›› 🐺 𝑳𝒐𝒃𝒐.
La sangre caía en la tierra mientras los gruñidos del animal salían de su garganta con dificultad. Estaba acorralado contra varios hombres y un joven que sostenía un arco y flecha.
—¡Gon! ¿Qué esperas? ¡Ya acábalo!
El grito delató al líder de ellos, progenitor del que se encontraba paralizado. Por tradición de su familia tenía que matar a su primera presa en la naturaleza. Vaya que encontraron a uno bastante peculiar, sumamente raro. Tanto que dudó en darle ese crudo final pero sus compañeros lo lastimaron de gravedad así que no consideraba que duraría mucho.
Colocando una mano sobre su mentón se perdió un instante en sus pensamientos. Cuando volvió en sí ni siquiera su hijo se movió un paso de su lugar, irritándolo.
—¡No tenemos todo el día! ¡Juro que si no lo haces me encargare por mi cuenta! —nunca fue un hombre considerado paciente. Mucho menos en ese tipo de situaciones.
Pero Gon ni siquiera lo estaba escuchando, sabía que su padre estaba gritándole como era costumbre pero se perdió en el azul profundo de los ojos del animal. Este le observaba únicamente a él, aunque estuviera con la mínima posibilidad de sobrevivir tomaba atención al humano con una suma atención que no sabía explicar.
Parecía estar más a la defensiva con los propios adultos que con el mismísimo Gon. Los ojos almendrados delatan miedo y ningún tipo de hostigamiento hacia el lobo, quizás por esa razón no lo veía como una amenaza.
Así que antes de cualquier movimiento que pusiera en peligro su vida, el animal se encorvó como un minino. El pelaje se levantó a tal punto que Ging no creía lo que presenciaba.
Antes de si quiera poder alertar a su grupo reaccionó escuchando el grito de su hijo seguido del viento rozando fuertemente su mejilla. Segundos después entró en shock viendo como el animal se alejaba a una velocidad alarmante.
—¡Maldición! —ni siquiera vio con claridad por cual dirección se fue. —¡Búsquenlos, rápido!
Gon estaba mareado y alterado, no era capaz de distinguir donde estaba. Apenas salía su voz ante los repentinos movimientos bruscos que solo empeoraban su estado.
Su cuerpo era apresado en la mandíbula del lobo, sin llegar a hacerle daño en la parte de la cintura. En un momento de conciencia la enorme bestia se detuvo. Ya se encontraban a suficiente kilómetros para no preocuparse, olvidaba por completo que los humanos eran lentos a comparación de su raza.
Dejó el cuerpo del moreno en el suelo para olerlo. Su nariz mojadita rozó con su mejilla.
—Uh... —sus ojos parecían espirales por lo mareado que se encontraba. Pero estaba bien.
Volvió a sujetarlo para correr hacia su objetivo, no quedaba lejos así que en cuestión de minutos llegarían.
Dentro de un árbol bastante grande se adentró con facilidad a través de unas plantas que ocultaban la entrada, estás acariciaron el rostro de Gon haciendo que de a poco reaccionara.
En su interior se encontraba un pequeño lago que brillaba por la naturaleza que la rodeaba. Recostó a Gon en la orilla para así adentrarse a la parte más profunda.
Se dejó caer suspirando al sentir el agua cubrir sus heridas.
Pronto el cuerpo del animal fue cambiado a uno humano de piel pálida con cicatrices a lo largo de su espalda ancha. Sus ojos se mantuvieron cerrados por un instante hasta que dejó de sentir aquel ardor.
Justo el azabache recuperó la conciencia encontrando los ojos azules tan profundos como el mar, estos le miraron sorprendido. No se imaginaba que despertaría tan pronto. Un humano normal tardaría en poder moverse.
Lentamente miró hacia abajo notando la parte íntima del joven al descubierto.
—¡Lo-lo siento! —movió sus manos nervioso tapando su rostro y retrocediendo debido a los nervios. Cuando tropezó con una roca de una manera tan ridícula escuchó la risa del contrario.
—¿Te preocupa más verme desnudo que estar aquí solo conmigo? Eres muy raro. —miró su mano donde una herida terminaba de curarse. La lamió un poco.
—¡¿Qué?! —ni siquiera se dio cuenta que se trataba del lobo que se lo llevó contra su voluntad.
Ahora que se detenía a pensarlo con cuidado, esos ojos eran los mismos.
—Sí, pensé que te darías cuenta. —salió del agua lentamente moviendo sus brazos de manera circular para estirar los músculos. —¿No estás herido? Trate de no hacerte daño, pero puedes entrar. De todas maneras sería muy bueno para ti.
Gon estaba que se le iba a sobre calentar el cerebro. ¿Aceptar o no ir al agua con un completo desconocido?
Al ver el gesto confuso y desconfiado el albino dio una sonrisa ladina.
—No voy a entrar contigo, tonto.
—¡No-no es por eso!
Tomó aire para calmarse.
—¿Por qué no me hiciste daño?
—Uh, eso es fácil de responder. Eres el primer humano que no quiso matarme. —se sentó en el pasto. —Soy el único que queda de mi raza, los demás fueron asesinados. La única que quedaba fue mi hermana pero no fui capaz de salvarla, así que esperaba tener el mismo final.
Notar esa indiferencia en sus palabras pero hablando de algo tan trágico le causó tristeza, el agua rozaba uno de sus pies que no tenía zapato. Seguro se cayó entre tanto ajetreo.
Dio unos pocos pasos, se adentró lo suficiente cubriendo hasta su cintura con el agua.
—Dime que no tengo que quitarme la ropa. —se abrazó asimismo.
—No, aunque no me quejo que quieras.
Se puso rojo. Desvió la mirada para darle la espalda.
Podía sentir como no paraba de verle.
En efecto, el leve dolor de su cuerpo desapareció en unos instantes.
—¿También has matado personas, verdad?
La pregunta dejó incrédulo al albino, hasta frunció el ceño.
—Claro, es obvio. —ocultó sus ojos debajo de su flequillo.
Hubo un silencio estremecedor. A pesar de eso Gon no cambió su postura.
—Tu cabello parece una palmera. —ante la reacción de su acompañante inclinó un poco la cabeza. —¿Que sucede? ¿Dije algo malo?
No podía tomarlo enserio, ¿de verdad tan poca importancia le daba a que asesinara a los suyos?
—¡Idiota, ¿eso es todo lo que vas a decir?! —se levantó molesto.
—¡Ponte ropa por favor! ¡O tápate con esa planta! —volteo el rostro a otra dirección.
Siguió refunfuñando mientras buscaba una camisa vinotinto que había recogido hace varias semanas. Se encontraba doblada resguardada de la lluvia.
Terminó de vestirse con unos pantalones cortos algo desgastados.
—¿Ya terminaste? —Gon tenía las palmas de sus manos contra su rostro.
—No tiene sentido que te cubras si me viste desnudo.
—¡No quise hacerlo! ¡Eres demasiado confiado!
—¿De verdad mi cabello parece una palmera? —lo tocó.
Continuaron con una conversación amena. Se olvidaron de completo de cualquier otra cosa, hasta que de a poco el sol se ocultaba.
—¿Tienes un nombre? —los ojos almendrados lo vieron con atención mientras apoyaba la mejilla de sus propios brazos.
—Uno de mis hermanos me decía Killu, nunca nos apodamos porque teníamos una manera de referirnos entre nosotros para cazar.
—¿Entonces está bien si te digo Killua? ¡Suena mejor!
—Sí, claro. —rascó su mejilla algo apenado. —Sé tu nombre por ese viejo que no paraba de gritarte, era bastante molesto.
—Es mi papá, Ging. Uno de los mejores cazadores que hay en el mundo.
—¿En serio? Pues que decepción que no pudo atraparme. —sonrió complacido.
—¡Eso fue porque me llevaste como un muñeco! ¡No iba a hacerte nada si me traías contigo!
Killua sacó la lengua.
Miraron hacia el lago.
—¿Cuándo descubriste este lugar?
—Hace poco, fue cuando buscaba un sitio donde esconderme. Si tan solo lo hubiera hecho antes... —suspiró. —¡Es tan frustrante!
Ante la expresión triste del ojiazul Gon trato de cambiar el tema.
—Así que... ¿Puedes transformarte cuando quieras?
—Sí. No estoy acostumbrado a mi forma humana por mucho tiempo, mi papá era el que me obligaba a mantenerla para así intentar hacernos pasar desapercibidos entre las personas pero no salía bien.
El azabache tembló un poco, empezaba a hacer frío.
Pronto sintió como era arropado por un pelaje muy abundante, Killua se acomodó alrededor de su cuerpo tanteando el terreno caminando en círculos alrededor de él.
La cola se movía mientras Gon rozó su mano para tocarlo. Era suavecita al tacto.
Cerró los ojos.
Una combinación de las animaciones del estudio ghibli con furros. Mis ganas de hacer un one shot con Killua de este modo fue más fuerte AJJAJAJA
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top