⠀𝟬𝟬. ❛ PROLOGUE ❜


000. ╱  ✴︎⠀⠀ ❝ prólogo. ❞


FREAKING OUT THE NEIGHBOURHOOD DE MAC DEMARCO, sonaba a todo volumen en el pequeño altavoz colocado sobre la mesilla de noche de Jaylene, cuyo cuerpo inconsciente se desplomaba sobre la cama, con la sangre subiéndole a la cabeza a cada segundo que pasaba. Se le escurría el color de los labios agrietados, con un brazo colgando de la cama y el otro metido debajo de la parte baja de la espalda, perdiendo circulación sanguínea. Detrás de los párpados, sus pupilas estaban dilatadas, más grandes de lo habitual. Aún estaba viva. A duras penas, pero seguía aferrándose a la vida a pesar de estar completamente ida, incapaz de mover un solo músculo.

⠀⠀En otra de las habitaciones de la mansión Rosewood, su hermano pequeño, Nathaniel, tenía una almohada pegada a los oídos. Durante los últimos minutos, había estado intentando por todos los medios evitar la música a todo volumen que sonaba al otro lado del pasillo, pero para su suerte, las canciones seguían sonando una tras otra. Y como cualquier persona enfadada, por fin se hartó. Se levantó de su cómoda cama, dirigiéndose rápidamente hacia la habitación del otro lado del pasillo para golpear la puerta de madera que daba a la habitación de su hermana.

⠀⠀—¡Jay! ¿Te importaría bajar un poco el volumen? A algunos de nosotros nos importa levantarnos a tiempo para ir al instituto mañana —Nathaniel resopló, con la mano alrededor del pomo plateado de la puerta—. ¡Jaylene! —usó su nombre completo, lo que significaba que estaba molesto por el hecho de que ella lo había ignorado.

⠀⠀Y sin pensárselo dos veces, giró el pomo y abrió la puerta antes de entrar en la habitación. Nada podría haberle preparado para la horrible imagen que envolvió su visión. El corazón se le cayó al estómago mientras corría hacia su hermana mayor, poniendo los dedos en el pulso de su cuello. Era débil, extremadamente débil.

⠀⠀—¡Papá! ¡Lorelei! ¡Que alguien me ayude! —gritó el joven de catorce años presa del pánico, con la visión cada vez más borrosa al ver el cuerpo de su hermana que no respondía.

⠀⠀En pocos segundos, los dos adultos entraron corriendo en la habitación, jadeantes al ver a la niña inconsciente. No fue difícil atar cabos. Junto al cuerpo de Jaylene había un frasco de pastillas no recetadas. En ese momento, no sabían si había sido intencionado o no, pero acabarían averiguándolo pronto.

⠀⠀—¡N-Nate! ¡Ve a buscar una toalla! ¡Llama a una ambulancia, Lorelei! Diles que vengan lo antes posible —Henderson tropezó con sus palabras, acunando rápidamente a su hija entre sus brazos antes de levantarla de la cama, dirigiéndose en dirección al baño para echarle un poco de agua en la cara, con la esperanza de disminuir la alta temperatura a la que se encontraba su cuerpo—. ¡Ya! —gritó, frustrado y asustado a la vez.

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