Capítulo 25
Saiki estaba teniendo un sábado tranquilo.
Demasiado tranquilo.
El de cabellos rosados apartó la vista del manga que estaba leyendo y miró a su al rededor, observando el ambiente, como si estuviera presintiendo algo.
Sus ojos seguían observando la sala de su casa, como dos escáners, finalmente, el chico dejó salir un suspiro y volvió a mirar su manga.
Cuándo justo en ese instante, alguien se asomó para hablarle.
—¡Ku! ¡Ya llegó la madre de Yuuta!
Ah, era eso.
Luego de que su madre anunciara la llegada de sus vecinos, como por arte de magia, un pequeño ser entró corriendo para abalanzarse sobre él.
—¡Hombre Sidra Ciborg versión dos! ¡Te extrañé mucho! —gritó el pequeño niño mientras abrazaba al contrario —¡Bebí mucha Sidra antes de venir para tener mucha energía!
Kusuo solo observaba como el niño se aferraba a su brazo al igual que observaba toda su tranquilidad irse por la borda.
Había olvidado por completo que ese día sería el niñero de Yuuta.
—Espero no molestarlos, Yuuta no quería que contratara a otra niñera —la madre del pequeño sonreía nerviosamente.
—No te preocupes, estoy segura que Kusuo lo cuidará muy bien —la madre del psíquico había aceptado, de nuevo, a que su hijo fuera un niñero mientras que ellas salían, sin consultarle, de nuevo.
Ambas mujeres se despidieron de sus hijos, pidiendo que se portaran bien.
—¿Que estás leyendo? —el niño agarró el manga que él leía hace unos momentos, antes de que su paz fuera arrebatada —Esto se ve muy aburrido, ni siquiera tiene colores —el niño sostenía el manga desde una página, sosteniéndolo en el aire.
Ni si quiera lo pienses.
Pero él lo hizo, sus ojos se iluminaron ante lo que para él, era una genial idea.
—¿Puedo colorearlo?
Rápidamente, Saiki teletransportó una cinta del Hombre Sidra y se la mostró al pequeño.
—¡Eso es mucho mejor! —corrió para tomar la cinta entre sus pequeñas manos para ponerla en el reproductor, tirando el manga en el proceso.
Saiki recogió el manga para ponerlo en un lugar seguro, lejos de crayones.
Aunque pensándolo bien, el podría haber quitado los colores luego, o simplemente dejarlo así, pero, eso sería un trabajo extra y el no quería tener más de eso.
Además, ¿A quién le gusta que coloreen su manga?
El pequeño niño miraba con total asombro las hazañas de su Héroe, mientras hacía una que otra pregunta al Psíquico como si él fuera el Hombre Sidra, lo cuál era lo que el pequeño creía realmente.
—Estoy aburrido —se giró para ver al mayor.
—¿Tan pronto?
—¿Podemos salir?
Kusuo aceptó, no quería que el pequeño comenzara a llorar.
—¡Vamos! —el pequeño tomaba de la mano a Kusuo, guiándolo a quien sabe dónde.
Él simplemente caminaba, a veces tenía que agacharse a causa de que Yuuta corría aún sostenido de su mano.
—¡Mira esos juguetes! —el niño apegaba su rostro a las vitrinas de los establecimientos, haciendo que sus mejillas lucieran graciosas.
—No hagas eso.
De un momento a otro, el niño paró.
—Tengo hambre.
Saiki lo miró por un instante, sabía exactamente a donde ir.
Ambos caminaron tomados de la mano, ahora siendo guiados por el mayor.
Cuando faltaban unos pocos metros para llegar al Café Mami, escuchó como alguien tarareaba una canción. Dudó un poco en entrar, pero el pequeño ya había visto el café así que no podía llevarlo a otro.
Ambos entraron al local, tomaron asiento mientras que el de cabello verdoso comenzaba a decir lo que quería mientras agitaba el brazo de su niñero.
—¡Quiero pastel de fresa! ¡Con crema!
Una mesera no tardó en aparecer.
—¡Yuuta! —la chica de ojos castaños se mostraba emocionada por ver al pequeño, al igual que él.
—¡Koemi! —el pequeño pasó por encima del chico que lo acompañaba para poder abrazar a la chica, ambos con sus mejillas del color de las fresas.
Saiki los observaba mientras se preguntaba cuando se habían tomado el cariño que parecían tener.
Es cierto, ella le dió un dulce.
—No sabía que estabas aquí, debí saberlo, el Hombre Sidra Ciborg versión dos es tu amigo después de todo —la chica solo lo observó mientras sonreía, el pequeño de verdad le agradaba.
Y a mi también me dió uno.
—¿Que deseaban? —preguntó mientras soltaba al pequeño.
—¡Pastel! De fresa y crema por favor.
—Pastel de fresas y crema, además de una gelatina de café ¿No?
Por fin, Saiki dejó de ser ignorado, asintiendo a lo que la chica había propuesto.
—Ya vengo.
Pasados unos minutos, ella regresó entregando una rebanada de pastel y una gelatina de café junto a una linda sonrisa.
—Que lo disfruten.
—¡Claro que lo haré!
Haremos.
La chica se alejó para seguir con su trabajo, mientras los chicos comenzaban a degustar sus postres.
Saiki gozaba de cada bocado mientras escuchaba como Yuuta decía lo delicioso que estaba el pastel.
Aunque algo llamó su atención, unas risas suprimidas.
Giró su cabeza a la derecha y observó cómo dos chicas reían, tratando de no hacer demasiado ruido.
Eran Koemi y Chisato, la primera reía por ver cómo su amiga trataba de disimular sus infladas mejillas llenas de comida mientras negaba haber comido esa misma.
La observó por unos largos segundos, hasta que ella giró su cabeza al igual que él, como si hubiera sentido que alguien la miraba.
Sus miradas chocaron, él sin saber cómo reaccionar, pero siempre mostrando su serena expresión.
Al contrario, ella le sonrió y luego volvió su mirada a Mera.
El parpadeó un par de veces, sintiendo como la gelatina de café se revolvía en su estómago.
Quizá fue demasiado dulce por hoy.
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A veces me dan ganas de borrar la historia y volver a escribirla djjs pero tengo la esperanza de que mejorará en los siguientes capítulos jdjsj 😔👊🏽
Bueno, lamento la demora y espero les gusten los siguientes capítulos ✨
Hasta la próxima, bye. 🤠
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