03
La guarida de Peter Pan
El chico que nunca crecía frunció el seño. Todo se le hacía extrañamente confuso. Wendy había regresado, pero no estaban sus hermanos, y no lo había echo por voluntad propia. Así como era confuso que la propia pelirroja esté rechazando su ayuda, ¿qué le sucedía? ¿por qué decía que no debió salvarla? Ella sabía de antemano que Garfio no era rival para él, para Peter Pan.
---Vamos al escondite, pero tapale los ojos a tu amiga--- dijo él antes de salir volando hacia el Árbol Tuerto.
La pelirroja suspiró, y le explicó a su prima que la última vez que él le había mostrado la ubicación de ese lugar a alguien, había sido traicionado, aunque no fue por ninguno de ellos, hizo que se volviera más precavido.
Wendy tomó el clásico cintillo de Alicia y se lo colocó sobre los ojos, luego la tomó de la mano para llevarla hacía la casa de Peter y los niños perdidos.
Duraron unos cuantos minutos antes de llegar, entraron por la entrada más grande. Primero Alicia, la cual se quitó el cintillo apenas tocó el suelo, rápidamente varios niños cubiertos con pieles de animales le apuntaron con armas primitivas, mientras que una pequeña criatura se acercaba a ella y la miraba con desconfianza, molestia y desaprobación. Luego bajó Wendy, avisando a su prima para no caer encima, el aterrizaje fue duro para ella, puesto que perdió el equilibrio y cayó al suelo, se quejó mientas se levantaba, y recorrió el lugar con la mirada, era tal y como lo recordaba.
Una enorme ola de niños la tumbaron al suelo, mientras los escuchaba exclamar: "¡Mamá!". Sabía quiénes eran, sus ojos se llenaron de lágrimas mientras abrazaba a los niños con fuerza y un increíble cariño maternal. Cuando pudo liberarse, sintió a la pequeña hada revolotear alrededor de ella, dándole la bienvenida, luego, la pequeña Campanilla, le dedicó una enorme y sincera sonrisa.
---No saben cuánto los extrañé--- dijo la pelirroja, una vez haya recuperado un poco el aire ---. Ella es Alicia, es mi prima, viene conmigo--- agregó al ver que miraban amenazante a la rubia.
Dicho esto, el ambiente se relajó, aunque Alicia aún miraba a todos con desconfianza, y Campanilla a ella.
---¿No han venido el hermano Juan y el hermano Miguel contigo, mamá Wendy?--- preguntó uno de los más grandes, el que tenía un disfraz de oso.
---No, lo siento. Miguel y Juan dejaron de creer--- agregó con un poco de tristeza, le hubiera gustado que sus hermanos siguieran creyendo, pero sus padres los obligaron a crecer.
---Es una pena, era divertido jugar a los indios con Juan--- esta vez hablo el que tenía ropa de zorro, con su característica voz energética, aunque sonaba un poco decaída.
---Bueno- tengo que hablar con Peter, ¿sabrán si ya llegó?
---Si, está en su oficina--- habló el zorrillo, que era el más pequeño de todos.
---Gracias, mi amor--- le acarició tiernamente la cabeza ---. Quédate con ellos un momento, Campanilla te ayudará--- le ordenó la pelirroja a su prima, señalando al hada cuando la llamó.
Lo último que alcanzó a ver fue a Alicia fulmiandola con la mirada, luego terminó de entrar a la oficina. El pelirrojo estaba sentado en su trono, estaba de espaldas a ella, parecía que afilaba su cuchillo, mientras tenía una sería expresión en su rostro. La pelirroja tragó saliva, probablemente el muchacho estaba confundido y molesto.
---Peter...--- lo llamó con cautela, dando unos pequeños pasos hacia al frente. El pelirrojo voló y se paró frente a ella, mirándola sin expresión en su rostro ---,¿Estás bien?--- se sentía estúpida por preguntar eso, algo le decía que él no estaba para nada bien.
---No lo sé, Wendy. Pensé que no volvería a verte, que olvidarias y crecerías, que jamás ibas a volver--- se pasó una mano por la cara ---. Y ahora estás aquí, frente a mí, crecida y probablemente más madura de lo que ya eras.
Y no se equivocaba. Si bien Wendy se había desarrollado mucho, no había crecido lo suficiente, aún era unos centímetros más bajita que el pelirrojo que estaba frente a ella. Sus curvas eran más notorias ahora que tenía catorce, casi quince, a cuando tenía doce. Había dejado que su cabello pelirrojo creciera considerablemente, así que su habitual peinado estaba más largo que hace dos años. Y así como había florecido en cuerpo, en mente igual. Era más madura y responsable que antes, así como ya no era tan impulsiva, pero aún conservaba vivo el recuerdo de su niñez, y ese chispeante sentimiento hacia ese chico volador, que inrumpio en su cuarto en busca de su sombra hace ya mucho tiempo.
---Peter, jamás dejaría de creer. Eres una de las cosas más maravillosas que me ha pasado en la vida, también en las vidas de Juan y Miguel, no puedes pensar que, precisamente, yo dejaría de creer en tí--- recalcó la palabra "yo", queriendo darle a entender que ella jamás dejaría de creer en Nunca Jamás ---. No sé qué hago aquí, Peter. Si, quería regresar a este lugar, pero no de este modo--- expreso la pelirroja, sintiéndose aún más estúpida.
---No deberías estar aquí, Wendy, por lo que más quieras, no puedes. Es muy arriesgado, eres una chica de clase alta, con una vida, no puedo quitarte eso para que te quedes aquí, ya lo entendí. Tienes un padre, una madre y dos hermanos, que probablemente se preocuparan horrible cuando vean que no estás en tu cama o, pero aún, en la casa--- expresó el pelirrojo con preocupación.
Parecía que él también había madurado, ya no parecía ese inmaduro niño atrapado en un cuerpo de catorce, ahora decía cosas de un maduro muchacho de dieciséis, ¿será que si habrá crecido? Ella no sabía su edad actual con exactitud, así como no sabía cuánto podía crecer alguien en Nunca Jamás, todo era inexacto. Los Niños Perdidos no crecieron, pero Peter se veía más alto y maduro, así como parecía que le habían salido unas cuantas canas al Capitán Garfio. Todos debían de crecer en algún momento, y ninguna fuerza mágica lo cambiaría.
---Al menos déjanos quedarnos por hoy, Alicia parece estar cansada y al punto del colapso... Y yo solo quería verlos de nuevo--- se hacerca a la cortina echa de piel de un animal muerto, estaba lavada y la habían convertido en tela, así que no tenía ningún edor horrible ---, eso te incluye, Peter--- concluyó, saliendo de la oficina del mayor.
Wendy se paseó por el árbol hasta llegar a dónde estaba su prima, quien jugaba con una sonrisa con los niños. Parecía que ella tenía facilidad para conectar con las personas, aunque Campanilla aún la miraba con desconfianza, eso le parecía chistoso a la pelirroja. Aún recordaba cuando la pequeña hada quiso matarla, fue una experiencia algo traumante, pero aún así atesoraba ese momento, era extraño.
---Alicia, nos quedaremos a dormir aquí, mañana Peter nos regresará a casa--- anunció la pelirroja, haciendo que la rubia le prestara atención.
---¿A casa? Oh, que felicidad--- sonrió ampliamente.
---¿Se van tan pronto?--- preguntó uno de los niños.
Wendy suspiró con pesadez, contestando solamente con un lastimero: sí.
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