›› ❧ 𝖢𝖾𝗅𝗈 𝖺𝗅𝖿𝖺.
Este es mi primer escrito omegaverse y bueno, lo hice como en una hora bien potente en el celular donde no podía quitarme esta idea de la cabeza. So, disfruten de otro capítulo smut JASDJK <3
Igual dentro de un día tendrán como 31 capítulos de por de más de esta temática por un reto que completé hace unas semanas AAAH. -Inke c muere-
En una tarde bastante tranquila la joven pareja se encontraba en casa disfrutando de la compañía del otro. Consolidaron su relación bastante rápido, ya que fue prácticamente amor a primera vista.
Killua seguía durmiendo plácidamente en la cama que compartían los dos. Resultaba tan reconfortante el olor del moreno con el suyo mezclados que en más de una ocasión se mantuvo oliendo la tela con detención.
Pero esta vez ocurrió algo inesperado. El albino que seguía en el mundo de los sueños gracias a la decisión de tomar una pequeña siesta, empezó a despertarse contra su voluntad.
Su nariz le picaba, el calor repentino resultó insoportable. Pasó varias veces su mano contra su rostro buscando lo que le molestaba además de la obvia alta temperatura pero nada.
La razón por la cual sentía eso era porque su celo se había adelantado. El sonrojo que abarcaba gran parte de su cara daba esa sensación de picor, ya un poco consciente de que su siesta había sido interrumpida por algo imaginario intentó moverse pero sin lograrlo. Estaba débil y eso le pasaba cuando entraba en ese estado, perdía las fuerzas por completo.
Empezó a gruñir mientras su pene dolía cada segundo con intensidad. El bulto crecía causándole incomodidad pero su mente divagaba sin ser capaz de nada. La respiración se volvió pausada y pesada, levantó su camisa con lentitud sin poder evitar morder la tela cuando llegó a la zona de sus clavículas para intentar calmarse.
El sudor bajaba hasta desaparecer en la piel pálida, haciendo que también su cabello se pegará en su frente.
Mientras tanto Gon se encontraba todo este tiempo en la cocina preparando la comida bastante entretenido. Quería hacer algo especial por su buen humor y cariño hacia su pareja, el sonido de las sartenes y utensilios se lograban escuchar pero la música de fondo acaparaba toda la atención.
Sino fuera por sus increíbles sentidos, nunca se hubiera percatado en ese momento del olor particular que empezaba a captar. Por un segundo pensó que se trataba del olor de la comida pero lo descartó al instante, era un aroma mucho más dulce y agradable que le llamaba a qué se acercará.
Algo asustado apagó la estufa dejando lo demás como estaba. Caminó descalzo hasta el pasillo donde con facilidad pudo reconocer el aroma, su nariz desarrollada volvió a aspirar con lentitud cerrando los ojos.
Inclinando la cabeza un poco de lado como un cachorro curioso empezó a acercarse, sin tener idea de lo que iba a encontrar.
En su inocente cabeza pensaba que quizás Killua estaba probando perfumes pero él no era de usarlos. Tampoco encontraba otras respuestas hasta que moviendo la puerta entreabierta notó los jadeos y gruñidos de su pareja.
—¡Killua! ¡¿Estás bien?! —llegó a su lado para acercarse, una de las manos del albino estaba clavada hasta las uñas contra el colchón.
Pero obtuvo como respuesta más de esos sonidos, dejándolo anonadado. Recorrió el cuerpo contrario con sus orbes mieles y al instante la erección de Killua le dio la respuesta.
Se crispó en su sitio. Nunca presenció un celo antes, ni siquiera de él mismo. Siempre eran muy cuidadosos de tomar las previsiones necesarias. Su cabeza casi empezaba a colapsar y sacar humo por las orejas pero reaccionó para poder tomar cartas en el asunto.
Con nervios a flote tomó una posición encima del albino, cuando tenían relaciones le encantaba ver sus reacciones de cerca así que no dudaría en aprovechar la oportunidad. Las piernas temblorosas canela se posicionaron a cada costado de la cadera contraria hasta bajar sintiendo lo caliente que empezaba a ponerse la habitación.
Killua en respuesta inmediata abrió los ojos que todo este tiempo estuvieron cerrados para admirar con la visión borrosa a su pareja, brotando con intensidad un solo pensamiento que vagaba en su mente y ese era tener sexo. No estaba en su sano juicio, actuaba como un animal en celo.
Apenas pudo reconocerlo, eso era lo malo del principio de sus días. Perdía la noción de las cosas.
Gon al contrario no sabía qué hacer, la mirada rasgada estaba clava sobre él en busca de una clara acción ante su necesidad. Para cerciorarse de que hubieran condones repasó la habitación hasta encontrarlos cerca, por suerte solían ser unos calientes y dejarlos en cualquier lado resultaba normal para ellos.
Tras suspirar se movió un poco. Sintiendo como su entrada empezaba a lubricarse sola haciendo que mordiera un poco su labio. Ver de esa manera a la persona que amaba le excitaba de sobremanera, lo ayudaría a sentirse bien.
Inquieto su voluptuoso trasero terminó por acercarse a la dura erección logrando una fricción deliciosa. Las uñas que estaban incrustadas en el colchón se hundieron más ante esto dejando salir un jadeo prolongado, el moreno gimió para continuar haciendo que el corto short le quedará ajustado por la cantidad de líquido que humedecía la tela más el propio de su novio. El pantalón oscuro de Killua también estaba brotando de preseminal.
Los roces no eran suficientes, a pesar de que los sonidos de placer no paraban llegando a opacar cualquier ruido externo. Ninguno aguantaría el deseo de volverse uno así que él impaciente se levantó para tomar los condones y también quitarse la ropa de pie.
Hizo lo mismo con Killua sin moverlo de su lugar, compartieron un beso necesitado dónde la saliva se mezclaba y se mordían, jalando el labio del otro en ocasiones. El moreno dejó de apoyarse sobre la cama tras aquel arrasador contacto para colocar la goma de látex sobre el pene del pálido que se encontraba bastante sensible.
Volviendo a apoyarse de sus rodillas en la posición anterior al terminar, lo dirigió contra su agujerito ansioso que recibió con gusto toda la longitud mientras bajaba su cadera de manera lenta. Ambos suspiraron a pesar de que Gon se estaba tomando un momento para acostumbrarse, era demasiado grande y lo peor es que sentía que crecía en su interior.
—¿Co-cómo se siente? —suspiró para apoyarse en el pecho pálido.
El albino en su estado normal hubiera respondido. Pero ahora empezaba a reconocer a su amado haciendo que la mano que descansaba en el colchón buscará contacto con la suave piel, apretó su cintura y parte de su cadera asegurándose de que lo que pasaba era real.
Gimoteos suaves le hicieron reaccionar. Tuvo conciencia.
—Gon... —este se aferraba a la camisa de tirantes blanca para terminar de bajar apretando el pene entre sus paredes cálidas.
Killua en parte de su mente abrumada no quería usar condón. Deseaba sentirlo directamente y ese era su gran fantasía que salía a la luz debido al calor que lo arropaba.
Parte del torso del moreno se inclinó hacia su pareja, este la sujetó de la espalda baja para atraerlo dándole otro reconfortante beso dónde acallaron cualquier gemido cuando empezaron los movimientos que provocaban sonidos sucios por la unión de sus cuerpos. Estaban muy mojados y eso hacía más fácil la penetración dejando que llegara a lo más profundo sacándole chillidos altos y sollozos a Gon cada vez que entraba. Siendo ayudado por los movimientos de pelvis hacia arriba del que se encontraba acostado.
Rompieron el beso dejando una delgada línea de saliva uniendo sus bocas para darse la libertad de gemir. El albino estaba siendo más ruidoso de lo usual, su pareja consideraba que quizás era por lo sensible que estaba ya que se notaba lo desesperado que estaba de sentir el orgasmo. No tenía intenciones de soltarlo, dejando marcas de sus dedos en la morena piel.
—¡Ahn! ¡Ahí! —el moreno dejó abierta su boca dónde no paraba de producir gimoteos que excitaban demasiado a Killua. Tuvieron una subida de calor cuando ambos supieron que dieron en el clavo.
Entre los dos volvieron a dar en ese lugar una y otra vez hasta que fue demasiado, primero el albino gimió alto el nombre de Gon hasta que un gruñido de molestia salió al recordar que no podía llenarlo como quería sin que estorbara el condón. El moreno llegó luego mientras se estremecía y dejaba el rastro de su esencia en el abdomen de Killua.
Sin importarle ensuciarse se recostó de los fuertes pectorales para moverse lo suficiente para que saliera el pene de su interior que se mantenía aún muy despierto. Lo hacía porque su pareja le dijo muchas veces que debía hacerlo para evitar anudar.
Mientras calmaban sus respiraciones Killua recuperó fuerzas tras aquella primera ronda. Sujetó las canelas caderas recibiendo un gemido de sorpresa, dejándolo ahora bocarriba en la cama.
—¿Killua? —vio cómo se deshizo del condón usado con rapidez para volver con él. Notaba el brillo de amor que resplandecía en su mirada haciendo que se calmara.
—Quiero probar algo.
El azabache se dejó hacer. Ese tono autoritario le encantaba y le hacía sentir tan sumiso pero empoderado. Notó como la punta goteante del pene de su pareja volvía a acercarse a su entrada haciendo que por inercia abriera las piernas.
Gimió alto cuando se adentró abriendo los ojos con sorpresa. No se había puesto...
La sensación fue mucho mejor de lo que Killua pensaba. Cuando fantaseaba con eso sabía que se sentiría increíble pero la realidad superó sus expectativas, no pudo evitar ronronear mientras arremetía una y otra vez contra ese agujerito que lo succionaba con anhelo para regresarlo a su interior de nuevo.
Mientras las piernas temblorosas de Gon atraparon la cintura contraria para atraerlo hacia él no hubo marcha atrás, el pálido lamía el cuello dónde estaba su marca de unión para mordisquearla empezando a maldecir por las sensaciones tan placenteras.
—¡Ki-killuwah! ¡Si seguimos así vamos a tener cachorros! —advirtió pero a pesar de sus intenciones el resultado fue todo lo contrario a lo que esperaba.
Usando más fuerza lo tomó de la cintura para hacer las embestidas con rudeza, tocando en varias ocasiones la próstata del moreno que se derritió en gemidos altos. Estaba perdido sin poder hacer nada, no esperaba formar una familia tan pronto.
Arqueó la espalda cuando el nudo de Killua empezó a formarse. Pequeñas lágrimas de dolor se mezclaron con las de placer buscando morder sus propios dedos cuando pronto el semen del pálido llenó de manera abundante su interior. Terminó de moverse un par de veces para dejar salir todo hasta asegurarse adentro.
Gon jadeó intentando asimilar lo que acababa de pasar. Le dolían las zonas donde anteriormente fue sujetado y los músculos se sentían entumecidos. Apenas pudo moverse con lentitud para descansar.
El cabello blanco rozaba su mejilla sudorosa, empezó a acariciarlo sintiéndose extraño de estar unido con la intención de procrear. Pero en su vientre se alojaba un sentimiento de felicidad. Quizás muy en el fondo si lo deseaba.
—Hum... Killua, ¿cuánto durará esto? —seguía doliendo pero menos que antes. Ahora empezaba a dudar si fue una buena idea. —¿Killua? ¡Killua!
Se había quedado dormido.
La comida iba a estar helada a ese punto.
Horas después Gon no fue capaz de abandonar la habitación. Ahora que el albino recuperó energías iba a continuar con su cometido, ahora lo sujetaba de uno esos irresistibles glúteos mientras lo acercaba contra su pene que salía y entraba con facilidad por la cantidad de fluidos combinados.
El moreno alzaba su cadera intentando acercarse por su cuenta pero no duraba mucho por la malicia de las embestidas dando en su punto sensible. Lo que podía hacer era morder la almohada que tenía como apoyo dejando algo de saliva que se acumulaba en su boca por la excitación, pronto tuvo que levantar su rostro cuando una nueva nalgada seguida de otras que dejó su piel enrojecida.
El picor junto a Killua dándole placer lo volvía loco y no era capaz de hablar, hasta que extrañado sintió como paraba haciendo que girará a verlo notando su propio cuerpo inclinado para que su trasero estuviera expuesto frente de su novio.
—Vamos, quiero que te penetres por tu cuenta. —soltó finalmente la piel que tenía entre sus manos para ver cómo su pene entraba y salía sin tener que hacer nada, logrando que por el choque el trasero canela rebotara. Tuvo que morder su labio por aquella vista.
No duró mucho apreciando aquellas acciones cuando volvió a sujetarlo de la cintura para continuar con lo que estaba haciendo. Se encontraba tan jodidamente cerca y le daría todo lo tenía a su dulce amado.
Gimoteos y sollozos volvieron a hacerse sonoros mientras Killua cerraba sus ojos por el próximo orgasmo.
—G-Gon... Voy a llenarte de nuevo. —gruñó para voltearlo y terminar en una posición cómoda para quedarse quieto luego. Nuevamente el nudo empezó a formarse mientras admiraba los ojos mieles llenos de placer pestañear para dejar salir lágrimas de placer.
Esta vez lo alcanzaron juntos dejando salir sonidos altos, el cabello negro estaba despeinado y se perdía en el color de la sábana oscura. El albino se acercó con cuidado dejando un beso en la comisura de los labios húmedos.
Su celo duraría el resto del día. Dando luego la noticia de una prueba de embarazo en positivo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top