004. ╱ ✴︎⠀⠀ ❝ el comienzo. ❞

AL DÍA SIGUIENTE, Jaylene estaba tumbada boca arriba, con una toalla de playa bajo su esbelto cuerpo y un pie metido en el agua, chapoteando en el cálido líquido. El resto de su familia se había tomado ese día para salir a navegar en el yate que solía estar aparcado cerca del mismo muelle en el que ella se encontraba, lo que le permitía por fin tener algo de tiempo a solas desde que había vuelto.

⠀⠀—¿Estás segura de que es prudente estar tan cerca del agua después de lo que pasó? —una voz la sobresaltó, haciendo que casi cayera al agua azul que tenía debajo.

⠀⠀—Es bastante insensible por tu parte, John con la innecesaria B en su nombre —Jaylene reconoció la voz, mirando al cielo despejado con los ojos entrecerrados por el sol brillante. Su atención se volvió hacia John B, incapaz de controlar la risa que escapó de sus labios—. ¡Vaya, qué patético estás hoy, cariño! Menudo ojo morado. ¿A quién has cabreado?

⠀⠀—Uno de tus amigos kooks llamado Topper —le lanzó una mirada mordaz, ganándose una mueca a cambio.

⠀⠀—Qué asco. No vuelvas a referirte a Topper Thornton como mi amigo —Jaylene puso cara de desagrado y se ajustó la parte de arriba del bikini rojo que le cubría el escote para no exhibirse accidentalmente al chico que estaba sentado en la lancha a motor a unos metros de ella.

⠀⠀—¿Tu novio no es su mejor amigo o algo así?

⠀⠀—Ex novio —le corrigió, jugando con los lazos de sus pantalones cortos de mezclilla mientras miraba hacia John B, frunciendo los labios en una fina línea—. Y eso no significa exactamente que me tengan que gustar todos sus amigos. Son todos una panda de gilipollas con derechos.

⠀⠀Se inclinó más hacia ella, con la cara a centímetros de la suya, lo que hizo que ella se inclinara más hacia él.

⠀⠀—Bueno, entonces resulta que los dos compartimos las mismas características, ¿verdad, cariño? —John B se burló de sus palabras, dándose la vuelta para continuar su camino hacia el yate que pertenecía a los Cameron.

⠀⠀—¡Espera! —gritó antes de que él pudiera encender el motor de nuevo para alejarse de ella—. Mark y Florence Harrrington. ¿Los conoces? Quiero decir, me imaginé que como todos vivís en el mismo lado de la isla os habríais encontrado con ellos algunas veces... —se interrumpió, esperando no sonar grosera por preguntar.

⠀⠀—¿A qué se debe esa repentina urgencia por conocer la historia de tu familia? —preguntó por curiosidad, escéptico sobre las intenciones de Jaylene.

⠀⠀—¿Qué? ¿A ti se te permite perder el control porque tu padre desapareció en el mar, pero a mí no se me permite saber qué tipo de personas son mis abuelos? —Jaylene se agarró al muelle de madera para no caer al mar—. Dios, lo siento, he sido muy insensible al decir eso —se disculpó rápidamente, abofeteándose mentalmente por hablar siempre antes de pensar.

⠀⠀—Son buena gente. Muy amables con cualquiera que se encuentren. Y no merecen involucrarse con ningún kook, incluyéndote a ti —John B se encogió de hombros, viendo su cara vacilar ante su brutal honestidad—. Escucha —empezó, un suspiro recorriendo sus labios—. Entiendo que son la única familia del lado de tu madre que vive en esta isla, pero no los arrastres a esta vida. Son las personas más humildes que viven en el Cut, no trates de cambiar eso.

⠀⠀—¿Así que básicamente estás diciendo que ni siquiera debería molestarme en conocerlos porque soy una niña mimada a la que le dan todo hecho y me odiarán y me culparán a mí y a mi padre de lo que le pasó a mi madre? —preguntó Jaylene, con la esperanza de hacerlo sentir culpable hasta que cediera y le diera algún tipo de información útil.

⠀⠀—¿Cómo demonios consigues tergiversar tanto mis palabras? —no pudo evitar burlarse de lo manipuladora que podía ser a veces.

⠀⠀—Simplemente no lo entiendo. ¿Qué hay de malo en que intente estrechar lazos con ellos? Puede que formen parte de la clase trabajadora, pero eso no cambia el hecho de que son mi familia —Jaylene suspiró anhelante, con las pupilas dilatadas mientras lanzaba a John B una mirada triste.

⠀⠀—Oye, ¿hay alguna pequeña posibilidad de que tengas algún tipo de equipo de buceo? —preguntó, desestimando su intento de hacer que se sintiera mal por ella.

⠀⠀—Básicamente me acabas de decir que no debería intentar conocer a mis abuelos, ¿y ahora quieres que te preste nuestro equipo de buceo? Eres especial, ¿verdad? —Jaylene puso los ojos en blanco, enfadada porque su plan le había salido mal—. Pero para responder a tu pregunta, mi encantadora familia decidió dar un rodeo por el Atlántico Norte hoy en nuestro yate. Mi padre guarda allí todo el equipo de submarinismo y, por si no te has dado cuenta, no está exactamente aquí —hizo un gesto hacia el lugar donde siempre se encontraba la embarcación motora—. ¿Por qué necesitas equipo de buceo? Creía que eras más de surf.

⠀⠀—Me estoy aficionando a algo nuevo —se encogió de hombros, su tono daba a entender que no decía la verdad.

⠀⠀—Mientes fatal —se rió, levantándose para mirarle desde arriba—. Pero que sepas que la familia Cameron puede arruinarte la vida si les pides prestado su equipo de buceo sin preguntar. No sé si te has dado cuenta o no, pero eso se llama robo y no lo tolerarán.

⠀⠀—No tengo ni idea de lo que estás hablando —sacudió la cabeza, con un tic nervioso en el ojo.

⠀⠀—No te preocupes, John con la innecesaria B, pagaré tu fianza si te pillan —Jaylene le lanzó un guiño, cruzando los brazos sobre el pecho antes de aclararse la garganta—. Pero te hago este sólido favor y espero uno a cambio.

⠀⠀—¿Y qué favor me estás haciendo exactamente?

⠀⠀—Mi padre es buen amigo de Ward Cameron. Basta un descuido para que le diga que su mejor trabajador está utilizando su equipo sin su conocimiento —se mordió el labio inferior, divertida por lo rápido que había conseguido volverlo contra él.

⠀⠀—No lo harías —no le creyó. Tenía que ser un farol. Jaylene podía ser una zorra a veces, pero seguía siendo una buena persona.

⠀⠀—Créeme, John B, definitivamente lo haría —desafió, sabiendo que era una discusión que iba a ganar. Estaba segura—. Y dile a JJ que siento lo de ayer. Fue una mierda por mi parte compararlo con su padre.

⠀⠀—¿Cómo es posible que alguien pase de amenazador a compasivo en cuestión de segundos? —levantó las cejas, molesto, pero ligeramente intrigado por sus enfermizos juegos mentales.

⠀⠀—Supongo que es un regalo —se encogió de hombros, admirando una vez más al chico de ojos marrones antes de aclararse la garganta—. ¡Adiós, cariño! Que tengas un buen viaje de vuelta a casa. Y ten cuidado. Si buceas mal, puedes acabar muerto —Jaylene saludó burlonamente, con una sonrisa satisfecha en los labios, mientras se alejaba de él, permitiéndole volverse aún más paranoico de lo que ya estaba.

CUANDO JAYLENE ALCANZÓ POR FIN LAS PUERTAS QUE DABAN ACCESO A LA MANSIÓN ROSEWOOD, se sorprendió al ver a Jason sentado en un taburete de la cocina, con el pie golpeando ansiosamente las baldosas bajo él. No sabía si estaba nervioso o enfadado por algo. De cualquier manera, ella ya podía decir que su conversación no iba a ser agradable.

⠀⠀—¿Cuándo ha llegado? —preguntó Jaylene a la señora de la limpieza que subía con algunos artículos de higiene en los brazos.

⠀⠀—Hace unos cinco minutos. No estaba seguro de si había alguien en casa, así que le dejé esperar dentro. Espero que no sea una molestia —la mujer dedicó una cálida sonrisa a Jaylene, claramente sorprendida por la chica. Estaba acostumbrada a que la mandoneara nada menos que Lorelei, pero las dos mujeres eran polos opuestos en su mayor parte.

⠀⠀Jaylene sacudió la cabeza y miró a su ex novio, que aún no se había percatado de su presencia.

⠀⠀—Está bien, Celia. Pero él y yo llevamos seis meses separados. Tú y yo tenemos que ponernos al día —sonrió, dándole un pequeño saludo antes de dirigirse a la cocina, aclarándose la garganta para llamar la atención de Jason—. ¿Qué estás haciendo aquí? Rompimos hace seis meses, Jason —suspiró, apoyando su cuerpo contra la encimera de mármol de la isla de cocina situada en el centro de la espaciosa zona.

⠀⠀—¿Ahora andas con pogues? Qué bien —se burló, poniéndose rápidamente en pie, con las manos cerradas en puños.

⠀⠀—Te comportas como un niño —sacudió la cabeza, dirigiéndose hacia el frigorífico de acero inoxidable para coger una botella de agua—. ¿Qué haces aquí? —volvió a preguntar, claramente molesta con él.

⠀⠀—Son malas noticias, Jay. No te involucres con ellos —una vez más, desestimó su pregunta, haciéndola enfadar.

Sin pensárselo dos veces, Jaylene golpeó la encimera de mármol con la mano y fulminó a Jason con la mirada.

⠀⠀—¿De verdad tengo que recordarte que mi madre también era una pogue?

⠀⠀—No lo hagas. No metas a tu madre en esto...

⠀⠀—No estoy de humor para discutir contigo, Jason. Tengo cosas mucho más importantes de las que ocuparme —suspiró, pasando los dedos por su cabello castaño claro—. Por lo tanto, voy a preguntar una vez más, ¿de acuerdo? ¿Por qué estás aquí?

⠀⠀—Sólo quería asegurarme de que estabas bien. ¿Es eso algo tan monstruoso? —Jason habló a la defensiva, lo que sólo hizo que Jaylene se sintiera más confusa de lo que estaba antes.

⠀⠀—¿Por qué no iba a estar bien? —frunció el ceño, levantando una ceja hacia él.

⠀⠀Le lanzó una mirada preocupada y separó los labios para hablar.

⠀⠀—Porque un psicópata disparó un arma en la fiesta de ayer en el cementerio. La puso directamente en la cabeza de Topper con el seguro quitado.

⠀⠀Los ojos de Jaylene se abrieron de par en par, sorprendida, ya que era la primera vez que oía la noticia.

⠀⠀—¿Una pistola? Dios mío —se quedó boquiabierta, un poco confundida por lo que se había perdido después de abandonar la pequeña reunión—. Tu hermana apenas podía caminar por sus propios pies. Por eso nos fuimos temprano.

⠀⠀—No te involucres con ese chico, John B. Él y sus amigos son un montón de matones de baja vida que probablemente terminarán en la cárcel una vez que cumplan 18 años. ¿Por qué crees que ninguno de los adolescentes de por aquí se asocia con Kiara Carrera? Es tan mala como todos ellos —le advirtió, mirándola a los ojos con gesto serio.

⠀⠀—¿Ves esa puerta de ahí? —señaló hacia la entrada principal de la casa, inclinando la cabeza hacia un lado—. Camina con tu cuerpo hacia ella y lárgate de mi casa —le dedicó una sonrisa forzada y giró el cuerpo en dirección a las escaleras que conducían a su dormitorio.