—La vista es hermosa ¿No crees? —preguntó caminando a mi lado.

—Lo es, es muy hermosa —sonreí y me giré a mirarlo. Lo tenía tan cerca, a sólo un paso de mi—Gracias por hoy, enserio lograste que me sintiera mejor.

—Ha Neul —dirigió su mirada a mi —¿Eres feliz?—preguntó de repente.

Y yo me desconecté con esa pregunta.

—¿Es que acaso parezco feliz?—respondí riendo.

—Pues yo no lo soy, tengo todo lo que cualquier chico desea, tengo dinero, grandes amigos, una novia muy linda, pero me siento vacío, profundamente vacío.

¿Se estaba sincerando conmigo?
¡Jesucristo! ¡Él se estaba sincerando conmigo!

—Me he sentido igual, te entiendo —le sonreí tomando su hombro.

—Te admiro —me miró — Admiro la gran persona que eres.

—¿Puedo preguntar algo? —dije algo indecisa.

—Lo que sea —contestó.

—¿Por qué de la nada comienzas a actuar así conmigo? — en realidad su nueva actitud hacía mi persona, me hacía sentir más confundida. Ilusa.

—Mmm eso...—sonrió —Quizás solo tú, puedas impedir que me sienta vacío otra vez.

Quizás. Solo Quizás.

—Estos días, me he dado cuenta que, me siento bien a tu lado, no me siento incómodo, no tengo la necesidad de pensar en lo que diré, o de comportarme como alguien que no soy, contigo no tengo miedo —me miro haciéndome sonrojar al instante—Eres grandiosa Neul ¿No te das cuenta?

—No, no lo soy —baje la mira avergonzada—Mírame con atención.

—Lo hago.

—Mira bien, todo el tiempo estoy escondiendome, detrás de toda esta ropa grande y olgada, desde mis padres, siempre estoy ocultando mi verdadero yo, porque estoy jodidamente asustada.

—Tal vez tengas razón, pero así te vez tú, yo te veo de distinta manera—se detuvo un momento y luego—Ven conmigo, quiero enseñarte algo.

Tomó mi mano por sorpresa y caminó apresurado hacia el jardín de una vecina de setenta años, quien siempre eme pedía regar sus plantas.

—¿Qué querías mostrarme?

—Esto — contestó señalando algo sonriendo.

—¿Un cactus? —pregunté frunciendo el ceño.

—Ayer pasaba por aquí y este pequeño me recordó a ti, escucha, crees que no eres bonita, en tu última esencia te cubres de espinas para evitar que te dañen, porque estás asustada, pero en situaciones brindas las más hermosas de las flores, te adaptas a cualquier lugar, eres fuerte, y nunca te olvidas de florecer, eres como un cactus —me miró sonriendo.

¿Esto era acaso un sueño?
Porque si lo era, no quería despertar.

—Mmm tienes tantas virtudes que casi olvido que eres muy hermosa —me miro directamente a los ojos.

—Me divertí mucho hoy—dije cambiando de tema nerviosa caminando nuevamente a la puerta de mi casa—La pasé increíble Haechan, gracias.

Definitivamente este día era uno de los mejores de toda mi vida.

—Pero en definitiva ¿Qué es lo nuestro?.

¡Maldición! ¡¿Por qué dije eso?! ¡¿Por qué d e pronto era tan directa?!

—Se puede decir que ¿Ahora somos amigos?—solté rápidamente para impedir que malinterpretara todo.

—Por ahora es una especie de complicidad para nosotros —susurro caminando hasta donde yo estaba—Es un secreto compartido, es nuestro acto unilateral, pero definitivamente lo nuestro es más que una amistad.

¿Más que una amistad?
Había dicho...¿Más que una amistad?

Ahí estábamos, ninguno se percataba de la poca distancia que había entre nosotros, nuestras respiraciones estaban chocando, se podían mezclar entre sí.

Y me besó.

Y aunque yo sabía perfectamente que lo de nosotros no tenía futuro, correspondí a ese beso como si de verdad nos fuéramos a querer para algo más que solo aquel momento.

Fue el tipo de beso del que nunca podría hablar en voz alta con alguien, la clase de beso que me hizo saber que nunca había sido tan feliz.

Sus labios con los míos. "APOCALIPSIS."