VI. Cielle Josephine Berkshire
Era fácil decir que no tenías nada que perder cuando nacías sin nada, cuando ya no tienes nada que pueda serte arrebatado, cuando sabes que no hay lugar más bajo al que caer que el terreno sucio y oscuro en el que estás sentado. La verdadera gracia del asunto recaía en la gente como Cielle, que habían decidido coscientemente renunciar a todo. Cuando lo tienes todo, cuando finalmente comprendes que la vida es más que una búsqueda incansable de supervivencia, cuando aprendes a disfrutar de la maravilla que es estar vivo, renunciar a ello es la peor de las muertes.
Sus padres jamás esperaron una niña, ambos querían un niño, pero un 26 de Julio de hace ya treinta y dos años nació Cielle, con sus ojos oscuros iguales a su padre y su pequeña sonrisa divertida. La llamaron Cielle en un intento de honrar el nombre de su abuela materna a quien habían apodado Cielo desde muy pequeña. No fue mucho tiempo después que Sienia y Claudio tuvieron a sus próximos tres hijos, todos varones y con las mismas facciones que sus padres. Así, en menos de seis años, Cielle se convirtió en la hermana mayor de unos pequeños que la seguían a donde fuera sin excepción alguna.
Todo el mundo podía confirmar que jamás habían visto personas tan unidas como lo eran Cielle y sus hermanos menores. Ella cuidaba de Rupert, Cedric y Arnold como si fueran sus propios hijos, ayudándolos en todo y cumpliéndoles cada pequeño capricho. Se amaban como nadie, se priorizaban ante todo y todos, parecían tener la relación perfecta. Solían jugar juntos en reuniones familiares, organizando carreras de natación en la piscina de su casa o corriendo mientras dejaban a Cielle ganar en las escondidas. Son incontables las veces que conocidos han halagado la relación, admitiendo que deseaban ser así de cercanos con sus hermanos o que sus hijos se llevaran tan bien.
Los Berkshire habían sido una familia de magos de sangre pura durante quizá demasiado tiempo, lo cual se acabó cuando su abuelo paterno, nacido mago y de ambos padres magos, se casó con su abuela, quién era una bruja hija de muggles. Aquel fue un punto de fractura en la genealogía de los Berkshire, aunque desde entonces jamás se ha vuelto a cometer ese error. Los cuatro chicos son padres de magos y todos manifestaron sus poderes antes de los ocho años, lo cual siempre les fue celebrado.
Fue admitida en Hogwarts lo cual significaba seguir el mismo camino que sus padres y luego sus hermanos. Tomó el tren y comenzó sus estudios mágicos como era de esperarse. Fue asignada a la casa de Ravenclaw al igual que todos sus hermanos y la gran mayoría de su familia, lo cual muchos creyeron un error. Cielle era una muchacha activa, fugaz y pasional que jamás priorizó el estudio por sobre la diversión, que tomaba decisiones meramente por sentimiento; por lo que no fue difícil notar que hubiese estado mucho más cómoda en una casa como Gryffindor, destancandose en el Quidditch. Pero, nadie podía ir en contra del sombrero seleccionador y Cielle rápidamente aprendió a adaptarse a sus compañeros.
Era una muchacha relajada, amable y servicial que no dudaba en acompañarte a buscar tu aula de clase o enseñarte cómo jugar a Quidditch, deporte que tanto le apasionaba. Pasaba sus días corriendo de un lado al otro del castillo, hablando con cada quien se le cruce sin problemas. Podías verla sentada en un cículo junto a sus hermanos y amigos conversando animadamente mientras esperaban el comienzo de las clases. Llegar a clase temprano o copiar durante esta jamás fue su mejor característica, aún así mantenía un promedio relajadamente ordinario. Por más que tenía una carisma impresionante y una dulzura digna de un ángel, Cielle jamás llegó a graduarse de Hogwarts, fue expulsada a mediados de su último año y no se le permitió volver jamás.
"La sangre de un unicornio te mantendrá vivo, incluso si estás al borde de la muerte, pero a un precio terrible. Has matado a algo puro e indefenso para salvarte a ti mismo, y tendrás solo media vida, una vida maldita, desde el momento en que la sangre toque los labios"
Días antes del receso de Año Nuevo, le llegó una noticia que si fuese por ella preferiría no haber oído, prefería mil veces haberse encontrado con la noticia de que Rupert había fallecido antes que ver a sus hermanos y dos amigos de ellos traer el cuerpo del chico moribundo desde el bosque prohibido. Luego de una larga discusión sobre qué hacer, si llamar a los directivos o no, si provar algunos hechizos que conocían o encontrar otras maneras de salvarlo, Cielle ya había tomado una decisión. Nunca le dijeron qué fue lo que le causó aquellas heridas a Rupert, mucho menos qué hacían en el bosque prohibido. Pero la realidad era que si no se decidían por hacer algo el chico moriría y no había nada que pudiesen hacer para arreglarlo.
Como había sido desde que tenía memoria, Cielle tomó el asunto en sus manos y les pidió que no le avisaran nada a nadie hasta que ella misma regresase del bosque prohibido o, en su defecto, tardase más de la cuenta. Siempre se había sentido responsable por sus hermanos menores, de su salud y bienestar, por lo que le fue casi involuntario hacerse cargo.
Se adentró al bosque en busca de la única cosa que podía salvar a su hermano: sangre de unicornio. Sabía perfectamente las consecuencias, pero estaba nublada y dispuesta a cualquier cosa menos perder a su hermano. No tuvo ni dos minutos para ponerse a considerar lo que estaba por hacer y, aunque lo hubiese hecho, el resultado hubiese sido exactamente el mismo.
Y así lo hizo. No tardó en encontrarlo, el animal era majestuoso, puro y sereno. Su pelaje blanco y sus ojos profundos cautivaban a cualquiera. Y probablemente Cielle se hubiese arrepentido de lo que estaba por hacer el instante en que lo vio de no ser porque sus hermanos valían cualquier cosa que pudiese pasarle. Tanto Rupert como Cedric y Arnold valían la expulsión de Hogwarts y cualquier maldición que aquella criatura pudiese causarle.
La asesinó sin dudarlo dos veces. Tomó todo lo que le fue posible de su sangre y corrió hasta la sala común de Ravenclaw para hacérsela beber a su hermano. En menos de un minuto Rupert se encontraba tan estable como siempre, pero Cielle tuvo que pagar las consecuencias. Hogwarts no tardó en expulsarla aún cuando no sabían lo que había hecho para salvar a su hermano. No es una graduada de ninguna escuela de magia y hechizaría, pero los conocimientos de sus años en Hogwarts la hacen una bruja completamente entrenada.
La maldición del asesinato del unicornio le costó mucho más de lo que esperaba. Había subestimado las consecuencias, por lo que cuando las cosas comenzaron a cambiar Cielle tardó en darse cuenta que se debía a ello. Sus efectos no fueron inmediatos como esperaba, por lo que asumió que era tan sólo un mito y que en realidad nada pasaría.
Días después de su cumpleaños número diecinueve comenzó a sentir los efectos y no se han detenido hasta entonces, simplemente se han agravado más y más. Su piel de volvió de un color frío, su cabello parecía húmedo todo el tiempo, sus ojos cambiaron de color a un azul casi antinatural. Pero eso no fue el mayor problema.
El problema fueron las voces, los gritos. Comenzaron como susurros pero no tardaron en convertirse en gritos agudos, varios al mismo tiempo. Solo los oye ella, todo el tiempo, sin descanso alguno. Gritos que le piden una sola cosa específica, que la convencen una y otra vez. Tarde lo que tarde, siempre cede.
Le llaman para que se sumerja en el agua, le piden que toque el fondo. Pero en cada lugar que se sumerge el fondo es casi inalcanzable, no importa en qué lugar sea, sea una pequeña laguna o una gran fuerte. Sus pulmones apenas resisten y la presión le hace sentir que sus oídos explotarían en cualquier momento. Pero ellas le piden que nade, que si toca el fondo ellas se detendrán y la dejarán en paz. Ellas mienten.
Haría lo que fuera para que se detengan, para que pueda pasar más de dos semanas alejada del agua, sin sentir que le falta el aire. Por esa razón está en Beauxbotons, para ponerle un fin a esa vida que lleva desde hace trece años. Ha oído que en alguna parte del gran territorio del castillo las autoridades guardan un cuaderno con los hechizos de las Artes Oscuras, aquellos que no están dispuestos a conjurar, que no enseñan jamás. Y está más que convencida que allí hay algún hechizo para deshacerse de la maldición de la sangre de un unicornio.
Ocupa la posición de profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras, la cual considera ser la más importante de las materias. Su único trabajo es hacer que niños de trece o dieciocho años no cayeran en lo que ella cayó, que no subestimen las artes oscuras pero que tampoco les teman. Sabe que, si la situación lo amerita, las usaría sin problema y cree que hay ciertos casos en donde su uso está más que justificado. Aún así su deber es que los chicos aprendan los contra-hechizos necesarios para sobrevivir ante mortíferos o seres peligrosos.
Cielle no es la misma joven abnegada y pasional que era en su adolescencia, las cosas a su alrededor cambiaron y ella no tardó en adaptarse. Es una persona fría y poco expresiva, no de pocas palabras pero su manera de hablar no suele demostrar emoción alguna. Tiene una forma de manejarse sobria, siempre pulcra y directa, estrictamente profesional.
No suele caer en ello de relacionarse con los demás, es consciente de lo que amar a otras personas le costó y, con sus hermanos a salvo, no ve el punto de someterse a ello nunca más. Es firmemente creyente de que el amor te hace débil, que no vale lo que en su futuro podría costar. No está dispuesta a desvivirse por los demás, puede ayudar a alumnos con sus notas o alguna idiotez como esa, pero si implica algún riesgo para su persona, se mantendrá a raya de ser posible.
Puede parecer egoísta y soberbia, dispuesta a protegerse a sí misma antes que todo. No es abierta con los desconocidos, suele buscarles los menores defectos a todo el mundo con el fin de alejarse. Se convenció de estar bien sola, de que su vida comenzaría de nuevo cuando consiga el encantamiento para liberarse de la maldición y allí podía finalmente vivir. Hasta entonces, todo sentimiento muere dentro de ella, no pasará lo mismo dos veces.
Es una mujer sumamente reservada, que no se muestra amigable con todas las personas y muchas veces prefiere ignorar el mundo que la rodea en vez de cooperar. Suele bloquearse al primer problema, no trabaja bien sobre presión por lo que muy pocas veces se somete a las cosas que están fuera de su zona de comfort.
EXTRAS
—Aún le apasiona el Quidditch por más que no juega, va a todos los partidos realizados en la academia.
—Suele utilizar el lago de agua cristalina dentro de Beauxbotons por las noches como medio para calmar las voces cuando lo amerita.
—Nadie sabe mucho sobre ella, mucho menos sobre su maldición. No quiere ser un ejemplo de lo que no hay que hacer y hará lo que sea para proteger su posición dentro de la escuela.
Role — Beauxbotons
SayHelloToTheWitch
s-scema
EtherealXBeing
Andromeda__Galactica
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