Uno

Antes de comenzar: esta es la perte final del Diario de Devin, No es algo bonito del todo y pues usaré algunas partes de la película de Cruella.
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Un nuevo amigo.

Ya había pasado un día desde que llegamos a nuestra dimensión para descansar de esa experiencia, pero yo antes de ir a dormir tenia que poner todo lo sucedido en una nueva bitácora, pero se escucho el timbre de mi casa algo raro para mi ya que nadie nos visitaba, bueno mis padres nos solían visitar para ver cómo estábamos, de ahí en fuera nadie nos visita. Fui a ver de quien se trataba pero al abrirla vi a un Akita Inu de una edad menor a  la mía.
—Buenas tardes soy un primo lejano de Adolfo —dijo Johan de la dimensión de Devin.
—¡Ah...! —gritamos los dos al verlo al Akita.
Le cerré la puerta en la cara por el susto, sin embargo le rompí la nariz, los dos creímos habernos deshecho de Johan pero no fue así, Johan Amaury Akita Inu estaba en mi casa, no podía negar que era odioso, pero algo era lógico que no podía ver al akita era prácticamente la misma imagen de Adolfo, solo quería llorar de tristeza al verlo pero no podía dejar que se volviera mi amigo, no, esta vez no, tenía el plan perfecto que era ser el mismo sociópata para que se alejara de mi.
—Lo siento, no fue mi intención hacer eso —le dije siendo hipócrita como siempre.     
—Descuida se que te asustaste al verme —me respondió Johan al vernos con una sonrisa—. Tienes un suéter muy bonito.
—¿Eh? Oh, mi suéter de piel de dálmata, jajaja si es hermoso —le respondió con una sonrisa sádica.
—Bueno vengo a leerte un testamento de parte de mi primo —me dijo Johan.
Yo la verdad desconocía de lo que me estaba hablando, pero lo invite a pasar al infierno, digo a mi casa, vi que él tenía una mochila para sacar de esta un documento con el cual era como un testamento, no comprendía el porque era una testamento.
—Bueno este es el testamento de Adolfo, donde te deja la mitad de su fortuna y la otra es mía —dijo Johan explicando ese detalle.
Era cierto lo que decía el documento, pero ¿por qué mi amigo Adolfo hizo eso?¿Acaso no confiaba en Johan para encargarse de la fortuna?. Creo que eso nunca lo sabré, pero me incomodaba ver a Johan era como ver a mi amigo enfrente de mi, pero nada podía hacer, solo podía verlo ahí sentado enfrente de mi acomodando los documentos, mi mente me decía “por favor Devin solo hay que matarlo y te quedarás con toda la fortuna de tu amigo fallecido” cierto pero de nada me serviria hacerle daño, a alguien que no mataría ni a una mosca, solo lo miraba con mi sonrisa sociópata, intentaba calmar mi impulsividad para no dar sospechas de que estaba enfermo mentalmente. pero en ese momento llegaron unos policías a mi casa, yo extrañado abrí la puerta de mi casa para recibir lo siguiente.
—¡Devin Dalmatian De vil! ¡Queda arrestado por los homicidios del 2019! —me gritó Apolo el caballo policial.
me tomo con sus dientes para llevarme con él, sin embargo Leslie estaba en bajando por las escaleras, cuando vio que yo estaba siendo llevado por la policía ella se sorprendió, iba a salir a matarlos a todos, pero ella se sintió cansado y se desmayó, Johan que estaba ahí la llevo a un sofá que estaba en la casa, Johan hizo todo lo posible para que Leslie despertara, pasó un tiempo Leslie despertó para preguntar lo que pasó. 
—¿Qué pasó?¿Dónde está Devin? —pregunta Leslie al ver a Johan.
—Devin se lo llevaron los policías, tú te desmayaste —respondió Johan preocupado.
—¡Ay no! Espero que no sea lo que estoy pensando —dijo Leslie preocupada.
Y si era lo que ella estaba pensando, ella sabía las consecuencias de tener intimidad sin preservativos, pero como era mi esposa, es normal tener hijos aun no me gusta recordar todas las veces que mi tía Da Vinci me hizo suyo.
  —Por favor Akita no le digas a mi esposo que estoy preñada, claro si no quieres que te quite la piel —dijo Leslie amenazandolo.
—pero mi piel es muy difícil de quitar —respondió Johan. 
—Jajaja para la tecnología de mis experimentos no lo es —dijo Leslie con una sonrisa.
—Bueno eso no lo quiero averiguar —dijo Johan sorprendido.
La verdad es que Las máquinas que nos quita la piel usan láser para removerla y no dañar la piel del animal, por eso a Leslie no le faltaron las ganas de matar a Johan, por otro lado yo me estaba divirtiendo en la cárcel o mejor dicho en la perrera, lo se tan rápido me hice popular entre los criminales, pero que les puedo decir soy el sociópata, nadie en prisión podía dejarme en paz por ser un asesino, ellos intentaban cualquier cosa contra mi, sin embargo, yo era más listo de lo que parecía y es que  intentaban hacerme daño pero yo lograba matarlos, una de las cosas que leslie me enseñó es a usar mi soplo de muerte, este es una especia de humo que hace que entra al cuerpo del ser vivo para volverlo polvo o cenizas como sea el punto es que los canes policías me tenían miedo al ver que mataba criminales sin tocarlos, en casa Leslie y el peluche… digo Johan estaban viendo lo que mi juicio ante todos los canes de Camden, la verdad me importaba muy poco que los familiares de los muertos, pero yo no era para todos, el mundo creía que podía hacer conmigo lo que quisiera, sin embargo yo era más feliz siendo yo.
—Bueno para nada que no pueden hacer nada para evitar que yo escape de esta prisión jajaja —le dijo al guardia de seguridad.
Como muchos saben, yo suelo ser una mente criminal ante todos por algo siempre puedo cambiar el color de mi piel, volví a ser el dálmata dorado, esto no le gusto mucho por de un momento para el otro desaparecí de las cámaras de seguridad, Estaba libre por toda la comisaría, Esto le daba miedo al guardia de seguridad.
       —Porque acepté este trabajo —se lamentaba el guardia de seguridad al no verme.
Yo estaba afuera de mi celda para ir a ver al guardia y después matarlo, fue divertido, solo que no soy un asesino normal tenía hambre y quería comer algo exotico, que mejor que un guardia de seguridad humano. Tal vez si hubiera salido de prisión y a verme comprado una pizza o algo mas quizas fuera diferente mi energía, pero no yo me comí al guardia de seguridad, sus gritos de horror se podían escuchar en toda la perrera, pero nadie podía escucharlo, la verdad siendo sincero puedo llegar a hacer muy imbécil, pero ya me conocen yo siempre buscaré la manera de autodestruirme.
Se que para ustedes no es algo agradable pero nunca me voy a perdonar por todo lo que me pasa en la vida pero ahora se que debo aceptarme a mí mismo como lo que soy un dálmata dorado, en fin, deje lo que no me gustaba de la carne el guardia.
—Eso fue un festín —dijo satisfecho y manchado en Sangre de mi víctima.
Al día siguiente. Los empleados de la perrera no vieron al guardia de seguridad, esto se les hizo extraño. Pero la sorpresa que se llevaron al ver que él estaba muerto y totalmente desolado, sé que no debí pero me dio hambre y sin chocolate créanme que me como cualquier cosa, suelo evitar las groserías ya que cierto "amigo" mío puede darme una barra de jabón en mi hocico.
—¿tuviste algo que ver? —me preguntó uno de los perros encerrados.
—Así es, y no sólo eso ya que yo soy un asesino muy ágil nadie pudo atraparme y no lo harán jajaja —le respondí sádicamente.
El perro me miró con miedo, no le gustó la manera en la que me reía. Suelo reír como todo un psicópata pero no le doy cabida a eso.
Bueno a veces si le doy cabida, pero soy lo que soy un dálmata dorado que siempre será un villano ante la sociedad humana jajaja, por otro lado Johan y Leslie fueron a ver lo de mi Juicio para ver quién sería mi abogado, por desgracia no tenía uno.

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