𝑣𝑒𝑖𝑛𝑡𝑖𝑜𝑐ℎ𝑜
—¿Eh? —Rosslenne apenas permanecía por primera vez en el hogar de Kyojuro cuando unas palabras la dejaron como piedra.
—¡Me-me gustas! —fueron expresadas por Senjuro. Su rostro estaba completamente rojo.
Necesitaba retroceder, su pequeño y diminuto cerebro no asimilaba nada lo que estaba ocurriendo.
Apenas pasaron pocos días desde que fue su primera cita con el crush de su vida. Todo iba mejor que nunca, hasta se llevaba bien con aquel vecino que no toleraba.
Entonces fue invitaba un fin de semana a pasarla con Rengoku, señala más buenas noticias, al menos para la castaña que recibió un mensaje de sus desaparecidos padres. Necesitaba verlos, aunque sea tener veinte minutos para contarle de manera sumamente resumida pero no imposible lo ocurrido los últimos meses.
No iba a ilusionarse con la idea ya que más de una vez le avisaban pero no hacían acto de presencia.
Ahora agradecía que no pasara, era lo contrario a sus pronósticos más exagerados en momentos de crisis. Jamás imaginó que no estuviera más de una hora en aquel hermoso apartamento cuando el menor de los Rengoku le pidió hablar con ella en privado.
Su cerebro tuvo un mal funcionamiento. Hasta podría haberse reiniciado como una computadora. Ahora que las cosas iban tan bien en su relación tenía que suceder algo de esa magnitud.
—Di-disculpa, de verdad... Sé que estás saliendo con mi hermano pero no podía evitar decírtelo, siento que eres mi primer amor. Iba a enloquecer si no sacaba este sentimiento de mí. —las palabras la enternecieron. Sonrió con algo de pena y tristeza.
—Oh. —no tenía palabras. Acarició su cabeza con cariño. —Eres un chico grandioso, de verdad. Me siento muy halagada de que te fijaras en mí. —Aunque es algo doloroso de todas maneras, podía ser cualquiera... ¡Hasta Inosuke! Debe ser terrible gustarte la pareja de un familiar.
¿Pareja? Un momento...
¡Demasiada información, no era lo ideal pensar en eso ahora!
—Te lo agradezco. —sonrió a pesar de demostrar que estaba desanimado.
—No hagas esa cara, por favor. Si pudiera me clonaría y saldría contigo, tal vez si tuviera unos años menos también... —tocó su barbilla pensando.
—¡Nada de eso! No quiero que salgas conmigo porque te sientes mal por mí. —tomó sus manos. —Tú buscas a alguien más maduro que yo, todavía debo crecer y aspirar ser como mi hermano.
—Oye, debes ser tu mejor versión. No ser la copia de nadie, eres especial tal cual eres.
Senjuro sonó su nariz a punto de llorar.
—Por favor deja de decir cosas lindas, así es más difícil superarte.
Se abrazaron. El rubio aprovechó para apoyarse en el pecho de la castaña.
—¿Lo estás disfrutando, verdad? —ante la pregunta Senjuro asintió.
En eso Kyojuro llegó con bolsas de comida.
—¡Volví! ¡Compré varios platos porque no sabía que querían! ¡Oh, abrazo de grupo! —se unió apachurrando a los dos.
—No... No respiro... —el pobre menor de los Rengoku se volvió la salchicha del perro caliente.
—¿De qué hablaban? —empezaron a ordenar la mesa después de aquel momento tan emotivo.
—Este... —Rosslenne hizo una mueca buscando ayuda con la mirada. —¡De que nombre le pondremos al nuevo miembro de la familia! ¡Sí!
—Cierto, no hemos elegido ninguno. —Kyojuro buscó al minino que estaba en el sofá recostado. Senjuro lo acariciaba. —Pero no hay apuro, después de todo quiero que sea especial.
—Eso es tan lindo. —dijo la castaña juntando sus manos con brillitos a su alrededor.
—Tú eres más bonita.
—Kyojuro, por favor piensa en mi corazón antes de decir esas cosas. —hizo que le dolía el pecho tocándolo dramáticamente.
Compartieron una película aunque la comentaban mientras comían. Rosslenne no podía más, su estómago estaba lleno al probar de todo un poco además del postre.
—Voy a explotar... —se dejó caer en el asiento del sofá.
—¿Te quedarás? —la pregunta de Kyojuro le hizo toser. Se atragantó con su propia saliva.
—¿Cómo? ¿Qué?
—Dije que si querías quedarte, es algo tarde y mañana estamos libres. Las vacaciones comienzan.
¡Era verdad! ¡Ni siquiera se acordaba!
Estaba sobre pensando, hasta se mantuvo diciendo e por más de diez segundos sin poder decidirse.
—Senjuro también va a quedarse, así podemos compartir por más tiempo.
Uf, menos mal. Atrás pensamientos pecaminosos.
—¡Me parece perfecto!
Como no trajo ropa para estar en casa Kyojuro le prestó una camisa que le quedaba como una bata, olía muy bien. Además era muy cómoda.
Al regresar a la sala se mantuvo con su mascota para pasar el rato mientras esperaba a los hermanos que habían ido a cambiarse también. El gato le miraba de reojo para volver a dormirse.
Su teléfono sonó. Siendo un mensaje de Hakuji.
El que me cae mal (no tanto):
¿No estás en casa? Mi novia quería dejarte un postre que hizo.
Rosslenne Doll:
Disculpa ;; Estoy de visita en otro lugar.
Diablos, a pesar de estar satisfecha era tentador la oferta. Una lágrima silenciosa cayó de su mejilla.
El que me cae mal (no tanto):
Oh, no te preocupes. Igual te lo guardaré, Koyuki me mataría si me lo como.
Sonrío para responder. ¿De verdad merecía esa consideración?
No. ¡Claro que sí! ¡No debía permitirse ser tan pesimista, menos con ella misma!
—¿Necesitas algo? —Senjuro se acercó vistiendo un adorable pijama en conjunto, una camisa algo grande y pantalones de un tono amarillo.
—¡Te ves adorable! —jaló sus mejillas.
—Iba a peinarme pero pensé en ver como estabas.
—Descuida, si quieres puedo ayudarte.
Al dedicarse a su tarea Kyojuro apareció llegando por el pasillo.
—¡Yo también quiero! —literalmente saltó hacia ellos.
Rosslenne solo rió divertida con la situación, parecía un niño pequeño que requería de su atención. Ahora peinaba su cabellera mientras él mantenía los ojos cerrados disfrutando de su cariño.
Aunque sus familiares no estuvieran en ese instante, sentía una felicidad indescriptible en su cuerpo. Tanto así que mantuvo su sonrisa hasta que le dolieron los cachetes.
Sin evitarlo soltó un par de lágrimas, eran de todo menos de tristeza. Las limpió rápido pero no pudo evitar que se dieran cuenta.
Ahora entre los brazos de los dos consolándola, agradecía en silencio cerrando sus ojos que se sentían pesados por alguna razón. Pero su corazón estaba tan liviano y cálido que quería descansar rogando que no fuera un sueño.
En el capítulo anterior puse el título mal, disculpen mi equivocación. Ya pensaba que estaba loca por que juraba que ya íbamos por más del veinticinco AJAJJA.
Salió más sentimental de lo que pensé, quedaba pendiente lo de los sentimientos del bebé Senjuro. No se sientan mal, tiene una historia dedicada a él.
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