Lo recuerdo todo perfectamente.
Recuerdo el momento exacto en que te vi por primera vez.
Desde el primer instante nuestras miradas se conectaron intensamente por un periodo corto, solo por un instante... que cuando dejaron de hacerlo fue difícil saber que ya no era así.

Yo, estando al otro lado de la calle y a la espera del autobús de las 7:00 am.
Tú, parado, intentando cruzar y a la espera del cambio de semáforo.
Fui cautivada al momento en que este arrasó su llegada, bloqueando nuestras miradas cuando se atravesó entre nosotros.
Si no subía a ese autobús llegaría tarde al trabajo, estaba consciente de ello, sin embargo no fui capaz de tomarlo, me quede ahí, parada, mientras lo observaba marcharse.
Sin pensar me balanceé ansiosa por volver a verte, caminaste tranquilamente hasta la parada en donde yo estaba.
Ni siquiera me volviste a mirar. Las cosas no pasaron como mi cabeza había imaginado.
Era suficientemente tímida como para dirigirte palabra alguna, así que solo me dispuse a esperar el próximo autobús.
Ese recuerdo esta tan vivo en mi cabeza, que si me preguntaran por el, lo describiría tan detalladamente como si hubiese pasado ayer.

Lastimosamente ahora solo se trata de un vago recuerdo y no de un momento especial en nuestra relación.