1하나.
¿Te has enamorado de alguien en secreto?
Alguien a quien sólo miras de espaldas. Ya sea en el pasado o en el presente.
Yo si... El me gusta desde la escuela primaria, cuando olvide mi almuerzo y el me compartió del suyo.
Quiero correr hacia el.
Cada momento lo ha anhelado, pero siempre guardo unos cuantos metros de distancia, una prudente. Cada encuentro entre nosotros, no era coincidencia, yo los provocaba, he estado atrapada aquí por siempre, y simplemente, no puedo decir adiós.
El es el sol en mi universo, yo siempre fui uno de los muchos planetas que orbitan a su alrededor.
Cuanto más lo quiero, más pesada se hace mi realidad. Todos estos sentimientos, si tan solo...si tan solo yo pudiera sacarlos, si pudiera acabar con ellos, no estaría atrapada en este amor no correspondido.
Desde que lo conocí, nada fui igual para mi.
Pará el, nada ha cambiado.
—Ha Neul, hey, ¿Estás escuchandome? —preguntó la castaña a mi lado irrumpiendo en mis pensamientos.
Desvíe la mirada hasta ella sacudiendo la cabeza levemente, a primer momento ella me mira encorvando su ceja esperando que yo responda, luego, tuerce la boca sabiendo que en definitiva, no había prestado atención a nada.
—Si...Mmm no, perdón, ¿Qué decías? —dije mostrándome avergonzada.
—¿Estás mirándolo otra vez? —reclamó irritada mientras negaba repetidas—¿Cuándo acabará esto?
Divague la mirada por el lugar pensando en una posible respuesta que satisfaga la intriga de mi amiga, pero por más que busco en los confines más profundos de mi mente, no logro hallar una lo suficientemente buena. Así que, sólo me limito a levantar los hombros para restarle importancia a todo.
—Lo siento Sook, en verdad, pero es inevitable, ¡Sólo míralo!, es hermoso—respondí sonriendo seguramente como una niña cuando observa su juguete favorito.
No es que ese chico fuese un juguete. Sólo metafóricamente.
—Tiene novia—me recordó rodando los ojos.
—No hace falta mencionarlo, lo sé —un suspiro pesado me abandona mientras vuelvo a acomodarme en la silla, borrando esa tonta sonrisa de mi rostro—El amor es muy bonito, pero lo seria aún más, si fuera correspondido ¿Cierto?
—Vamos, no te desanimes Neul —me animó mi amiga con una gran sonrisa colocando su mano sobre mi hombro.
—Su novia enserio es linda. Con ella de competencia, el jamas se fijará en mi.
—Ni yo lo haría —bromeó riéndose de su propio chiste mientras guardaba sus cosas.
—Oye, que mala — le seguí dejándome contagiar por su risa—Ya, habló enserio, mírame, soy un desastre.
Ella detuvo su acción un segundo para escanearme de pies a cabeza, y luego, de la cabeza a los pies.
—Eres una chica linda, con bellos sentimientos —me dijo señalándome con su dedo índice—Pero si el no se fija en eso, entonces no vale la pena.
—Créeme, el vale más que eso.
—Bueno, detengámonos aquí, muero de hambre —expresó cambiando rápidamente de tema—Vamos a buscar algo para comer—fue lo ultimo que menciono obligándome a levantar y prácticamente llevándome a rastras del salón.
«¿Siempre has sido así de cobarde?» me cuestiona esa voz en mi cabeza a la que yo le llamo: mi sentencia.
He tenido miles de oportunidades para hablar con el, pero no me imagino entablando una conversación, por el simple hecho de que probablemente seré rechazada.
«¿Cómo un chico tan perfecto, estaría con una chica tan aburrida y con un físico común?» Era esa pregunta que siempre me obligaba a dar un paso hacia atrás.
—Tal vez debería comenzar a practicar algún deporte—aporte inconscientemente a la conversación dándole un mordido a mi bollo de crema.
Las dos nos encontrábamos ya en el patio observando a los alumnos pasar mientras degustábamos el almuerzo y dejábamos que la brisa fresca nos revolviera el cabello.
—¿Bromeas?—se burló mi amiga extrañada—Eres pésima en los deportes.
—Dicen que ayudan mucho—respondí mirando a la nada misma—¡Oye!—exclamé golpeándola con el codo una vez aterricé al suelo—¡No soy mala en los deportes!
—¿No? —preguntó alzando sus dos cejas divertida—Tercer año, fútbol—interrumpió cruzándose de brazos—Tú pie se atoró en el césped al intentar patear y caíste sobre tu cara.
—Eso fue porque jugar en la cancha no era mi especialidad—me defendí.
—De portera te atoraste en la red—comenzó a reír sin control alguno al recordar ese hecho.
—Sólo, olvida lo que dije—respondí de mala gana levantándome.
En ese justo momento, la campana resonó en cada rincón del instituto, está anunciaba que las clases comenzarían en breve.
«Y hablando del Rey de Roma: Deportes» Una actividad recreativa destinada a despejar nuestra mente de trabajos, proyectos, o temas relacionados a matemáticas. Para mi, no era muy agradable.
—Tienes un hermoso cuerpo, deberías tomar una talla más pequeña—comentó SookHee una vez me vio salir de los vestidores.
—Me siento increíble así, de acuerdo —contesté con el entrecejo fruncido mientras admiraba mi vestimenta—Además, ¿Qué tiene de malo mi ropa?
—Pareces un vagabundo.
—Gracias —respondí sonriendo.
Ahora hablemos de algo relacionado a los deportes: Quemados.
Una actividad que realmente me parecía una vil estupidez, por lo que trataba de evitarlo a toda costa, sin embargo aquí era imposible, el entrenador era muy persuasivo al respecto.
Después de un tiempo, donde sólo me disponía a correr para evitar ser golpeada, noté una de mis agujetas desatadas.
No creía que el hacer esa simple acción me perjudicaría bastante.
—Rayos, Ha Neul, ¿Estás bien? —preguntaba el profesor preocupado.
«Estoy perfectamente bien aquí abajo» Quise decirle mirándole desde un ángulo que no le beneficiaba en lo absoluto.
—El balón te golpeó muy fuerte, deberías ir a la enfermería—recomendó mi amiga.
—Estoy bien —respondí levantándome de mala gana provocando un leve mareo, quería que me tragara la tierra —No me paso nada.
—Tú nariz. Está sangrando—aviso acercando uno de sus dedos.
—No la toques —dije molesta empujando su mano—¡Ah! Duele —me quejé mientras quitaba sangre de mi nariz—¡¿Quién fue el idiota que hizo esto?! —alce la voz molesta.
—Lo siento, yo soy el idiota —interrumpió una voz masculina a mis espaldas provocando un leve escalofrío.
Giré sobre mis talones al escucharla.
—¿Por qué no tienes más—pero todo el enojo se me fue y me detuve abruptamente al ver de quien se trataba—...Cuidado—completé en un susurró.
Paralizada estaba. No sabía que hacer o decir en el preciso momento en que mi mirada se cruzó con la suya, pero definitivamente sabía que tenía que tomar una decisión antes de parecerle una tonta. ¿Por qué tenía que ser justo el? ¿De verdad tan mala suerte tenia?
—Te llevaré a la enfermería—se ofreció amablemente botando el balón lejos de él.
—No, n-no hace fa-falta—demonios, ¿Qué me estaba pasando? Parecía retrasada—E-estoy bien
—No, no lo estás Neul —interrumpió Sook Hee —Haechan, No te molesta llevarla ¿Cierto?
La mataría después de eso. La asesinaría y luego ocultaría su cadavér en mi jardín.
—En lo absoluto, fue culpa mía —dijo sonriendo agitando sus manos con frenesí.
¡Maldición!, tenía la sonrisa más perfecta en todo el jodido mundo.
—Vamos, ¿Ha Neul? ¿cierto?
—Si, yo, me llamo Ha Neul —¿Acaso no lo sabía? Hemos estado juntos casi toda la vida.
Como sea. El trayecto fue sumamente incómodo, silencioso y tedioso, ninguno sabía de qué hablar y no lo culpaba, ni siquiera sabía mi nombre, estaba muy lejos de siquiera ser su amiga o al menos intentarlo, aún así, el tenerlo a mi lado en ese corto periodo de tiempo ya era ganancia y todo un privilegio.
—No tenias que molestarte enserio—dije una vez llegamos a la enfermería.
—Tranquila, no me molesta, después de todo, yo fui el idiota que pateó mal el balón.
«Carajo, no debiste haber dicho eso» me reclamo sentencia.
—Mmm yo, no, no quería insultarte. De verdad lo lamento.
—Descuida, sólo bromeaba un poco para aligerar el ambiente.
—La siguiente clase empezará dentro de poco, deberías irte, yo esperare aquí afuera a la enfermera—mencione tomando asiento y cambiando rápidamente de tema.
—No, descuida, esperaré contigo—respondió sentándose a mi lado.
Esa fue la primera vez que hablamos.
Y probablemente la última.
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