Parpadeaba lentamente aburrida, y cansada, miraba molesta el reloj de la izquierda, aún no era hora de salir a comer y ya moria de hambre.
Mi secretaria entró creando un completo escándalo en la oficina.

"¡Está aquí!" dijo emocionada al punto de quedarse sin aire. La mire confundida.
Sin embargo al momento en que te vi entrar, la que se olvido de respirar había sido yo.
Sonreí encantada al saber que tú elaborarías la portada de mi próximo libro.
A diferencia de las otras veces, en esta ocasión, había vuelto a casa con tu número de teléfono.

Ese recuerdo efímero, se mantiene almacenado y siempre se hace eterno en mi memoria.