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~... [𝐞𝐥 𝐜𝐮𝐞𝐫𝐩𝐨] εïз*⋆∘◦
☆.*၍ ລ
—¿Por qué se llama Star Trek? —cuestionó Didi a su hermano, metiendo otra de las frituras que comía desde el escritorio de la habitación, a su boca.
—¿De qué hablas?
—¡Nunca han viajado a una estrella!
Stiles se disponía a contestar, pero la confusión de la pregunta y toda la situación lo detuvo. Dejando al chico con la mirada perdida y la boca abierta.
—Bueno, —empezó. —Planet Trek suena bastante patético. —declaró con el ceño levemente fruncido.
Didi asintió en acuerdo. Ambos hermanos se encontraban en la recámara del chico, Didi había llegado repentinamente con un millón de preguntas dignas de un niño de cuatro años.
—Oye. —llamó Didi al ver cabecear al otro Stilinski. Stiles rápidamente levantó la cabeza para frotarse los ojos.
—Perdón. —se disculpó con voz ronca.
—Una más y te dejo en paz. —dijo la chica empezando a tomar las cosas que había traído consigo. —A ver, cuando Thor fue desterrado, de que, Odín lo echo a la Tierra y eso, dijo: "quién sea digno de este poder, poseerá el poder de Thor", o algo así, ¿cierto?
—¿Esa es tu pregunta? —dijo confundido el mayor.
—No, pero es de relevancia. —dijo mientras asentía energéticamente. Stiles suspiró.
—Sí, dice: "quien tome este martillo, de merecerlo, poseerá el poder de Thor".
—Entonces el martillo decide quién es digno, ¿no?
Stiles levantó una ceja, interrogante. —¿El martillo? ¿Cómo decidiría? Es un martillo.
—Pero es un martillo mágico.
—Sí, pero no toma decisiones.
—Si la varita de Harry Potter decide, ¿por qué no un martillo? —expresó tratando de probar un punto.
—¿Qu- No. Si vas a comparar varas con martillos, no podemos hablar enserio. —declaró Stiles con una mueca de disgusto en su rostro.
—Aparte, —se enderezó Didi en su asiento. —cualquiera pudiera tomarlo, andan en el espacio, estaría flotando por ahí.
—No puedes levantar nada en el espacio, en el espacio no hay arriba. —objeto Stiles, con irritación, tratando de ganar el argumento.
—¿Así? ¿Entonces por qué el sol se levanta a diario? —dijo con ironía, haciendo una mueca de obviedad. Stiles la miró, tratando de saber si hablaba en serio.
—¡Papá! —gritó Stiles a su padre, levantándose de su asiento en la cama hasta el marco de la puerta. —Ya dile que se duerma. —se quejó.
—¡Era la última! Y no me respondiste. —Didi lo apuntó con un dedo acusador.
—A dormir, ambos. —declaró Noah Stilinski cuando pasó por el pasillo de las habitaciones, con dirección a la planta baja, en uniforme y llaves del auto en mano. De fondo, escuchándose el sonido de la puerta al ser cerrada.
Didi le sacó la lengua a su hermano cuando pasó junto a él para dirigirse a la habitación continua, su cuarto. Stiles le correspondió el gesto burlón antes de cerrar la puerta de su recamara.
La chica se tiró en la cama, arrepintiéndose inmediatamente porque ahora tendría que volver a levantarse para apagar la luz, cuyo interruptor se encontraba a lado de la puerta. En su rostro apareció una mueca de disgusto al recordar que el día siguiente tendría que asistir a clases. Por su cabeza pasó el pensamiento de fingir estar enferma para no ir, pero rodando los ojos lo descartó al saber que ninguno de los hombres con los que vivía le creería. Con un suspiro, se levantó del cómodo mueble para apagar la tonta luz y dormir y acabar con el primer día de clases de una vez por todas. Sin embargo, se detuvo a unos centímetros de presionar el interruptor cubierto por pegatinas cuando la radio sonó. Una radio vieja que compró a espaldas de su padre, enlazada a la frecuencia de la policía.
—Atención a todas las unidades, se reportó un 10-50 en la ruta tres, al perímetro de la reserva.
—Unidad tres, ¿dijo un 10-50? —se escuchó la voz de su padre.
—Afirmativo. Mujer de veinte a treinta años. Buscamos la otra mitad.
—Unidad tres, explíquese. —demandó el oficial Stilinski.
—Solo es la mitad, alguacil.
Didi abrió grandemente los ojos en sorpresa, casi conteniendo la respiración. A toda prisa y con una sonrisa expandiéndose en su rostro, tocó agitadamente la puerta frente a la suya, la habitación de su hermano, una y otra vez.
—¡Stiles, Stiles, Stiles! —llamó emocionada.
—¡¿Qué?! —exclamó con irritación el chico al abrir la puerta.
—Es un cuerpo. —susurró conmocionada, con una sonrisa de oreja a oreja. —Y es solo la mitad.
Stiles abrió desmesuradamente los ojos y soltó un gritó de emoción al que se unió su hermana dando saltitos de entusiasmo. Pronto ambos hermanos estaban dando saltos mientras se sujetaban el uno al otro, festejando su descubrimiento. Didi le contó al mayor todo lo que escuchó de su padre.
—Tengo que llamar a Scott. —dijo Stiles, parando de saltar, haciendo que su hermana parase de igual manera.
—¡Yo conduzco! —gritó Didi, corriendo hacia la planta bajo de la casa mientras Stiles se dedicaba a llamar a su amigo por tercera vez.
—¡Oh, no, no te acerques a ese auto!
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—Quédate aquí. —dijo Stiles mientras bajaba del lado del conductor.
—¿Qué? No. —lloriqueó Didi. —Tú tomas todo mi crédito.
—Sí. —soltó el chico antes de cerrar la puerta y correr a casa de Scott, quien nunca contesto el teléfono y Stiles se negaba a ir a buscar la segunda parte del cuerpo sin él.
Didi bufó y salió del auto detrás de su hermano.
—¿Qué haces? —susurró/gritó a Stiles cuando lo vio subir al techo del porche de los McCall con ayuda de la baranda que delimitaba el área.
—No planeo tocar la puerta. —susurró de vuelta, logrando subir por completo, posiblemente dañando una de las tejas en el camino.
Didi se apresuró a agacharse cuando escuchó pasos acercándose, pero soltó un gritó cuando Stiles resbaló del techo quedando colgado solo de los pies, haciendo que este gritase y asustase a la vez a Scott que era quien se acercaba con un bate en mano.
—¿Qué diablos hacen aquí? —exclamó Scott aún con la respiración irregular por el susto, mirando a ambos hermanos con incredulidad. Didi le sonrió saliendo de su "escondite".
—No respondías el teléfono. —le contestó Stiles mirando el arma de su amigo. —¿Por qué tienes un bate?
—Creí que era un depredador. —dijo soltando una leve risa por la situación.
—Un depredad- Bien, mira, sé que es tarde, pero tienes que oír esto. Vi que mi papá salió hace veinte minuto-
—Tú no viste nada, yo lo hice. —objetó Didi cruzándose de brazos, ganándose las miradas de su hermano y amigos. —A un lado, tarado. —dijo, empujando la cabeza (aún boca arriba) de Stiles para poder acercarse a Scott. Pasó una pierna y luego otra hasta estar dentro del porche con Scott. El empujón hizo que Stiles cayera por fin del techo, aterrizando en la tierra, del otro lado de la baranda en donde Didi antes estaba. —Llamarón a cada oficial del departamento de Bacon Hills, incluso la policía estatal. —empezó a contar a Scott, ignorando los quejidos de su hermano en el piso. —Encontraron un cuerpo en el bosque.
—¿Un cadáver? —cuestiono Scott.
—No, un cuerpo de agua. Sí, tonto, un cadáver. —dijo sarcástico Stiles, poniéndose de pie y pasando al porche y colocándose a lado de su hermana.
—¿Fue asesinado? —preguntó Scott.
—No se sabe aún, solo que es una mujer. —dijo Didi encogiéndose de hombros.
—Espera, si encontraron el cuerpo, ¿qué están buscando?
—Esa es la mejor parte...
—¡Solo es la mitad! —exclamó con emoción Stiles, interrumpiendo a su hermana.
—¡Tonto! —se quejó Didi empujando a al mayor haciendo que tropezara con la baranda del porche y callera del otro lado. Didi rio mientras tomaba la mano de Scott y se dirigía al jeep de su hermano, con Stiles siguiéndoles el paso.
—¡Tú no manejas!
—Esperen, ¿qué haremos exactamente? —preguntó Scott cuando subió al asiento del copiloto.
—Tomaremos el té. —dijo sarcásticamente Stiles. Didi rodó los ojos.
—Buscaremos el cuerpo, Scottie. —dijo, tratando de no sonar muy brusca.
—¿Y qué si lo encontramos?
—Se convertirá en la mejor noche de mi vida. Chica local encuentra medio cadáver a mitad de la noche. —exclamó con una sonrisa, alzando las manos como señalando un letrero en lo alto.
—¿Y una vez que ya sea la mejor noche de tu vida?
—Yo qué sé, Scott. Tal vez le pida que seamos amigas. —rodó los ojos. —Obvio llamaremos a la policía, ¿cómo seré famosa si los medios no saben sobre mi descubrimiento?
—Es un cuerpo, no la cura del cáncer. —intervino Stiles.
—Entonces, ¿llamaras a la policía? —cuestionó Scott, mirando a Didi, quien estaba en los asientos traseros, con ojos entrecerrados.
—Si. —asintió la chica.
—¿Llamaras a la policía?—insistió el moreno.
—Sí, Scott. ¿Qué preten- Oh, si, tal vez no sea lo mejor. —realizó.
—Lo reportamos anónimamente y listo. —dijo Stiles, encogiéndose de hombros.
—¿Qué? ¿Eres nuevo en esto? Así solo sospecharan de nosotros, creerán que nosotros fuimos, inepto. —exclamó Didi mientras rodaba los ojos.
—Pues algo se nos ocurrirá cuando lo encontremos. —terminó Stiles aparcando en al entrada de la reserva natural de Beacon Hills.
—¿En serio haremos esto? —cuestionó Scott al salir del auto de Stiles.
—Tú siempre te quejas de que aquí nunca pasa nada interesante. —dijo su mejor amigo, adentrándose al bosque con Scott y su hermana detrás.
—Intentaba dormir bien para la practica de mañana.
—Claro, porque estar en la banca requiere mucho esfuerzo. —dijo sarcástico Stiles, entregándole la linterna a su hermana para dejarla tomar la delantera.
—No, porque jugaré este año. Seré titular. —comentó con emoción el moreno.
—Ese es el espíritu. Todos deberían tener un sueño, aunque sea uno patéticamente irreal.
—Oh, deja al niño, Stiles. —dijo Didi, volteando brevemente a verlos, cegándolos a ambos con la luz de la linterna. —El ejercicio no lo matará.
—Tiene asma, Didi. —exclamó Stiles. Didi se detuvo en su lugar, analizando las palabras de su hermano.
—Oh, cierto. Suerte, Scottie. —le trató de sonreír la chica.
—Solo por curiosidad, ¿qué parte del cuerpo buscamos? —preguntó Scott.
—Yo... —tartamudeo Stiles, pensando en una respuesta. —No pensé en eso.
—Me imagino que sería la parte inferior, ¿no? Porque dijeron que tenía alrededor de veinte años, y dudo mucho que puedan apreciar ese tipo de cosas con unos pies. —parloteó Didi parando de caminar para analizar la situación.
—¿Y qué pasa si el que la mató sigue aquí? —cuestionó Scott una vez más.
—Tampoco pensé en eso. —apuntó Stiles, sacando a su hermana de su ensoñación con un leve empujón para que siguiera caminando.
—Me reconforta saber que mínimo Didi saca algo de lógica en la situación. —habló Scott, atrasándose cuando ambos hermanos subieron una pequeña colina. —Tal vez el asmático debería ser el que sostenga la linterna. —dijo, para después usar su inhalador cuando sus pulmones empezaron a apretar.
En unos segundos, los tres adolescentes encontraron al grupo de policías. Tratando de no ser vistos, se tiraron boja abajo en una de las pequeñas colinas que el relieve de la reserva otorgaba. Didi apagó la linterna antes de que las autoridades descubriesen su ubicación.
—¡Vamos! —le dijo a sus dos acompañantes, siendo rápidamente seguida por su hermano. Pero ambos Stilinski pararon su recorrido cuando cayeron en cuenta de que Scott no les seguía, logrando ser sorprendidos por un perro policía, haciéndolos caer al suelo del susto.
—¡Alto ahí! —se escuchó el gritó del oficial Stilinski. —Estos delincuentes me pertenecen. —hizo acto de presencia, viendo a sus dos hijos con cansancio.
—¡Papi! —llamó Didi con la voz más dulce e inocente que pudo presentar.
—¿Escuchan todas mis llamadas? —preguntó el mayor, apuntando y logrando cegar a los menores con la linterna.
—No. —dijo Stiles. —No las aburridas.
El adulto suspiró. —¿Dónde está tu habitual cómplice? —preguntó, buscando en los alrededores al mejor amigo de su hijo.
—Justo aquí, señor. —habló Stiles, abrazando por los hombros a Didi mientras que la chica mostraba una de sus mejores sonrisas. —No necesito a nadie más. —sonrió.
Noah Stilinski miró a sus dos hijos, y sin creer el cuento que su hijo le decía, se volvió a las profundidades del bosque. —¡Scott! ¿Estás ahí? —el hombre no recibió respuesta y con cansancio se dirigió a ambos hermanos. —A ustedes dos los acompañaré hasta el auto y volverán a casa. Y los tres, tendremos una conversación sobre algo llamado invasión a la privacidad. —los arrastró a los dos por los antebrazos, haciendo el camino hasta las afueras de la reserva donde estaba el jeep de Stiles.
Didi y Stiles fueron reprendidos por su padre todo el camino hasta el auto, avisando que confiscaría la radio de la habitación de la chica. A pesar de las múltiples protestas y escusas que Didi ponía para evitarlo, nada hizo cambiar de opinión al mayor, dejando solo a los mellizos con la radio del jeep para escuchar los llamados de su padre.
Una vez que ambos adolescentes llegaron a casa, llamarón a Scott, esperando que no haya sido atrapado por ningún oficial en el camino. Pero no contestó el teléfono.
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—¿No te atraparon? —preguntó Didi a Scott del otro lado de la pantalla. Después de que ambos hermanos volvieran a casa, Stiles llamó a su amigo, sin embargo, este nunca contestó. Hasta que Scott volvió a casa, llamó a la chica Stilinski para avisarles de su estado y las raras cosas que le habían pasado en el bosque.
—No, pero algo me mordió. —arrugó el gesto en disgusto ante el recuerdo de la enorme creatura.
—Ugh. —gruñó en asco Didi. —A ver. —pidió, cambiando a una expresión de entusiasmo. Scott frunció el ceño y sonrió divertido y confundido por la actitud de su amiga.
—Mañana te la muestro, es gigante.
—¿Por qué hablas con Scott? —preguntó con indignación Stiles. El chico había entrado a la habitación de su hermana para ofrecerle algo de comer, pero se encontró con la traicionera situación de su hermana haciendo videollamada con su mejor amigo.
—Para asegurarme de que no haya muerto. —bramó Didi, rodando los ojos.
—¿Por qué si le contestas a ella? —pidió una explicación el Stilinski, acercándose de manera excesiva a la pantalla de la computadora.
—Porque yo soy más bonita. —se encogió de hombros la chica, sonriéndole frívolamente cuando su hermano se volvió a verla.
—Yo puedo ser bonito, soy bonito. Dile Scott, te parezco bonito, ¿no? —exigió el de lunares a su amigo, mirándolo expectante.
—Stiles. —llamó el moreno.
—Dudo que seas el tipo de Scott, Stiles. —dijo Didi. —O el de cualquiera. —frunció los labios.
El Stilinski abrió la boca, sumamente ofendido. —Soy atractivo. Dile, Scott.
—Stiles, vete. —se quejó la chica. Pero las insistencias de su hermano siguieron y siguieron, surgiendo una pelea entre ambos Stilinski donde ignoraban completamente los llamados del chico en el otro lado de la pantalla.
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—¿Cuál es tu problema? —le reclamó Stiles frustrado mientras terminaba de estacionar el jeep azul en la escuela.
—¡Ella sonríe mucho! —lloriqueo Didi, creando pequeñas arrugas en su frente por alzar las cejas a la vez que bajaba del auto y acomodaba su mochila en su hombro.
—¡Es amable! —le corrigió su hermano con exasperación.
—¡Da miedo!
—¡Soy tu hermano!
—¡Y ella una bruja!
Stiles suspiró, rindiéndose en la discusión que ambos mantuvieron durante todo el camino.
En la entrada del edificio encontraron a Scott, y Didi dando saltitos se le acercó con una sonrisa de emoción en el rostro.
—¡Muéstrame, muéstrame, muéstrame! —pidió con entusiasmo.
Scott levantó su camisa hasta que expuso el vendaje en su costado que cubría una mordida de gran tamaño.
—Wow, eso no es tuyo. —balbuceo la chica, apuntando con uno de sus dedos el torso del moreno.
—Obvio no, es una venda, Didi. —dijo Stiles a su lado, rodando los ojos antes de aproximar su mano queriendo tocar la herida. Scott lo apartó rápidamente con un manotazo y bajó de nuevo su camisa.
—La venda no importa, Stiles. —bufó Didi. —Parece que alguien a hecho ejercicio. —sonrió provocativamente. Fascinada por el abdomen marcado que su amigo presentaba invadió su espacio personal rodeando sus hombros con uno de sus brazos. —Hola, Scott. —le sonrió.
El chico se ruborizo inmediatamente, a pesar de que se tratará de Didi, la hermana de su mejor amigo y amiga de toda la vida, seguía siendo una chica. Trago duro y carraspeó tratando de de que su voz no fuera afectada por la cercanía de la chica que seguía pegada a su lado.
—Bueno, estaba muy oscuro, pero creo que en definitiva la hizo un lobo. —dijo, esforzándose para ignorar el pequeño roce que el cabello castaño de Didi hacia en su cuello.
—¿Un lobo te mordió? —preguntó Didi con asombro. —Eso es tan cool. —murmuró.
—Imposible. —negó Stiles firmemente.
Una confusión y frustración alcanzaron al moreno. —lo escuché aullar. —declaró con seguridad.
—No, no es cierto. —objetó nuevamente el de lunares, emprendiendo el camino al interior del edificio, Didi en medio de ellos.
—¿Por qué dices que no? ¿Cómo sabes? —se burló Scott.
—Porque no hay lobos en California. No como en sesenta años. —todo el rostro de Scott decayó.
—¿En serio? —preguntó, incluso deteniéndose en su lugar frente a las escaleras de la entrada.
McCall podría haber jurado haber visto a un lobo la noche anterior después de ser mordido.
—Claro que es en serio. No hay lobos en California.
—Bueno, si no me crees lo del lobo, entonces, no vas a creer cuando les diga que encontré el cuerpo.
—¡No puede ser! —exclamó con entusiasmo la chica.
—¿Es una broma? —le dijo Stiles a su amigo, una sonrisa enorme en su cara.
—Ojalá. Tendré pesadillas por un mes entero. —respondió divertido por los saltitos que la Stilinski a su lado hacía por la emoción.
—¡Oh por Dios! Esto es asombroso.
—¿Asombroso? Seremos famosos. —chilló Didi con una sonrisa de oreja a oreja.
—Es lo mejor que le ha pasado a este pueblo desde... El nacimiento de Lydia Martin. Hola, Lydia, te ves...
—¡Didi! —Lydia paró su camino a la entrada, deteniéndose junto al pequeño trío, con su mirada fija en la castaña que detenía abruptamente sus saltos y festejos; ignorando por completo la presencia y palabras de los dos adolescentes acompañándolas.
—La bruja. —murmuró por lo bajo Didi, siendo solamente escucha por Scott a su lado, quien hizo lo posible para retener la risa.
—¿Sabes, Lydia? Creo que hoy te ve-
—No fuiste a mi fiesta durante el verano. —apuntó la rubio fresa, interrumpiendo sin ningún tipo de culpa o importancia las palabras de Stiles.
—Oh, cierto, cierto. Y-Yo tenía una cita con el médico, sí, sí. Ya sabes como es eso. —se excuso pobremente la Stilinski, tratando de no mostrar el miedo que sentía por la cercanía de la chica.
—Claro. —dijo Lydia entre dientes, enseñando una sonrisa forzada para no dejar expuesto el enojo que la invadía. Ella se estaba cansando de que la chica que todos parecían tenerle cariño evitase sus encuentros. —Bueno. —respiró profundamente. —Me imagino que tu agenda está vacía para la fiesta del viernes, ¿no?
—¿V-viernes? —tartamudeo. —Tipo, ¿este viernes?
—Sí, todos están invitados. —le aseguró la de ojos verdes, dando una pequeña y casi inexistente mirada a los dos chicos entre ellas.
—Yo, emm, estoy segura de que tengo algo el viernes. —dijo rápidamente la chica.
—¿Qué cosa? —le preguntó.
—Yo... Eehh, ya sabes, la cosa que es... Tenemos esa cosa, Stiles. ¿Qué es lo que era? —acudió a su hermano con desesperación.
Stiles se encogió de hombros despreocupado, bien sabiendo las intenciones de su hermana. —Nada. —le sonrió altivamente. —Estaremos ahí, Lydia. —le dijo a quien a sido el amor de su vida desde los últimos tres años.
—Fantástico. —sonrió victoriosa la chica. —Adiós, Didi. —se despidió con un movimiento de mano para después seguir con su camino al interior del edificio.
En cuento la chica desaparición de la vista del trío, Didi golpeó el brazo de su hermano una y otra vez.
—¡Eres un tonto! —le reclamó, cambiando la falsa sonrisa que portaba frente a Lydia por un ceño y labios fruncidos.
—Y tú una grosera. —le apuntó. —Lydia siempre a sido amable contigo. Por alguna extraña razón. Y tu siempre le huyes.
—Da miedo. —murmuró, encogiéndose en su lugar.
Los tres adolescentes siguieron su camino hacia su primera clase del día, camino lleno de las quejas de Stiles hacia Didi.
La clase de ingles aún no comenzaba y los dos chicos se adentraron al fondo del salón en busca de lugares. En cambio, Didi se sentó en su usual y ya asignado asiento al frente de la clase, despidiéndose de su amigo y hermano con un pequeño gesto.
—Como ya saben, hallaron un cadáver en el bosque anoche. —habló el profesor una vez que todos los alumnos se encontraban en el aula. Estaba de espalda mientras escribía en la pizarra. —Y sé que sus mentes ansiosas se les ocurrirán varios escenarios macabros respecto de lo que pasó. Pero estoy aquí para decirles que la policía tiene a un sospechoso en custodia. —Didi rápidamente se volvió a buscar la mirada de su hermano, quien observaba a ella y Scott anonado. —O sea, que pueden poner toda su atención en el programa de estudios que tienen en sus pupitres.
Todo el salón se sumergió en un silencio en el que se dedicaban a leer el pedazo de papel.
Pero los oídos de Scott McCall fueron llenado por el sonido de un celular sonando. Miró a su alrededor, pero nadie dentro del salón de clases parecía percibir el fuerte ruido. No fue hasta que sus ojos notaron la pequeña figura sentada en las bacas de afuera de la entrada.
—Mamá, tres llamada el primer día es un poco exagerado. —decía la chica, sosteniendo el teléfono con su hombro mientras se disponía a buscar en el bolso a su lado. —Tengo todo menos una pluma. ¡Dios mío! No puede ser que la haya olvidado. De acuerdo. Tengo que cortar. Te quiero.
—Perdón por hacerte esperar. —el director Thomas se acerco a ella y ambos emprendieron su camino dentro de las instalaciones. —Decías que no te criaste en San Francisco.
—No. Vivimos ahí más de un año, lo cual es poco común para mi familia.
La conversión se adentro en los corredores de la escuela, pero la atención de Scott fue interrumpida por el sonido de un golpe que lo hizo sobresaltar en su asiento. Mirando a todos lados buscó de donde provenía el golpeteo que incrementaba cada vez más y más. Era un sonido sordo, grueso; sus ojos recayeron en la esquina del salón, precisamente en el primer asiento junto a la puerta, el asiento de Didi. El golpeteo parecía estar incrustada a ella, ser parte de ella. Su corazón resonaba fuertemente en los oídos de Scott, y entre más la miraba más podía ver la tensión en su cuerpo.
Didi tragó duramente con los ojos puestos en el plan del semestre en su mesa. El pequeño papel plasmaba:
-Metamorfosis de Kafka.
-Ensayo literario, Romeo y Julieta.
-Análisis narrativo.
-Examen primer parcial.
-Poesía renacentista.
Y Didi solo entendía tres palabras.
Desde que su dislexia había sido diagnosticada los profesores tenían indicaciones para que ella tomará asiento al frente de toda la clase, estando lejos de Stiles y su afición por querer leer todo para ella. La chica tomaba más tiempos en sus exámenes y veía a la consejera una vez a la semana para practicar su lectura.
Pero fuera de la frustración de ser incapaz de leer, la dislexia fue una explicación que alivió el peso que sentía al tener malas calificaciones. Pero la humillación y ansiedad estaban siempre presentes cuando no podía hacer algo tan sencillo como leer. Justo como en esos momentos.
La desesperación que llenaba a Didi fue disuelta cuando la puerta del salón de clases fue abierta, tomando la atención de todo el grupo, incluyendo a Scott, quien no podía evitar sentir preocupación por la hermana de su amigo.
Frente al montón de adolescentes apareció el director Thomas, acompañado por una chica alta, pálida y rostro cuadrado; tenía el cabello oscuro y tan brillante que Didi tomó y miró uno de los planos y enredados mechones que tenía con disgusto. Repentinamente deseo haberse esforzado más en su apariencia esa mañana.
—Chicos, ella es la señorita Alison Argent, su nueva compañera. Por favor, háganla sentirse cómoda. —una vez hecha la introducción, el director salió del aula sin decir más palabra.
Didi siguió a Alison con la mirada mientras esta se dirigía al fondo del salón en busca de un asiento disponible, terminando justo detrás de Scott, a quien vio entregarle un bolígrafo recién ella se sentaba. Cuando Scott se volvía al frente, por un momento él y Didi se miraron mutuamente. Y la preocupación que sintió antes volvió. Sin emitir sonido alguno, gesticuló con sus labios: "¿estás bien?", hacia Didi. La chica frunció el ceño confundida, pero asintió rápidamente.
La Stilinski se volvió al frente cuando el profesor empezó con la clase, pero McCall no podía evitar pensar en su amiga y la preocupación que los pensamientos traían consigo.
☆.*၍ ລ
AAAAAh este capitulo lo tengo en borradores desde hace más de tres meses, no puedes ser.
Ya tenía la idea de esta historia, más o menos, pero no sé porque de repente se me bloqueo el cerebro cuando empecé a escribirla.
En fin...
Les presento a Didi Stilinski que creo es el personaje más divertido que se me ha ocurrido (porque sinceramente yo no soy graciosa a propósito). La charla que tiene al inicio con Stiles es del guion de Big Bang Theory, serie de televisión en la que me baso con muchos chistes, y eso.
Espero les guste y el capítulo; voten, comenten y digan todas sus opiniones (constructivas, por favor) que son bien recibidas. Chau!
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