Capítulo 33
Saiki estaba cansado mentalmente, como siempre. Había lidiado con sus autodenominados amigos, con otros, y hasta con su familia.
Ese día, Teruhashi había decidido que quería tener clases de cocina con su madre, de nuevo.
Santo Cielo, denme un respiro.
A veces no sabía dónde esconderse, en realidad, podría hacerlo en una selva amazónica o una isla aún no descubierta.
Podría irse al triángulo de las Bermudas.
Pero, diría que su única ancla para quedarse en su fachada de chico normal era su propia persona, por no mencionar que preocuparía a su madre.
Es como si ella tuviera un radar que le permite saber si se fue a otro continente.
Además, podría ser un psíquico al que no le importe la mayoría, pero, su madre no era parte de esa mayoría.
Suspiró con desesperación.
¿A donde puede ir?
Era un día miércoles, y según sus estadísticas, ese era el día en que el parque era menos transitado.
Kusuo analizó la situación en la que estaba, debía escapar sin molestar a su madre.
Se acercó a la puerta, decidió que le informaría telepáticamente a su madre que saldría, hasta que una dulce voz lo detuvo.
—¿A dónde vas Saiki? —Teruhashi estaba a dos metros de él, con su madre detrás.
«¿A dónde vas? Se supone que tienes que quedarte para que puedas sorprenderte con mis habilidades de cocina»
Kusuo se dirigió a su madre, quien también lo veía curiosa.
—Saldré por unas horas, así pueden sorprenderme.
La emoción en su madre se hizo notar.
—Vuelve en dos horas, la comida estará lista —sonrió mientas llamaba a Teruhashi.
«¿No lo detendrá? Bueno, supongo que así será aún más sorprendente»
Ella la siguió con una leve sonrisa, mientras observó cómo Kusuo salía de casa.
☕
El parque estaba justo como lo había predicho, no habían suficientes personas como para molestarlo más de lo usual.
Si todo salía bien, podría estar ahí las dos horas sin ser molestado.
Pero nadie vino a ver eso.
Escuchó unos pensamientos extraños, pensamientos revueltos y sentía que la persona que los tenía se culpaba así misma.
Uso su clarividencia para descubrir quién interrumpía su descanso.
¿Por qué el mundo me odia?
Se preguntó al ver a Koemi quien estaba buscando algo.
Trató de ignorarla, hasta que su oído pudo captar un suave sollozo.
¿Está llorando?
Ignórala, Kusuo. Se repetía a si mismo.
Hasta que hubo un momento en el que simplemente no pudo.
Es como Yuuta cuando llora.
Antes de acercarse a ella, debía cambiar su aspecto.
No podía ser su aspecto normal, los haría más cercanos.
Tampoco podía usar un aspecto de un extraño, podría asustarla.
Luego de meditarlo, decidió usar su apariencia como Yasuo Harada, cambiando su cabello rosa por el color azul.
Se acercó a ella con cuidado y llamó su atención.
—Oye.
Ella levantó la vista alarmada, rápidamente limpió sus ojos que estaban como un mar a punto de tener un tsunami.
—Hola, Harada —ella se levantó con las mejillas y nariz sonrojadas.
—¿Qué estás haciendo?
—Yo —ella bajó la mirada unos segundos —verás, estaba dando un paseo, pero, pasó alguien corriendo y chocó conmigo.
El rostro de la chica en verdad parecía afligido. Su tono de voz revelaba lo preocupada que estaba.
—Me levanté, pero después de unos minutos, noté que mi collar no estaba —mientras hablaba, sus ojos brillaban por las pequeñas lágrimas acumuladas.
Kusuo solo la escuchó atento.
¿Tanto alboroto por un collar?
Pensaba en solo desearle suerte e irse, pero lo que dijo, lo hizo sentir raro.
—El collar era de mi abuela—ella lo miró directamente a los ojos —Es muy importante para mí.
Kusuo la miró por unos segundos, y luego comenzó a rebuscar entre unos arbustos cercanos.
—¿Cómo es el collar?
Ella lo observó, una sonrisa comenzaba a formarse en su rostro.
—Es un collar de cuerda, tiene una perla.
Kusuo y Koemi estaban buscando el collar, entre arbustos y bajo las bancas del parque.
En un momento, Kusuo le dió la espalda a Koemi y uso su clarividencia para buscar el collar.
Lo encontró en manos de un hombre.
Al parecer su supuesto "choqué contra alguien" fue solo la estrategia de un robo.
Su plan fue usar su técnica de cambiar un objeto por otro del mismo valor.
Fingió que miraba detrás de un arbusto y realizó el intercambio, de un momento a otro, el collar apareció en su mano.
Mientras tanto, al ladrón le cayeron algunos platos de comida en el cuerpo.
El collar valía lo mismo que una lujosa cena en un restaurante.
Que desperdicio.
Saiki se alejó del arbusto, girando en dirección a la chica.
—Lo encontré.
Koemi se acercó a él rápidamente, con una sonrisa en su rostro.
—¿De verdad? Déjame ver —Kusuo le mostró el collar. Él no supo explicar cómo su sonrisa se hizo aún más grande de lo que ya era.
—¡Lo encontraste! —tenía unas intensas ganas de abrazar al chico, pero no lo hizo, creyó que quizá eso lo haría sentir incómodo.
Tomó el collar y se lo puso en el cuello.
—¿Cómo puedo agradecerte?
—No fue nada —él pensaba irse, ese era su plan inicial, pero la voz de Koemi lo detuvo nuevamente.
—Claro que si, encontraste algo muy preciado para mí, debo agradecerte de alguna forma.
Ella lo pensó unos segundos, luego volvió a mirarlo a los ojos.
—¿Está bien si te invito a comer algo?
Kusuo iba a rechazarla, quería disfrutar sus últimos 90 libres.
—¿Te gustan las crepes?
Quizá...
—Si.
—Por favor, déjame invitarte.
Así, Kusuo siguió a Koemi, en busca de un puesto de crepes.
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Sigo feliz por el cumpleaños del libro.
Ojalá les guste lo que viene. Especialmente la segunda parte de este capítulo.
Debo sobrevivir dos meses más con mis tareas ahhh.
Mañana estaré muy ocupada, help.
Dinámica: Ya vimos lo salado, toca lo dulce. ¿Cuál es el platillo típico de su país favorito? En patillos dulces.
Los míos serían el mole y el manjar.
Aunque el chilacayote con panela también es de mis favoritos por el valor sentimental.
Quizá les resulte tedioso leer estas preguntas, pero a mí se me hace muy interesante conocer un poco de sus gustos, pido perdón.
En fin, gracias por votar y comentar.
Cuídense y sonrían ♡
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