▪︎ 006:𝐅ear ▪︎
❝MIEDO❞
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LILITH SE ENCUENTRA ACOSTADA en su cama, deprimida por haber tenido tan mala suerte como para tener un ataque de pánico frente a los chicos. Sabía que no debía culparse por eso, pues eso pasaba sin que ella quisiera, pero no podía evitarlo, tal vez si fuera menos cobarde no tendría todos esos problemas.
Deseaba poder ser normal, deseaba no tener tantos problemas y deseaba no hacer sufrir a sus padres, porque sabía que si ella sufría, ellos también. Era su hija, todo lo que le pasara les afectaba a ellos. Se le rompía el corazón al recordar la voz de su madre, se hacía la fuerte frente suyo, pero solo era una máscara.
La noche ya estaba cayendo en Derry, ni su madre ni su padre se encontraban en casa, Lilith yacía acostada en su cama, envuelta en sábanas y con su luz de noche encendida. Volvió a pensar demasiado.
Y pensó en Bill.
Cuando lo conoció le pareció el chico más dulce que pudo haber visto, pensaba ser su amiga, quería ser su amiga, pero hubo tantas circunstancias que se lo impidieron y no se quejó, no quería verlo y sentirse como la peor persona del mundo por la carga de culpa que tenía. Pero ahora todo se estaba saliendo de control, ya no podía evitar hablarle o sentir esas emociones tan lindas que sentía cuando estaban juntos.
La castaña sonrió por un segundo, pero se desvaneció en cuanto escuchó un pequeño susurro.
-Lilith–susurro una voz aniñada y juguetona, como si se tratase de un juego de escondidas en donde el niño te llamaba para esconderse juntos.
La mencionada se queda mirando la puerta entre abierta de su baño, se sienta en la cama y frunce el ceño, una parte de ella quería creer que se lo estaba imaginando, pero la otra parte le gritaba en su oído que era real.
Y lo confirmo cuando sucedió de nuevo.
-Lilith–llamo, con el mismo tono de voz.
La castaña inhalo com fuerza y trago duro, comenzaba a asustarse, no quiere acercarse, no cuando siente ese escalofrío en su pecho y el dolor de su estómago en señal de miedo y nerviosismo. Lilith tiene miedo, pero aún así, decide levantarse lentamente de la cama y caminar a pasos lentos hacia la puerta del baño, abre la puerta que rechina a la falta de aceite, enciende la luz y el baño se ilumina, mira la bañera y lentamente dirige su mirada a todos lados. No hay nadie y eso le asusta más.
Una vez más, alguien dice su nombre, mira el lavabo, tiene una mirada extrañada, piensa que debe estarse volviendo loca como para creer que la voz proviene de allí. Se acerca lentamente, posiciona sus manos en cada extremidad del lava manos y acerca su oído al desagüe.
Sucede de nuevo.
-Lilith–susurra, de manera rápida y juguetona.
-¿Qué? ¿Qué es...?–se pregunta, aún teniendo su oreja cerca del desagüe.
No puede apartarla, está en shock.
-Lilith–una pequeña risa se escucha–Todos flotamos aquí abajo–la voz se distorsiona y escucha risas de varios niños.
Asustada, se aleja del lavabo rápidamente, su respiración comienza a ser pesada, lentamente, sube su cabeza para encontrar su reflejo en el espejo, pero lo que encuentra es mucho peor. Lilith abre los ojos en demasía, su respiración se corta y un grito se atora en su garganta. Un monstruo está detrás suyo, el monstruo que le atormenta, un hombre, pero no sabe si realmente lo es o lo fue, alto, de piel blanca y pálida, cabello naranja, ojos penetrantes amarillos y lo peor, sangre... Su boca estaba total mente manchada del líquido, tenía una sonrisa sádica y un globo rojo en su mano derecha. Junto a él, estaba un niño, con sangre en sus ropas y en estado de putrefacción, mirándole con odio y rencor.
-¿Te atreves Lilith?–pregunta el payaso–¿te atreves a flotar con nosotros?–una risa digna de una película de terror sale de su garganta–¿o también seras cobarde para eso?–y es allí donde Lilith grita por fin, eso comienza a reírse de ella.
La castaña sigue gritando, lo peor llegó cuando un sonido se escucha del desagüe, lo mira asustada y entonces... Litros de sangre salen disparado hacia su cara, grita desesperada al sentir el líquido en su boca y sus ojos, se resbala y cae al piso, no piensa en el dolor y solo se arrastra como puede fuera de baño. Comienza a llorar, intenta limpiarse desesperadamente la sangre de su cara pero parece imposible.
Vuelve a gritar cuando siente manos en sus hombros.
-¡Lilith! ¡Lilith tranquila, soy mamá!–grita y la chica deja de hacerlo.
Mira a su madre con ojos llorosos y la abraza, sus manos tiemblan y su garganta duele, sus sollozos llenan la habitación, Molly dirige su mirada a los ojos de su esposo con una aire triste, Jack aprieta sus labios y se sienta a un lado de las chicas para pasar la mano por la espalda de su hija en forma de consuelo.
-¿Qué pasó cariño?–le preguntó el hombre, ya algo acostumbrado a los ataques de su hija.
-En e-el baño, estaba ahí–le contesta, con voz baja y su cara oculta en el pecho de su madre.
-¿Qué estaba ahí hija?–le pregunta su madre.
De pronto el llanto de Lilith se detiene, el abrazo hacia su madre se vuelve más fuerte y se queda callada, ahí los adultos entendieron que ella ya no quería hablar. En ocasiones como estas eran donde quería saber el porqué de sus ataques y cambios de actitud, pero siempre que llegaban a la parte donde preguntaban quién era el causante, ella nunca respondía, solo se callaba y no dejaba salir ningún tipo de sonido de su boca.
Mientras Molly consolaba a su hija, Jack se encargó de ir a preparar un té a la cocina, suspirando de frustración al no saber que hacer por su hija, estaba desesperado para encontrar una solución a los problemas que presentaba, pero era imposible al parecer.
El hombre sube cuando el té ya está hecho, encuentra a su hija acostada en su cama entre los brazos de su madre, él se sienta en el otro extremo de la cama y deja el té en la mesita de noche que su hija tiene, le acaricia el cabello haciendo que la castaña se relaje.
Lilith no sabe cuánto tiempo pasó desde que sus padres llegaron, tampoco indagó mucho en el hecho de que se encontraba completamente limpia, sin sangre y el baño incluso parecía más limpio de lo que estaba antes. La chica permaneció acostada en la cama en medio de sus padres, quienes le hacían cariñitos y le abrazaban para demostrar su apoyo, cuando Berrycloth ya estaba más calmada, ambos adultos bajaron a la cocina para preparar la cena.
Lilith permanecía en cama, sentada contra la pared, tomó el té que su padre le había llevado para relajarse y bebió un poco, hizo una mueca al sentir el líquido demasiado amargo, su padre había olvidado ponerle azúcar, de nuevo.
Suspiro y salió de cama, comenzó a bajar las escaleras con la taza entre sus manos, estaba al término de las escaleras cuando escuchó la conversación de sus padres.
-Ya no sé que hacer Jack–susurró su madre, con la voz quebradiza y lágrimas en sus ojos–intentamos de todo para saber que le pasa a nuestra hija y no hemos conseguido nada, siento que cada vez se convierte en una persona que no conozco–sorbio su nariz mientras su esposo le daba un abrazo.
-Lo sé amor, ella ha cambiado mucho, se que te duele haber perdido a esa niña alegre que solía ser, a mí también, pero hay que ser fuertes y pacientes, hablara cuando esté lista–al final, la voz del hombre tembló.
La castaña se sintió mal, nunca había escuchado a su padre así de mal y todo por su culpa, subió las escaleras de nuevo y se dirigió a su cama. Dejo el té en la mesita y se acostó entre las calientes sábanas, se repugnaba por no poder ser lo suficientemente valiente para hablar, pero tenía miedo de que pensaran que este loca y no le crean, aquella era una de las razones por las que no había hablado antes.
Suspiro y hundió su cara en la almohada suave que tenía bajo su cabeza, le dolían los ojos de tanto llorar y su cabeza había a comenzado a doler por él resiente ataque que había tenido. Sin siquiera esperar a que sus padres hicieran la cena como habían dicho, decidió dormir, no sin antes haber puesto su luz de noche al máximo.
La noche había sido relativamente tranquila, no había tenido pesadillas y sus padres no la había agobiado con preguntas, así que estuvo bien, a la mañana siguiente Lilith se encontraba iniciando su ensayo mientras su padre estaba sentado en el pequeño sillón de la sala leyendo un periódico y su madre tejía una bufanda mientras veía la televisión, la calma parecía haber llegado por primera vez en mucho tiempo, le encantaba pasar días así con sus padres, pues el clima estaba fresco, el cielo estaba nublado, pero igual había luz, le encantaba el olor que soltaba la tierra cuando está apunto de llover y las ráfagas de viento que movía sus cabellos y la relajaba.
El silencio se interrumpe por el sonido del teléfono.
-Lilith ¿podrías contestar?–le pide su madre a lo que ella asiente.
Deja el lápiz en la mesa y se dirige hacia el teléfono de pared que tenían en la sala. Lo descuelga y sin antes poder decir una palabra la voz de Eddie sale por el objeto.
-Hay una emergencia–dice con voz preocupada–es sobre...–no sabe como, pero Lilith ya sabe de quién habla.
-Beverly–susurra.
Había problemas.
SWEETGIRL
¡Hola mor! Los ataques de eso comienzan a ser frecuentes y la verdad se acerca cada vez más ¿listos?
En fin, l@s amo bai.
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