𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗖𝗨𝗔𝗧𝗥𝗢
Para la mañana, Mew despierta súper feliz estirando sus manos bien para arriba en el aire a medida que se sienta. Abre su boca bien en grande para dar un bostezo. Luego baja sus bracitos abriendo sus soñolientos ojos poco a poco. Su visión aclarando con más detalles a cierta personita sentada en el borde de la ventana. Este jugando con un arma.
-¡WOAH!- Mew pega un brinco en su cama cubriéndose el pecho con la sábana mientras mira aterrorizado al individuo. Gulf lo amenaza con un arma firmemente mientras se dirige a la cama. -Sabes, eres todo un personaje, con todos esos unicornios no pensaría que eres un asesino.
-De qué-- ¿De qué hablas?
-No intentes hacerte el que no sabe nada.- Gulf lo sujeta de la nuca empujándolo para enfrente y aplastando fuertemente su frente con la pistola. Si jala el gatillo le vuela los sesos en este instante. La respiración del chico unicornio se desespera. Este mira para todos lados con sus manos abiertas a los lados de su cabeza. -Te juro que no sé nada. Por favor, ¿qué buscas? Por favor.
Gulf no lo mira con compasión. Solamente se le queda mirando neutral. -Escucha, no me importa si después de que te maté no resultas ser tú, acabaré con quién sea que sea la persona, pero me pasé toda la maldita noche buscando a por tu puta identidad, así que me gustaría mucho que hablarás.- Sonríe alocado. -¿Hablarás?
-¡No soy yo! ¡Lo juro!- Mew presiona sus ojos cerrados. Lágrimas ruedan bajo sus ojos por el miedo. El felino frunce su ceño, asomando su rostro para verlo sin podérselo creer.
-O.M. ¡G! ¿Estás llorando?- Pregunta el felino sin ser capaz de creerlo. Mew comienza a sollozar por el miedo. -Siempre que te veo estás llorando. Das miedo.
-Tú me asustas. Ahora mismo me asustas. ¿Cómo no *Solloza* podría *solloza* tener miedo?- Alarga sus últimas palabras llorando como un bebé.
-Supongo que no eres el asesino.- El felino ladea su boquita a un extremo de su rostro apoyando la mano con pistola sobre uno de sus propios hombros. Toma un vistazo alrededor de la habitación. Mirándolo todo. Entonces sus ojos se fijan en la segunda cama que hay a pasos de esta. Camina hacia esa segunda cama vacía.
-¿Compartes habitación con alguien?- Pregunta el moreno dándose la media vuelta para mirar al chico que llora. Este trata de tranquilizar sus sollozos para mirarlo con los párpados rojos. Se limpia sus lagrimitas con sus manos inhalando sus moquitos en orden de prestarle atención al individuo.
-Mi... Mi hermano.- Dice todo tímido.
-¿Dónde está ahora mismo?
-Escucha, no creo que sea el asesino--
-Pregunté: Dónde. Está. Ahora. Mismo.
El moreno lo vuelve a apuntar a la cabeza con su pistola. Mirándolo mortalmente serio.
-Está en la universidad Laprathong, a unos...- Mew va diciendo cabizbajo cuando el moreno lo interrumpe:
-Nos llevarás.
-¿Qué? No, ¡yo no...!
El chico unicornio cesa sus palabras como un cachorrito al alzar su mirada toparse con la mortal mirada del felino. Este con la pistola retrocedida sobre el hombro.
-no tengo auto.- Comunica el chico unicornio.
-¿Cómo llegas a Ciudad Sombra?
-Autobús.
-Autobús. ¿No te molesta? Esta como, muy poblado de gente, es asfixiante.
-Lo sé ¿no? Es que... Estoy ahorrando para comprarme un auto además de que debo aportar en la casa, ayudar a mi mamá,
-Mjm. Sí. Muy bien.- El individuo felino va asintiendo su cabecita concordando con todo.
-es muy difícil.- Finaliza el amante de unicornios negando con la cabeza.
-Ya. Es de imaginar.- Sigue concordando el moreno hablando de lo más normal con él como si no lo hubiese amenazado con el arma hacen unos minutos. Ambos ríen por un corto lapso de segundos antes de ir disminuyendo sus sonrisas. Se quedan frunciendo el ceño mientras desvían sus miradas. No sabiendo qué es lo que hacen consigo mismos ni por qué se siguen las corrientes. Ya es la segunda vez que se siguen la corriente sin sentido alguno ni con el deber de hacerlo.
-Bueno. Autobús.- Recalca el moreno.
-¡Sí!- Accede el otro poniéndose de pie a toda prisa sin recordar que no viste calzones. Al ponerse de pie quitándose la sábana de encima, la mirada de Gulf espontáneamente pasa de su dotado abdomen a la parte íntima.
Al llegar ahí brinca sus cejitas con una sonrisa de labios traviesa. El amante de unicornios abre su boca en grande siguiendo la mirada del moreno y agarra la sábana. Enrolla toda la sábana alrededor de su cintura para pasar del felino en puntillas con una sonrisa penosa.
-Lo siento. Es que, me bañare, si no tienes mucha prisa.
-Jujum - Ríe con la garganta el moreno volviendo a caminar a él. Mew retrocede por completo plasmando toda su espalda contra la puerta mientras se sujeta a la cerradura de tal con fuerzas. Mirando nervioso al felino. Este estampa una mano al lado de su cabeza, dominante, acorralandolo contra la puerta y acerca sus rostros. Mirándolo mortal.
-Si tu hermano se escapa durante el rato en que te estás bañando - Gulf pega el arma bajo su barbilla. Subiéndole el mentón a Mew. -te vuelo los sesos.- Amenaza con una voz demasiado ronca.
-No escapará. No te preocupes. A--Ahora vuelvo.- Mew decide salir de la habitación tan rápido como puede. Azotando la puerta a cerrarse. Gulf permanece pensativo frente a la puerta. Ladea su boca a otra esquina de su rostro y voltea en dirección a la cama de Mew.
Ahí, se acuesta sobre su espalda con los brazos abiertos mirando el tejado. -La, la, la~la,- Comienza a tararear. Lleva la mano que sostiene el arma a una de sus cienes. Activa el bloqueo en esta. -vino un osito y al otro se comió - Tira del gatillo, pero no hay bala que salga. De momento recuerda el momento en el que a su amiga policia le volaron parte del rostro. -en el bosque no había comida, así que la carne del otro probó -vuelve a tirar del gatillo. No hay bala que salga. -la, la, la~la...- Sigue murmurando.
🐻🦄
11: 00 a.m.
Ambos están subidos en el autobús hombro con hombro solo que súper pegados porque Mew estaba a la esquina del banco bien pegado a la pared, mientras que un toro marrón domesticado está sentado al lado de Gulf junto con su dueño. El felino anda disgustado, por ende: mira indignado al amante de unicornios. Parpadeando penoso. Casi con un puchero. El amante de unicornios lo mira todo normal hasta percatarse que el moreno lo está mirando fijo.
-¿Qué?- Pregunta el amante de unicornios.
-De acuerdo: solo lo haré y ya.
-¿Qué, qué harás?
El moreno se sienta en su regazo abrazándose al cuello del azabache. Este abre su boca para quejarse. -¿Qué? No, no...
-¿Por qué?- Murmura el otro en un tonado bajo solo oyendose para ellos dos. Sus rostros bien cerca.
-Eres un hombre. Podrían malpensar esto.
-Mm. Ya veo. Eres uno de los que les molesta eso.
-Pues sí. Me molesta y me preocupa eso.
El felino se le queda viendo fijo. -Me gusta cuando me hablas directo. Es como si fueses otro.- Le dice aquel felino antes de sonreír con sus labios e dirigirse a uno de los asientos disponibles en frente. Se sienta ahí apoyando su espalda e brazos al borde del banco. Como todo un hombre libre, con un suspiro.
Mew se le queda viendo mal con un ligero puchero.
El toro se tira un pedo así que le entran unas ganas de vomitar enormes. Se cubre la boca con una mano aguantando las ansias de vomitar incluso debe apretar cerrados sus párpados. No quiere oler ese olor. Es demasiado apestoso.
Sale corriendo del banco a sentarse en el banco dónde está el moreno. Como el banco es para una persona, se sienta en el regazo del felino agarrándose de sus hombros.
El felino se sorprende. Él mira atrás a ver si ocurrió algo que pudiera sacar a Mew, pero no ve nada fuera de lo común así que voltea hacia el azabache con una sonrisa traviesa. -¿Así que no me puedo trepar en ti pero tú sí en mí? ¿Eres de esos?
-¿Qué? No, es solo que el toro hizo algo muy asqueroso--
El autobús dio un salto por tomar uno de los muertos de la carretera. En ese salto, Gulf pone sus manos en la espalda e cintura del chico. Firmemente sujetándolo ahí para no dejarlo caer. Al rodearlo con sus brazos, impulso su rostro a centímetros del azabache. Este se le queda mirando al rostro sorprendido de su protección.
Ambos mirándose. Todo en cámara lenta.
-No dejaré que caigas, presa mía.- Susurra el felino con una voz tortuosamente ronca. El chico unicornio se le queda viendo a los ojos color menta del otro.
Alrededor de otra hora, llegan a su destino. Todos se bajan del autobús frente a un centro judicial, -Es por aquí.- Mew le dice adelantándose a caminar a la izquierda. Gulf lo sigue con ambas manos dentro de su chaqueta. El azabache viste una camisa azúl de mangas largas, mahones y tenis.
Ellos posan delante de una universidad enorme de paredes blancas. Hay estudiantes caminando de aquí a allá por el exterior de esta. Sin dudas será lo mismo en el interior.
-Oh~ wow.- Dice el felino, viendo a muchas chicas con sus faldas cortas exponer sus hermosas piernas mientras caminan de aquí a allá. Hay chicos guapos también alrededor de ellos. Unas chicas ríen coquetas al pasar de lado del felino quién no les quitó la traviesa mirada.
-Entraré y buscaré a mi hermano. Tú quedate aquí.- Dice el azabache ya adelantándose a caminar, aunque claro, cojea durante el proceso.
-¡Claro! ¡Como quieras!- Avisa el moreno dándose cuenta que el azabache ya se ha alejado de él. Se distrae con tantas preciosidades caminando de aquí a allá cuando una sí que le llama la atención. Una que viste pantalones deportivos negros escolares, tenis, camisa escolar y cabello ondulado por sus hombros. Ella con unos cachetitos dulces que se carga e labios delgados con ojos extremadamente entrecerrados aparte de que rasgados por ser asiática.
Ella le está sonriendo toda divertida junto al baño de las damas. Gulf corresponde su mirada con una sonrisa mezquina y trota hacia ella.
🐻🦄
Por consiguiente, cierran el baño con seguro luego de entrar solo ellos dos y se besan arduamente sin conocerse. Él los adentra a un casillero durante los besos. Ella cierra la puerta de casillero, su cuerpo plasmado contra la pared al lado tal.
Dejan de besarse por un segundo para ella quitarse la camisa. La tira a un lado revelando un bracier rojizo. Cuando ella lo mira respinga. Él tiene sus orejas gatunas a la superficie.
-No te preocupes - Él dice tranquilo. Sabiendo por qué ella se asusto al principio. -no te haré daño.- Él dice ahora. Ella confía y sonríe con sus labios.
🐻🦄
Mew cojea por los pasillos de la escuela buscando a su hermano con la mirada. No lo ve ni siquiera por las ventanas de las puertas de cada aula. Ya parece absurdo buscarlo en las aulas. ¿Dónde podría estar su hermano? No debe estar tan lejos ¿o sí?. Sigue caminando para enfrente recto hasta bajar los escalones hacia la biblioteca.
Entra ahí y consigue ver a su hermano parado al lado de unos estantes hablando con alguna estudiante.
-¡Da--Dante!- Mew se desespera, yendo a paso rápido hacia él (como puede). Dante lo mira con el ceño fruncido. La chica con la que Dante está hablando también mira por casualidad.
-¿Mew? ¿Qué estás haciendo aquí?
-Hermano - Mew lo toma de una mano cuando llega a él. -debemos irnos. Ahora. Un loco te está buscando.
-Mew, ¿de qué estás hablando?
-¡Solo hazme caso por una vez en tu vida!
Implora Mew antes de voltear a las puertas de la biblioteca con su hermano cuando las puertas se abren. Tanto la respiración como el cuerpo del chico unicornio se congelan. Las puertas separan sus laterales para revelar al chico de tez bronceada que va entrando con desganés.
Este detiene sus pies firmemente, reposando su pistola sobre uno de sus hombros. Escanea bien a los hermanos enfrente suyo, entonces forma una aterradora sonrisa bastante, bueno, desquiciada.
-Oye, ¿intentas protegerlo de mí?- Pregunta el felino. Mew se le queda viendo firme aunque temblando del miedo. Haría todo por proteger a su hermano. -Eres bastante rápido con todo y lisiado.
-Por favor, no lo mates.
-Si lo atrapo como quiera no durará mucho.- Gulf anuncia antes de agacharse sobre el primer escalón, agarrándose al borde de este con su mano libre. Mira a los hermanos con un ronroneo divertido. -¿Sigues llamando "Hermano" a alguien que decapitó y desmembró a una madre e a su hijo?
Mew tiembla, pero mira sobre su hombro a su hermano con demasiado miedo. Luego mira al de tez bronceada. -¿Y qué te dice que fue él?
-Dejó caer un unicornio durante su huida.
Eso petrifica al discapacitado. El felino desquiciado se impulsa del escalón para brincar a uno de los estantes con una velocidad sobrenatural...
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