ˏ ˋ𝐸𝑠𝑝𝑒𝑐𝑖𝑎𝑙 ˎˊ ˗

Rosslenne era cuidadora en una guardería infantil. Era sumamente joven y amaba su profesión, más que nunca desde que logró hacer grandes amistades en tan poco tiempo.

Tenía el apoyo de Shinobu. Una maestra de niños muy pequeños, su paciencia le resultaba admirable. A veces cuando tenía tiempo iba a visitarla a su salón donde solían charlar y contar un poco de su día a día.

Igualmente la azabache solía ir a su salón para ayudarle en cualquier cosa que necesitaba. Mitsuri se unió luego de unos meses y se encargaba más que todo de la parte recreativa. Haciendo cualquier clase de actividad para distraer y divertir a los infantes.

Gyomei era fundador y profesor. Siempre estaba al tanto de todo. Era una persona muy reservada pero de gran corazón.

Muy rápidamente la guardería fue ganando gran fama. Muchos padres fueron dejando a sus hijos, esto tenía su contra parte ya que no tenían tanto personal para tantos.

Tuvieron que organizarse en varios salones tomando turnos.

A la castaña le costó un poco en adaptarse al nuevo modo que tenían. Pero en cierta parte era lo mejor ya que podían estar más atentas a los demás salones.

Los más pequeños eran los que requerían más atención. Así que siempre pasaba mayor tiempo con ellos junto a Shinobu. A los que tenían más edad podía distraerlos con facilidad mientras Mitsuri apoyaba en contarles algún cuento o viendo alguna película.

—Rosslenne, ¿puedes venir un momento, por favor? —Gyomei la llamó mientras revisaba que todos los niños estuvieran bien arropados ya que era la hora de la siesta.

—¿Qué sucede? —cerró la puerta.

—Sabes que hace poco se acabaron los cupos. Sin embargo una familia que es amiga de hace tiempo me pidieron la solicitud de dejar a sus dos hijos. Quería si no es molestia que hablarás con ellos.

—Está bien no tengo ningún problema.

—De acuerdo. Gracias.

Al día siguiente se presentaron, Shinjuro desde el primer instante que habló se le notaba ser una persona muy apasionada y carismática. Ruka por el otro lado era una mujer reservada.

Hablaron un poco mientras los niños llegaban saludando con sus representantes.

—¡Me alegra mucho poder dejar a nuestros hijos bajo su cuidado! Por Gyomei sé que hacen un buen trabajo. —dijo Shinjuro.

—Igualmente, gracias por confiar en nosotros.

Consultaron algunas cosas para organizarse la siguiente semana. Rosslenne le había agradado mucho a ambos.

Así pasaron los días hasta que los dos hermanos Rengoku asistieron. La oji miel se sorprendió al ver los puntuales que eran.

Como siempre el padre saludó mientras Ruka sonreía un poco haciendo una reverencia.

Rosslenne murió de ternura al ver el pequeño niño entre sus brazos chupando su dedo diminuto.

—Así que tú eres Senjuro, es un placer. —tomó su pequeña manita como si estuviera saludando.

Shinjuro regresó con el mayor llevando dos bolsos.

En el momento que sus ojos se encontraron el hermano mayor se quedó quieto observándola.

—Hijo, preséntate. —pidió Ruka mientras Shinjuro colocaba una mano sobre su hombro.

—¡Es un placer conocerla, soy Kyojuro! —dijo con un tono de voz alto y claro. Hizo una reverencia.

Le causo ternura que tomó aire antes de hablar. Sonrió.

—Igualmente. Puedes llamarme Rosslenne, seré tu cuidadora a partir de ahora.

—¡Entendido!

A partir de ese día no pensó que ese pequeño niño cambiaría su vida por completo. Pensaba por un momento que le tenía apego al ser la persona que pasaba más tiempo a diario. Oh, pero que equivocada estaba.

Kyojuro se emocionaba cuando ella entraba al salón. Casi siempre le hacía un presente, un dibujo o hasta compartía sus dulces con ella.

Rosslenne no sabía cómo responder. Aquellos tratos eran muy adorables pero no quería que se acostumbrara demasiado a su presencia. Tarde o temprano iban a separarse y sabía que aquel inevitable día podría dolerle demasiado.

Pero eso no se detuvo. Más bien Kyojuro le tenía tanto aprecio a tal punto que siempre tomaba su mano en los tiempos libres.

En uno de esos días la joven estaba revisando algunos trabajos mientras caminaba un poco. Entonces vio un dibujo de ella hecho por el rubio.

No pudo evitar sonreír.

Cuando dejó todo en la oficina y salió vio a Rengoku buscar a alguien por los salones. Entonces cuando la vio se acercó para tomarle de la mano.

—¿Qué sucede?

—No es nada. Solo que no la había visto desde hace rato.

Caminaron por el patio. Rosslenne disfrutaba del aire fresco.

—En realidad quería decirle algo.

Ella le miró. Le soltó para verle.

—¡En-en realidad quiero estar con usted! ¡Enserio! ¡Siento que realmente me gusta! —dijo con las mejillas sonrojadas.

Rosslenne se agachó un poco.

—Tú también me gustas. Eres un niño muy bueno y con grandes virtudes. —acarició su cabeza.

—¡Gracias! ¡Pero yo no la veo de esa manera!

—¿A qué te refieres?

—¡Quiero crecer y pasar mi vida contigo!

La determinación que emanaba la dejó sorprendida. Se veía muy decidido.

—Debes tener cuidado con eso. No a cualquier persona se le hace tal declaración.

—¡Lo sé! ¡Estoy siendo muy sincero contigo! ¡Es lo que quiero!

Prefirió no contestar. Volvió a incorporarse y el menor tomó de nuevo su mano para caminar.

Tal vez estaba confundido. Podía ser que pensaba que era amor la admiración que sentía por ella. Además es algo muy normal que suceda.

Cuando fue la hora de salida Kyojuro no la soltó en toda la hora. Esta vez Ruka era quien los iba a buscar así que tardaría un poco.

Finalmente apareció. Saludó con una sonrisa mientras cargaba a Senjuro que estaba dormido.

—Muchas gracias. —agradeció.

—¡Mamá! ¡Hay algo que tengo que decirte!

Las dos lo observaron con atención.

—¡Quiero casarme con Rosslenne!

La mencionada no cabía en la vergüenza al escuchar esas palabras.

A diferencia de ella Ruka veía las palabras de su hijo de una manera muy seria. Sabía que él no decía cualquier cosa a la ligera.

La azabache se agachó al frente de su hijo.

—¿Estás seguro de eso?

—¡Sí! ¡Seré fiel a mis sentimientos!

Ella solamente se levantó y se despidió.

Al final del día estaba organizando un poco el salón para finalmente irse. En eso Shinobu tocó la puerta.

—¿Todo listo?

—Ya casi termino. Solo quería guardar algunas cosas de una vez.

Se mantuvieron en silencio.

—Oye, tengo curiosidad. ¿Qué harás si el mayor de los Rengoku mantiene su palabra?

—Creo que me dará un ataque. —empezó a reír.

Claro que Rosslenne le contó sobre la propuesta de Kyojuro. La azabache creía firmemente que no eran simples palabras.

Vaya que tenía razón. Ya que a pesar de que creció y seguía en la secundaria continuaba visitándola.

Ahora había crecido rápidamente de estatura al igual que su cabello que llevaba recogido.

—¡Por favor cuídese mucho, no me gustaría que mi futura esposa se enfermara!

Se despidieron de la mano mientras se dirigía a su clase. Rosslenne observó los dulces que le había comprado.

—Algo me dice que tendré que aprender a cocinar. 

Apenas se llevaban un par de años pero la madurez que le manifestaba Kyojuro era alarmante. 

Así pasaron los años y tras otro encuentro le confesó que pensaba ser profesor para estar en el mismo ámbito que ella.

Aquello le conmovió demasiado. 

Era irónico que su corazón fuera conquistado por aquel niño que ya era un adolescente. 

Observó entonces aquel dulce en forma de anillo que él le había regalado.

¡Pronto te daré uno real!

Entró nuevamente a su trabajo con una sonrisa en sus labios.

Kyojuro al principio del escrito tenía 13 años mientras que Rosslenne 17, así que de que se puede se puede AJAJJA. 

No sé, bebesito Rengoku es demasiado adorable ;_; me dieron muchas ganas de escribir algo así donde Ross era la profesora y él era el que tuvo un crush completamente real con ella.

Y sí, se casaron. Vivan los noBIOOOOS 

¿Lo negaban? Claro que no. Si saben que Rengoku cumple su palabra y su amor por la protagonista siempre fue real -llora llora- que bello.

Sé que pregunte por el especial de San Valentín pero se me vinieron las ideas con este. 

¿Se quedaron con ganas de más? 

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