26. Rachel.
Emma:
No me gustaba la manera en la que Rachel se movía tan cerca de Percy. Sí, podrían ser amigos, pero parecían haber sido mucho más que eso.
—Me quiero ir de aquí —susurré a Aqua. —Rachel puede ser mucho mejor guía para ustedes.
Aqua soltó una de esas risitas que me ponían los pelos de punta antes de tomar mi mano.
—No lo creo, hermanita, ¿o prefieres cuñada? —sugirió. Juro que me daban ganas de romperle la sonrisa, pero no lo haría con testigos presentes. —¡La cuenta! —gritó hacia uno de los pequeños camareros.
Un enano se acercó y dejó un gran recibo en frente.
Cuando sus ojos verdosos parecían estar por salirse de las cuencas, supe que había sido malo confiar en ella.
—Dime que tienes suficientes dracmas.
Entonces soltó mi brazo.
—Sí, pero le había dicho que nos alquile tres habitaciones. Apenas tengo dinero para cubrir dos, pero la tercera...
—¿No hay otra forma de pagar? —preguntó Grover, llamando la atención del mesero. —Nos falta dinero.
El enano parecía a punto de un ataque al corazón, pero se calmó justo antes de que su jefe nos mire un momento.
—Les diría que se queden ayudándonos con los platos, pero... Nuestra cantante acaba de cancelar hoy. ¿Alguno sabe cantar?
—¡Emma! —gritó Percy desde su asiento. Los demás lo miraron extrañados. —Emma sabe cantar muy bien.
Esa sonrisa fingida mientras se acercaba a darme un abrazo me daba mala espina pero asentí.
—Me las pagarás, Jackson —dije entredientes, clavándole un pequeño pero merecido codazo en las costillas.
—Sí ya sé que me amas. —Alcé una ceja. ¿Tenía que bromear con eso justo ahora? —Digo, es inapropiado pero...
—Váyanse —dije incómoda. —Y que jamás se les olvide esto.
—Pero Emma... —comenzó Percy. Lo detuve. No estaba para sus niñerías.
—No cantaré con ninguno de ustedes presentes. Además se merecen un buen descanso.
No necesité repetir eso. Apenas las llaves fueron entregadas para las dos primeras habitaciones, desaparecieron de mi vista.
———————————————
Aqua:
Estaba conversando junto a Rachel sobre cosas superficiales y otros chismes. Me contó sobre lo que Annie y Jason tanto habían estado planeando.
Los dioses estaban en nuestra contra siempre.
Piper brillaba por su inasistencia. Al parece ella y Carter estaban pasando el tiempo fuera.
Hubo un momento en el que tuve que ir a buscar a Percy para intentar confrontarlo sobre todo aquel chisme del embarazo.
...
—Lo sabía, pero aún así me mentiste, Jackson —grité abriendo la puerta. Grover se tropezó con una lata que había en el piso del susto. Ambos me miraron sorprendidos. La televisión milagrosamente captaba los canales por cable. Era un documental sobre vida acuática en un canal para niños... pero lo que decían los delfines no era apto para todo el público.
—Si, eh... mejor me voy con Rachel —suspiró Grover, levantándose. Intenté ayudar pero solo me dirigió una mirada de susto antes de irse correteando por el pasillo.
Me giré hacia mi hermano quien se había mantenido en silencio todo este tiempo.
—¿Y bien? —pregunté acercándome a su cama, apagando la televisión, lo cual provocó una queja ininteligible por su parte. —Tengo todo el tiempo del mundo para escuchar disculpas.
—¿Disculpas? —preguntó, acomodándose en la cama. —¿Por que debería pedirte disculpas?
—Porque no solo te acostaste con mi hermana, sino que también intentaste cubrir todo esto culpando al Tío Rayito. ¿Sabes cuánto nos debe odiar ahora?
—Eso no es lo que te preocupa —dijo con una media sonrisa, mientras me sentaba junto a él en la cama.
—Claro que me preocupa. —Pero sentía mis mejillas encenderse con furia. —¿Escuchaste lo que dijeron? Puede haber una guerra entre dioses, pero no... lo único que te importa es esconderte sin asumir los problemas que creas.
Y esa estúpida sonrisita seguía ahí. Quería romperle los dientes. Mis uñas se estaban marcando en mis muslos. Sentía su mirada subir y bajar por mi cuerpo varías veces, como si estuviera analizándome.
—Creo que estás celosa —consiguió admitir.
—¿Celosa yo? ¿Por qué debería estarlo? —refuté, cruzándome de brazos.
—¿Por qué te preocupa tanto lo que Emma y yo tengamos juntos, eh? —preguntó. Juro que podía ver un destello en sus ojos. —Y no me digas que es por Carter, porque sabemos muy bien que él ya lo superó. ¿Por qué no puedes superarme?
—¿Si te das cuenta que somos hermanos, Percy? —dije, sintiendo el nerviosismo colarse por mi espalda.
—Los dioses no tienen ADN, Aqua —suspiró interrumpiéndome. —Y juzgando con que no has respondido a mi respuesta...
Mi mirada se clavó en su maldita sonrisa.
—Es igual, no me gustas, Percy.
Las palabras salieron de mi boca sin siquiera pensarlas.
—Eso ni tú te lo crees.
Me di la vuelta, harta de sus jueguitos, pero sentí su mano jalar la mía hacia él. Me giré para observarlo. Se veía tan guapo sentando en la cama, casi rogando que me quede...
—¿Y ahora qué quieres? —pregunté tratando de lucir obviamente aburrida.
—Durmamos juntos.
—¿Estás borracho? —cuestioné intentando no reír.
—Digo, si no sientes nada por mí porque somos hermanos, ¿por qué no hacerlo? —preguntó dejando soltar mi mano. Lo miré incrédula, ¿pero qué era esto? —Además nos podríamos ahorrar la tercera habitación.
—La última vez que dejé que algo así pasara, me besaste, por lo que deberías entender mi preocupación y que aparentemente desconoces el significado de la palabra "no". ¿Así que por qué debería confiar en ti?
Vi como su sonrisa se perdía en el aire.
—Pero no fue por dormir contigo, fue porque querías una respuesta. Ya la tuviste. No siento nada por ti, Aqua. Emma... ella...
¿Por qué tenía que hablar sobre ella justo en este momento? ¿Acaso era tan difícil que hable sin mencionarla cada dos por tres?
—Pues bien. Me quedaré —respondí, intentando buscar una razón para no parecer fácil. —Con una condición: Seré yo quien le diga a Emma lo de que ya no nos repartiremos la habitación. Lo último que quiero es que aparezcan más hijos tuyos por ahí, ¿vale?
—Bien.
Eso pareció dolerle. Sonreí gustosa.
—Traeré mis cosas de la otra habitación, entonces.
—Por cierto, Grover y Carter se pidieron las camas, así que nos tocará usar el sleeping bag —acordó.
—¿Espera qué? Pero si Cárter ni siquiera estuvo presente para...
—Recuerda que aún no está muy bien desde el ataque que tuvo, tiene que descansar bien.
Fruncí el ceño. No le creía para nada.
Grover hizo un gesto raro cuando les expliqué que iba a dormir con mi hermano por una "apuesta" que habíamos hecho. Recuerdo haber escuchado preguntarle a Rachel sobre si podía quedarse a dormir con ella, pero no escuché su respuesta.
De pijama, me puse una camiseta de tirantes azul y shorts del mismo color.
Al regresar, vi cómo mi hermano había intentado decorar y perfumar el ambiente.
—Hueles terrible —fue lo primero que dije al acercarme junto a él. La bolsa de dormir habría sido cómoda para una persona, pero para dos... No me gustaba la sensación de sus pies junto a los míos. No me gustaba que mi cabello sea pisoteado por sus torpes brazos. Pero el olor... uf... —¿Que ya no usas desodorante? —pregunté.
—Y tú tampoco, ¿cierto?
.......................................................
Emma:
Nuestra deuda acababa de ser pagada después de cantar una versión más aguda de Falling For You de una película de Disney, al parecer era una de las favoritas de los enanos. Pero de pronto sonó una canción cuya letra me sabía a la perfección. La cantante en mí chillaba por no retirarme. Quien sabía si alguna vez más podría cantar frente a gente.
(N/A: Lana del Rey — Queen of Disaster)
Tomé el micrófono por última vez y planteé una sonrisa. La canción me hizo recordar un poco a Percy por eso de "make me wild like the deep blue sea". Un sabor amargo llenaba mi boca. Me preguntaba qué estaría haciendo en ese instante. Probablemente Aqua estaría diciéndole algo estúpido que lo sonrojaría. No, no eran celos. Me preocupaba por él, ¿es tan difícil de entender? Aqua no podría sentir nada... digo quizás yo podría sentir más que ella. La luz del reflector me cegaba, por lo que solo pude ver mis recuerdos proyectados en mi mente. Recordaba todo aquello que intentaba reprimir, sus ojos, sus labios, sus manos...
Y sí, él me hacía sentir cosas, cosas que Aqua nunca podría volver a sentir.
¿Y qué tal si yo era la segunda opción siempre? Lejos de que eso me fastidie, encontré un nuevo camino por el que luchar. La segunda opción siempre se convierte en la primera cuando la ganadora desaparece, ya sea por causas naturales o... ¿Me había vuelto en la primera opción? Oh diablos, ¡fui su primera opción todo este tiempo!
Fue al final del tercer coro cuando la gente comenzó a aplaudir, por lo que comencé a correr abajo del escenario. Los sátiros y los enanos asentían.
—Si ella no es una hija de Apolo, no sé de quién será.
Sonreía y le di el micrófono a la nereida que estaba a mi lado.
—Debo irme, pero gracias. Ya sé que es lo que debo hacer.
La canción seguía sonando tras de mí.
Corrí y corrí, intentando encontrarlos. Tenía que decírselo.
Entonces al abrir la puerta de su habitación, me encontré horrorizada. Mi hermana desnuda, cabalgando sobre el torso de aquel a quien mi declaración iba a ser dedicada. Al parecer no habían escuchado la puerta abrirse, pues Percy no dejaba de gemir su nombre mientras jalaba su cabello, antes de terminar de un ruidoso beso voraz.
Retrocedí al sentir mi corazón siendo acuchillado por mil espadas. Casi tropecé con la puerta. La escena se me había hecho tan bizarra como si hubiese encontrado a mis padres teniendo sexo. No es algo de lo que me guste hablar.
Y lo peor era que aún quería escucharlo gemir mi nombre, ronroneando bajo mis besos mientras tiraba de mi cabello, marcándome los labios hasta dejarlos como una rosa.
¿Acaso mi hermana podría dejar de dormir con los chicos que me gustaban? Se estaba volviendo algo un tanto recurrente en los últimos meses, primero Cárter y ahora...
¿Acaso esto solo era un gran "Púdrete" de parte del panteón de dioses griegos entero? La melancolía me cegaba. No quería saber nada de hombres, ya que los únicos dos que me habían importado se habían acostado con... ella.
Cerré la puerta con pestillo por si acaso y me senté sola en el frío suelo del pasillo. Ni siquiera podría hablar con Cárter ahora, ya que se había puesto como un perro con un nuevo juguete al conocer a Piper. ¿Por qué no podría ser así? Todo sería más fácil si mis sentimientos fueran casi nulos. Wow, punto para Aqua.
En eso, una puerta se abrió, figurativa y literalmente. Rachel apareció en un intento de pijama nulo que solo consistía de una camiseta de algodón corta y calzones de abuela.
—Oh, hola —respondió al verme en el suelo. —Justo estaba por ir a buscarte. Tu hermana dijo que iba a dormir en la habitación de...
—Lo sé, ya vi lo que... —Había sido tarde para darme cuenta del lloroso intento de mi voz.
—¿Están...? —preguntó con un brillo de cuestionamiento en su mirada. Asentí débilmente. —Oh, creía que no eran tan... Bueno, no sabía que él duraba tanto. —Y eso por alguna razón sacó una carcajada de mi parte. —Ven, entra. Nuestra habitación es la mejor: tiene un mini refri y golosinas.
Y eso fue suficiente para adentrarme en el cuarto. Grover parecía concentrado en la televisión mientras masticaba una lata de Pepsi.
—¿La encontraste? —preguntó al sentir los pasos de la pelirroja.
—En perfecto estado.
El sátiro levantó la mirada hasta encontrarse con la mía y sonrió.
—Pues genial. Entonces confirmamos la asistencia completa al club de los vírgenes rechazados. —Rachel tosió un poco. —Perdón, solo rechazados esta vez.
—Percy había dicho que tenías una novia —mencioné.
—Enebro no sobrevivió al ataque que hubo en el campamento mestizo durante la tercera venida de Apolo como humano.
—Oh, lo siento...
Él solo asintió un poco apenado pero no dijo nada más.
La pelirroja se aproximó por detrás de mí con una bandeja de comida gratis.
—Deberíamos ser responsables y dormir temprano. Mañana tenemos mucho que hacer apenas amanezca... —comenzó ella.
Hubo una pausa un poco más larga de lo necesaria.
—Nah... —concluimos los tres al unísono.
—Apenas es medianoche. —continuó ella. —Podríamos mirar películas, jugar verdad o reto, o no sé, ¿chismear un poco? Apolo me lo ha pegado.
—Sí, claro... —contesté sonriente. Quería olvidarme de lo que había visto hace unos minutos y una noche de juegos parecía ser la mejor solución. —Juguemos Verdad o reto.
—Perfecto —suspiró ella mientras iba por las cartas que tenía en una mochilita. —Primero que todo, este es un espacio seguro para todos, así que nada de lo que se hable saldrá de estas cuatro paredes... claro, a menos que los tres miembros participantes lo deseen —sonrió juguetona a ambos. —Esto era aburrido con Piper, ojalá tengas más creatividad.
—No es necesario usar las cartas pero sirven cuando no sabes ni que preguntar o retar. —continuó Grover. Parecía como si hubieran ensayado todo esto. —En fin, ¿quién comienza?
—Yo —comentó Rachel emocionada, mientras sostenía una de las latas del sátiro que estaban en el suelo. La movió. Estábamos en una posición de triángulo. Después de girar intermitentemente , se detuvo en mi. —¿Verdad o...?
—Reto —completé. —Bien...
Ella tomó una de las cartas que estaban en el centro. Parecía querer evitar reírse de lo que sea que esté escrito ahí.
"Por favor, que no tenga que ver con andar desnuda por el pasillo".
—Besa a la persona que más te atraiga dentro de la habitación.
Miren, yo quería evitar pensar en esas cosas, pero diablos que los dioses sí que se esforzaban por destruir mi salud emocional.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top