shorts de pijama junto a su ropa interior al mismo tiempo. Luego me bajó los pantalones mientras tanteaba mi pelvis y lo que estaba más abajo.
Solo podía pensar en sus embriagantes labios y el perfecto olor de su sudor mezclado con el shampoo y el acondicionador que se había puesto horas antes.
Sé que le dije que se callara. Pero dioses, sus pequeños gemidos solo me motivaban a continuar más dentro de ella, a hacerlo más fuerte.
La mayoría de semidioses nunca se casa. Y los pocos que llegan a tener suficiente, no siempre tienen tiempo para tener una luna de miel. Esos tres meses que pasamos juntos fueron los más cercanos a algo así.
La veía sonreír. La veía reír. La veía siendo feliz.
Otras veces la veía llorar. La veía vulnerable. La veía siendo triste.
No sabía que significaba.
Además, nadie te recuerda que debes comprar la pastilla del día siguiente cuando vas en una misión mortal y tu único momento de paz ocurre cuando estás entre las piernas de tu hermana.
...
N/A: un montón de smut que me daba vergüenza publicar lol.
Siento que fue mucho smut en un solo capítulo lol. Les pareció mucho o querrían más? (Literal en todos los extras hay algo de smut, perdonen si no les gusta lol)
Aquí ando tratando de agilizar el proceso para poder publicar el próximo capítulo. El próximo extra trataré de subirlo durante el fin de semana.
Bais amixes. Cuídense!
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