𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗦𝗘𝗜𝗦 2/3

Gulf va subiendo una cuesta cargando al pesado chico, pero se detiene bajo una sombrilla rojiza de mesa e sillas vacías frente a un restaurante. Le da la espalda al restaurante mirando serio la lluvia que abarca toda la carretera.

—¿Ya llegamos a dónde es?— Mew pregunta alzando la mirada del hombro para tomar un vistazo.

—No, es solo que si continuo bajo esta lluvia contigo, te podrías resfriar — Murmura el felino. El chico unicornio se le queda viendo esperanzado. Tiene las cejas ligeramente alzadas en sumisión. No puede conjetar esa confesión. ¿Podía incluso ser legitima? Parecía una mentira se viese desde dónde se viese.

«¿Se acaba de preocupar por mí?», Aquellos pensamientos de tonado penoso hacen eco en la mentecita del chico unicornio. Su mirada sigue esperanzada a pesar de tener miles de gotas calando por su rostro. Se baja de la espalda del felino para jalar una silla plástica hacia atrás y sentarse en ella.

Gulf jala la silla disponible para atrás. Sienta su trasero ahí mientras observa la lluvia. En ningún momento mira al chico unicornio.

—Ese ladrón al que veremos cuando la lluvia cese, ¿es un hombre de palabra?— Pregunta Mew.

—Puede que luzca como el hombre más atemorizante del planeta, pero es el más sincero de todos. Me ha ayudado mucho en el poco tiempo que lo conozco.

—De acuerdo. Eso es algo bueno.— Concuerda el chico unicornio asintiendo la cabeza repetidas veces antes de mirar la lluvia delante de ellos. Ambos permanecen en un silencio agradable. Ni siquiera deben hablar para sentirse cómodos.

  🐻🦄


En la estación de policía humana, una hermosa chica de cabello castaño ondulado por sus hombros, rostro ovalado pequeño semejante al de una muñeca de porcelana y asiática, empequeñece sus ojos magullando sus delgados labios mientras ve la pantalla de su ordenador.

Ella tiene las imágenes del caso de Ciudad Sombra abiertas; revelan a la madre e primogénito que fueron brutalmente decapitados además de que cortados en trozos.

Como toda mujer de oficina viste una camisa de botones sencilla enrollada en los antebrazos, pantalones de tela crema y tenis. El collar con la tarjeta de identificación cuelga alrededor de su delgado cuello.

Tiene una oficina claro, sin embargo, es una estación pequeña como la de muchos otros policías más. Investigar casos de Ciudad Sombra en la ciudadanía humana era imposible, los lazos entre ambas ciudades nunca han de cruzarse. Pero este desconcertante caso... Muere por investigar en el. Solo que no puede y no porque ella no quiera, sino porque el jefe de su departamento no se lo permitiría.

El sr. Cara de Papa, Paphan, llega de algún pasillo para posar a su lado colocando un latte en el escritorio de la chica. —¿Lo ves? En Ciudad Sombra hay toneladas de casos criminales, pero ninguno como este.— Comenta el oficial entrecerrando sus ojos.

—Algo me dice que este solo será el comienzo de un patrón para el asesino.— La chica se preocupa por igual, llevándose el latte a la boca.

—Pero el jefe de comisaria no nos dejará investigarlo.— Suspira Paphan.

La chica voltea en su silla de cuatro ruedas para quedar frente a él, cruzando una pierna arriba de la otra. —Hay personas en Ciudad Sombra que son víctimas y no tienen ningún tipo de justicia. Si nosotros estuviéramos allí, podríamos crear la diferencia.— Ella sigue aportando opiniones antes de volver a tomar un sorbo del latte.

—¿Vuelven a hablar de Ciudad Sombra?— Ahora aparece una morena de cabello risado por sus hombros. Esta es delgada como una modelo, tiene unos cachetes delgados con un mentón extremadamente puntiagudo, nariz delgada y ojos de arcos naturales.

Viste similar a la otra solo que carga con una libreta entre manos. Ambos la miran pues ella es una mujer de roles más serios: todo debe regirse por la ley. No es de violar leyes jamás lo ha sido.

—Porque si lo hacen: olvídense de eso.— Recalca.

Becky la sentada, rueda los ojos tirando su cabeza hacia atrás. —Pero, es que, ¿ya viste esto? Esto será solo el comienzo de muchos asesinatos más. Estoy segurisíma.

—Concuerdo con ella. Además, Natalie, nadie hará nada contra eso--

Iba recalcando el Sr. Cara de Papa cuando Natalie solo se dobla sobre el escritorio para cerrar la ventana de fotos. —En primer lugar ustedes no deberían estar viendo casos de Ciudad Sombra y en segundo lugar,— Ella mira a Becky a los ojos. Entonces le da un dulce pico en los labios. —mantente fuera de estos asuntos, esposa mía.— Ella le dice antes de retirarse con la espalda tan firme como siempre.

Ambos policías la siguen con la mirada. Becky suspirando entre enamorada y triste. En su dedo anular hay un anillo color vainilla que brilla en todo esplendor anunciando a los aires que ya está tomada.

—Bueno, si sucede un segundo asesinato...— El Sr. Cara de Papas comienza asintiendo la cabeza con determinación. Becky lo mira expectativa. —podríamos investigar tu y yo, Becky.

La sentada comienza a sonreír con sus labios agrandandole el plan del policía.

Estaban dispuestos a investigar para causar una diferencia. Porque no todos en Ciudad Sombra son malos, muchos son como en la ciudad humana; de seguro podían convivir, el gobierno es quién hace la vista larga con eso solo por ser diferentes.

   🐻🦄

  Para la noche, la misma persona encapuchada que peleó con Gulf, está caminando por las calles. Solo que persiguiendo a una chica gato.

La chica-gato parece una modelo con las piernas largas que se carga, sin embargo, viste ropas cotidianas. Viéndose como una chica aburrida aunque bonita. Tiene el cabello pelirrubio recogido en una coleta de caballo.

Ella se detiene a la orilla de una cera pues el poste indica con su letrero que el tren va a pasar.

Como indicado, las vías del tren enfrente se llenan con el mismo. Soltando chispas al igual disparando sonidos desenfrenados de cortes al metal. La chica espera pacientemente.

Aunque ni sus sentidos felinos pueden sentir como la persona encapuchada se detiene tras ella. Viéndose más alta y siniestra en la noche. La persona saca de los bolsillos traseros de su chaqueta un garfio. Lo sujeta fuerte en su puño. Alza este como el ala de un ángel se alzaría al lado de su cuerpo. Lo hace con tanta delicadeza que parece como si estuviera actuando en un escenario Broadway.

Oscila el garfio detrás de ella logrando crear una cortada por el medio de su espalda. La chica arquea su espalda con un grito antes de voltear con miedo. Sus orejas felinas mostrándose al igual su cola. La chica temblorosamente pone un dorso sobre su corte alejándose unos pasos.

La fuerte brisa que trae el tren vuela de lado a lado los mechones que tiene como flequillos.

—¡No! ¡Por favor!— La chica opta por correr. Huir de la escena. Sin embargo, el asesino es más rápido así que le rodea el cuello con un brazo, apegandola a su cuerpo. Ella se retuerce pero tan fácil como despellejar a un cerdo, él apuñala el pecho de ella repetidas veces.

Solo saca y pone el garfio como si nada. La sangre saliendo de los pequeños huecos creados con cada penetración. Ella pega un jadeo en cada uno de ellos. Son tan rápidos que ni tiempo le da de gritar. Solo permanece mirando el cielo con su boca expulsando sangre.

Sus orejas felinas se han bajado indicando la sumisión y tristeza que conlleva en estos momentos.

Él baja sus cinco apuñaladas al estómago para duplicarlas manchando toda la camisa amarilla de la chica con puntos rojos. Ella queda inconsciente ya casi sin vida.

Inmóvil pero no muerta.

Cuando la persona la suelta, ella sobre su pecho con la mirada desviada. La boca ensangrentada.

Él se sienta sobre su pequeño trasero, le alza la cabeza al agarrarla del cabello (todo el cabello) notandose como ella sigue con vida por los débiles respiros que aún le quedan, y él coloca la punta del garfio a un extremo del cuello.

La curva del garfio rodeando mortalmente toda su garganta.

Cuando él tira del garfio es como ver la erupción definitiva de una lava... Solo que de sangre. Aquella carretera rocosa se llena de sangre con otro asesinato más.

🐻

   Cuando escampó Gulf se dirigió al lugar del ladrón con Mew así que horas de eso han pasado pues ya la noche ha acaparado los cielos, y ahora se encuentran sentados en sillas pequeñas frente a una mesa de taller de Perth, el ladrón. Este anda creándole un arma a Mew tal como Gulf le pidió.

A la hora de crear armas se pone un mantel negro por encima de una camisa blanca manga larga ya ensuciada de pintura multicolorida, pantalones negros y botas todoterreno mostazas. Tiene unas gafas negras que lo protegen de chispas por tallar con máquinas el metal de sus armas.

—Entonces le das un arma al chico por si su hermano, que según tú es un asesino, llega a la casa y qué, ¿el chico unicornio lo asesinará?— Pregunta Perth mirándolos a los dos.

—¡Sip!— Gulf concuerda. —Además, ya es hora de que se proteja, en esta Ciudad nunca viene armado. Es un ra--

Ratón entre muchos gatos, sí.— Perth concluye por Gulf. Este lo mira mal por no dejarlo terminar y le da su mejor perfil con un «¡Hmph!».

—Bueno si es así, gracias por el arma, Gulf. Aunque no me creo capaz de dispararle a mi hermano.— Murmura el chico unicornio. —Al menos no en nuestra casa dónde mamá nos podría ver.

Gulf lo mira con sus ojos color menta. —Dios quiera y no suceda nada en tu casa.— Desea, volviéndose a ver sincero. Ya su sinceridad asustaba. Pequeños momentos de ella eran lo que asustaba a Mew; a la vez que lo confundían. En esos momentos el asesino se veía cuerdo, pero hay otros momentos en los que los tornillos se le salen en su totalidad.

—Está terminada.— Anuncia Perth retrocediendo de la obra de arte que le tomó aproximadamente tres horas.

Gulf se pone de pie. Este se mueve a un lado de la mesa con una gigante sonrisa súper emocionado. Toma el rifle entre sus manos mientras Mew tímidamente llega a él.

—Mew ¿Cuál es tu apellido?— Pregunta Gulf con una sonrisa de labios ladina, mirándolo a la cara.

—Suppasit.— Murmura tímido el otro mirándolo a la cara también.

—Oficialmente eres un ratón armado, Suppasit.— Gulf le pone el rifle en el pecho para el otro sostenerla con sus manos. —Podrás defenderte de cualquiera y quién sea.

Mew sujeta el rifle correctamente entonces. Tímidamente voltea hacia enfrente suyo dónde no hay personas solo una sala de estar. Alza el rifle multicolorido de siluetas unicornio, garabatos, con la cabeza del rifle (que es un unicornio azúl de ojos dibujados) teniendo como cuerno el hueco donde dispara las balas.

Cierra un ojo mientras apunta delante suyo con mucha adrenalina y una emoción desconocida en su interior. Incluso sonríe como si pudiese sentir una locura consumirlo. Una locura en su consciente que le llama la atención.

Pero despierta de ese lado oscuro con unos cuantos parpadeos y baja el arma, niega con la cabeza antes de voltear hacia los hombres-gato que lo miran con sonrisas de labios enorgullecidas de la obra de arte.

—Gracias a ambos por el rifle. Me... Asegurare de usarla.

—Es que si no le das uso te mato.— Perth espeta.

—Oh, claro que no. Quién lo matará seré yo. Es mi ratón, lo encontré primero.— Gulf acorta distancias con el humano sin dejar de mirar a Perth.

—¿"Tu" ratón? Oigan, no soy el ratón de nadie.— Mew tartamudea con una sonrisa, pero aunque lo escuchan ninguno responde a eso, Gulf prefiere darle la espalda al ladrón.

—Tienes tu edificio y robaste dinero hoy así que no necesitas dinero, ¡chaito!

Gulf anuncia acercándose a las puertas del lugar.

—¡GULF, NO TE ATREVAS A NO PAGARME!— Le grita Perth.

Una moneda vuela desde la dirección de Gulf a la mesa de taller. Perth la ve con el movimiento de cabeza de un mismo felino y pone dos manos instintivamente sobre la moneda. Aparta las manos para alzarla frente a su rostro con dos dedos y ve que es un mero centavo dorado.

—¡GULF!

—¡Jiji! ¡Y es de chocolate!— Se burla desde la puerta el felino.

—¡ERES UN...!

Perth saca un rifle pegado a la parte baja de la mesa. Apunta a la puerta justo cuando esta es cerrada y dispara con gritos guerreros.

—¡Al suelo!— Gulf le anuncia a Mew sosteniendolo de la espalda. Ambos se tiran al suelo sobre sus codos. Esperando a que las balas en la puerta cesen.

Sus rostros están bien cerca, pero lo que hacen es mirarse sorprendidos antes de reír.

—Oye, no estás llorando.— Cuenta el felino de ojos color menta.

Huh, ¡Es cierto! ¡Ni yo mismo me di cuenta!— Ríe el otro. Eso solo hace reír más al felino. Los disparos cesan así que se ponen de pie.

—Bueno, ve a tu casa. Mañana lo que haremos es que nos encontraremos otra vez en tu casa, si va a tu casa me avisas. Si lo encuentro yo primero, te aviso.

—Bien. Aunque... ¿Cómo nos avisamos? ¿Tienes un teléfono?

—... No. Pero sé donde vives. Entrar por tu ventana es suficiente.

—¿Y si solo entras por la puerta de enfrente como alguien normal y común?

—¿Tengo permitido hacerlo?— Pregunta con ojitos grandes el felino.

—Serás la primera persona que traigo a casa así que es probable que mamá piense que eres un amigo y se va a emocionar.

—Así que no tienes amigos.

—No te burles de mí...

—¡Seré tu primer amigo aunque sea solo por mañana!— Sonríe con sus labios el loquillo. Mew lo vuelve a mirar sorprendido por su radiante actitud. —Puerta principal, de acuerdo, ¡Nos vemos!

—Nos... Vemos...— Mew se despide lentamente con una manita mientras que el otro se da la vuelta para caminar en dirección contraria con las manos dentro de sus bolsillos.

*N/A: 😂😂 Es que Gulf es un loquillo, pero bueno, que tenga buenos comportamientos no significa que estemos a salvo de sus locuras people😱*

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