Capítulo 28
—¿Tienes una cita?
—Shhhhh.
Koemi trataba de que su amiga no levantara la voz.
—Si, también fue sorpresivo para mí.
El contexto de esta situación era simple; un chico había invitado a salir a Koemi.
—¿Quién es?
—Es un chico de la clase 1.
—Ohh —Mera estaba sentada junto a ella mientras comía su arroz.
—¿Crees que debo ir?
—¡Claro! Es una linda oportunidad de conocer a un chico.
El sonrojo en su rostro era bastante notorio, era evidente su nerviosismo por la situación.
Era la primera vez que la invitaban a salir.
—¡Estás muy linda! —Mera estaba sentada en la cama de Koemi, le prometió que la ayudaría a arreglarse para su cita.
—¿Tú crees? —dijo mientras trataba de alisar una arruga inexistente en su ropa.
—Estoy segura, ¡Te ves adorable!
Ella sonrió con un ligero sonrojo en sus mejillas.
Ambas bajaron al primer piso, ahí estaba su madre.
—¿Ya te irás? —Su madre la veía desde la cocina.
—Si, vuelvo pronto.
—Nos vemos señora Hirai —Chisato hizo una pequeña reverencia como despedida.
—Hasta pronto, tengan cuidado.
—¡Si!
Ambas salieron de la casa, Koemi acompañó a Chisato antes de ir al lugar en donde se encontraría con el chico, Mera le deseo suerte, y eso era lo que necesitaba.
Caminó unas cuadras más antes de poder divisar aquella cabellera rubia del chico que la invitó a salir.
—Hola Hirai -la saludo con una sonrisa —me alegra que hayas aceptado venir.
—Gracias por invitarme —sus mejillas delataban lo apenada que ella estaba.
—¿Vamos?
—Si —ella caminó unos cuantos pasos al lado del chico, hasta que paro y dió una mirada hacia atrás, observando que la calle estaba completamente vacía.
—¿Sucede algo? —él la miraba con curiosidad.
—¿Eh? No, sólo tenía el presentimiento de que me estaban siguiendo, pero no es nadie —volvió su mirada al frente y siguió caminando al lado del chico.
Santo Cielo.
Oh, la chica no tenía solo un simple "presentimiento". Claro que no, en realidad alguien si la seguía.
Saiki siguió caminando tranquilamente gracias a su invisibilidad.
No, no la seguía a ella. Simplemente iba a comprar gelatina de café y no quería que esa chica lo viera.
No quería más problemas.
Casualmente, la pareja y el chico iban en la misma dirección y por ende, Saiki podía escuchar todo lo que esos dos decían o pensaban.
Sabía exactamente a donde irían, y él se dirigía al mismo lugar.
Un centro comercial.
Su invisibilidad había terminado, ahora usaba su hipnosis. Luego de haber comprado sus gelatinas, no pudo evitar usar su clarividencia para ver dónde estaba aquella pareja.
Sólo era simple curiosidad.
Ellos estaban en un pequeño café mientras hablaban animadamente.
Quizá puedo comer una rebanada de pastel antes de irme.
Caminó tranquilamente hasta llegar al mismo lugar que ellos, ordenando un trozo de pastel de fresa y un café.
Fue una coincidencia que Koemi hubiese pedido lo mismo.
Seguía escuchando su conversación, no es como si quisiese, es sólo que no podía evitar ser un psíquico.
—Dime, ¿Cuál es tu animal favorito?
—Los elefantes me parecen muy lindos —respondió luego de haber bebido un sorbo de su café.
—Oh, a mí me asustan un poco —respondió con tono avergonzado el chico rubio.
¿Te asusta un elefante? Que tipo de chico la invitó a salir.
—Es una lástima.
Ambos siguieron hablando, e inconscientemente Kusuo respondía a algunas preguntas.
—Hirai, ¿Cuál es tu color favorito?
El azul.
—El azul.
—Oh, también me gusta el azul.
Es mentira, acabas de pensar que te gusta el rojo.
—¿En serio? Que alegría.
—Dime, ¿Que te gusta?
La lluvia y el café, ella es algo cliché.
—La lluvia y el café —respondió con una sonrisa —¿y a ti? ¿Te gusta la lluvia?
—En realidad no, no me gusta mojarme y en especial los zapatos.
Siguieron conversando, se conocieron un poco más, aunque en algunos casos, Kusuo escuchaba como Koemi era totalmente sincera, mientras que él le decía una que otra mentira.
¿Quería impresionarla? Que rara forma de hacerlo, realmente no entendía cómo funcionaba el amor.
Pensaba en si debía ayudarlo, como lo hizo con Takeru, quizá así Koemi se mantendría lejos de él.
Aunque pensándolo bien, su ayuda no funcionaría si el chico arruinaba su imagen tal como lo hizo Takeru con Yumehara.
Así que decidió no intervenir.
Al final del día, Kusuo regresó a casa, justo ahora estaba en su habitación.
Pero una curiosidad se mantenía en su mente, como si fuera una molesta espina.
Suspiró antes de usar su clarividencia una vez más, buscando a los dos adolescentes.
Ah, ahí están.
Ambos se despedían, parados frente a la casa de la chica, uno frente al otro.
—Gracias por invitarme, fue agradable estar contigo —ella le sonreía con dulzura, una dulzura que llegaba a empalagar a Kusuo.
—Gracias por aceptar —él se acercó a ella, solamente para admirarla más de cerca.
Olvidemos que esa acción causó un leve sobresalto en Kusuo.
—Nos vemos pronto —luego de decir eso, el chico se fue.
Koemi entró a casa con una sonrisa, saludando a sus padres.
Mientras, Saiki permanecía recostado en la silla de su habitación.
Kusuo lo sabía, sabía que esa chica no veía más que una amistad con aquel chico rubio.
Quizá sí debí ayudarlo.
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Espero les haya gustado, ya se viene lo potente bandaaa 🤠
En fin, cuéntenme, ¿si les gusta la historia? 😔
Perdón soy insegura jaja 😔
Por cierto, vuelvo y comento, me cree una cuenta en instagram para mis dibujos no tan buenos y no tan malos, digo por si les gustan y quieren seguirme <3
Estoy como @lyci_bluu
Eso es todo, gracias por leer, ¡Cuídense y sonrían!
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