16. ¡Eres una puta!

Percy:

Rachel recitó la siguiente profecía:

El más inhóspito lugar al este

Logrará resolver el trauma de la olvidada

El del mar, la mortal y el egipcio

Retornarán a salvo sólo si no logran ser descubiertos por los mayores

Y el deseo final cobrará la venganza contra el Olimpo

—Eso ni siquiera rima. Además más que profecía, parece comercial de telenovela mexicana.

—¿Qué? —preguntó Rachel antes de desmayarse en mis brazos.

La lleve inmediatamente a la enfermería. Will y Cam se encargaron de ella.

¿Y ahora qué iba a hacer?

Me dirigí a la Casa Grande. Dionisio estaba sentado en su sofá, leyendo el periódico.

—Oh, hola, Perry Johnson —dijo sin siquiera bajar el periódico.

—Sr. D, ¿en dónde está Quiron?

—Lo que sea que necesites, dímelo a mi y yo se lo comunico —dijo sarcásticamente.

—Es que...

—Oh, vamos, deja de temblar como esos muñequitos hawaianos, Johnson.

—Lo siento, mire...

Por fin dejó el periódico a un costado y me miró fijamente.

—¿Percy? ¿Estás bien?

—Es el oráculo. Acaba de decir una profecía.

—Esta profecía tiene que ver contigo, ¿o me equivoco? —dijo algo apenado.

—Creo que sí.

Dionisio trató de mirar a otro lado, como sintiéndose culpable. Inmediatamente, invocó a una reunión de jefes de cabaña.

POV Carter:

—¿Qué mejor oportunidad que ahora? —preguntó Sadie cuando Emma entró al probador junto a Kait para probarle vestidos para la graduación.

—¡Sadie! No podemos hablar de eso ahora. ¡Ella está a sólo cinco metros de nosotros!

—Ya regresaron, mañana es la graduación, tienes el anillo... —susurró para no llamar la atención.

—A Kait le tomó un siglo encontrar en donde Aqua lo había escondido.

—Ya, pero... ¿Por qué no le preguntas después de la graduación?

—¡No puedo! Ella se irá a Alemania cuando termine el verano y yo me tengo que quedar aquí. No quiero que se pierda esta oportunidad. Ella en serio quiere ir a la universidad.

—¿Acaso no hay mejor época que ahora? Así ella podrá rechazar a quienes vengan y decir que está casada.

—¡Sería muy apresurado!

—No lo entiendo. Ibas a proponerle hace un mes atrás.

—Pero era diferente. Recién acabamos de regresar y además...

—¿Cómo me veo? —Emma abrió la puerta del probador. Kait salió detrás.

Usaba un vestido blanco con un gran lazo dorado en la cintura. Me sonrió desde el espejo en el que se miraba.

—Deja de babear, Wiki andante —dijo Sadie.

—Entonces supongo que será este —Emma se rio mientras daba vueltas frente el espejo.

—Bien, porque ya me estaba cansando desde el sexto que te probaste —dijo Kait mientras se sentaba

—Bien, ya lo compro yo —anunció ella mientras volvía a entrar al cubículo.

Sadie jaló de mi manga para llevarme afuera de la tienda.

—Mira, ella también está indecisa sobre qué hacer. Quizás esto podría esforzar lo que ella cree que tú sientes por ella. Podrá ir a Múnich más segura de su relación.

—No es lo correcto, Sadie. ¡Y deja de estar preguntándome sobre eso! Es su graduación, merece recordarla por lo que es. ¡Ya es mayor de edad! En todo ese tiempo en el que estuve solo, me di cuenta de muchas cosas. No puedo seguir siendo el chico desesperado por esto... Y debería dejar de estar apoyando tu estúpido plan para grabar la boda y tu estúpido negocio que solo nos deshumaniza.

—Carter... lo siento.

—Oh, ahí están. —Kait ayudaba a Emma a cargar bolsas.

—Los estuvimos buscando dentro de la tienda. ¿Por qué estaban afuera?

Sadie, enojada, rodó los ojos, me ignoró y se subió al carro. Kait y Emma me miraron extrañadas.

Todos entramos en el carro. No se dijo una sola palabra durante todo el trayecto hasta la Casa de Brooklyn. Sadie echó a correr a la mansión apenas nos detuvimos, seguida por Kait. Emma y yo caminamos detrás de ellas hasta que vimos a una figura conocida.

—Eh, justo los estaba buscando.

—¿Qué ocurre? —preguntó Emma.

—Fue el Oráculo. Hay una nueva profecía, y creo que ustedes deberían venir conmigo.

¡Tenía que estar bromeando!

POV Aqua:

—Eres preciosa decía alguien. Era la voz de un chico, pero no lograba identificarla bien. Al abrir los ojos, vi que estaba siendo abrazada a alguien de cabello negro. ¡Estaba completamente desnuda! Pero por alguna razón no me daba vergüenza. No podía ver su cara, pues se escondía en mi cuello y cabello.

Sonreí mientras veía el techo, uno celeste, que tenía olas chocando furiosamente entre sí, al igual que el chico chocaba conmigo. ¡Había visto eso antes!

¿Era la cabaña? ¡Era nuestra cabaña!

Suspiraba lentamente antes de horrorizarme. El chico se había acomodado mejor para seguir en aquella posición. ¡Era Percy!

¡No! ¡Él es mi hermano!

Pero se sentía tan bien estar bajo él. Me sentía protegida. Sabía que nada malo podía ocurrirme.

Te amo jadeé. Él tomó mis caderas para ayudarse a impulsarse mientras miraba mis ojos.

¡Esos malditos ojos verdes!

Cuando desperté me sentí avergonzada conmigo misma. ¿Qué clase de cosas había en mi subconsciente para soñar con cosas así? Mi corazón latía fuertemente, como si hubiese corrido una maratón para legalizar el azul como el color oficial con el que pintar todas las casas del país. La hora: ¡eran las once de la noche!

Percy no estaba ahí. ¿Cómo iba a verle a la cara ahora?

Como si alguien estuviese planeando que mi vida sea más miserable, él apareció caminando con un vestido en una mano y un traje en la otra.

—Oh, despertaste, hermanita.

—Sí, ¿qué es eso?

—Es para la graduación de Emma. Vamos a ir, será en la tarde, a eso de las 4pm.

—¿Y tú también vas a ir?

—Eh, sí.

—¿Y Carter?

—Sí, pero... Aqua, él es su cita.

—No importa.

—¿Por qué no dejas de seguirlo? ¿Sí sabes que lo de seguir la senda de Carter era una broma?

—Es que... ya sabes lo que me ocurre.

—¿Hormonas? ¿Quieres tener se...?

—¡No! Es que tengo una sensación tan extraña como de necesitar saber en dónde está en cada momento. Es exasperante a veces. Pero cuando estoy con él, me tranquilizo.

—Eso tiene nombre. Se llama, obsesión.

—No sé lo que sea, pero me tiene cansada.

—Oh, bueno. Escogí a alguien para que sea tu cita —dijo para cambiar el tema. Puso el vestido encima de mi cama.

¿Sería él?

—¿Quién?

—Pues ha sido difícil encontrarte a alguien —Por favor, no seas tú, no quiero lidiar y tener que verte a la cara después de lo que soñé. —pero al final sí lo logré. Cam, hijo de Apolo.

—¿Hermano de Will?

—Sí.

—¿Y con quién irás tú?

—Nadie.

—¿Y por qué yo sí tengo cita?

—Necesitas una.

Pude sentir que estaba algo triste por eso.

Recordé lo de ser hija de Anfitrite. ¿Por qué habrían dicho algo así? ¿Por qué?

—Bien —respondí a secas.

—Es un médico, un buen partido. Te encantará.

—¿Buen partido? ¿Desde cuando estoy con un cartel de chica desesperada por casarse con alguien? —reí.

—No, no, no. ¡Mi hermanita jamás se casará! ¡Espera hasta los 50!

Entré al baño con el vestido en mano. Era bonito, era verde agua. Llegaba hasta unos centímetros sobre la rodilla. Supongo que alguna hija de Afrodita me lo estaba prestando. Me miré en el espejo. Traté de sonreír. No, no me sentía con ese ánimo.

—¿Te queda bien el vestido? —preguntó Percy tocando la puerta. —Piper dice que puede buscar otro...

Salí del baño.

—Creo que...

—Sí, le queda bien.

Leo Valdez estaba trayendo una cuna a la habitación.

—Es para Eliza.

—Oh, Leo. ¡Es preciosa!

La cuna tenía diseños de héroes griegos como Perseo, Aquiles y Heracles, y heroinas modernas como Rosa Parks, Emilia Earhart y la Mujer Maravilla.

—Gracias. Cali y yo la estábamos reservando para el pequeño Valdez, pero ella insistió.

—¿Calipso está embarazada?

—No... aún.

POV Percy:

Después del almuerzo, Aqua, Cam y yo tomamos un bus hasta Brooklyn. Al llegar al campo de fútbol, nosotros tres elegimos asientos de primera fila para poder tomar las mejores fotos. Carter, Sadie, Kait y ese tal Anubis venían apoyando a Emma.

Cuando llamaron su nombre, ella dijo:

—Danke, dass du uns jeden Tag mehr Idioten gemacht hast. (N/A: Les reto a adivinar que dijo sin usar google translate)

Emma abrazó sofocantemente a Aqua, aunque ella lo recibió algo inquieta, como que no se lo esperaba.

Recordé que para nuestra graduación: Poseidón andando por todos lados con un tenedor, tanto Atenea como Zeus creyéndose Mario Testino, Hermes y las veinte hamburguesas, las bebidas que nos cayeron encima, la parte trasera de la van de George...

Por cierto: ¿esas fotos habían sido quemadas? Bueno, al menos, los dioses del chisme ya no andaban como polillas cerca de nosotros, ¿o sí?

Fuimos a comer a un restaurante italiano a dos cuadras del colegio. Carter y Sadie decidieron pagar por todo. (Ni que yo me oponga tampoco).

Cam parecía estar algo serio con mi hermana. Le hice prometer que jamás le diria la verdad de quien era yo además de su hermano. Aqua nunca debería enterarse. Era una tortura verlos ahí.

Emma me pateó bajo la mesa y preguntó muy educadamente:

—¿Me acompañas a mi auto?

Asentí y la seguí.

—¿Que pasa, Em?

—No qué me pasa a mi. ¿Que le pasaba a ella? ¿Por qué la dejas andar con Cam?

—¡Es médico!

—Oh, ya veo. —Por un segundo pensé que ella estaba apoyando mi idea. —Percy, creí que la querías... que tu plan era volver a conquistarla.

—No puedo hacerle algo así. Em, prométeme que no se lo dirás.

—¿Pero vas a vivir toda tu vida siendo infeliz?

—Lo haré para que ella sí lo sea.

—Mira, lo que ustedes tenían era...

—Incesto. Ya lo sé. Jamás debería haber ocurrido.

—¡No es incesto!

—Sí lo es, Emma. Deja de querer llamarlo como otra cosa, era puro incesto y ya.

—Y este "incesto" te obliga a autoproclamarte como un mártir para poder buscar la cura de la flecha invisible que atraviesa el corazón de mi hermana.

—¡No soy un mártir! Me da asco lo que ocurrió con Aqua. Jamás debí...

—¿Quererla?

—¡Es enfermo!

—La quieres, Percy. Si no fuera así, no habrías visitado la Casa de Brooklyn para ir en una misión hacia quien sabe donde para poder salvarla de su miseria.

—Lo hago porque soy su hermano y quiero que esté bien. ¿No harías lo mismo?

—Claro que sí, pero tú no lo haces por ser su hermano. Sadie me contó que incluso ella se dio cuenta que flaqueaste cuando llegaste por primera vez a la Casa de Brooklyn, pero que no pudiste aguantarte y fuiste a abrazarla, por más que creías que ella te había engañado.

—Sí, pero ahora ya entiendo que está mal. Nadie puede ser feliz a mi lado. Cualquier persona que esté cerca de mi, termina lastimada.

—Percy... ¡tú no eres el problema!

—¡Percy, Emma! —Carter estaba detrás de nosotros. Ambos volteamos inmediatamente. —Aqua y Cam ya se fueron al campamento. ¿Quieres que te llevemos?

—Sí, gracias.

...

Después de despedirme de ambos, me aflojé la corbata y comencé a caminar hacia mi cabaña. No me sorprendí cuando vi que Aqua no estaba en la habitación. Parte del plan era que Cam la distraiga.

Annabeth, Leo y Grover me esperaban en la cabaña. Jason trajo sándwiches.

—Lo siento —dijeron los tres.

—Nico me dijo que Will los preparó antes de hacer la jornada nocturna en la enfermería: son de mantequilla y mermelada —anunció Piper, quien estaba acostada en su cama.

—¿Hice lo correcto? —me pregunté en voz baja.

—No lo sé. ¿Hiciste lo que creías correcto? Probablemente. ¿Qué te dice el corazón?

—Que acabo de regalarle una mina de oro a un político.

—Sesos —susurró Annie. —¿Por qué lo hiciste?

—Ella merece un mejor futuro. Ha olvidado todo, es como un canvas nuevo. Si tengo esta última oportunidad para mantenerla a salvo de esta vida anormal... Si puedo alejarla de todo el peligro que afrontaría conmigo...

—Ambos son hijos de uno de los tres grandes. Dejarla sola no significa que dejará de correr peligro —me recordó Annabeth.

—No es solo eso. Piper, tu mamá dijo algo sobre qué seríamos los amantes más trágicos del mundo, que nada nos saldría bien, que moriríamos separados y que no había forma de revertir eso.

—Lo siento, quiero ofrecer disculpas por la cabaña 10 también. Incluso Drew creyó que separarlos era extremo, aunque jamás lo admitiría frente a ti.

—Solo iré en esta misión porque tiene que ver con ella. Cuando termine el verano, regresaré a Nueva Roma y ella tendrá que seguir estudiando aquí, si es posible... con ustedes, Jason.

—Solo deberían ir dos más. Tres es un buen número. Usando can más de tres, siempre ocurren cosas malas.

—Ya sé, listilla. Serán Carter y Emma.

—¿Cuando partirán? —dijo Jason.

—Mañana a las cinco de la mañana. Ya les dije en dónde encontrarnos. Aqua no debe enterarse de esta misión jamás. No quiero que se preocupe por mi. ¿Juran que no se enterará por ustedes?

—Lo juro —dijeron todos. —Por Estigia.

Pasaron unas horas en las que me ayudaron a acomodar todo para la misión. Alistamos todo lo necesario para las misiones.

—¿Cómo en los viejos tiempos? —dijo Grover al cerrar la mochila. —Esto me recuerda a ellos. Cuando tú, yo y Aqua tuvimos la primera misión.

—¿Cómo no olvidarlo? Casi morimos aplastados en el río Misisipi.

Sonrió antes de despedirse.

—Enebro también te desea suerte.

—Agradécele de mi parte.

Terminé de cenar. Iba a ir a dormir cuando escuché una bulla en la entrada de la cabaña. No, Dioses, no quería escucharlos haciendo eso antes de dormir. Eso ya era como si todos los astros se alinearan para hacer este el peor día de mi vida.

Pero luego escuché un golpeteo. Era ella, Aqua estaba sola. No había contado con esto. Se supone que ella no debería verme marchar.

Y la idea más estúpida posible cruzó por mi mente. Ella iba a odiarme.

Abrí la puerta. Ya no estaba usando el vestido, estaba en una bata de enfermo.

—Hola —dijo. ¿Acaso Cam la había tenido entre sus brazos? ¿Habrá sido gentil con ella? ¿La habría forzado? ¿Le habría gustado estar con él más que conmigo?

—A la hora que llegas —mencioné enojado.

—¿No vas a preguntarme cómo estoy? —preguntó señalando su túnica blanca.

—¿Para qué? Ya lo sé.

Ella tenía que odiarme, así no sería tan difícil decir adiós. Necesitaba que ella se aleje de mí por siempre.

—¿Ah si?

—Si, dime... ¿cómo se sintió estar bajo el hijo de Apolo?

—Percy, ¿qué estás diciendo?

—No te hagas la idiota. Claro que sé. ¡Todos hablan de eso! La hermana de Percy Jackson anda vestida de enferma para acostarse con Cam Shepard.

—Percy, no entiendo quién pudo haberte dicho eso, pero yo no hice nada así. Jamás estaría con alguien que no conozco.

—Pues bien que lo estuviste. ¡Eres una puta, Aqua! ¡Eres la puta más fácil que he conocido!

—¡No digas eso! ¡No es verdad! —Sus ojos despedían lágrimas.

—Sí, lo eres.

—¡Eres un idiota! ¡Te odio! ¡Ojalá caigas en el Tártaro!

—¡Vete! Ve y búscalo, quizás él te lo confirmará.

—¡Me voy! Pero para tu información, estaba en esta bata, porque me desmayé y vomité después de la cena. Si quieres pregúntale a Will, quien me atendió también. Y, oh, sorpresa, él es gay, y no me quiere ver desnuda.

¿Desmayos? ¿Vómitos? ¿Pero... por qué?

....

Holaaa!!

Pues... resulta que hace dos dias fue el cumpleaños del increíble, inigualable, perfecto, Persassy Jackson.

Espero que les haya gustado el capítulo mucho.

Siento que no hayan memes esta vez. En serio no tengo el tiempo suficiente.

Bueno, estaré leyendo sus comentarios ;)

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