epílogo
"reencuentro"
Wendy estaba sentada en su escritorio, escribiendo en su diario lo que había pasado esas tres semanas. Habían pasado ya dos días de su regreso a Londres. Estaba felíz por ello.
Alicia seguía en la casa, regresaría al campo en una semana, que era el tiempo programado para irla a buscar. Los padres de ella ya sabían que ella había desaparecido, y por eso habían adelantado la fecha de irla a buscar, pero de manera en la que no interrumpiera su horario de trabajo.
El tobillo de Alicia ya había sanado por completo. Las heridas de Wendy ya habían cicatrizado, y las costras se habían caído.
Ninguno de sus hermanos le creyó cuando les contó lo que había vivido junto con su prima. Creían que su hermana se había desmayado y pegado fuertemente en la cabeza.
Alicia seguía pensando que era real, incluso le llegó una carta de Harry diciéndole que ya se había instalado y que apenas había logrado conseguir un trabajo en una granja.
Wendy no tenía noticias de Peter o Nunca Jamás, y no las esperaba, no esperaba que Peter le enviara una carta, o la visitara. No esperaba nada de él, aunque no podía negar que le gustaría recibir una carta suya diciendo que ya se encontraba mejor.
Ella suspiró, cerrando con cuidado su diario y guardandolo en uno de sus cajones, junto con la pluma. Esa noche sus padres iban a hacer una reunión familiar, para celebrar el regreso de ambas chicas, aunque, como era de esperarse, los padres de la rubia no podrían ir.
Se levantó del haciento y cerró la puerta, ventana y cortina. Para poder cambiarse tranquila.
Se colocó un lindo vestido azul pastel, largo y suelto por la falda. Las mangas eran cruzadas y llevaba una cinta de terciopelo azul rey en la cintura. Sus zapatillas eran color crema y su cabello estaba atado en un moño de ballet, claro que sus mechones de adelante seguían sueltos.
Tomó una pluma roja que había recogido ese mismo día y la guardo en la cinta que adornada su vestido. Le recordaba a la pluma que Peter siempre llevaba en su sombrero.
Salió de la habitación para encontrarse con Alicia, quién tenía una mueca contrariada por su vestido. Era largo y abombado por la falda y hombros, de color rosa pastel con unas decoraciones de un rosa más oscuras. Su cabello rubio estaba suelto, solo que llevaba un cintillo de tela blanco, en vez de su acostumbrado negro.
---¿Dónde ha quedado tu cintillo negro? Desde que llegamos no lo veo--- regañó ella como broma, mientras comenzaba a bajar las escaleras junto con su prima.
---Se lo quedó Harry--- la chica se encogió de hombros ---, dice que quiere algo para recordarme--- ella rebuscó entre los bolsillos de su vestido y sacó un reloj de bolsillo, el cual era de oro ---. Él me dió su reloj.
Wendy negó con la cabeza mientras reía.
---Son igual de revoltosos.
---Es un pirata, yo una campesina. Una citadina como tú no entendería--- contraatacó ella.
Wendy asintió, dándole la razón a la rubia.
Ambas llegaron al recibidor, el lugar de la fiesta. Rápidamente sus familiares fueron hacia ellas para saludarlas y mostrarles su enorme alivio al ver que estaban bien. Al finalizar eso, ambas fueron a un lugar algo apartado, para hablar un poco sobre sus vidas en sus respectivos hogares.
La cercanía de ambas primas luego de esta aventura había sido muy notoria, puesto hace tres semanas se trataban como desconocidas, y ahora hacían como que se conocían de toda la vida. Y así se sentían ellas.
Entonces, tocaron el timbre de la puerta. George se dispuso a abrir, lo hizo con una sonrisa. Se llevó una pequeña sorpresa al ver a un pelirrojo de orejas puntiagudas y gorro verde (que parecía ser una hoja enorme) con una pluma roja, ambos brillantes. El traje del chico era una camisa blanca mangas largas, junto a un pantalón negro y unas botas negras con un pequeño tacón. Parte de la camisa se encontraba fuera del pantalón, dándole un aspecto más desaliñado.
---Buenas noches, señor Darling, busco a Wendy--- habló el chico, con una mirada apenada.
La pelirroja, apenas oyó su nombre, fue a paso apresurado a la puerta, seguida por su prima. Y pasando por debajo del brazo de su padre observó al chico que yacía frente a ella.
Su mirada se iluminó apenas lo vió, igual que la de él. Sin pensarlo mucho se abalanzó a sus brazos, él la recibió con cariño.
---Peter--- susurró ella como si no pudiera creerlo.
---Estoy aquí--- sonrió ---, me dí cuenta que no estoy completo sin tí, Wendy.
La muchacha se separó levemente de él, algo sorprendida. Lo miró con la boca abierta, que poco a poco fue formándose en una enorme sonrisa.
---También siento que algo falta si tú no estás--- coincidió la muchacha.
Wendy lo abrazó por el cuello y lo volvió a besar dulcemente. El chico la abrazó por la cintura y le devolvió el beso, gustoso.
Resulta que el día anterior Peter había llegado a Londres, pues le habían convencido de que Nunca Jamás estaría bien sin él, que ya era momento de que él buscara su felicidad. Buscó un orfanato dónde quedarse, uno que estuviera cerca del barrio de la pelirroja, para encontrarla más rápido.
Si bien extrañaría a Campanilla, los niños perdidos, las aventuras y demás, se sentía verdaderamente completo junto a Wendy, y eso no se podía cambiar.
---¿Qué haces con la ropa de Harry?--- interrogó ella.
---Queria verme bien para la ocasión--- el pelirrojo le guiñó un ojo, eso la hizo reír.
La pelirroja sacó la pluma roja del adorno de su vestido, y se la colocó a un costado de la cabeza, entre sus cabellos. El chico sonrió, sabiendo que imitaba la pluma de su gorro.
Ahora fue él quién la beso, con todo el amor que era capaz de mostrar un simple e inocente beso.
Mientras tanto, toda la familia de Wendy veía la escena anodada. Alicia estaba sonriente. Miguel y Juan tenían la boca tan abierta que podría meterseles una mosca, ¡Nunca Jamás sí era real! ¡No había sido un sueño!
---Tenías razón, Wendy, "nunca digas "nunca""--- imitó el chico.
Peter y Wendy rieron a carcajadas, sin soltarse, estaban juntos de nuevo, y ya nada iba a separar a este hermoso dúo.
Fin
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