Capítulo 24
No puede ser.
A estas alturas, Saiki no podía dar vuelta atrás.
¿Cómo me metí en esto?
Se pregunta constantemente mientras camina al lado de una chica un poco más baja que él. Los pensamientos de ella son un poco confusos, pero siempre sonríe con educación a las personas que caminan cerca de ella.
¿Que cómo habían llegado hasta allí? Es bastante simple en realidad.
Hace unas horas.
—¡Saiki! Si te esfuerzas, sé que podrás hacer mi entrenamiento personal.
—Estoy ocupado.
—¡Oh! Podrías hacer ejercicio mientras haces lo que tengas que hacer.
—No lo creo.
Caminó un poco, salir, sólo eso quería, salir de ahí.
—¡Saiki! ¡Descubrí un-
—Estoy ocupado.
—¡Oh! D-descuida puedo mostrarte otro día.
Avanzó un poco más.
—¡Saiki! ¡Saiki! ¡Ayuda!
Ni si quiera contestó.
—¡Compañero!
—No.
Ahí estaba, la salida cada vez se veía más cerca.
—¿Saiki?
O más lejos.
Teruhashi dió la vuelta al lugar en donde estaba el puesto de zapatos, buscando lo que ella creía era la silueta de Saiki.
«Que extraño, en verdad creí haber visto a Saiki, ¿Estaré tan enamorada de él para imaginarlo en cualquier lugar»
Ella sujetaba su sonrojado rostro entre sus delicadas manos.
En realidad no.
Con ayuda de su invisibilidad, tomó sus zapatos y se los puso, cuando intentó teletransportarse a casa, Toritsuka apareció de la nada tocando su hombro.
El rostro del chico era un verdadero espectáculo.
Sentía un desagradable deja vú.
Luego de reacomodarle las ideas a Toritsuka, y sin opción alguna, caminó a casa.
Claro que, ese no era el fin de sus problemas.
Mágicamente, o por lo que sea que haya pasado, todos, absolutamente todos, aparecieron frente a él, solamente la carretera los separaba.
—¿Ese chico de allá es Saiki? —preguntó la chica de cabello corto, señalando hacia delante, haciendo que todos miraran hacia ese lugar.
Un autobús, uno muy largo, pasó frente a ellos, deteniéndose por el semáforo que marcaba el color rojo.
Saiki estaba acorralado, claro que no quería iniciar una nueva "aventura desastrosa" como él solía llamarlas cada vez que hacía más de una actividad con esos chicos.
Y de pronto, escuchó música.
No pue... Esperen.
Lo analizó, esa podría ser su única salida.
Rápidamente, cambió su semblante, su cabello rosa ya no estaba, siendo reemplazado por un cabello azul, sus antenas ahora eran dos dijes que colgaban de una pulsera, y sus anteojos ya no estaban. Las personas casi no se percataron de este radical cambio, y si lo hicieron, su control mental lo resolvería.
Era una ventaja poseer otro semblante, uno que casi nadie conocía.
Simplemente, esperaba el momento oportuno para cambiar la imagen de la chica.
Mientras que Saiki hacia todo un plan maestro para pasar desapercibido, Koemi caminaba tranquilamente hacia una tienda, planeaba comprar un nuevo bálsamo para intentar ayudar a sus resecos labios, a petición de su madre.
Al levantar la mirada para ver la carretera, reconoció al instante el tono azul que se asomaba entre algunas personas, casi sin pensarlo, se dirigió a él.
Eso es, muerde el anzuelo.
—¿Harada? —ella se acercó a él con timidez, no sabía si al chico le agradaría que ella lo saludara.
Pues ella era más tímida de lo que aparentaba.
El chico giró a verla y sonrió levemente, estaba haciendo un gran esfuerzo por cumplir su papel como Yasuo Harada.
—Hola, que alegría verte de nuevo —ella también le sonrió.
Justo a tiempo, el semáforo cambio a verde, haciendo que el autobús avanzara, revelando a todos los chicos que esperaban ansiosos para ver si en verdad se trataba de Saiki. Pero solo pudieron observar a un chico de cabello azul y a una chica con el cabello negro.
Asumieron que solamente fue un error. Bueno, casi todos.
«¿Estoy tan enamorada de Saiki para imaginarlo en cualquier lugar?»
Se preguntaba la chica de cabello corto.
No.
Ambos chicos pasaron desapercibidos por los otros seis chicos.
Saiki sintió como un enorme problema desaparecía mientras que otro nuevo y más grande empezaba a formarse.
—¿Tú también vienes a aquí? —la voz de la chica lo sacó de sus pensamientos, al volver a la realidad, observó una tienda.
¿Qué?
Parecía que sus pies tuvieron vida propia, pues lo que único que había hecho era seguir a la chica.
—¿También vienes de compras? —preguntó suavemente.
Él observó la tienda brevemente, encontrando un letrero que ofrecía gelatinas de café a un precio fuera de este mundo.
El chico asintió rápidamente, entrando junto a ella.
Mientras que ella veía los diferentes sabores y formas de bálsamos labiales, Kusuo trataba de decidir cuantas gelatinas de café llevar. Sin prestar atención, Koemi se acercó a él.
«Al parecer Saiki no es el único al que le encantan las gelatinas de café, con razón se llevan muy bien»
Saiki tomó al rededor de siete gelatinas, y luego se dirigió a pagar, siendo seguido por la chica.
Miró disimuladamente lo que tenía la chica en manos, un bálsamo cuyo envase tenía la forma de un gato, un gato muy gordo.
Ella esperó pacientemente a que Saiki terminara de hacer sus compras, pero algo pasó, al chico le faltaba dinero.
¿Cómo pasó esto? Hice perfectamente los cálculos.
Hasta que vió un letrero que había ignorado.
“La oferta es válida en 6 unidades o menos”
Que ridiculez.
Al intentar regresar algunas gelatinas, una idea que odiaba bastante, la chica intercedió.
—N-no se preocupe, aquí está lo que falta —ella amablemente, pagó lo que le faltaba.
Luego, ella pagó su compra, siendo observada por Saiki, quien no sabía cómo reaccionar. No sabía si su orgullo de psíquico estaba herido o si debió haber evitado que una chica pagara lo suyo por modales.
Que diría mamá.
Lo menos que podía hacer ahora, era esperarla.
Al terminar, ambos caminaron en silencio hacia sus hogares, con un simple "gracias" y una sonrisa acompañada de un "no fue nada" de por medio.
Capítulo "largo" oh yeah.
Como sea, espero les haya gustado y gracias por esperar 😔✌🏽
No es fácil trabajar en una tienda y querer actualizar constantemente 😂
Eso es todo, subiré un capítulo lo más pronto que pueda, cuídense ♡
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