𝗝𝘂𝗻𝘁𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝗿𝗲𝘃𝘂𝗲𝗹𝘁𝗼𝘀.
Otro rol bien intenso con el amor de mi vida Chu, está vez si que tomamos mucha consideración con Killua 99. Así que aquí tienen.
Gon miraba su reflejo en el espejo alto. No llevaba ninguna prenda que cubriera su obvia desnudez, empezó a inspeccionarse en busca de imperfecciones.
Movió el cuerpo de manera lateral levantando los brazos gruesos hasta la altura de su clavícula para mirar abajo.
—Mis piernas están más gordas que antes... —suspiró ante su percepción, en realidad estaba igual pero su comparación constante con su otro yo le hacía dar esa conclusión.
Los dedos de los pies se movieron como si le estuvieran dando un saludo. Iba a darse la vuelta para ver su trasero pero la puerta siendo abierta le interrumpió.
—¡Aquí estás! —dio un salto en su lugar por el susto. El Gon menos bronceado pero con una contextura definida se acercó llevando su típica camisa blanca sin mangas y short verde. —¿Qué haces?
—¡Puedes tocar antes! —se cubrió con una de las prendas que descansaban en la cama.
—Pero si ya te he visto desnudo antes, es decir, eres yo...
Estaba a nada de sacar humo de las orejas, estaba empezando a pensar lo raro de la situación al tenerse asimismo al frente. Pero negó para empezar con su idea inicial.
—¡Salgamos un rato! Estoy aburrido de estar tanto tiempo sin Killua.
Gon de la versión antigua al contrario de lo que esperaba se cubrió con las sábanas para crear una capa protectora contra fantasmas.
—¡Oye! ¡No me ignores!
A veces no lo entendía. Bueno, no se entendía... Como sea. Empezó a comportarse extraño desde que empezaron a comer más cantidad comida de la usual, en el momento de intimar los tres juntos siempre se aislaba o estaba en un rincón como si se tratara de una penitencia. Tuvo varios intentos en hacerlo hablar de lo que lo inquietaba pero no lo logró.
Y eso que ambos eran tercos.
El de la camiseta blanca se sentó en la cama tras suspirar, haciendo que el colchón se hundiera por su peso. Solo Killua iba a ser capaz de hacerlo hablar, esperaba.
La habitación entera la compartían desde que empezó su relación digna de harem de anime. Tenían cosas esparcidas en cada parte, hasta en el suelo.
A veces tenían sexo de manera individual con únicamente Killua decidiendo a uno de ellos cada cierto tiempo, pero para el Gon de la versión moderna sabía que su contraparte había rechazado varias veces. Gravísimo. ¿Quién haría tal abominación?
—Esto es grave... —susurró en voz alta.
El albino estaba afuera de compras. Solía irse a tomar largas caminatas cuando se levantaba temprano y no regresaba hasta dentro de unas horas. Esperaba que apareciera pronto.
Comenzaba a impacientarse cuando los minutos empezaron a pasar.
Killua por otra parte se encontraba en un estado de inquietud, llevaba un buen rato de mal humor porque sentía su cuerpo extraño. Pero no por la pubertad, paso por eso hace mucho y fue una jodida tortura.
No sabía explicarlo pero había algo raro. Pensaba que eran cosas de su mente jugando una broma hasta que por casualidad tomó un baño en un río cercano.
Ahí se dio cuenta del grande problema y no literalmente.
Prácticamente su pene había crecido, no demasiado, o sería una tercera pierna.
Juraba que se volvía loco, solo salió un rato a tomar aire fresco y ahora no deseaba volver por esa razón. Le daba suma vergüenza, mejor lanzarse de un puente.
A esta altura estarían preocupados de su ausencia así que sin más remedio termino de vestirse tratando de disimular el bulto que se formaba, ahora tenía erecciones involuntarias. Doble perfecto.
Apenas puso un pie en la casa que compartía con sus novios se percató de los sollozos exagerados en la segunda planta. En un segundo subió notando como los dos morenos forcejeaban entre sí para que uno saliera de la cama y el otro se negaba. Antes de poder hablar el Gon que estaba de pie soltó la sábana para correr hacia él.
—¡Killua! —los nervios aparecieron cuando los brazos lo rodearon para apoyar la mejilla contra su fuerte pecho.
—¿Qué sucede...? —acarició los rebeldes cabellos hacia atrás.
—No quiere salir desde el comienzo de la mañana.
Con lo que le dijo tomó la oportunidad para tomar distancia, necesitaba mantenerlos alejados hasta que pudiera explicarles algo que... Ni siquiera sabía cómo sucedió.
Alzó la tela que mantenía encerrado al azabache capturando su rostro escondido. Evitó su mirada cuando hicieron contacto visual.
—¿Gon...? —cansado de su comportamiento lo atrapó con facilidad contra su cuerpo haciendo que se retorciera como un gusano. Pronto empezó a hacerle cosquillas logrando que saliera de su escondite.
—¡N-no! ¡Para!
Dejó de moverse cuando le hizo caso a lo que pidió. El cuerpo quedó expuesto haciendo que en busca de otro tipo de escape lo abrazara tal cual hizo su complemento hace unos minutos. Killua siempre supo que él resultaba en ocasiones hasta más pasivo, pero su lado tierno lo hacía buscar mimos cuando se encontraba inseguro o queriendo atención.
Los brazos fuertes lo rodearon acariciando la piel bronceada, mientras que el Gon fornido se sentaba cerca haciendo lo mismo pero en la cabeza del otro moreno en señal de apoyo.
Inevitablemente sintió ganas de llorar y un sollozo se le escapó de los labios temblorosos.
No lo dejaban alejarse, quería volver a ocultarse y descargar esos pensamientos negativos consigo mismo, el Gon de menor estatura tiembla y para cuando se da cuenta le están dejando besos en las mejillas, limpiando sus lágrimas.
—N-no... Va-váyanse. — está totalmente desnudo, descubierto pues su protección solo está ahí tirada, el Gon de cuerpo más marcado lo acuesta junto a él, alejándose de Killua para poder consolarlo cómodamente.
Cubre su cuerpo, pero el otro moreno le quita las manos.
—¿Porque te cubres?, no es la primera vez que estamos así. —el más pequeño se abraza a él y Killua solo se queda analizando la situación, intentando no tener una erección por las vistas.
— ''Es raro, antes no se había puesto así''— El albino se queda sentado en la cama, observando el cuerpo del moreno regordete. — ''Si ha subido un poco de peso pero, no es mucho. Si lo comparo con el Gon de mi versión, si son diferentes, eso me gusta''— Su vista viajaba al cuerpo descubierto, hace días que no habían hecho nada, pues el pequeño moreno empezó de alguna manera a evitarlos pero pensaba que se trataba de la vergüenza u otra cosa. —Eres muy hermoso... —busca acariciarlo, al menos un poquito por los muslos anchos.
Da un respingo por las palabras y el toque y es ahí cuando los ojos de su otro yo se abren con sorpresa, comprendiendo finalmente lo que ocurría.
El de cuerpo regordete intenta alejarse de ambos, pero es su contrario quien lo deja recostado en el colchón y con ambos brazos inmovilizados.
—¡No!, ¡Quita las manos!— pelea contra él, sus piernas cierran la visión directa a su intimidad y termina siendo Killua, separando sus anchas piernas, quien termina el forcejeo.
—Tan bonito, mira estas piernas, quiero morderlas. —el Gon de mayor estatura, quien lo sostiene de los brazos, observa con los ojitos brillosos la contorción del estómago, como esto crea pequeños rollitos en el estómago de su igual, como la piel de las piernas es fácilmente moldeable entre las grandes manos pálidas.
—¡Son horribles! —cierra las piernas incluso si estaban siendo sostenidas por Killua, logrando casi zafarse de ambos.
—¡¿Qué mierda están haciendo?! —una voz, exactamente la misma de Killua pero con un tono distinto hace su aparición en la puerta del cuarto. La versión antigua del albino pero más alto y con el cabello grisáceo se le nota jadeante a más no poder, además de claramente estar muy molesto. Estuvo viajando por varias dimensiones con la ayuda de la Nanika del universo moderno hasta por fin dejarlo en donde debía, había visto muchas cosas. Demasiadas. No sabía que había una versión de ellos de animales. Negó con la cabeza por su pensamiento, mientras miraba con odio al su yo de ojos celestes. Que inmediatamente alzó sus manos con una sonrisa gatuna.
—¡¿Killua?!— Gon tapó su desnudez al verlo, sonrojado hasta las orejas mientras su otro yo miraba al que debería ser "su" Killua.
—¿Es aún más alto?— los ojos enojados se colocan en él y termina sonriendo con las mejillas rosadas, hace muchísimo tiempo que no lo miraba así.
Ambos morenos ven como un Killua toma al otro de la ropa amenazadoramente.
—No puede ser... ¡No puede ser que le quitaste la virginidad primero que yo! —lo zarandea como nunca en su vida. —¡Ni siquiera me llamaste antes, solo porque los fans te quieren más no quiere decir que me dejes de último! ¡Maldita sea! ¡¿Sabes cuantas películas porno me vi para estar preparado?! —ya estaba mareado de tanto abuso, pero no le impidió contestar: —Oye, solamente te hice un favor. Después de todo somos la misma persona. —eso solo lo hizo enojar más, donde empezaba a gritarle pero el contrario no respondía a nada de sus acusaciones.
—¿De qué fans está hablando?... —el Gon de la versión moderna tenía espirales en los ojos, no solo por la información, sino también de ver a su Killua siendo movido de un lado a otro.
—Killua, suéltalo... No es su culpa. —termina mirando a su versión regordeta, cubierto como burrito por las sábanas mientras mira con suplica a aquel Killua de cabellos grises que suelta de golpe al albino e intenta acercarse peligrosamente a su Gon.
—¡Hey!, no me gusta tu cara, con esos ojos no vas a acercarte a él. —es el otro quien lo termina cubriendo literalmente con su cuerpo, al casi tirársele encima para dejarlo acostado y con él arriba.
Ambos se miran desafiantes mientras el pobre albino recupera la conciencia después de tanto zamarreo.
—Fuera bicho gris. —me saca la lengua con las cejas fruncidas, no iba a dejar que lo trate mal.
—¡¿Qué diablos?! ¡Ustedes se aprovecharon de él primero! —el cenizo se sentía frustrado, no recibió ni un mísero beso del Gon que le corresponde. Estaban ahí tratándolo mal, cuando estuvo por demasiado tiempo tratando de encontrarlo. —¡Jodánse! —gritó a los cuatro vientos, Caminó enfadado hasta afuera, dando pasos pesados y grandes como un bebé enojado.
—Bueno, lo tomó bien. —el albino parece ser el que está más tranquilo. —Ya se le pasará, me conozco. Oh, no hemos comido nada... Miren la hora.
—Tengo que ir a buscarlo, se pondrá peor. —el pequeño Gon mira la puerta abierta, sentía la presencia del cenizo en el comedor, tal vez en la cocina. —Siento que lo estuve engañando... Se supone que somos novios. —los ojitos se le llenan de lágrimas.
—Claro que no, solo fue entre nosotros, somos las mismas personas. —lo ayuda a bajarse de la cama, el Gon más alto lo abraza y le deja un beso en la mejilla. —Resuélvelo. —mira mal al albino y este se levanta de inmediato del suelo, saliendo del cuarto cuando ambos morenos se ponen a buscar ropa para el más bajo.
El Killua antiguo se sentía fatal, quizás hasta deprimido. Cosa que irónicamente no le había pasado desde que conoció a Gon. Pero ahora tenía el estómago tan vacío que sentía que se iba a desmayar, aunque no tuviera ánimos comió lo que pudo. Mientras seguía en su tarea sintió la presencia de alguien a sus espaldas, no se detuvo. —¿Qué quieres? —no estaba de humor, aunque fuera su novio no podía ocultar su mal humor.
—Oye, no te digo que no te enojes. Pero será más difícil todo si tomas esa postura, apenas a tú Gon le dio un ataque de inseguridad. Necesita de tu apoyo, ni siquiera nos estaba dejando acercarnos y por eso nos encontraste así. Como una película romántica. ''¡No Roberto, lo que hiciste...! ¡En mi propia casa!'' —dramatiza, tratando de calmar el ambiente denso. Su contrario se queda callado, tragando. Tampoco era buena idea forzar la situación.
—Te digo que te queda igual de bien que antes. —los cabellos anti gravedad de ambos se mueven por la pequeña discusión, de mayor estatura lo sostiene de los hombros para que se mire al espejo.
—No es cierto, ya no cierra y me aprieta más los muslos. —el más bajo se queja de su apariencia, de cómo el short verde que siempre uso ahora le marca las piernas con más notoriedad.
—No me queda como a ti... Mírate, parece que fueron hechos para que solo tú lo uses. —sí, a su contrario el short le queda increíble, marcando lo necesario y teniendo que usar un cinturón para resaltar su cintura.
—Cállate, si Killua estuviera aquí, babearía por tu trasero. —lo agarra con ambas manos, haciendo que su contrario se sonroje.
Todo, mientras ambos Zoldyck hablan en la cocina.
Los dos pálidos estaban sentados en la cocina a cierta distancia, hicieron una clase de competencia de quien come más rápido improvisada. Parecían calmarse las aguas, pero el cenizo seguía con la cara larga. La verdad quería bañarse por estar tan sudado así que simplemente avisó para subir las escaleras a una habitación desocupada, tenían un baño privado así que cerró la puerta con seguro. Pero antes de cualquier cosa se dejó caer de cara a la cama tendida para tomar una almohada y gritar en ella. Mientras el albino estaba calentando algo para los morenos.
—¿Porque no lo habían hecho antes? —pregunta en Gon más alto, tirado en la cama junto a su igual, que juega con los dedos avergonzado de la directa pregunta.
—Es que... Nos daba mucha vergüenza, o... Bueno... A mí me la daba, entonces Killua quería que fuera en una ocasión especial... Es realmente lindo. —la mano de la versión más moderna le acaricia el estómago mientras habla.
—Wahh... Que tiernos, pensar que nosotros lo hicimos al mes de empezar a salir solo porque lo encontré mirando videos sucios. —el más bajo se sonroja y tapa su cara por la historia recién contada, haciendo que el otro se ría de su reacción. —Killua puso la misma cara y aun así. —se acercó al oído tibio para susurrar, —No tuvo vergüenza en llenarme completo.
Las manos más pequeñas chocan contra su cara, lo había avergonzado mucho.
—¡Vengan a comer! —el albino ya tenía todo listo, comiendo de más algunas frutas que andaban por ahí. Debía aprovechar que había comida, después tendría que volver a salir de nuevo y le daba cierta pereza. Cuando los dos azabaches se acercaron se dio la vuelta para ir limpiando las cosas que ya se usaron.
Sus ojos mieles buscaron a su pareja y al no hallarlo agarró a Killua tímidamente del hombro.
—¿Dónde está mi Killua?, quiero hablar con él. —ignora la comida que el otro Freecss mastica como loco.
Gira a verlo. —Debe estar en una habitación. Te guardaré entonces tu parte. —dice para volver a lo suyo.
El cenizo ya había salido del baño para volver a tirarse de cara en la cama. Se giró para ver el techo pensativo hasta que escuchó que llamaban a la puerta y se erizó como un gato. Ya estando de pie se colocó rápido la ropa interior, su cabello estaba demasiado mojado todavía así que preguntó: —¿Quién es?
—Killua, soy yo... ¿Puedo entrar? —da golpecitos con el pie al piso, mirando la puerta y luego su propio pecho, hasta que es abierta sin más y el cenizo usa su cuerpo como traba para no dejarlo entrar.
Los ojos verdes estaban cristalinos y había manchas rojizas, muestra de llanto, intentó acariciar las mejillas pálidas, pero Killua no lo dejó.
Tenía ganas de llorar otra vez, —L-lo siento mucho...
No podía hablar, sentía un gran nudo en la garganta. Así que procedió a permitir que pasara, no quería que nadie lo viera así más que él. Dejó seguro en la puerta, no podía mirarlo pero también le dolía que se pusiera mal. Después de todo si pensaba en sus zapatos, tal vez si hubiera hecho lo mismo. No tenían ni idea cuando se iban a volver a ver luego que se separaron, pero si tenía mucho desaire por el esfuerzo que hizo por encontrarlo.
Verlo sentado en la cama, con la cabeza gacha, le dio pena, meses habían pasado desde la última vez que se habían visto, se había rendido en cierto punto, más aún cuando notó que esos dos podían amarlo también. Era el mismo Killua, de eso se convenció, solo se entregó al que considera, el amor de su vida.
No sabía por dónde empezar realmente.
—Te has vuelto un poco más alto estos meses. —la mirada no regresa a él y eso lo pone triste. —Di lo que quieras, incluso puedes golpearme, pero por favor... No me odies. —las lágrimas caen mientras cierra los ojos y aprieta su ropa.
—No te odio. Tampoco podría golpearte, no digas tonterías. —responde seguro, no iba a culparlo. Así que solo se queda callado, escuchando como solloza y eso le rompe el corazón. —¿Por qué te sientes mal? Después de todo decidiste hacerlo, no tiene nada de malo... —le costaba sincerarse, tenía un cúmulo de emociones. Quería decirle que lo que le frustraba era no haberse decidido antes de tener intimidad, pero tenía que venir a respetar su decisión. Quizás no se sentía seguro con él.
—Si lo tiene ¡Yo quería hacerlo contigo! —se acerca hasta sentarse en sus piernas y abrazarlo, intenta calmarse y es con parte de su cuerpo que evita dejar su peso completo sobre el cenizo. Restriega la cara contra el cuello pálido, no queriendo que aparezca el llanto porque le hace gelatina el cuerpo. —Quiero hacerlo, quiero tener se-sexo contigo. —se abraza fuerte pues sabe que las garras de su pareja se clavaron contra el colchón. —Te amo Killua, quiero ser tuyo.
Su cuerpo es un maldito traidor. Lo hace reaccionar de tenerlo cerca haciendo que su corazón lata como loco y entre en pánico por completo. Su olor, su calidez, tenerlo tan cerca lo está mareando y no le permite pensar como un imbécil enamorado prepuberto. —G-Gon... —sus manos terminan de soltar las sábanas con agujeros prominentes, lo toca como si no pudiera controlarse. Y la verdad no podía. Comenzando por su trasero y cintura hasta subir a su cintura. Siente que se está apoyando en la cama así que lo hace bajar para que quede bien en sus piernas. —Yo también te amo, mucho, mucho. —otra vez siente los ojos arder.
Llevaban meses sin besarse y hacerlo se sentía nostálgico, dulce. Fue suave y lleno de cariño, disfrutando del sabor a manzana y cereza. Estar completamente sentado sobre el Zoldyck le daba la idea de que lo estaba aplastando.
¿Acaso no se daba cuenta de que había subido de peso?
Las manos grandes suben un poco su camiseta para poder tocar la piel añorada y como está sentado y el short le quedaba muy ajustado, el rollito de su cintura se notaba.
Avergonzado se aleja del beso, —¿Te conformarías con este cuerpo rechoncho? —duda y teme de las reacciones.
Ya no era el mismo cuerpo que el cenizo deseaba meses atrás ¿Y si le disgustaba?
Los ojos rasgados lo miran expectante. Entonces cuando nota la grasita restante en vez de causarle indiferencia parece que su mirada se ilumina. —Qué lindo. —la aprieta sin dudarlo, jugando con las formas que puede hacer con sus manos. Besa su cuello con cuidado, a todo lo que puede llegar pasando la camisa por sus brazos y cabeza para quitársela. —Estás mucho más hermoso que antes. —acaricia sus mejillas regordetas, besándolo con ganas. Muerde y jala con cuidado los labios carnosos.
—Mentiroso. —suspira entre besos mientras su piel es jalonada, apretada y acariciada. La lengua traviesa pasa por sus labios, humedeciéndolos y él decide mostrar un poco de su habilidad para ese tipo de besos.
Tomándolo de las mejillas lo acerca completamente, pasando la lengua entre los finos labios para buscar la contraria y acariciarla. Las manos pálidas llegan hasta su trasero y lo aprietan, dándole un azote repentinamente.
Eso no lo detiene de explorar los labios que ya conoce y solo extraña, queriendo volver a esa última vez donde estuvieron a punto de hacerlo. No se acobardaría, quería tenerlo dentro de él, su lengua, su boca, su pene, estaba siendo codicioso, eso lo había aprendido del otro Freecss.
Se queda pasmado, los escalofríos placenteros que siente al acariciar la lengua del otro con la suya es indescriptible. Había sido bastante tiempo que no compartían un beso así, antes en su relación Gon solo dejaba que se dieran pequeños piquitos.
Casi siempre se dejaba llevar un poco y al final se arrepentía, ahora que podían compartir uno francés sin trabas le revuelve el estómago.
El trasero lo sigue apretando con ansias, siente que su erección ya no la puede disimular así que busca restregarse para al menos calmarse un poco de los besos subidos de tono que lo acarolan más y más.
—No te estoy mintiendo, idiota. De verdad eres hermoso y quiero hacerte sentir muy bien.
Se atreve a dejarle besos cortos por el cuello y oreja, lamiendo hasta las clavículas para después succionar cerca de la yugular y dejar manchas rojizas en la nívea piel.
Poco a poco lo va tirando hacia atrás, acostándolo para poder pasar la pierna hacia el otro lado y apoyarse otra vez en el colchón. Lo tiene acorralado entre sus piernas y duda un poco si simplemente sentarse sobre la dura erección.
No por vergüenza, o tal vez solo un poco, sino más bien, porque teme aplastarlo.
—Killua... ¿Hay algo que te gustaría hacer primero?—pregunta sin terminar de apoyarse, solo dejando que ambas manos a cada lado de la cabeza le sean de sostén cuando se tiró para adelante.
—¿Me vas a mostrar que has aprendido? —no fue una pregunta con resentimiento, salió bastante neutral mientras lo miraba. —Pero primero hay que estar iguales. —sus manos se pasean por toda su anatomía empezando por el pecho dónde da ligeros tirones en los pezones, puede notar de nuevo algunas líneas que se hacen en la piel pero no le importa. Juega con ellas y eso le permite bajar hasta el cinturón para sacarlo desabotonando el short para sacarlo.
Ahí aprieta los muslos, los sostiene entre sus manos para dejar la marca de sus dedos.
Su pecho no es marcado de entrenamiento como el otro Freecss y eso le avergüenza, pero al ver que su pareja sencillamente le parece fascinante como se estiran y al apretarlos parecen pan recién hecho, sonríe enamorado.
Intenta que al verse completamente desnudo frente al Zoldyck la vergüenza no le gane.
—''Killua tiene un cuerpo tan bonito... Los brazos y piernas tonificadas''— Las manos pálidas pasando por su cintura, pero él solo aprieta los músculos de los antebrazos, las venas que se le notan al apretar con fuerzas.
—Cuadraditos...— Susurra al pasar los dedos por los abdominales marcados, jugando con la piel y apretando lo que puede. Las mejillas de su pareja están rosadas pero Gon no es capaz de parar de admirar la belleza que Killua cultivó todos esos años. Para cuando se da cuenta su trasero termina bajando completamente sobre la dura erección —¡Ahh!—golpeando contra su entrada sin adentrarse realmente.
Los glúteos bronceados son sujetados y separados un poco para poder hacer el roce de sus intimidades más sencillo. De verdad se sentía increíble y Killua por la constante estimulación estaba empezando a soltar líquido pre seminal. Tomaba el ritmo de los movimientos, siendo dolorosamente lento. Queriendo escuchar a detalle todos los sonidos que su pareja puede hacer, los gestos y hasta movimientos involuntarios. Pero se detiene, solamente para de alguna manera desquitarse. Sujetando de su trasero como si fuera masa para con la mano libre comenzar a dejar nalgadas fuertes una tras otra, a veces se pasaba un poquito de la fuerte o liberaba leve electricidad inconscientemente.
El rojo pasó a parecer parte de su piel debido a los azotes, el primer chispazo lo hizo gritar y avergonzado se dejó caer de cara al colchón, levantando un poco el trasero para que pudiera seguir mientras él evita ser tan ruidoso.
Van con maña, son sorna, pues después de cada doloroso golpe agarra su carne con fuerza, haciendo que rebote o se deforma un poco.
—¡¡Ahhh!!—otro azote fuerte que deja marca junto a la estática que le da cosquillas, las lágrimas comienzan a caer y la saliva mancha las sábanas de la cama mientras su rostro está completamente rojo, incluso las orejas. —Killua ~... Espera, si sigues v-voy a... Acabar. —jamás me había ocurrido, tal vez su cuerpo se había vuelto demasiado sensible o es que realmente le gustaba esa clase de trato.
Una sonrisa gatuna aparece en el rostro del pálido. Detiene sus acciones apenas lo escucha, acariciando con morbo la piel que estaba enrojecida por su maltrato.
—Y pensar que antes te avergonzaba que solo te diera una antes de que fueras a enfrentarte contra alguien. —las manos siguen acariciando, hasta bajar a su entrada hasta tocar los testículos dónde sujeta el miembro despierto y mojado. Lo masturba un poco, solamente quiere tomar algo de lubricante para lo que sigue.
—N-no digas eso... —vuelve a quitar la cara de su escondite para apoyarse contra el pecho de Killua, la masturbación lenta en su sensible intimidad lo hace jadear y gemir en voz baja. —Tú te avergonzabas cuando te decía cosas bonitas... Y ahora me estas amasando sin pudor. —se queja entre sollozos por el dolor en su trasero, la posición se le hace incómoda a este punto.—Quiero acos-acostarme. —fue avergonzado.
Killua le hace caso de inmediato, lo sujeta entre sus brazos con facilidad para tomar una almohada para dejarla sobre la cama y que Gon apoye su trasero ahí. Pero al sentarse con él encima vuelve a devorar su boca con ganas, una suavidad que se nota lo mucho que lo ama.
Así lo acomoda, acariciando sus piernas temblorosas con él encima. —Claro que sí, todavía me sigue dando vergüenza. Todo lo que tú me digas hace que me ponga como idiota.
No permite que se aleje, enreda las piernas y brazos en su cuello y cintura respectivamente dejándose hacer mientras se besan pacientemente.
Había extrañado tanto esos labios, esa forma de mirarlo.
Lo sabía, los Zoldycks no se parecían tanto entre ellos fuera de la apariencia física, su Killua era mucho más lanzado y a pesar de sufrir por la vergüenza, no se detiene ni hace un gran espectáculo, incluso es un pervertido de cuidado, que mientras se besan con cariño no deja de restregar su erección contra la propia.
—Te extrañe mucho... —las piernas lo terminan liberando, se aleja de su cuerpo.
Gon deja las piernas abiertas, su cadera estaba un poco alzada debido a la almohada debajo. Su panza se marca por ello y la estira de color rosado le avergüenzan ahora que Killua podía verlas perfectamente
—Tonto, yo también. —le dolía el corazón de que dijera cosas lindas de esa manera, pero eso no lo hizo detenerse con sus intenciones.
Llevó tres dedos a su boca, tratando de que se mojaran bien. Mientras acariciaba los grandes muslos de su novio, como se veían en esa posición le encantaba. Provocaba morderlas.
—Voy a tener cuidado. —dice para acariciar la superficie del agujerito con cuidado, insertando un dedo al cabo de poco tiempo. Al final no puede soportar y deja mordidas en sus piernas, mientras dos dedos entran y salen haciendo que la entrada los apriete. — ''Es mucho más apretado de lo que pensé'' — Se nota sorprendido, después de todo nunca fue capaz de tocarlo ahí.
Al contrario de como ambos se imaginaban su primera vez juntos, un Gon tímido que llore y gima de dolor mientras es preparado dulcemente por su pareja, con todos los preparativos románticos y esenciales para no lastimarse, la situación es mucho más descontrolada.
Los dedos dentro, solo lubricados con saliva arremeten sin piedad mientras a su vez el moreno tira la cadera hacia atrás cada vez que están por volver a entrar, progresivamente brusco mientras los gemidos más dulces e indecorosos llenan la habitación.
Gon creyó que sería delicado con él, que le regalaría palabras bonitas y besos suaves, pero se vio contento de recibir en cambio mordidas, chupones y azotes que elevan su doloroso placer.
—Pu-puedo ¡Ah!, aguantar más. —ver el miembro de su pareja erguido le hace saber que tal vez, por razones que desconoce, ha crecido y su preparación debía ir un poco más allá si querían divertirse.
—Oh, apenas he comenzado y ya quieres más. —separa los dedos lo más que puede, abriéndolos y cerrándolos como si se tratarán de tijeras. Salen y vuelven a arremeter con fuerza, en eso la estática se hace presente cuando ve a su novio sacudirse violentamente.
Ahí es cuando aprovecha de acompañarlo con un tercero, dando una y otra vez en ese lugar. Su sonrisa maliciosa empeora, empieza a aumentar la intensidad de su Nen de vez en cuando. Ya son cuatro dedos que lo aprietan como si no quisieran soltarlo.
Los ojitos se le van para arriba y evita no verse patético al cerrar los párpados, las sábanas apretadas bajo sus manos y el sudor bajando por su frente cuando ya no lo aguanta más.
Quería correrse con Killua dentro de él, pero es demasiado, era la primera vez que tenía tanta estimulación puesta solo en lo que debería ser la preparación. El vientre le pesa y muerde sus labios para no gritar tan fuerte.
—¡Killua!... P-para. —solloza y la lengua se le escapa un poco, —¡Voy ahg! —sostiene la muñeca pálida para que no se siga moviendo, literalmente había terminado solo con la estimulación en su trasero. El semen le mancha el pecho y los ojos verdes ven esto con una sonrisa triunfal, las piernas le tiemblan debido a la sobre estimulación recibida. —¡Quieto, acabo de terminar! —lo saca de su interior de una patada y se da vuelta para intentar respirar mejor, la cabeza le da vueltas. —A-aun quiero hacerlo, pero necesito recuperarme...
—Está bien, está bien. —levanta las manos en señal de paz. Su mano está llena de fluidos pero no me importa, lo lleva a su propia boca para levantarse. —Debe haber pomadas por aquí. —busca en la mesita y efectivamente habían varios productos ahí. Toma una crema y se sienta de nuevo. —Déjame atender mientras tú lindo trasero, no haré nada raro. —acaricia la superficie haciendo que quedé en su regazo bocabajo para mayor comodidad.
—Aunque me digas eso sigues acariciando cada que puedes. —la crema esta tibia y pasa por su irritada entrada superficialmente, arde un poco pero prefiere estirarse e intentar relajarse, el cenizo hace un trabajo prolijo, manchando sus dedos para después cubrir la maltratada escena.
Las marcas de mordidas puestas en sus muslos son aplastadas por los dedos pálidos al notarlas y Gon se estremece por ello, duele, sí, pero es agradable.
— ''Wahh su pene está chocando mi estómago, aún está duro'' — Al tener esta parte del cuerpo sobre las piernas de su pareja siente perfectamente los pequeños espasmos del miembro, como se aplasta el glande contra su panza.
—No puedo evitarlo. —ya llevaba un buen rato acariciando la piel, tanto así que no había restos del producto que estaba usando. Siguió esperando pacientemente, tener la piel tan cerca suya era una tentación pero era considerado. —¿Cómo se sintió? Estuve practicando mucho. —aparece de nuevo una sonrisa gatuna en su rostro, la verdad es que lo había probado primero en sí mismo, pero si Gon se enteraba de eso le causaría suma vergüenza. Pero no había mejor sujeto de pruebas, después de todo si sucedía algo podía soportarlo.
Gon pestañeó avergonzado y luego acomodó la cabeza en la cama, tirando un poco el cuerpo hacia adelante. El miembro despierto rozó aún más sobre su estómago y sintió perfectamente como su trasero rebotó un poco.
—Se sintió muy bien... Fue increíble. —al inicio se había asustado un poco, pues esperaba que lo usara para darle más velocidad al asunto, no que soltara las descargas con la precisión exacta como para hacerlo ver estrellitas. —¿Cómo practicaste?, n-no me digas... Encontraste a alguien con quien hacerlo... Ahhh yo... —se hizo un lío de solo imaginar al cenizo haciendo aquello con alguien más, —Es-está bien, n-no te culpo, ehhto ¡Hya! —un golpe fuerte en su trasero lo hizo callar.
Killua lo miraba muy enojado.
—Idiota, no lo hice con nadie más. Lo hubiera matado. —al principio no controlaba la cantidad, nunca tenía piedad al usarlo así que se achicharro en varias ocasiones. —Tuve que probarlo en mi cuerpo, después de varias ocasiones se sentía demasiado genial. —soltó como si nada, mirándolo bastante neutral. Seguía tocando su trasero enrojecido por el golpe que le dio.
Esos días dónde se masturbaba con su habilidad al hacerse un experto le hacía sonreír con confianza, no duraba nada de solo imaginarse las posibilidades con su novio.
—Perdón, me hiciste dudar. —se defiende, levantándose del lugar para poder sentarse en la cama junto a Killua.
Ya estaba mejor y aunque su miembro no estuviese del todo erguido, las ganas de continuar eran fuertes.
Poniéndose de rodillas abraza a su pareja de la cabeza, pegando su regordete pecho a la mejilla contraria, los pezones son atrapados por los labios ajenos y eso le genera corriente por la espalda.
—¿Qué pre-prefieres...?, ¿Estar en mi boca o directamente dentro de mí?—cualquiera de las opciones le gustaba, quería tener su primera vez con su pareja, todas las que no pudo tener.
El pálido lo sostiene de la cintura, chupando y dando toquecitos con su lengua en ambas protuberancias. —Ya quisiera hacerlo, pero será más interesante. Puedo hacerlo tan rápido como un vibrador si así deseas. —bromea un poco, le da un besito esquimal. —Aunque también puedes montarme y yo te ayudo desde abajo. Debiste divertirte mucho con ellos dos, seguro ya sabes hacerlo mejor que un actor porno.
—¡Deja de decir cosas tan vergonzo...! ¡Ah!—lo había tirado a la cama junto a él, rebotaron por ello y Gon evitó golpearlo con su cuerpo. —¿En serio quieres que me suba encima?, no quiero aplastarte. —las manos pálidas lo guían hasta lograr sentarse sobre la erección sin adentrarla, el líquido preseminal que suelta su novio le mancha la piel.
—No me pesas Gon, te preocupas demasiado. —sigue con una sonrisa burlona. Lo sujeta fuerte de las caderas, bajando un poco rozado los glúteos. —Además, siempre pensaba que nuestra primera vez sería así. Puedes hacerme lo como quieras. —suspira algo pesado, después de un rato su erección duele como nunca y jura que no aguantaría ni un segundo más.
—''Lo que quiera...'' — Los ojitos se le iluminan y tomando confianza apoya ambos pies en la cama para levantarse y tomar la base del miembro erguido, alineándolo a su entrada.
De un movimiento hacia abajo, termina sentado con todo el grosor dentro y las manos pálidas apretadas a su cadera con demencial fuerza. Deja los ojos fijos en el cenizo, los ojos como espirales, la saliva cayendo y por supuesto, la cara más roja que haya visto nunca en él.
Da unos pequeños movimientos hacia adelante y los gruñidos y gemidos altos le son dados como recompensa, apenas y si está empezando, pero su pareja parece a punto de estallar.
—Killua~... ¿Estás bien?, ¿Cómo se siente?
—Mieerda ~ Es de-demasiado bueno... —habla como puede. Muy apretado, cálido y cada movimiento así fuera leve era como si el interior de Gon lo estuviera succionando hasta el fondo. —Vas a... Vas a hacer que me corra de solo cinco sentadas. —se mueve un poco por su cuenta, llevando la pelvis hacia arriba buscando dar en la próstata. No le importaba llegar al orgasmo rápido, no podía parar.
Su trasero choca contra la pelvis contraria, rebota una y otra vez mientras apoya las manos contra el pecho pálido para poder tener un soporte.
Debido a la posición su estómago muestra los rollitos que ya vio en su espejo demasiadas veces, pero no le da tiempo de ser vergonzoso cuando al fin, entre ambos, logran encontrar su próstata y choca contra ella una y otra vez. Gime alto llevando las manos contrarias hasta su pecho, quería que lo atienda.
Killua no aguanta mucho tiempo, lo alza como si no pesará nada para ponerse de pie sin interrumpir su unión para cargarlo dejando las piernas contra su cintura. Se acerca a la pared más cercana para dejarlo apoyado contra está y arremeter contra su interior lo más rápido que puede, gime alto y se oculta en su cuello para dejarle chupetones y mordidas.
Las piernas inmovilizadas debido a que están colgando de los brazos que lo cargan, su cabeza contra la pared y la lengua de fuera al momento de recibir el grosor a la velocidad y fuerza que el cenizo quiere.
Uno, dos, tres embestidas y de pronto siente su interior completamente lleno, el gemido alto que le suelta en el oído sumado a sentirse abierto es cuando Killua sale de su interior lo vuelven un desastre de lágrimas y gemidos.
Manchan el suelo, pero Killua no lo suelta.
—Más ~... —lo agarra de los cachetes y lame los labios antes de hablar, quería terminar también, aunque ya lo haya hecho antes.
—Vamos a probar una última cosa. —se relame los labios, toma su miembro para masturbarlo. Dejando choques eléctricos fuertes en el glande, va bastante rápido por la velocidad que puede alcanzar.
Su mirada maliciosa no se aparta de él, brillando por ver a su pareja hecha un desastre que apenas puede gemir a gritos con la garganta cansada.
Todo eso se estaba escuchando en el otro cuarto, dónde el oji celeste que estaba en la cama con su moreno abrazados captó.
—Sabía que lo terminarían haciendo... —frunce el ceño.
—Nosotros también, así que no veo el problema. —se sienta en la cama, las caderas marcadas de rojo por las manos que estuvieron incesantes en la zona, levanta y baja los hombros. —Espero que su estúpida inseguridad se haya ido, ¿Puedes creerlo?, el muy tonto pensaba que era feo. —niega con los ojos cerrados.
El albino, aún acostado, lo mira con la ceja alzada. Los sonidos habían terminado en la otra habitación.
El cenizo estaba buscando a su pareja en las habitaciones, le extrañó escuchar unas voces en una de ellas.
La puerta estaba abierta así que entró sin tocar.
—Cariño, ¿estás...? —se detuvo viendo a los morenos compartiendo un beso bastante apasionado. Podía ver cómo sus lenguas se tocaban solo unos segundos para que se detuvieran y voltearan a verle. Silbó. —Ops. —iba a regresarse pero chocó con el albino que lo había seguido y estaba en medio de un ataque.
El de pequeña estatura entró en una especie de pánico por haber sido descubierto literalmente con las manos en la masa, pues estaba agarrando al otro Freecss del pectoral al besarlo.
Sin embargo es su otro yo el que mira feo a ambos Zoldyck, como expresando con la mirada un "Nos están interrumpiendo".
Tenía las manos fuertemente sujetada al trasero del más bajo y tenía los labios hinchados de tantos besos.
—¿Que miran?, largo de aquí. —los hecha con la manita sin soltar al más pequeño, que comienza a hiperventilar de ver a ambos Killua con las mejillas rojas y rosas, los ojos bien abiertos y prácticamente el corazón en la mano.
—No seas así, al menos déjanos ver. Ya saqué la cámara. —claro que el de ojos verdosos reacciona más rápido que inmediatamente. Su contra parte sigue en crisis, agachado intentando reaccionar a tanto.
—Creo que me excité. —el albino se hace bolita en el suelo.
El más alto lo mira, pero entonces se le ocurre una idea al ver que la postura del moreno fornido no cambia.
—Haremos cualquier cosa para que nos dejen quedarnos. ¿Qué les parece?
Ambos Gon de miran a la vez, realmente solo habían dejado de toquetearse para terminar abrazados.
—Mohh... ¿Que no pueden simplemente masturbarse en sus habitaciones?—el moreno más alto es el que se queja primero, por qué si un Killua es mañoso, bruto e incluso un poco sádico, dos tenían que ser el infierno.
Y le gustaba la idea de experimentar, pero en ese momento quería ser egoísta y quitarle al cenizo a su novio.
—A mí no me molesta. —murmura el más pequeño, mirando como su pareja parece hacerle ojos de perrito abandonado para que acepte, el otro albino solo los mira, impaciente pero avergonzado.
—Unmm. —piensa un poco, evitando que humo le salga de la oreja, —Entonces arrodíllense en el suelo. —los tres que escucharon la orden se quedaron pasmados.
—Uy. Eres una perra mala. —el de cabello grisáceo lo dice sin pelos en la lengua, acatando la orden. —Yo no tengo problema de hacer caso, mientras que mi lindo novio lo disfrute no me importa que se bese contigo. Mientras que este idiota apenas puede reaccionar. —jala al albino para que quede igual que él.
Los ojos se le vuelven oscuros, no le cae mal la otra versión de su novio, pero está acostumbrado a otro tipo de trato, le gusta tener el control durante su relación, era egoísta y tampoco tiene muchos pelos en la lengua.
Al verlos a ambos de rodillas se acerca tomado de la mano de su contraparte, que mira avergonzado a ambos Zoldyck.
—Buenos chicos. —les da palmadas en la cabeza a ambos, lo que provoca un colapso en su novio.
—¿Quieres traerme las esposas?, están en la caja dentro del armario. —lleva las manos a la espalda, mostrando mejor su fornido cuerpo mientras le sonríe dulcemente al más bajo de la sala, que soltando un jadeo busca rápidamente lo pedido.
—Ah. A la mierda, pero al menos déjenme grabar. —el oji verde es el que se sigue quejando ya cuando está esposado. Tenía muchas fantasías viendo a su novio con otra persona, jamás imaginó que sería el mismo. Así que en eso sí era más fetichista.
—¿Q-qué vas a hacer? —el de cabello blanco es el siguiente. Hecho un lío en su lugar, apenas puede imaginarse lo que están a punto de hacer.
—Dijeron que querían quedarse. —las esposas las había colocado el Gon regordete y una vez su trabajo terminó volvió con el Freecss que los vigilaba, al darse cuenta, ya estaba en sus brazos, dando giritos.
—Cumplimos sus deseos y los dejamos quedarse, pero no pueden tocar, acercarse o grabar. —advierte mirando a ambos, su sonrisa vuelve al cargar mejor al otro moreno.
—Espera, se te van a cansar los brazos. —esta avergonzado y sabe perfectamente que tiene la mirada de su novio clavada en él.
—Eso no va a pasar, si ese tonto te dejó caer es porque simplemente es débil. —le da un beso en la mejilla, ese comentario hace rabiar al cenizo y reír al albino.
—Beso. —pide el más bajo y simplemente lo recibe, mientras van hasta la cama, no muy lejos de la posición de ambos Zoldyck.
—¡Yo no dije que quería quedarme, ese idiota fue el que comenzó a hablar! —se queja el de ojos celestes. Que queda en shock al ver la escena de los dos morenos toquetearse sin remordimientos. Besándose una y otra vez, parece una película porno casera de las más raras que ibas a conseguir en tu vida.
— ''Debí pedir poder tener la cámara antes... Oh bueno, creo que igual Gon no me hubiera dejado hacerlo''— El de ojos oscuros se quedó pensando, a veces su novio lo miraba y eso parecía hacer enojar al otro azabache. — ''¿Además que le hice a esa rana? Nunca hemos hablado antes pero siento que me odia''
Cuando sus miradas vuelven a juntarse es lo que le agota la paciencia al fornido. Poniéndose encima del más bajito para quitarle la camisa.
—Más despacio, por favor. —esta avergonzado de cómo es tratado, pues su camiseta había sido tirada hacia la dirección de ambos Zoldyck, su pecho al descubierto era fácilmente visible y cuando la lengua empezó a jugar con sus pezones simplemente se dejó hacer, abrazo la cabeza del que succionaba su piel y gimió despacio por las dulces atenciones.
—Wahh, tan bonito. —reparte besos por el cuello mientras poco a poco se sienta sobre la erección marcada del más bajo, después de todo, aunque dominante, aún le gusta sentir la dureza contra su trasero, incluso si es de la mitad del tamaño que acostumbra. —Estas lleno de mordidas, ¿Te duelen?—aprieta las diferentes zonas mientras los ojitos castaños miran a su novio, disimulado.
—N-No... Se sintió muy bien cuando las hizo. —la camiseta del moreno faltante fue quitada rápidamente antes de terminar de recostarse contra el cuerpo contrario y besarse con ímpetu, pasando saliva y mordisqueándose los labios mutuamente.
—¿Y a ustedes les duele esa erección?—pregunta un poco burlón a ambos Zoldyck, en realidad solo quería que ambos se enojen y se liberen, aunque también quiere probar al más bajito para sí.
—Oh, ya me liberé. Ya me liberé ~ —el cenizo no tuvo que hacer mucho esfuerzo en romper las esposas. Hace rato que ambos estaban aflojando el material con su Nen. —Que buen espectáculo pero creo que ya se acabó.
—Si duele bastante, van a tener que hacerse responsables. —se levantó su contraparte, dejando a los dos morenos en su sitio. Intentando disimular sus sonrisas nerviosas pero también de emoción.
Los ojitos castaños brillan ilusionados al ver a su pareja acercarse con una sonrisa fácilmente catalogada de terrorífica. Los ven con ternura y como su novio los miran avergonzados, pero excitado del hecho, sobándose las muñecas por el dolor causado por el juguete.
—No es justo. —el Gon más alto toma a su contraparte y lo aleja un poco, solo una cosa más, quería un mini movimiento y estaría dispuesto a todo lo que esos dos quisieran. —No les dije que podían liberarse, podría usar mi propia habilidad y sacarlos de un golpe del cuarto. —y no miente, estando en igualdad de condiciones con su pareja, no había muchas chances de que el otro Albino logre llegar a su nivel.
—¿Puedo pedir algo?—el más bajo del cuarteto mira inocentemente a ambos Zoldyck, aún arropado por los brazos del otro Gon. —Solo un beso, un besito entre ambos. —pide con las mejillas rojas y todos se quedan con los ojos bien abiertos.
—Espera, ¿qué tipo de beso?
El Killua de ojos celestes se puso rojo como nunca en su vida. —¿Por-por qué quieres nos besemos?
—Es que los dos son muy bonitos y... Me da curiosidad, pu-puede ser cualquier tipo de beso. —el más bajito rasca su nuca, los tres pares de ojos lo observan.
—Por mí no hay problema. —dijo el cenizo, no le importaba demasiado. Más bien era la oportunidad perfecta para hacer una gran escena así que sostuvo al más bajito.
Sujeta al peli blanco de la cintura en una pose de telenovela, a este no le da tiempo de reaccionar porque se queda congelado hasta que el aliento del de ojos verdes lo sofocó.
Empezaron de manera lenta, marcando el ritmo sin dejar hacer nada al que se encontraba confundido. Sus lenguas se rozaron una y otra vez, hasta que el albino cerró los ojos con fuerza.
Ambos Freecss ven la escena ilusionados, definitivamente esa había sido la mejor idea que al más bajo se le había ocurrido desde que comenzaron a vivir juntos.
Ambos pares de ojos tanto azules como verdes se les quedan viendo cuando un hilo de saliva los une al separar sus labios
—Listo. Ya cumplimos. —dice el cenizo, el albino está todo acarolado, no tiene idea si le gustó o no. Fue demasiado repentino y tenía los ojitos como espirales.
—S-sí... —levantó una mano en manera de victoria. Se acerca a su Gon, dándole un abrazo para pasar su caliente momento.
Empezó a frotarse, mejilla con mejilla para luego dejar besos en su cuello.
Se notaba que ese Killua es el más alto del grupo, en cuanto lo arropó tuvo que ponerse de puntitas para recibir el cariño sin inconvenientes.
—¿Lo ves?, no es tan malo... Nosotros lo hacemos... Se-seguido. —se dejan cariño mientras recuerda la primera vez que ambos Freecss se besaron, fue tierno, casi un beso de buenas noches.
—Mira tú carita, estás hirviendo. —el Gon más alto abraza a su pareja y está la alza en brazos para poder restregar su nervioso rostro contra el fuerte pecho. —Hicieron lo que pedimos, es su turno ahor¡Ah!—su botón chocolate fue mordido.
La pareja moderna es el que toma las riendas del asunto. El desquite del de cabello blanco es monumental, mordiendo las protuberancias para luego succionar. Era un dolor muy placentero, ya que aplicaba más fuerza que en ocasiones anteriores.
Los ojos rasgados se mantenían fijos en el moreno, apretando su trasero para atraerlo a su cuerpo. No le importaba besarlo y ver que sus labios estaban desgastados, eso solo lo hacía más excitante. —¿Por qué ahora quieres experimentar con él? ¿Acaso yo no te complazco? —añade mordeduras, jalones y succiones en el beso.
—No digas eso, sabes que no es así. —debido a una mordida, terminó lastimando el labio hasta hacerlo sangrar un poquito, la traviesa lengua limpio esto y no paro de besarlo, suprimiéndole cuerpo contra el suyo. —Si a ti te gusta... A mí también. —toma a Killua de los hombros y lo empuja a la cama, aunque los ojos azules lo miren con enfado esto se relaja un poco, pues Gon escala por los muslos contrarios hasta sentarse en su estómago.
Con esa posición se puede dar la libertad de acariciar todo su cuerpo, apretando las zonas sensibles. Tiene la respiración agitada a más no poder, a veces no podía evitar ver de reojo a sus contrapartes que estaban en el otro lado de la cama que también tomaban terreno bastante rápido.
En eso unas manos le tomaron de las mejillas haciendo que su pareja le viera con un puchero. —L-lo siento. —suspira, necesita al menos rozarse porque su erección era insoportable. Busca hacerlo sosteniendo ese lindo trasero para que baje.
—Te pusiste así de solo vernos. —murmura al sentir la dureza bajo su trasero, golpeando en diferentes zonas, acomoda mejor las piernas, apoyando ambos codos al lado de la cabeza para poder besarlo mientras los movimientos de cadera no se detienen, la ropa les llega a parecer un castigo, así que es el mismo albino quien desabrocha el cinturón contrario y baja un poco el pantalón y la ropa interior.
La otra pareja no está muy lejos de ellos, solo que están al contrario, Killua tiene al Gon más pequeño bajo suyo, las piernas regordetas bien separadas mientras se besan, al mirar bien fue que notó que ya no tenía pantalones, el pobre moreno estaba completamente desnudo a diferencia de su pareja, que hasta la camiseta tenía puesta.
El más alto del grupo nota los ojos suplicantes de su novio, se quita la camisa al igual que el pantalón para quedar solo en bóxer. Sus manos agarran los rollitos y juegan con ellos ahora que se notan más, le provoca cosquillas y luego suspiros al moreno que cierra los ojos junto a un jadeo pesado cuando empieza a masturbarlo con ganas. Teniendo especial cuidado en la punta dónde como es usual deja que su habilidad haga su trabajo.
Los pequeños choques eléctricos le hacen curvas las espalda y comenzar a sollozar, ¿Acaso no podía ir lento con él?, ¿Tanto le gustaba verlo pudrirse en lujuria?
El Gon que desde fuera mira la escena tiene los ojos abiertos con sorpresa, no solo por el placer que demostraba la cara y reacciones del más bajo del grupo, sino también por ser capaz de ver aquellos pinchazos de corriente eléctrica.
—Nunca habíamos intentado eso... —murmura para sí mismo, detenido en la posición que se había quedado, el miembro pálido vestido por el bóxer, aplastando por su trasero.
—La-la verdad, nunca pensé que eso fuera posible. —el albino se quedó de piedra, notando que su contra parte en eso ya lo tenía muy dominado. —Debe haberlo intentado antes con su cuerpo, si es mucha potencia puede hacerte daño... —igual aunque diga sus advertencias su pareja parece decidida en intentarlo haciendo que pase saliva.
—Podemos intentar. —no es una pregunta, está decidido en ello, así que se baja de arriba y se acuesta a su lado, parece nervioso y temeroso de su accionar.
—¿Lo quieres verdad?, sé que puede ser un poco doloroso. —lo abraza estando desnudo, el pálido se pega a su pecho y este ambiente tierno hace que la otra pareja se detenga un poco, pensando que algo malo había ocurrido.
—¿Paso algo? —pregunta primero el Gon regordete mientras intenta salir de debajo de su pareja, que a pesar de que parece un poco preocupado, sigue estando cómodo en esa posición, asfixiando a su pareja un poco.
El albino se pone rojo hasta las orejas por la atención. La única persona que podía orientarlo ahora estaba sentado mirándolo con una mueca.
—¿Co-cómo haces para estimular con el Nen? —la pregunta hace que el de ojos verdes sonría con sorna.
—Oh ~ Así que quieres aprender de las habilidades milenarias que tengo para ofrecer. —siente la mirada de su pareja encima. —Muy bien novato, presta atención si no quieres lastimarlo. Debes bajarle bastante la fuerza hasta tal punto que lo vuelvas pequeño. —empieza a explicar dejando que aparezcan en sus manos pequeñas chispas. —Si lo logras, no tiene porqué resultar doloroso. Más bien es como un cosquilleo.
Acota las indicaciones, el cabello se le levanta por la estática pero sigue intentándolo.
El Gon más alto apoya el mentón sobre el hombro de su contrario, mirando como ambos Zoldyck se enseñan mutuamente a controlar la descarga eléctrica.
—¿Como si siente que te toque con eso?, parecía que muy bien. —pregunta y el más bajo enrojece ferozmente.
—No nos mires, sucio pervertido. —se queja, moviendo los brazos, esa actitud le recordaba a su pareja, aunque el otro Freecss no le preguntaba con lujuria o malicia, sino con genuina curiosidad. —Al inicio fue raro, pero después se sintió muy bien. —se tapa el rostro avergonzado mientras mira la cara seria de su pareja.
Ambos Freecss ven al albino acercar una descarga eléctrica directamente a su propio pezón, la pareja del mismo entró en una especie de pánico al ver la cara asustada pero confiada del chico.
Cerró los ojos cuando el toque se hizo presente. El cenizo lo mira expectante de respuestas.
—¿Y bien? Ya debiste hacerlo correctamente. Después puedes manejarlo con más facilidad, al principio puede que cueste mantenerlo en un solo punto.
—S-sí, no dolió. Gracias. —qué cosas más raras, de verdad que se asustaba de sí mismo. Bueno, esa parte de él era mucho más lanzada en inventar cosas de ese estilo mientras que él era más pasivo.
—Diviértanse. —saca un poco la lengua para irse con su pareja. Estaba bastante necesitado de atención. —¿Qué tal? Ahora van a poder intentarlo. —le susurra. —Vamos a ver qué tal les va.
El albino abraza a su moreno, bastante emocionado pero asustado.
Gon se acerca y ve los ojos entre ilusionados y aterrados, se lo lleva de la mano hasta cerca de los almohadones y se recuesta él primero, con las piernas abiertas para dejarlo pasar entre ellas.
—Tranquilo, confío en ti, sé que se sentirá muy bien. —tenia al inicio los ojos del otro moreno encima, pero los perdió cuando el cenizo simplemente se robó su atención con besos sofocantes.
Killua asiente y acerca su dedo, con algunas chispas casi invisibles, a su pezón, dando un golpecito sin dejar de mirarlo.
—¡Ahm! —tal vez se había pasado de fuerza con la descarga, pero no había sido tan malo, —O-otro. —traga saliva duramente para no quebrar aún más su voz y recibe una descarga un poco más ligera en la otra protuberancia. —Ummm... Así se siente mejor. —alaba a su pareja y este parece feliz.
Es verdad que debe tener cuidado de no pasarse, puede notar que es muy fácil dejarse llevar por la lujuria para aumentar la potencia pero vuelve a hacerlo como la última vez. Atendiendo uno de los pezones con sus labios, ahí es cuando cae en cuenta. Se supone que también debería ser capaz de liberar electricidad con otras partes del cuerpo.
Así que con lentitud empieza a hacer lo mismo con los dedos, solo que con los labios al momento de succionar deja que se libere poca cantidad de energía. Sube la mirada notando inmediatamente la sacudida que Gon hace y como aprieta su cabeza contra su pecho.
Suspira tendido, jalando de los cabellos alborotados para que no deje de hacer lo que sea que estuviera haciendo.
La corriente le llega por todo el cuerpo debido a las descargas y sabe que su rostro debe estar muy rojo y caliente, cuando Killua sube hacia su cuello entre besos él lo detiene.
—El bóxer, tenemos que estar iguales. —le señala acalorado, viendo como si fuese un espectáculo como el duro miembro es liberado y vuelve a acercarse a su intimidad con él. —Beso. —exige tomándolo de las mejillas mientras cierra las piernas alrededor de la cintura pálida.
Del otro lado, la pareja de gran diferencia física, está probando otra cosa.
Pues el más bajo está entre las piernas de su pareja, masturbando la base del miembro mientras mete el glande a su boca y lame de derecha a izquierda. Su cabello negro no es agarrado con violencia todavía, sino que su rostro y pecho son acariciados por su esfuerzo.
Ahora venía lo difícil, los sonidos eróticos de fondo parecían alterarlo más. El albino frota sus intimidades, lo suficiente para que ambos soltaran líquido pre seminal. Estaba loco por lo que iba a hacer, pero lo valía.
Encerró ambos miembros entre su mano, moviéndola de arriba a abajo. Entonces cuando pensó que era indicado, dejó que la electricidad se hiciera presente en la zona del glande.
El cenizo sonríe por los ruidos que empeoran del otro lado, sudando y ahora teniendo el cabello del moreno entre su mano como si estuviera recogido. De verdad que era un bendito experto en hacerle un oral, se mordía los labios y decía maldiciones. Apenas podía respirar con tranquilidad cuando la boca se paseaba por todo su pene.
Guarda lo mejor que puede sus gritos y gemidos en la boca del albino, la espalda arqueada, la saliva que escurre y por supuesto, su vientre dándole cosquillas que conoce bastante bien, los dedos pálidos suben y bajan y sabe que su pareja debe estar en un punto similar por los gemidos tan fuertes que suelta.
El otro Gon, en cambio, intentaba seguir mejor el ritmo que las caderas de su cenizo ponían, evitando dañarlo con los dientes mientras su cabello era atado por la mano pálida y usado de timón para volver más brusco el encuentro. Hasta temía un poco por su autocontrol, ya que restregaba su propio miembro contra las sábanas al sentir el duro pene en su garganta.
Ambos morenos querían que sus parejas se sientan bien, que acabaran en ellos, sea en el pecho o la boca, les daba igual.
La estimulación en la pareja moderna era mucha. Tanto así que el de ojos claros ayudó a mover la mano lo más rápido que podía, fue el primero en acabar cuando no soporto más. Le siguió su novio que lo apretó contra su cuerpo, rasguñando su espalda cuando dejó salir un gemido complacido. —¿Co-cómo estuvo? —trata de hablar entre suspiros.
Mientras se recuperaban, al cenizo le sucedió igual. Su cara de puso muy roja y apenas le dio tiempo de avisar cuando la presión de su pene tuvo un minuto, estuvo muy satisfecho de la escena erótica que provocó. Dejando al regordete manchado por su esencia mientras buscaba que no escapara de su boca. —Umm ~ Que lindo.
Las piernas soltaron al oji celeste y le costó más tiempo recuperarse de la corrida, el estómago aún le causa cosquillas y las mejillas le arden, tomó aire antes de responder con una sonrisa complacida, —Fue muy bueno ~... —tiene el pecho manchado de la sustancia de ambos, por lo que Killua fue hasta el baño para traer unas toallitas húmedas y limpiarlo, no le molestaba que se queden abrazados así, pero luego el olor sería insoportable para la sensible nariz del moreno.
—Bruto, no me avisaste. —tragarlo fue complicado y tuvo que sentarse para poder respirar mejor, tenía algunas lagrimitas en los ojos por el atragantamiento, él no había terminado, el único del grupo que no lo había hecho. Vio al otro Gon ser limpiado por su pareja cariñosamente mientras la suya le daba besos por todas partes, incluso en la boca, que aún tenía pequeñas manchas de ese líquido blanquecino. —Yo también quiero correrme... —susurra bajito, rojo hasta las orejas, su miembro duro palpita, la situación lo estimula por sí misma.
El de ojos verdes se sienta, dejando a su novio en sus piernas dándole la espalda. —Tranquilo, lo harás muy rápido. —se me había pasado hacer algo en su primera vez, así que comenzó a masturbarlo con una velocidad alarmante. Apretando la cadera con la mano libre, cuando estuviera en pleno orgasmo no pararía con la estimulación en el glande.
Dejó besos y mordidas en su cuello, no debía esperar mucho.
—¡Ahhh!... N-no, Killua más despacito. —era el último y por lo tanto el único que hacía tanto escándalo, le da vergüenza, iba demasiado rápido, incluso llegaba a ser medianamente tortuoso, una lágrima tras otra cayó libremente por sus mejillas y sin poder cerrar la boca dejó escapar una orquesta de gemidos agudos, hasta que simplemente no pudo más.
Detuvo como pudo la mano de Killua y se corrió libremente en su pecho y estomago agitados, las piernas se le cierran pero no puede huir de los ojos que lo ven intentar recuperarse.
El cenizo había bajado a la cocina con ganas de asaltar la nevera. Pero en eso una sombra le asustó, pensaba que eran cosas suyas pero vio al Gon tonificado diciendo cosas en voz alta.
Iba a fingir demencia y dar media vuelta pero escuchó que hablaba de su contraparte así que prácticamente le crecieron las orejas.
—Está aprendiendo rápido, pero ahora no puedo quitarle de la cabeza que lo use. —murmura con la varita hinchada, los días desde su primer intento habían pasado, pero el albino quería seguir probando con él. Quería hacerlo sentir igual de bien que el pobre moreno regordete les mostraba.
Ignorando el hecho de que tal vez sencillamente sea un poco menos sensible que ese Gon.
—Auch... —una fuerte marca en su vientre habían "probado" una locura, como él está de acuerdo entonces Killua experimenta directamente con su cuerpo, esta vez se había pasado...
Estuvo dos horas consolándolo hasta que se quedó dormido en sus brazos, ya le rugía el estómago, quería comerse lo primero que encontrara, realmente no era bueno en la cocina.
—No soy tonto, sé que estás ahí, tu presencia es muy obvia.
—No pensaba ocultarme, estaba interesante el chisme. —nota la molestia de su parte, empieza a preparar algo. —¿Problemas en el paraíso? —era la primera vez que hablaban, al menos estaba haciendo el intento. Pensaba con la cabeza de abajo, algo debió pasar en la intimidad.
— ''No te incumbe'' — Fue lo primero que pensó, pero luego recapacito, ¿Qué problema exactamente tenía con la otra versión de su novio?, se parecían lo justo y a veces tratarlo mal hacia que se sienta mal por ese parecido estético, de resta... no se parecía mucho.
Era un nuevo Killua a conocer, ¿Porque negarse a ello?
—Un poco, estuve un buen rato haciendo que deje de llorar, me hizo esto sin querer, pero tampoco es tan grave. —se subió la camisa de pijama, mostrando la marca violeta, casi negra, se arraiga por la zona, eso se veía terrible, pero al Freecss tampoco le importaba mucho. —¿Te molestaría prepararme algo de comer?, realmente soy malo en esto.
—¡Diablos! ¿Acaso te quería calcinar? —se empieza a reír mientras busca los ingredientes. —Se ve terrible, ¿qué estaban inventando? —le da algo de pena, no podía creer que pudiera llegar a ser tan bruto.
Estar junto a ese moreno resultaba algo nuevo, era más alto y fornido. Así que hacía un puchero inconsciente. ''Los rollitos no están"
—No quería pensarlo, pero consideraba que algo así pudiera suceder. La diferencia de tiempo de práctica es muy obvia, quedarme solo tuvo sus ventajas. Al menos me lastimé a mí y no a nadie.
Siempre le gustó cocinar, adoraba pasar ese tiempo distraído.
—No recuerdo el nombre de la que intentaba, pero se puso muy insistente con mi vientre. —se da palmadas en el estómago, dolía, sí, pero era aguantable. —A mí no me gustaría que practique estas cosas en sí mismo, no me gusta que se lastime, prefiero sufrir las consecuencias. —se sienta en la silla de la barra a mirar como el cenizo prepara algo para que ambos coman. —¿Y tú? ¿Te despertaste solo por hambre? —recuerda los increíbles platillos que el otro Gon les hace de vez en cuando y le agarra curiosidad, ¿ese Gon le habrá enseñado a cocinar a su Killua?, su novio no quería enseñarle.
Killua de la nada se quedó pensando. Solamente había una cosa de la cual había leído y le comentó a su versión brillante. —Oh ~ Ya veo. —sonríe para sí, probando un poco de la comida que estaba preparando. —Está bien que estés dispuesto a todo pero, igualmente prefiero evitarlo. —su Gon le había dicho algo similar. —La verdad es que sí, tengo hambre.
Se le queda mirando un poco, llevaba solo un pantalón largo puesto, mostrando casi orgulloso unos arañazos un poco viejos, evidenciados por la cicatrización.
—Físicamente... Eres más grande que mi Killua... —afirma algo obvio a su parecer, solo está intentando no caer en un silencio raro, —Pobre Gon, debe pasarlo mal. —no lo dice por las sensaciones en sí, sino que es más por la diferencia de cuerpos, el otro le debía llegar por el hombro como mucho y eso gracias a su cabello anti gravedad.
Las orejas se le ponen rojas. —¡Cla-claro que no! —chasquea la lengua para seguir con lo suyo. Estaba casi a punto de terminar. —Ya siéntate a comer. —suspira, era algo tarde, casi medio día. Así que preparó algo dulce, unos sándwich que se veían bastante sabrosos. Con queso, jamón, tomate y lechuga junto a un café.
Se acomoda en su lugar para recibir el plato de comida, sonríe y agradece antes de empezar a devorarlo sin pena, como un animal hambriento que deja migajas del pan en sus comisuras, el otro tampoco estaba muy distinto, tenía pedacitos de queso y un bigote de café.
—Jajaja, somos un desastre, mírate, te creció la barba. —le pasa una servilleta, la luz comienza a mostrarse en las ventanas, sus parejas seguían durmiendo, mientras ellos ensucian la mesa.
El cenizo imita su gesto, pero le limpia directamente con la servilleta. —¿Está bueno? ¿Valió mi esfuerzo para que me saliera bigote? —le sonríe, ya habían acabado y solo quedaba algo de café.
—Cocinas muy bien, me das envidia. —ambos están sentados mientras beben del café, mirando la televisión apagada, la bella vista del mar en los ventanales o a veces entre ellos. —Creo que no les quedaría mal un poco de barba. —sonríe de imaginarlo. —¿A nosotros nos quedaría mal?, pensarlo me hace acordar a la cara de Ging. —una gotita de sudor cae por su frente.
—Te puedo enseñar si quieres. —se mantiene callado por la pregunta. —No les quedaría mal, la verdad. —no se da cuenta de que lo primero que dijo tenía doble connotación. Sin querer lo estaba viendo demasiado, y es que no podía evitarlo. Era su novio pero literalmente de otra galaxia, uno que chocaba con su personalidad por querer manejar las riendas de la situación como les plazca.
—Jeje, gracias. —se toca la barbilla mientras toma su taza y bebé de ella calmadamente, los ojos verdosos lo ven moverse, su nuez de Adán bajando y subiendo cuando traga, es extraño estar así con el cenizo, no sabía si devolverle la mirada analizadora y quiera fue una buena idea, por qué de esa forma solo ve a su novio y se supone que ese, en otro mundo, también lo es. —Me gustaría que me enseñes. —sonríe con falsa inocencia y ve tragar saliva duramente a su contrario. —A cocinar me refiero. —se ríe un poco de él por sus reacciones, no es tímido, y se hace el inocente.
Gon se podría definir como un lobo cubierto por la piel de Caperucita.
—¿Estás seguro de que solo quieres que te ayude a cocinar? —dice de forma directa. En eso escucha los pasos de un tercero a sus espaldas, mira a su novio acercarse apenas con una mirada soñolienta, ahí entonces le acompaña el albino. —Piénsalo. —dice para levantarse. —Llegaron tarde, ya no hay nada. —bromea sacando un poco la lengua.
—¿Ah? ¿Qué...? —el oji azul sigue en un limbo.
El más bajito mira a su contraparte, sentado en la silla y mirando el techo, pensativo, pocas veces lo había encontrado de esa forma, quiso preguntar a su novio, pero él ya estaba llevándoselo a la cocina para que preparen algo juntos.
—Buenos días, miras tus ojitos, estas lleno de ojeras... —al fin sale de su mundo para ir a buscar a su pareja, se veía un poco mejor que antes, pero verlo restregar su cara contra su hombro le hace poner un gesto melancólico. —Mírame, ya estoy bien y para colmo ya desayuné muy rico, ahora es tu turno. —ambos Zoldyck se dan cuenta de que aquella frase podría tener doble sentido y se miran, no sabiendo si el Freecss lo dijo a propósito o no.
Las películas eran una de los pasatiempos favoritos de los cuatro. Pero esa noche no parecía ser la ideal para que todos estuvieran de humor, el moreno más alto parecía ausente mientras que era el único que se mantuvo despierto junto al cenizo.
Era un silencio raro, ya que los dos restantes quedaron dormidos en el suelo. No aguantaron ni la mitad.
En el sofá era que ambos parecían estar más cómodos, casualmente. El cenizo lo miraba de reojo, notando como una de sus manos estaban apoyadas en el asiento. —Oye, ¿has pensado lo que te dije?
¿Pensarlo?, no necesitaba hacerlo, desde el minuto uno ya se hacía a la idea de que era algo que quería experimentar.
Miro al cenizo y asintió, poniendo uno de sus dedos sobre la boca, mandándolo a callar, pues los otros dos dormían muy plácidamente, casi ajenos a los otros.
Se fue acercando, hasta estar totalmente pegado a Killua ¿Porque parecía algo malo?, tal vez el hecho de hacerlo a escondidas lo hacía peor, pero a su vez más provocativo. Pasó una pierna por la del joven a su lado y acomodó la cabeza en su hombro.
—No debería ser aquí, llevan algunas malas noches. —refiriéndose a sus parejas, últimamente les costaba más dormir, olas de calor y cambios de temperatura.
Killua asintió. Acomodó mejor a su pareja que parecía una estrella de mar en el sillón. Sabía que no había manera de despertarlo así que se quedó tranquilo de que al menos no despertara con dolor de espalda al día siguiente.
Estaba algo pensativo, el idiota copia suya estaba cegado con lograr lo que le comentó del orgasmo squirt. No le había dado oportunidad de hablar del tema con él, solían conversar de varias cosas pero no de eso.
La mano se Gon lo llama, ese chico más alto que su pareja, más ancho de espalda y de mirada lujuriosa y sarcástica, la toma y ambos marchan hacia uno de los cuartos que escogió, el suyo, por qué ahí se siente más cómodo. No cerró con llave por si en algún momento alguno despertaba y quería, bueno... ¿Unirse?
Tanteo primero el cuerpo que antes estuvo observando, pasando las manos por la espalda, cuello, hombros y pecho, curioso de ver al otro agarrándolo de la cadera e intentar pellizcar su piel.
—Lo siento, no tengo sus lindos rollitos. — definitivamente era muy diferente hacerlo con el contrario de sus novios.
Al cenizo se le nota metido en un trance. Notando las diferencias entre su pareja, la cintura marcada pero firme, la altura... En eso recordó la marca en su vientre, así que lleva las manos a está. —¿Aún te duele? —no quiere pasarse, se está reteniendo en no hacer algo que no le guste. Aunque sea bastante abierto a sus pensamientos, se preocupa bastante.
—Umm no realmente, ya casi ni se nota. —levanta su camiseta sin mangas, la marca solo era tonos rojos, casi completamente sanado, realmente se recupera rápido, —Les dije que no tenían que preocuparse. —en vez de volverse a colocar la ropa, se la termina de sacar y la deja en el suelo, pasando ahora las manos al cenizo para hacer lo mismo con él.
—No nos gusta verlos lastimados, es más lo único que te puedo decir. —ambos son muy dominantes, así que sería interesante ver cómo se desenvuelven. Pero ahora lo acaricia mejor, apretando algunas partes hasta llegar a los pezones. Nota las marcas, apenas se notan. —Si yo te hiciera esto, te duraría mínimo una semana.
Achica los ojos por ese comentario, no iba a dejar que se coloque por encima de su pareja de ninguna manera.
—No necesito que parezca que me golpearon. —pone la mano en el pecho contrario y lo tira hacia atrás con la suficiente fuerza como para dejarlo acostado en la cama, desnudo del torso y con las piernas abiertas. —Pero parece que a ti su te gusta que sea bruto. —se sienta sobre las piernas, apoyando el pecho en el contrario. Se acerca peligrosamente al cuello de Killua y lo muerde, siente las manos en su cintura, lo aprieta con fuerza, incluso si el otro parece a punto de gritar, no se detiene hasta que está satisfecho, —Creo que durará dos semanas, que lindo. —deja besos en la mandíbula que tiembla hasta llegar a los labios.
El beso que empieza es muy salvaje y tosco, es como si tuvieran su propia competencia a ver quién gana y ninguno quería rendirse.
Las grandes manos lo aprietan contra su cuerpo, la herida duele pero es un masoquismo raro que le resulta placentero. Sus lenguas se encuentran al cabo de unos segundos de comenzar el beso, apenas le permite respirar. Es como si buscará sofocarlo y en modo de desquite aprieta su trasero con fuerza, dando azotes.
A Gon le gustan los golpes, son fuertes y en cierto momento siente chispazos, que lo hacen cortar el beso involuntariamente, no iba a tartamudear, no iba a parecer sumiso.
Porque quiere más de ellos y sabe que con SU Killua las suplicas funcionan a la perfección.
—No te detengas ~... —no es suplica, es casi una orden, mientras menea el trasero y acuesta la cabeza en el pecho del más alto.
A contrario de lo que esperaba, no le hace caso. Deja las manos en sus muslos y aprieta las manos hacia arriba para que su trasero resalte. —Uhm, no sé ~ Te ves muy lindo pidiendo ese tipo de cosas.
Es muy malo, porque está afanado en mostrarle las cosas que solo él puede ofrecer. Así que juega con él, una corriente eléctrica recorre el cuerpo que tiene encima cuando lo vuelve a azotar más fuerte que antes.
Hunde la cara en el colchón, siendo considerado en no morderlo por las fuertes sensaciones. —Puedo verme más lindo aún... —murmura, si a su novio le encanta verlo desnudo, averiguaría si a este Killua también, levanta un poco su cuerpo y se quita rápidamente tanto el pantalón como la ropa interior. Su miembro erecto y goteante de líquido preseminal. —¿Así te gusta más? —al recostarse sobre él otra vez eleva un poco el trasero, meneándolo un poco ante los ojos verdes.
—Prefiero hacer otra cosa. —empezaron de nuevo a ver quién caía, un juego tonto. Ambos eran unos tercos sin remedio que buscaban tomar el control de la situación, ahora que estaba completamente desnudo dejó que su palma tocará el miembro del moreno. —Pobrecito, tranquilo. Yo te doy la atención que necesitas. —ya estaba controlando por completo su habilidad, dejando apenas unas descargas en su glande.
El brazo pálido alrededor de su cintura impide que pueda alzarla, las descargas son increíblemente placenteras, van viajando hasta su vientre, donde todo se vuelve brumoso y pesado.
Los ojos mieles miran la nada mientras la saliva simplemente se le cae de los labios abiertos, los ojos entrecerrados mientras gime bajo, controlando como puede su respiración para no ahogarse.
Se acomoda un poco de lado, tal vez le hizo pensar al cenizo que le estaba dejando más espacio para trabajar, pero él aprovechó para bajarle de un tirón ambas prendas faltantes hasta hacer rebotar el miembro pálido a su libertad.
—Beso... —pide en susurros al tomar el glande entre sus dedos y bajar un poco para descubrirlo, la masturbación iba lenta, como le gustaba a su novio, una pequeña tortura.
La sensación es increíble, aunque sea con lentitud cada vez que mueve su mano hacia arriba suspira y gime con ganas. A su pareja le gustaba hacerlo a un ritmo constante, era muy bueno en hacer felaciones y acaricias en su miembro, nunca indagó de quién exactamente lo aprendió.
Un nuevo beso comenzó, uno bastante acarolado que hizo que aparecieran más gotitas de sudor en la frente pálida. Tiraban de la lengua del otro y aparecían más mordidas, menos fuertes que antes, dejando sus labios hinchados.
Los pinchazos en su cuerpo pasaron a segundo plano cuando el brazo que estaba rodeándole la cintura se desligó, pasando la mano sin reparos por su trasero, los dedos acarician entre sus glúteos hasta hallar lo que parecía buscar, su entrada.
Busca callarse con más besos, está siendo estimulado desde adelante y atrás, él es ruidoso, le gusta serlo, pero había personas durmiendo y tiene a un idiota con cara altanera que lo miraba derretirse.
Decide ir más rápido, más constante, soltándolo solo un momento para mojarse los dedos con saliva y después volver a atender exclusivamente el glande. Muerde el labio pálido y después le besa la mejilla y oreja, el dedo en su entrada insiste hasta que logra entrar.
—¡Ahmp! —vuelve a besarlo fogosamente sin quitar la atención de la intimidad más pálida, ahora masajeando los testículos suavemente.
El dedo termina de entrar hasta los nudillos. No puede evitar suspirar por el ardor que siente sus labios y empeora, además de cómo el interior lo recibe en apretones desmedidos cuando lo saca con lentitud buscando que regrese.
—¿Te duele...? —le da varios piquitos suaves, tenía muchas ganas de hacerlo pero haciéndolo de esa manera tenía que tener cuidado. Cuando recibió una respuesta negativa entre varios jadeos, fue que con lentitud lo acompañó con otro dedo, estando por la mitad los separó en su interior varias veces.
Sube la pierna sobre las pálidas para dejar una apertura más cómoda, mientras poco a poco el líquido preseminal le mancha las manos y el pecho al cenizo.
—Ahg... Puedes ir más duro ~... —no es poseedor de mucha paciencia, realmente aguanta la preparación solo para no morir en el intento, pero no se había sentido mal, quería más de los largos dedos que poco a poco lo van llenando. Le duele un poco la muñeca, pero la masturbación sigue, pasando de la base al glande varias veces y a diferentes velocidades, le gusta que lo premien por su bien trabajo. —Se... Ahnm... ¿Se siente bien?
Saca los dos dedos y vuelve a introducirlos con fuerza, dando en la próstata en el primer intento. Volviendo a hacerlo repetidas veces logrando su trasero rebotar, —Se siente muy bien... —un tercer dedo roza la entrada hasta que logra entrar también un poco, el glande es atendido a su vez con masajes circulares. Le gustaría verlo caer en el mejor de los placeres en ese momento pero por la impaciencia del moreno sabía que estaría algo difícil.
Entonces eso de alguna manera alimenta su morbo, los cuatro dedos entran expandiendo su agujerito como nunca.
Gemidos secos, los cuatros se mueven con fiereza una vez su agujerito se expandió para ellos, ya no puede más, es demasiado y le encanta, quiere acabar, pero no quiere hacerlo solo.
Así que aunque se esté derritiendo, aunque no pueda besarlo o acallarse, sigue masturbándolo rápido, constante, el líquido se vuelve abundante y su propio pene acompaña la escena.
—Un p-poco más... ¡Ahhh! Se siente muy bien. —su miembro siendo bombeado se libera completamente, los cuatro dedos en conjunto dieron una pequeña descarga en su interior y simplemente no pudo aguantar, —¡Killua!—lo abraza al acabar, manchando la mano y el pecho pálido con su esencia, su entrada es liberada poco a poco y está se contrae y dilata por todo lo acontecido.
Aún ve estrellitas, las lágrimas recorren su rostro, pero se levanta como puede para darse la vuelta y rozar los labios con el pene del cenizo, metiendo de golpe todo el grosor en su boca entre lágrimas de felicidad y placer.
—Si si-sigues así voy a... —la succión en el grande de esa manera por el moreno fue lo que hizo que terminara gimiendo alto hasta que sintió que pudo liberarse, se corrió bastante.
Jadea con cansancio, mirando a Gon limpiarlo sobre estimulando su pene, hasta que lo miró con una sonrisa en el rostro. Conocía ese gesto perfectamente, no se iba a detener en ese momento. Ni siquiera lo hizo cuando lo dejó tener un orgasmo hasta hacerlo delirar, lo había atendido a pesar de eso.
No se acercó a su cara rojo y con pequeñas lágrimas, solo gateo hasta poder sentarse otra vez en las piernas contrarias, el miembro pálido seguía duro, aparentemente ese orgasmo no había sido suficiente, él, en cambio, no estaba tan duro como antes, pero no lo necesitaba, su corazón palpita rápido al rozar el grueso pene contra su dilatada entrada.
—¿Vas a suplicar que lo deje en mi interior? —toma las manos pálidas y las lleva hasta sus pectorales, permitiéndole pellizcar y jalonar sus pezones mientras daba movimientos sensuales sobre el miembro. —Mmm... —gime bajo, mordiéndose los labios por escuchar sutiles movimientos por la casa, cosa que no lo detiene de apretar el glande contra su entrada sin la necesidad de adentrarse, no hasta que hable.
No es como si tuviera otra opción, la verdad estaba desesperado de poder hacerlo con él. Las protuberancias entre sus dedos se ven sumamente provocativas. Las aprieta y se turna en jalarlas un poquito. —Vamos cariño, no me hagas esperar. Quiero hacerte sentir lleno. —baja una de sus manos a su cadera, apretando la piel hasta dejar la marca de sus dedos. No se había percatado de ningún sonido exterior, estaba demasiado centrado en el cuerpo sudoroso que tenía al frente.
El apodo lo hace pestañear, no se espera algo tan mimoso, su Killua era de decir ese tipo de cosas, no esperaba que este también fuera así, toma la base del miembro y alinea el glande a su entrada, bajando poco a poco hasta chocar su trasero con las piernas pálidas.
Se toma el estómago cuando termina, sintiendo que podía llegar con facilidad a su ombligo. Las manos en su cadera persisten y aprietan mientras acomoda las piernas para dar el primer saltito que saca por la mitad el pene y luego lo engulle otra vez.
—Ahhh... Es muy profundo... —pestañea varias veces en el intento de no dejarse caer en los brazos ajenos, estaba arriba solo para tomar el control, pero le apetecía una posición más cariñosa o una donde simplemente fuera el trozo de carne más apetitoso del mundo.
Las manos bajaron a sus glúteos para apretarlos con mucha fuerza, ayudando al momento que bajara facilitando el trabajo de montarlo. Volvió a azotarlo con su electricidad, no teniendo piedad de las marcas anteriores. Tendría que ser atendidas pronto o empeorarían.
Juntos lograron dar con el lugar más sensible del moreno, haciendo que salieran gemidos agudos por parte del moreno. —Así, lo estás haciendo tan bien ~ —lo halaga junto a otro azote. Poco saben que sus acciones están siendo espiadas por el Gon más bajito, que se había levantado hace unos minutos.
Los ojos castaños se pierden en la forma tan brusca que tienen de tratarse, sorprendido de lo roja que está la piel de su contrario. Se tapa la boca cuando otra fuerte nalgada hace rebotar el perfecto trasero moreno.
—Ummm... —intenta ser lo más silencioso posible, llevando sus manos hasta su pantalón al darse cuenta de la erección que la situación le provoca. Baja poco a poco su ropa hasta las rodillas mientras juega con sus propios pezones.
—¡¡Hya!! Más ¡Ahí! —gime alto el Freecss, sus piernas flexionadas hacen más tosco el movimiento.
El más bajo apoya la cabeza contra la puerta y está se termina abriendo lentamente.
Suena por lo viejo del metal y la situación se congela por un instante, donde los tres pares de ojos se observan.
El cenizo está que no se lo cree, si existe un Dios, entonces se apiadó de él. Y pensó en darle una de las escenas de categoría del porno más popular pero en la vida real.
No supo que hacer, ni siquiera si abrir la boca pero ver a su pareja en ese estado era mucho. Aunque el fornido moreno parece divertirse de la situación, en ningún momento se había detenido y ahora parecía tener menos razones para hacerlo.
Apenas Killua lo dejó hacerlo por poco tiempo para cambiar de posición, dejándolo sobre la cama con él encima.
Gon rebota sobre la cama y separa bien las piernas, expectante de lo que iba a suceder, pues no sería la primera vez que ambos Freecss acaparan al Zoldyck por completo
—L-lo siento... No qui-quise interrumpir. —rápidamente se coloca la ropa, y en apuro se levanta para lograr irse, avergonzado, pequeñas lágrimas de vergüenza y excitación se le escapan.
Al intentar marcharse la voz de su pareja lo hace detenerse.
—Vuelve aquí, cariño. —le llama y detiene sus acciones. Sus ojos están mirándolo en busca de que se acerque, era una oportunidad en un millón y no la iba a desperdiciar. —¿No te quieres unir? La estamos pasando bien, queremos hacerte sentir bien a ti también. —lo incita de una manera que sabe que no va a decirle que no, moviendo sus caderas solo un poco contra el que tiene debajo.
Los ojos castaños viajan de su pareja hasta su igual, que entre suspiros bajos le extiende los brazos cariñosamente.
Cierra la puerta tras él y con los ojos cerrados se desnuda de la cintura para abajo, caminando cabizbajo, con un tierno puchero en los labios.
Con su pareja empiezan un beso y para cuando se da cuenta, el cenizo comenzó a embestir al otro Gon, enredando el brazo en la cintura de su pareja mientras está observa las reacciones del más alto de los Freecss.
—Qué bueno... —susurra entre besos, —Me alegra que puedan llevarse bien.
Aprieta los rollitos entre su mano, los había extrañado tocar y eso que no pasó mucho tiempo desde la última vez que lo hicieron.
La verdad desde que lograron reencontrarse no perdieron el tiempo en demostrarse lo mucho que se amaban. Aunque en la ocasión que los esposaron reconoce que se había pasado de brusco, sobre todo con los golpes.
No reprime un jadeo cuando se siente más apretado en el interior del moreno que no para de dejar salir gemidos dulces, observando con los ojos entre cerrados.
Los brazos de Gon vuelven a llamar al más bajo y esta vez, luego de dejarle un último beso a su novio va con él, pasando las piernas por encima del otro Freecss se recuesta sobre él.
Las embestidas pararon solo para observar el beso apasionado que ambos morenos se regalan.
—¿Te hizo sentir bien?—pregunta el más bajo en el oído del otro Gon, su trasero es completamente descubierto cuando el moreno lo abraza, levantando su camiseta sin quitarla.
—Me gusta que sean más obedientes conmigo... Pero llegué a ganar el terreno suficiente. —las risas de ambos mientras vuelven que besarse.
Killua ve el miembro erecto del Gon que embiste chocando con la entrada de su pareja.
Las manos que estaban apoyadas, en la cama para mejor comodidad se apoyan ahora de su pareja por la cintura. Lleva una un momento a su boca para buscar la entrada, cuando la encuentra logra meter un dedo.
—Voy a atenderte también muy bien. —por el constante movimiento de su cuerpo la preparación es más brusca de lo usual. Dejó que una electricidad pasará a través de sus dedos, cómo están juntos los dos morenos la corriente se traspasa.
Callan los fuertes gemidos en un beso compartido, el pobre azabache que está encima poco puede hacer de si, las piernas se le debilitan por los pinchazos directos a su próstata, los besos incesantes y los repentinos pellizcos que recibe.
El otro Gon le agarra las nalgas para separarlas y dejar pasar los dedos con más facilidad, intenta no centrarse en la dura penetración que recibe pero la saliva se le escapa al igual que las lágrimas.
—Es mu-mucho, son muy¡Ahh! ¡Brutos conmigo!—no le disgusta cuando se vuelve duro, pero su cuerpo tiene menos gusto por el dolor.
— ''Creo con tres dedos está bien...'' — Ya iban dos, saliendo y entrando con facilidad. —Creo que te gusta, porque me estás apretando más de lo usual, amor. —solo le da pocos azotes al lindo trasero de su novio. Estaba suplicando su cuerpo por un tercero, así que cuando lo logró solo se aseguró para desalojar. Tomó el miembro del moreno que era más alto para que entrara. —Quiero ver cómo te pones ahora que vas a ser complacido de los dos lados ~
—¿E-eh?—ambos morenos se sorprenden de comentario y es el Gon más corpulento quien reacciona más rápido al sentir la mano pálida alinear su miembro a la entrada del otro moreno, de un empujoncito las caderas regordetas estaba completamente abajo.
Los ojos bien abiertos y la boca formando un perfecto óvalo, el más pequeño se preocupó de las reacciones tan sorprendidas.
—Gon ~... ¿Qué pasa?, ¿Te duele?, no me digas que te estoy aplastando. — cubre su boca en el mismo instante en que los brazos fuertes de su contraparte lo toman y acuestan contra él.
—Por favor... —la pareja pestañea, nunca lo habían escuchado suplicar así, —Muévanse, se siente demasiado bien...
—Móntalo como solo tú sabes hacerlo. —incita a su novio a moverse cuando él comienza, volviendo a su posición inicial apoyando cada palma al lateral de la cabeza de ambos morenos.
Las consecuencias de su idea es que ahora siente que es aprisionado como nunca, así que aprovecha su habilidad para embestir lo más rápido que puede.
Ninguno de los dos puede moverse libremente, había demasiado tumulto de piernas que le imposibilitan hacer cómodo el movimiento, aun así sube y baja el trasero sobre el miembro del Freecss.
El moreno más fornido es incapaz de hacer algo además de abrazar o sostener la cintura del más bajo, tiene las piernas bien arriba, casi sostenidas por las del otro Gon.
—¿Cómo se siente estar dentro de mí?—pregunta abrazado al Freecss mientras se sigue moviendo.
—Ahhmm.... Es muy¡Ah!, apretado y ca-cálido. —era su primera vez y dejarlo acostumbrarse no pareció una realidad para la pareja.
El más bajo le da un fogoso beso donde comparten saliva mientras a su vez, su pareja le da mordiscos y chupones en la nuca, hombros y orejas.
El cenizo en un momento volteó un poco el rostro del más bajito para besarlo, deteniendo un momento sus movimientos.
Con una sonrisa malvada en la cara sostiene su miembro para masturbarlo junto a su habilidad. —Seguro si hago esto se va a sentir mucho mejor. —cada vez que llegaba al glande dejaba que se liberará la electricidad. Ya se había vuelto todo un experto así que tenía que aprovechar.
La presión en su miembro era mucha, cada vez que entraba sentía que lo apretaban por los movimientos de su novio. Solo necesita una mano para su cometido, con la otra aprieta los pezones rojitos que ya habían sido tocados.
El más bajo termina cayendo sobre el pecho del otro Freecss, rendido por las sensaciones que aturde su cuerpo no ya puede mover su trasero sobre el miembro que lo medio llena.
—Es mucho.... N-no puedo ¡Ahhh!—le dejan besos por la cara, orejas y cuello entre ambos, la saliva se le escurre de la boca y termina con un ojo más abierto que otro al momento de recibir la última descarga sutil que lo hace llorar. —¡Hyaa!—abraza el cuerpo bronceado al momento de terminar, apretando mucho el pene del mismo entre sus paredes, es en ese instante que su pareja lo aleja un poco, se notaba muy cansado físicamente, parecía muñeca.
Entre ambos lograron dejar a Gon recostado en la cama boca arriba, el pecho de ambos Freecss está manchado de blanco y es el cenizo quien busca rápidamente como limpiarlos.
—¿Te gustó mucho?, te corriste un montón. —la mano bronceada más grande le acaricia los muslos mientras Killua sale del baño con las toallitas húmedas.
—Quiero ser yo la próxima... —suspira mientras es limpiado con cariño. —Quiero saber que se siente estar dentro de ti también.
Como si su pareja no tuviera los ojos abiertos con asombro, el moreno regordete le da un beso profundo a su contrario.
—Podemos hacerlo, cariño. —le deja un besito en el muslo. Hace lo mismo con su contraparte, limpiando su pecho. —Los amo. —le deja un besito a ambos en los labios para acostarse. No quería ponerse en medio para no estorbar así que se dejó caer al lado de su pareja, al menos quería recostarse un rato.
Dejó sus manos debajo de su nuca, mirando el techo pensativo. Así que así se sentía estar en el lugar de su otro yo, fueron largos meses así que pensó que habían intentado de todo. Sin duda era muy morboso.
El Freecss más alto paso por encima del cenizo para acostarse a su lado izquierdo luego de darle un beso al más bajo. Su contrario solo se dio la vuelta para apoyar la cabeza en el pecho de su novio y cerrar los ojos en una paz absoluta, las mejillas tintadas de rosa, una camiseta que tuve que ser retirada por haberla ensuciado y recibe mimos en su espalda por la mano pálida.
—¿Estás cansado?—pregunta el Freecss más alto mientras le pica la nariz y apoya la cabeza en el hombro del cenizo, no buscaba molestarlo, solo saber su estado al verlo suspirar y cerrar los ojos.
Los tres están desnudos, pero aun así el ambiente era más bien tierno.
—Un poco, ¿y ustedes? —pasa la mano por debajo del cuerpo de la contra parte de su pareja, acariciando un poco.
Sentir la respiración calmada de ambos lo relajaba mucho. Se sentía feliz y bastante complacido, buscó tomar la sábana un momento para cubrirlos. El frío que entraba por la ventana no les afectaba, estaban muy calientitos.
—Yo estoy bien, tengo un poco cansadas las piernas, nada más. —Gon responde, sobándose la zona, había tenido las piernas flexionadas contra su cuerpo demasiado tiempo al estar debajo de ambos, le costaba un poco moverlas porque parecían dormidas.
—Solo quiero mimos. —el más bajo se abraza más a su novio cuando es cubierto por las sábanas, pasando una pierna por encima de las pálidas. —Beshos. —toma a ambas mejillas y estira los labios en piquito.
El cenizo le sonríe, le causa ternura su actitud. Siempre tienen esos momentos íntimos sin tocamientos de por medio, aunque más de una vez se dejaron llevar por el deseo. No podía evitarlo, tenía el novio más bonito del mundo y poder tocarlo era muy tentador.
Se dieron varios besos cortos, lentos pero con cariño. Gon se emocionaba por eso, suspirando un poquito cada vez que se separaban.
Killua mira como de nuevo los dos morenos vuelven a besarse. —Les gusta mucho hacerlo.
A pesar del comentario, hasta no quedar satisfechos del beso, no se soltaron, la saliva los unió unos segundos y después se dieron un piquito para volver a acostarse junto al cenizo.
—Es que tiene los labios muy suavecitos y regordetes, me dan ganas de morderlos. —responde el más alto de los Freecss mientras acaricia el estómago pálido.
—Sabe a pastel de manzana... —restriega la nariz en el cuello de su pareja antes de dejarle besitos cortos.
El trato dulce le hace suspirar. —Entonces... ¿Qué les gusta de los míos?—nunca lo había pensado, solamente llegó a hacer algo similar cuando sucedió el reto de que se besara con su contraparte. Pero no sé detuvo a pensar en lo que le gustaba de eso, pero si resultó placentero.
Ambos se miran, el más bajo besa a su pareja muy seguido, podía dar una respuesta más concreta, pero el otro, esa noche se habían dado todos los besos en su lista.
—Me gusta cuando juegas con mi lengua. —admite con las mejillas rojas, —Además, son tibios, suaves y saben a chocolate. —sube hasta acostarse sobre él, repartiendo besos en su boca mientras su contraparte sube hasta apoyar el pecho cerca del rostro pálido.
—Haces muy bien tu trabajo y me dan toquecitos de corriente cuando se vuelve muy intenso. —el moreno regordete le toma el pezón para estirarlo por curiosidad.
El calor vuelve de nuevo demasiado rápido, cubriendo su rostro de un lindo rosado hasta parte de los hombros. La lengua de su novio lo acaricia de una manera que le ocasiona escalofríos placenteros. Su mano acaricia toda su anatomía hasta llegar al trasero dónde aprieta.
Se le escapa un gruñido cuando siente que la protuberancia ahora está siendo atendida por la boca del moreno fornido. Nunca le habían tocado ahí y sabía que era sumamente sensible, así que eso le avergonzaba.
Apenas se separó de su boca, el otro se acerca apenas para besarlo con ganas, no dando tiempo para que respire. Ya siente que el ambiente vuelve a ser como antes, uno donde los dos quieren más y claro que iba a complacerlos.
—Esperen, quiero hacerles un oral así que... ¿Quién va primero?
Se miran entre ellos, les gusta la idea.
Es en cuestión de segundos que ambos se sientan y comienzan un pequeño juego.
—Primero viene la piedra... —esconden el brazo tras su espalda.
—¡Piedra, papel o tijera! —ambos muestran el resultado.
—Mohhh. —se queja el más bajito.
—¡Sí!—el papel había ganado a la piedra.
—¿Después me va a tocar a mí?... —pregunta apoyando el cachete en el hombro de su contrario. Gon se recuesta sobre el regordete cuerpo, apoyando la cabeza en el pecho contrario. Separa más piernas al ver al cenizo acercarse.
—Si es necesario yo lo haré para ti.
Los grandes muslos son tomados para separarlos un poco más. Le da la atención necesaria al vientre dónde lame el pequeño rastro que quedaba de la herida, pequeños chupones marcan la piel. Por fin tenía el tiempo y libertad de atender la piel como quería, sin tener esa lucha de poder. De solo recordarlo hace que sonría inconscientemente.
—Luego ustedes me atienden a mí. —bromea a medias, ahora tenía esa fantasía. Después de dar besitos hasta abajo masturba la base del miembro con lentitud, lamiendo toda la extensión de arriba abajo hasta meter el glande en su boca para hacer succión.
El par de ojos castaños miran al cenizo comenzar su trabajo, pasando la lengua de arriba a abajo y después volviendo a seguir para engullir por la mitad el miembro de Gon, no parecía poder llegar a más hasta al menos tomar un poco de confianza con su habilidad.
Las piernas las mantiene elevadas gracias a las manos pálidas que las tiran hacia atrás y contorsionan un poco su estómago, no había rollitos prominentes, solo los que se crean naturalmente por la posición.
—Amm... Pervertido aprovechado. —su pezón es retorcido y acariciado por el que tiene atrás, que estando acostado con él encima solo puede atinar a dar besos en su mejilla y jugar con sus pezones.
—Es que parecen bombones de chocolate. —había escuchado decir eso a su novio también, ahora solo lo está confirmando.
El miembro de Gon es soltado y poco a poco sus piernas más alzadas le dan espacio al Zoldyck de jugar con los testículos y llegar hasta donde quería.
—¡Hm!... —su entrada recibe un primer golpecito con la lengua y después simplemente se deja llevar por las lamidas de arriba a abajo que le llenan de saliva las nalgas.
El agujerito es lubricado muy bien por el cenizo que separar las nalgas con sus manos para observarlo mejor, sonriendo al verlo palpitar y contraerse. Recordando por encima la primera ocasión que le pidió hacerlo con su novio, era uno de esos momentos dónde apenas estaban experimentando y ver su reacción le hizo reírse, su rostro no podía estar más rojo. Ahora es que estaban practicando otras cosas, después de la confianza por todo lo que pasó.
La lengua buscó la manera de entrar con lentitud, siendo apresado por las cálidas paredes lo más que podía. Una mano subió por los grandes muslos para acariciar su miembro en una masturbación que se centraba en el glande, solo dando leves toques de su Nen en el orificio. De tanto que lo usó, ahora no le quedaba mucho si no se cargaba de nuevo.
Gime bajo pero constante, era raro ser una especie de "experimento" para la pareja, la cosa entre ambos Freecss se habían dado la vuelta.
Su cuerpo es un poquito levantado desde atrás, no puede reaccionar bien hasta que su espalda vuelve a chocar contra la cama.
El más bajo había logrado escaparse para poder hacer algo él, no le gusta quedarse mirando simplemente.
—¿Puedo?... —señala el miembro del otro Gon, estando al lado de su novio, solo que este entre las piernas del otro Freecss y él puesto casi en sesenta y nueve con su contrario; no pasó las piernas por el torso o rostro, solo dejó su trasero apuntando hacia el moreno que ahora pestañea por lo ocurrido.
—Claro ~ —ahora así se puede centrar en el beso negro, aunque una sonrisa surca su rostro. —Igual te ayudaré un poco. —deja besitos en el miembro cuando su novio acercó el rostro empezando a atender el glande.
Ya empezaba a salir líquido pre seminal. —¿Cómo se siente que entre los dos te atendamos? —igual una de sus manos no dejaba de hacer su función, un dedito comenzaba a entrar hasta los nudillos saliendo lentamente.
—Me siento un po-poco ¡Ahhh!, ¡ah! —las piernas flexionadas para dejar paso a Killua a atacar su entrada lentamente, pies el dedo dentro va y viene de dentro hacia afuera mientras deja paso a la afilada lengua. —Un poco i-inútil.
Sus manos no están siendo útiles para nada, se siente débil de nuevamente ser atendido por dos personas, el miembro es puesto primero hasta la mitad en la boca y con ayuda de su novio, llegó a colocarlo completo. Lamiendo lo que puede y dejando su cabeza subir y bajar.
—No puedo hacer más... Que solo ¡Mh!... Querer correrme.
Los testículos también son atendidos, ahora puede introducir un segundo. —Si te cansas, puedo hacerlo yo. —puede ver perfectamente como su novio sigue con la felación dejando salir saliva. Los lindos labios gruesos llegan hasta abajo y eso le hace tragar saliva con dificultad. Vuelve a centrarse en expandir la entrada, dando en la próstata varias veces tratando de que salga un poquito de electricidad cuando entran. Después de varios intentos lo logra y como recompensa deja una mordida algo fuerte en el muslo interno.
—¡Hya!—da un pequeño saltito pélvico y eso atraganta un poco al más bajo, que termina lagrimeando por el movimiento.
La marca se pone roja e inmediatamente cambia a morado, los afilados dientes habían dejado su marca en el centro de los colores.
Ya no puede soportar mucho más, termina tomando del cabello picudo de su contraparte con una mano y la del cenizo con la otra manteniendo un ritmo rudo.
—Ya es-estoy cerca ~...
Utiliza la estática lo suficiente para ahora mover tres dedos en su interior lo más rápido que puede. Lame la herida con cuidado, dejando que con eso sea suficiente.
Puede sentir a la perfección como el cuerpo bronceado empieza a temblar y a presentar espasmos hasta que sube al miembro para pasar la lengua cuando puede.
Pronto parte de su cabello se llenó del líquido blanco, pero no sé detuvo. Ahora que su novio se había separado seguía estimulando el glande para terminar de limpiarlo.
El dúo moreno miran con los ojos bien abiertos aquello, aún con la sobre estimulación era fácil notar la mancha blanca en el pelo grisáceo.
—Noo, estás todo sucio... Killua, deja. —lo aleja desde la frente porque tocarle la cabeza le da un poquito de asco, su intimidad fue soltada al fin.
—Vamos amor, tienes que bañarte, o al menos lavarte el cabello. —lo arrastra con él, en dirección al baño, una de las gotas del pegajoso líquido cayó de un mechón cenizo.
—Waaah, que ascooo. —entre ambos lo llevan, no les importaban las quejas del más alto.
Abrieron la canilla de la ducha y casi arrojan a Killua allí sin importarles regular la temperatura, estaba helado.
—¡Mi pene se va a volver tortuga, noooo! —soportaba miles de descargas eléctricas, venenos letales pero... Nada como ver qué su pene desaparecería por la temperatura alta. —Bueno, ni modo. —se hunde para empezar a limpiarse. En eso de queda viendo su entrepierna. —¿Acaso me creció...?
—¿No siempre lo hace cuando estas excitado?... —pregunta su pareja mientras le tira en la cabeza un balde con agua, para después agarrar el shampoo y dejar un poco en sus manos.
—No, creo que lo dice por otra cosa... A mí Killua sí le creció... Es más ancho. —el otro Moreno aprovecha para limpiarse el sudor, acercándose por la espalda levanta al más bajo y lo arroja al agua junto al cenizo. —Aprovechemos de bañarnos, estamos sucios de sudor y fluidos.
—Claro que crece. —dice con orgullo evidente. —Pero desde que llegué aquí cambió, no era de ese tamaño... —ayuda a su novio a bañarse, su cabello parece una gotita de agua porque le quedó hacia arriba. Si se sentaba entre sus piernas había espacio para un tercero.
Ahora que estaba tranquilo pensando, nunca volvió a contactar con Nanika desde que lo dejó en esa casa. Dijo que habrían efectos secundarios o algo así pero no prestó atención, en ese momento estaba como un loco por buscar a su Gon.
—Entonces no fue mi imaginación... —recibe el cuerpo de su contrario al momento de entrar a la bañera, el otro Gon tiene que apoyar los pies en la pared para estar cómodos.
—Killua me lo había dicho, hasta que no lo hicimos realmente no veía la diferencia. —sus hombros son masajeados por el más bajo mientras el cenizo le lava el cabello a su novio.
—Si me dicen que se siente mejor harán que mi ego suba más alto que el Coliseo del Cielo. —atiende también al moreno fornido, sus cabellos oscuros terminan bajando por el agua. Se ven adorables, su lado tierno sale a flote.
Le deja a ambos besitos en las mejillas y en los labios, parece un consentidor.
—No puedes decir eso y después tratarnos como muñecas de porcelana. —se queja el moreno más alto al acomodar mejor el cuerpo en el de su contrario, sus cabellos son lavados e incluso se pone a jugar a darles forma extrañas con la espuma.
—Yo... No sé si se sienta mejor, creo que estuvo así desde que llegaste... — su pareja es el que le da el lujo de ser un egocéntrico a medias, lo había alabado sin la necesidad de comparar. —Siempre se siente muy bien. —es tímido por sus palabras, así que habla casi susurrando.
—Lo siento, siempre pierdo el control. Eso es algo que les gusta así que no te quejes. Por eso tengo el novio más lindo del mundo. Es tan honesto. —acomoda los brazos en el borde de la bañera, tiene brillitos alrededor. En eso siente un ardor en el cuello, todavía la herida estaba abierta pero se le había olvidado por completo desde hace rato.
El baño siguió tranquilo, de vez en cuando se levantaban para jugar con el agua o llenar la bañera de burbujas y espuma para relajarse por turnos mientras colocaban algo de música.
Al salir se llevan las toallas atadas al cuerpo, sentándose en la cama para ayudarse mutuamente a secarse. Un beso ocasional y caricias por aquí y allá.
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