𝐩𝐫𝐢𝐯𝐚𝐭𝐞 𝐥𝐞𝐬𝐬𝐨𝐧𝐬

𝐒𝐄𝐍𝐒𝐄𝐈 𝐖𝐎𝐋𝐅

𝐚𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚𝐬: diferencia de edad, digitación, masturbación





Estabas agotada después de una dura clase. A pesar de todo tu esfuerzo, sientes que no alcanzas el nivel de habilidad que esperas de ti misma. Cada movimiento parece lento, cada golpe, débil. Mientras recoges tu equipo, la frustración te consume, especialmente al ver cómo otros avanzan más rápido, dominando lo que a ti aún te cuesta.

De repente, sientes una presencia cerca de ti. No es la de un compañero cualquiera; es algo más pesado, más grave. Te giras y lo ves. Su figura imponente se recorta en la entrada, con el rostro serio, el cuerpo musculoso, y una mirada penetrante que hace que los más experimentados tiemblen. El hecho de que se acerque hacia ti provoca que tu corazón dé un brinco. ¿Qué quiere? ¿Qué has hecho mal ahora?

— ¿Aún aquí? — su voz grave te llega como un trueno, resonando en la quietud del dojo.

Levantas la mirada, sintiendo cómo tu pulso se acelera. No puedes evitar ponerte nerviosa, sabes que Wolf no suele involucrarse mucho con los novatos. Su estilo es directo y, a veces, intimidante. Los demás estudiantes hablan de él con respeto y cierto temor.

— Sí, Sensei... solo me estaba tomando un respiro. — intentas sonar tranquila, pero sabes que la inseguridad se filtra en tus palabras.

Wolf da un paso hacia ti, su mirada fija en la tuya, como si estuviera buscando algo que no sabes cómo mostrar. Un escalofrío recorre tu espalda bajo su mirada. El aire parece volverse más denso a su alrededor.

— Tienes potencial. — La sorpresa te golpea con fuerza. Nunca pensaste que te diría algo así. — Pero te falta disciplina. Te falta confianza. Si quieres mejorar, necesito que sigas mis órdenes al pie de la letra —.

Las palabras de Wolf te desconciertan. ¿Es una amenaza? ¿Una orden? ¿Un desafío? No puedes leer su tono, pero sabes que lo que está diciendo tiene peso.

— ¿Seguir sus órdenes, Sensei? ¿A qué se refiere? — preguntas, con una mezcla de curiosidad y temor.

Wolf no responde de inmediato. En cambio, da un paso atrás y, con una leve inclinación de cabeza, te señala. Sin decir una palabra más, comienza a caminar. El sonido de sus pies golpeando el suelo resuena en el aire vacío mientras te quedas allí, mirando, sin saber qué hacer.

¿Deberías seguirlo? La duda te asalta, pero sabes que esta podría ser la oportunidad que estabas esperando. Si él ve algo en ti, tal vez puedas finalmente alcanzar el nivel que tanto deseas. La decisión no es fácil, pero algo dentro de ti te impulsa a avanzar.

— Sensei... — murmuras mientras caminas detrás de él.

Wolf no dice nada, se detiene al llegar al centro del dojo, frente a uno de los tatamis más grandes. Te mira fijamente, su rostro serio, y no puedes evitar sentir que te está evaluando de una manera que va más allá de la técnica. Algo en su mirada te pone nerviosa, pero al mismo tiempo, una extraña sensación de adrenalina recorre tu cuerpo. Este no es un entrenamiento común.

— Vamos a trabajar en tu disciplina y tu confianza, pero primero... quiero que demuestres lo que realmente sabes. — Su voz grave llena el espacio, y por un momento, el mundo se reduce a su presencia y a la tensión que crece entre los dos.

Te posicionas frente a él, tus manos descansando en los costados, la respiración aún acelerada por la intensidad de la clase anterior. Te mantienes firme, pero no puedes evitar sentir un nudo en el estómago.

— Hazme una demostración de tu kata. — dice él, con un leve movimiento de la mano hacia el tatami.

Sigues su indicación y comienzas a ejecutar los movimientos con precisión, cada golpe, cada bloqueo, cada giro fluye de forma natural, pero algo en ti, un nerviosismo inexplicable, hace que tus movimientos no sean tan fluidos como deberían. Al terminar, te detienes, respirando pesadamente. Él sigue en silencio, observándote con atención.

Sin previo aviso, Wolf se adelanta un paso. La tensión entre ustedes es palpable. Luego, con una rapidez sorprendente, se mueve hacia ti y realiza una serie de movimientos tan veloces que apenas logras verlos. En un parpadeo, sus manos se aferran a tus muñecas, controlando tu postura con una fuerza inesperada, pero precisa. En cuestión de segundos, te encuentras en el suelo, justo debajo de él, en una posición de karate, inmovilizada en el tatami. No te has dado cuenta de cómo llegaste allí, pero su contacto es firme y su proximidad te estremece.

Ambos respiran entrecortadamente. Él está sobre ti, sus ojos fijos en los tuyos, su rostro cerca del tuyo. El espacio entre ambos se llena de una tensión diferente, algo más allá del entrenamiento, una electricidad en el aire que te hace sentir vulnerable, pero también completamente consciente de cada respiración.

— No es solo la fuerza lo que necesitas — dice él en voz baja, su tono más suave pero igualmente firme. — Es el control... y saber cuándo rendirse. Saber cuándo ceder, y cuándo seguir adelante. ¿Lo entiendes? —

La pregunta queda suspendida entre ambos. Tus labios están tan cerca de los suyos que puedes sentir su aliento cálido en tu rostro. Un impulso te recorre.

Sin pensar en las consecuencias, te atreves a cerrar la distancia. El beso es suave al principio, un roce ligero, pero pronto se vuelve más intenso. Sus labios, tan firmes y seguros, se mezclan con los tuyos, y un fuego desconocido comienza a encenderse dentro de ti.

Wolf se separa un momento, sus ojos intensamente fijos en ti, buscando algo más allá de la superficie.

— Esto no es parte del entrenamiento. — dice, su voz grave y profunda, como una advertencia.

— Me encantaría que lo fuera — dijiste con todo el descaro posible

— Debería darte otra lección —

Un gemido salió de tus labios. Gemiste cuando de repente sentiste los dedos del Sensei contra tu clítoris, no pudiste pensar si quiera en que momento momento introdujo su mano en tu traje, logró introducir dos dedos entre tu coño y muslo para frotar tu clítoris.

Jadeaste moviendo tus caderas para buscar más fricción con su mano, necesitada.

— Dios... — gemiste

— Si tan solo tus campañeros pudieran verte.... — se acercó a tu oído para susurrar — Tan desesperada por los dedos de tu Sensei —

Respondiste con otro gemido, tu mente nublada por completo ante la exitación.

— ¿Te gusta tener mis dedos dentro de ti? — sentiste como tus paredes se contraían alrededor de sus dedos y te encontrabas tan cerca

— S-s-sii.. — jadeaste buscando sus labios para callar tus gemidos

— ¿Si qué? — apartó sus labios antes de que pudieras tocarlos siquiera

— Si-si S-sensei — como recompensa volvió a acercar sus labios a los tuyos besándote, estabas tan cerca.

— ¡Oh, joder! — gemiste — ¡Por favor, déjame correrme! — suplicaste desesperadamente.

— Puedes hacerlo mejor que eso — dice tu Sensei.

Te quejaste e inclinaste la cabeza hacia atrás.

— ¡Sensei, por favor! — te quejaste — Me estoy portando bien — dijiste desesperada.

Eso fue suficiente para que te diera permiso para correrte.

— Correte — es todo lo que dice.

El Sensei te frotó el clítoris con fuerza, lo suficiente para hacerte llegar al límite. Te corriste con fuerza y ​​emitiste un fuerte gemido que salió de tus labios. Tus movimientos se detuvieron y tu cabeza cayó sobre su hombro. Jadeaste con fuerza mientras te frotaba la espalda.

— Creo que podría darte más lecciones — sonrió tan descaradamente sacando su mano empapada — Ya sabes, para que mejores tus movimientos —.



𝐯𝐛𝐥𝐨𝐬𝐬

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