Capítulo 21

—¡Está despertando!

Chisato gritó para que los que estaban a cargo de auxiliar a las personas en la playa voltearan a verla.

Koemi se había desmayado durante el accidente, justo ahora se encontraba recostada en una camilla.

Se despertó confundida, aunque luego de ver a Chisato recordó todo lo que había pasado.

«Rayos»

Se levantó despacio para poder quedar sentada.

—¡¿Por qué hiciste eso!? ¡Sabes que no puedes nadar! —Chisato estaba alterada, y no era para menos, su mejor amiga casi muere ahogada.

—Estoy bien, calma Chisato —al instante, Chisato la abrazó con fuerza, pues tuvo miedo, tuvo miedo de que ese fuera el último día que vería la sonrisa de su amiga, y eso, era algo que no podría soportar.

—¡No vuelvas a hacer eso! —aún seguía aferrada a Koemi, ésta también la abrazó, se sentía culpable por haber hecho preocupar a Chisato.

—No lo haré —respondió mientras que Chisato se alejó de ella.

—¿Segura que estás bien? —Koemi asintió sonriendo.

Chisato sabía que ella mentía, la conocía bien, tanto para saber que a veces ella sonreía para no preocupar a los demás, pues se sentía egoísta.

Porque a Koemi no le agradan demasiado las personas que se preocupan solo por ellas mismas.

—Quisiera un poco de piña —soltó de repente y con un gesto de hambre.

—También yo —respondió de igual manera la chica de anteojos.

Ambas comenzaron a reír.

—¡Hey! ¿Ya te sientes mejor?

Hairo entró a la pequeña habitación donde se encontraba, Koemi lo miró con curiosidad.

—¿Tú eres el delegado de la clase tres?

—¡Si! —el de cabellos rojizos hizo una perfecta reverencia —Me llamo Hairo Kineshi, un placer conocerte.

—Mi nombre es Hirai Koemi, el placer es mío.

—Hairo fue el que te salvó —al escuchar eso, su cara se calentó, dejando ver sus mejillas ligeramente rosadas.

—¡Muchas gracias por salvarme! —Koemi intentó hacer una reverencia mientras seguía sentada en la camilla —lamento haber causado problemas a ustedes.

—No fue nada, pero debes tener mucho cuidado, el agua es muy peligrosa y más aún si no sabes nadar —la advirtió antes de cerrar su puño y hablar con determinación —Pero si te esfuerzas ¡Estoy seguro de que aprenderás a nadar!

—Gracias por tu apoyo —habló con una sonrisa, Hairo parecía un buen chico.

«Te acaba de salvar la vida Koemi»

Pasaron unos minutos desde que el señor Matzusaki regresó a la playa, Chisato se quedó a mi lado. Luego de unos minutos, algunos de mis amigos vinieron a verme.

Luego de una larga súplica, el señor Matzusaki me dejó volver a la playa, quería disfrutar los últimos minutos que me quedaban en la playa, pero está vez, lo haría con prudencia, no quiero arruinar la diversión de nuevo.

Luego de esa parada, todos volvieron al hotel. Aunque Koemi tenía otros planes.

Saiki se dió cuenta de su ausencia pues no escuchaba ningún pensamiento suyo, y con pensamiento se refería a música, melodías o cosas parecidas. No iba a buscarla, no se involucraría.

No.

...

"Rayos" pensó antes de usar su clarividencia para hallar a la chica. No lo mal entiendan, lo hacía para no repetir un accidente como el de Teruhashi, no volvería a cumplir caprichos.

La buscó en el área hasta que la encontró, realmente, no esperaba verla en ese lugar, un cementerio.
Observó al señor Matzusaki en la entrada, suponía que había ido para acompañarla.

¿Que hace?

Siguió observando hasta que vió como Hirai paraba justo en medio de dos lápidas, seguía concentrado en sus movimientos hasta que la escuchó cantar.

Una suave melodía que parecía demostrar un sentimiento de nostalgia y melancolía, embelesado con su voz no notó como Toritsuka se acercaba a él hasta que lo tomó del hombro.

—¡Saiki! ¿¡Qué te pasa!? ¡Asustas a los fantasmas!

El chico giró abruptamente y regresó sus ojos a la normalidad, frotó sus ojos antes de tomar a Toritsuka por el cuello de su camisa.

—O-oye, tranquilo, no sabía que acosabas a alguien.

No estaba acosando.

Como digas —dijo mirando hacia otro lado con desinterés.

Saiki lo miró un segundo, luego volvió a usar su clarividencia, Koemi seguía ahí, pero ahora, estaba sentada mientras cubría su rostro.
Desactivó su clarividencia para mirar de nuevo a Toritsuka.

—¿Qué?

Y sin mediar palabra, Saiki teletransportó a Toritsuka hacia el cementerio donde se encontraba Koemi.

—¡Sai-

Cállate y cálmate.

«¿¡Cómo pretendes que me calme si me teletransportas a un cementerio sin decir nada!?»

Mira a tu izquierda.

El chico giró su vista hacia la dirección que le habían indicado, encontrando a una chica sentada.

Toritsuka se sobresaltó al mismo tiempo en el que sus mejillas se tornaban rojizas, aunque luego de unos segundos, pudo reconocer a la chica.

—¿Hirai?

La chica giró su cabeza para ver al de cabello morado, sorprendiéndose.

—¿Toritsuka? ¿Qué haces aquí? —preguntó suavemente.

—Ah, yo sólo paseaba por aquí —sonrió con nerviosismo mientras posaba su mano detrás de su cabeza —Verás, el señor Matzusaki también me autorizó venir aquí, ya sabes, por los fantasmas y eso—dijo luego de escuchar la voz de Saiki quién le explicó lo del señor Matzusaki.

—Oh, entiendo.

Ambos permanecieron en silencio hasta que el chico volvió a hablar.

—Y... ¿Tú que haces aquí? —la chica giró a verlo un segundo, luego regresó su vista a las lápidas.

—Vine a visitar a mis abuelos.

Luego de esa oración, Toritsuka comprendió todo.

«Entonces, ellos son los dos fantasmas que la siguen»

—Lo lamento.

—No te preocupes.

—¿Por qué lo hiciste? —Koemi suspiró.

—¿Por qué entré al agua si no sabía nadar?

El chico la observó, atento a su respuesta. Ella aún miraba las lápidas.

—Mi abuelo falleció mientras los visitábamos, al día siguiente, decidimos mudarnos para cuidar de mi abuela, a ella le encantaba la playa. Yo quise aprender a nadar, pero ella murió antes de poder verme haciéndolo —Koemi sollozaba con suavidad.

Toritsuka la observó, sabía muy bien lo que ella sentía, él también había perdido a sus abuelos y tendría que vivir con el hecho de poder verlos y no poder abrazarlos.

—Sonreír.

—¿Qué? —preguntó mientras limpiaba algunas lágrimas de su mejilla.

—Tu nombre, significa sonreír ¿Verdad? —ella asintió —A puesto a que ellos no querrían verte llorar.

Kusuo estaba sorprendido de lo bien que Toritsuka había controlado la situación.

La respiración de Koemi fue calmándose poco a poco, recordando como sus abuelos le decían que su sonrisa era como una estrella que iluminaba su cielo.

Se sentía mejor luego de que su corazón se desahogara por extrañar ese mar de recuerdos.

—Tienes razón —ella sonrió con nostalgia —Gracias, Toritsuka.

Él solamente sonrió.

—¿Volvemos?

Reita reaccionó.

—Llegaré después, ya sabes, cosas de fantasmas y eso —sonrió con nerviosismo antes de adentrarse al cementerio.

—Te veo después.

Ella regresó junto a señor Matzusaki al hotel, se sentía mejor después de esa charla con Reita.

Porque Reita la comprendía.

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Capítulo largo, osi.

Desde aquí empieza lo chido amigos.

Hasta la próxima ♡

Pd: Si tuviera que identificar a Koemi con una persona, sería con Fujita Maiko uwu

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