𝑑𝑖𝑒𝑐𝑖𝑛𝑢𝑒𝑣𝑒
Despertó en la madrugada. Sintió un peso sobre su vientre y al percatarse era el gatito recostado plácidamente.
Por alguna razón no pudo seguir durmiendo. Tenía ganas de moverse pero su nueva mascota se encontraba tan cómoda que le daba dolor hacerlo.
Estaba algo preocupada, no sabía cómo se comportaría sin ella en el apartamento. Para su buena suerte era muy tranquilo.
—No sé ni que nombre ponerte... —susurró pensando en voz alta. Por su pelaje tan abundante le recordaba a Kyojuro. —No por favor, ahora no.
El minino se despertó estirándose. Se acercó para darle un cabezazo.
—Gracias, me hacía falta. —le acarició.
Decidió entonces hacer las cosas tranquilamente. Dejarle suficiente comida a su gato sin nombre y preparar su almuerzo.
Mientras lo hacía consideró que tal vez podría darle un poco a Kyojuro y Senjuro.
Tardó un poco más de lo pensado pero se organizó para que pudiera hacer aparte un pequeño panqué. Este se estaba enfriando un poco para poder guardarlo.
En eso el gatito se subió a la cocina oliendo lo que estaba haciendo.
Tenía una hora para llegar así que ya lista salió.
El frío de la madrugaba le gustaba.
En el colegio saludó a Tomioka que estaba al tanto de cumplir las reglas de vestimenta. Todo estaba bastante tranquilo.
Al revisar la hora y dejar sus cosas en el salón consideró que tal vez podría entregar lo que había preparado.
Después de todo tenía tiempo de sobra.
Escuchó a Uzui hablar con Tanjirou.
—Buenos días. ¿Saben si Rengoku sensei ya llegó?
—¡Buenos días! —saludó el de cartas Hanafuda.
—Creo que está en el salón de profesores.
—¡Gracias! —hizo una reverencia.
Mientras caminaba se encontró con Mitsuri.
—¡Rosslenne! Shinobu me dijo que tal vez te unas a nuestro club. Justo hoy tendremos una práctica después de la clase de Tomioka sensei. Si quieres puedes participar.
—Oh, está bien. —sonrió.
Ella se alejó muy feliz.
Al quedar al frente de la puerta tocó varias veces.
Cuando no recibió respuesta se asomó.
—¿Hola...? —terminó viendo a sus espaldas para pasar. Lo buscó con la mirada hasta encontrarlo sentado en un pequeño sofá.
Casi dando pequeños pasos de puntillas le observó. Estaba dormido.
Una sonrisa se dibujó en su rostro al verlo tan relajado. Se apoyó un poco en el otro lado del asiento para buscar lo que iba a darle.
Justo cuando iba a dejarlo a su lado sintió como una mano la sostenía del brazo.
Rosslenne no supo cómo aguantó un pequeño grito de lo repentino que fue.
—Lo-lo siento... No quería despertarte. —empezó a reír nerviosa.
—¡Perdón! —la soltó. —Pensé que... Estaba soñando. —dio bostezo.
Su corazón empezó a latir rápido. ¿Tenía un sueño con ella?
Aclaró su garganta.
—Te preparé algo. Si quieres te lo puedes comer des...
Ni siquiera pudo terminar la oración porque Kyojuro empezó a probarlo.
—¡Delicioso!
Al verlo tan feliz se quedó satisfecha de su logro. Tenía intenciones de irse pero el rubio le detuvo.
—Te lo agradezco mucho. —tenía las mejillas algo sonrojadas y llenas de comida. Vio el postre con curiosidad. —¿Qué es eso?
—Oh. Es un bizcocho, no es la gran cosa. No suelo preparar muchos postres.
Rosslenne miró un momento hacia la puerta. Le daba algo de pena dejarlo solo.
Se terminó sentando cruzando los dedos para que nadie los viera.
—¿La última vez que nos vimos querías decirme algo?
La castaña jugaba con el borde de su falda por los nervios de la pregunta.
—Uhm... Sí.
Se quedaron en silencio.
—Esto...
—¡Dime! —dijo animado.
No sabía si sonreír por su comportamiento o preocuparse más de que estuviera transpirando demasiado. O ambas.
—Creo... Creo que es algo obvio pero, nunca te he dicho que yo... —no podía verlo a la cara. —Me gusta mucho.
Volteo hacia él al no escuchar respuesta.
Le estaba observando con atención.
—Y no... No me refiero a únicamente como persona. Realmente me hace sentir muchas cosas de solo compartir contigo. Me siento muy afortunada de poder coincidir en esta vida con usted.
Su silencio la estaba matando. Tanto así que estaba pensando que tal vez no era el momento para decir eso.
Kyojuro dejó el bentō de lado.
Buscó tomar sus manos. Rosslenne las observó. Eran pequeñas a comparación de la suyas.
—Tú también me gustas. No tengo ningún problema en decírtelo todos los días si fuera necesario.
Ambos estaban ruborizados.
—¡Rosslenne! —se asustó un poco al escuchar la voz de Mitsuri muy cerca.
—Creo que mejor voy... —no quería irse. Rengoku mantuvo sujetada una de sus manos. —Uhm, de verdad no me gustaría irme. Pero tal vez sea importante.
Asintió para dejarla ir.
Tomó su bolso y se levantó.
Su gesto serio cruzando los brazos le resultaba adorable.
—¡No te pongas así! Nos podemos ver luego.
Rosslenne aprovechó ya que estaba cerca para darle un beso en la mejilla.
—¡Hasta luego! —dijo rápido para dirigirse a la puerta sin darle tiempo a responder.
Ya afuera hizo el menor ruido posible cerrando la puerta.
Caminó apenas unos pasos para ver la espalda de Mitsuri.
—¡Aquí estoy! —ella se giró y la tomó de la mano.
—¡Ross! ¡Tenemos estiramiento afuera!
Con facilidad se la llevó a los vestidores como si una muñeca se tratara.
A Rosslenne le incomodaba un poco el traje de educación física.
Le causaba vergüenza lo revelador que era. ¡¿Quién diablos lo diseñó tan corto?!
Ya afuera Mitsuri salió con ella.
Shinobu le saludó y empezaron un breve calentamiento.
Sentía que era una galleta crujiente ya que cada vez que cambiaban de posición le sonaban los huesos.
Como mencionó Mitsuri Susamaru apareció encargándose de la parte de la flexibilidad al terminar de correr.
Rosslenne aprovechó para escapar buscando llenar su pote de agua.
Sin duda no sentía los músculos. No tuvieron piedad de ella.
Mientras esperaba en el bebedero para llevarle también a Shinobu sintió una mirada sobre ella.
Eso le hizo molestar. Seguramente era Zenitsu. No perdía ninguna oportunidad de estar mirando a las chicas.
Este parecía haber salido de un salón justo en el momento que la vio. Le seguía observando sosteniendo lo que parecía ser una carpeta.
El rostro de la castaña se puso tan rojo que parecía un tomate viviente. Ya hasta el pote estaba más que lleno pero no se estaba dando cuenta de eso por la situación.
Quería que la tierra la tragara y jamás la escupiera.
Se alejó lentamente caminando de espaldas tratando de que no le viera lo más posible. Aunque ya seguramente pudo verle todo.
De solo pensar eso salió corriendo chillando.
Escuchó como le llamaba preocupado pero ya estaba demasiado lejos.
—¡¿Por qué justo él?! —estaba sentada de cuclillas tapando su rostro recibiendo apoyo de Shinobu.
—Vamos, no es como si te vieras mal. Siento que te favorece. —le sobaba la espalda escuchándola a su lado.
—Eso es cierto. Rosslenne es popular entre los chicos por sus piernas y muslos bonitos. —escucharon por parte de Zenitsu que estaba al lado de la castaña.
Ambas voltearon a verlo. Rosslenne se sonó los huesos de las manos para perseguirlo.
Eso le pasa a nuestra prota por tener un solo trabajo... Besar a Rengoku en los labios u-u.
Solo bromeo, fue a propósito. Yo ya lo tengo planeado JSADUJ Además les dije que esto apenas es el comienzo ♡
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