𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 28: 𝑼𝒏𝒃𝒐𝒙𝒊𝒏𝒈

La alegre risa de Gerard se escuchaba casi por todo el edificio a través del ascensor, Frank había hecho uno de sus típicos chistes y él no podía parar de reír.

Haber estado por dos semanas fuera de casa después de los últimos días llenos de estrés, en verdad había sido muy renovador pero verdaderamente, ya estaban extrañando demasiado la calidez de su propio espacio.

El ascensor se detuvo en el último piso, el que les correspondía y el primero en salir fue Gerard. Se limpió las lágrimas que habían salido de sus ojos y se agachó a recoger las cajas que estaban junto a su puerta. Frank estaba saliendo con las maletas y se detuvo a su lado para chequear que era.

—¿Y esto? —preguntó.

—Son algunas cosas que compré antes de que nos fuéramos a nuestras pequeñas vacaciones —dijo buscando la llave para abrir la puerta—. De hecho ya tengo pensado cómo vamos a desarrollar el video, cariño. ¿Te parece si lo hacemos ya?

—¿Y por la noche podemos ir al cine?

—Con toda seguridad, nene.

Frank dejó las maletas en el centro de la sala y después de quitar su mascarilla se volvió hacia Gerard, lo tomó de la cintura y lo apegó a él en un dulce beso.

—Antes de todo, me moría por besarte.

—Me encanta que me beses así —musitó y lo abrazó por el cuello con su brazo libre, profundizando un poco más aquel beso que en pocos segundos se volvió más atrevido—. Sino paramos ahora mismo no habrá video y tu deseo de ir al cine se irá al carajo.

—Odio mucho tener que separarme de ti.

—No seas exagerado, bebé. Serán pocos minutos y te recompensaré.

—¿Si? ¿Qué haremos?

—Un live para hacer el unboxing y luego una pequeña demostración. ¿Te gusta la idea?

—Todas tus ideas me encantan.

—Tonto —dijo y le besó la punta de la nariz—. Avisaré a nuestros suscriptores premium que en media hora estaremos en vivo, así que, tu ve por las cámaras y yo preparo el set.

—De acuerdo —respondió de mala gana y con pesar soltó a Gerard.

Cuando Frank se dio la vuelta para tomar las maletas y llevarlas a la habitación, sintió una fuerte nalgada y rápidamente se dio la vuelta. Gerard ya se estaba riendo de nuevo y había corrido en dirección a la cocina. 

Esa risa que Gerard tenía definitivamente era demasiado contagiosa. Frank sonrió mientras negaba.

—Me las vas a pagar, Way —gritó y sin más se dirigió a la habitación que compartían.

*

Gerard solía hacer las cosas con mayor rapidez cuando había algo que le motivaba. Preparar el set dentro del estudio y tener la caja lista para la grabación era algo que lo había motivado en un suspiro, él sabía perfectamente que estaba dentro de esa caja y no podía esperar para probar el juguete que tanto interés le había causado.

Cuando Frank entró a la habitación y colocó el aro de luz y el teléfono en el trípode, Gerard vasi respiraba en su cuello. Se mordió los labios para evitar preguntar tonterías mientras Frank hacía la instalación de los aparatos.

—Ya está listo —anunció Iero—. Iré a cambiar mi ropa y enseguida vuelvo.

Gerard asintió y se quitó la bata que llevaba puesta, revelando que estaba usando un pequeño babydoll que dejaba sus piernas al descubierto, debajo de esa delicada pieza de satín no había nada más, ningún pantie resguardaba su intimidad. Se peinó el cabello con los dedos y volvió a sentarse en el sofá de dos plazas que había dispuesto para el live, le picaban las manos por abrir la caja, pero cuando Frank entró a la habitación usando esos jeans ajustados y la camisa blanca con cuello en V que tanto le gustaba, se sintió más excitado y su mente encontró una nueva meta. Imaginar ser follado.

—Según mi reloj pasaron veintiocho minutos exactos así que debemos comenzar ya —habló Frank mientras manipulaba la pantalla del celular para dar inicio a la transmisión—. ¡Wow! 45 Frerardies en línea, esperando por nosotros. ¡Bienvenidos chicos! —dijo hacia la pantalla y una lluvia de corazones de colores se desplazó por el margen derecho. No habían comentarios activados ni tampoco había nadie más que ellos en la pantalla.

—¡Bienvenidos, Frerardies! —saludó Gerard—. Estamos realizando este video para hacer el unboxing de unos juguetes que acabamos de recibir.

—Mierda, estoy tan emocionado por verlos —mencionó Frank—. Gee dice que quiere hacer una demostración.

Gerard le dedicó una corta mirada a Frank y se inclinó hacia adelante para tomar la caja y abrirla. Hizo un sutil movimiento que provocó que sus caderas quedaran arqueadas y su babydoll se enrolló hacia arriba, revelando la suave y blanca piel de sus mejillas.

Por supuesto el movimiento no pasó desapercibido para Frank. Dio un suave pellizco en el glúteo izquierdo para llamar la atención de Gerard y cuando esté le miró, descubrió que estaba mordiéndose el labio inferior y luego le sonrió con picardía.

—Esto de acá, es un plug de acero… 

—Wow, y estos son tres anillos de polla con vibrados incluidos —mencionó Frank mientras sacaba de la caja tres pequeños anillos de silicona y los mostraba ante la cámara.

—Un consolador con cinco velocidades intensas.

—Lubricante de fresa con sandía.

Ambos se turnaron para ir sacando objetos de la caja, los mostraban para que sus fans los vieran y daban una pequeña descripción de cada juguete. 

—Con este kit de bondage creo que terminamos —mencionó Frank.

—Oh no, cariño, falta una cosa —le interrumpió Gee y se alzó para sacar del fondo un objeto alargado de color rojo—. Es mi favorito.

Frank tomó el juguete que Gerard le dio y lo examinó entre sus dedos, por supuesto que sabía lo que era y por la emoción del pelinegro a su lado, dedujo que lo había reservado de ultimo por que era con lo que quería hacer la demostración.

—Gatito, ¿te importa explicarles a nuestros suscriptores qué es esto? —preguntó y sacudió el juguete en el aire.

—Es un rosario de cuentas… 

—¿Y cómo se usa?

—Es…

—No, no, no —le interrumpió Iero—. Haz una demostración, queremos que nos muestres cómo se usa.

Gerard no se esperaba aquello y por consecuencia sus mejillas se tiñeron de rosa. Frank lo tomó del cuello y lo jaló para besarlo mientras con su otra mano lo empujaba por la cintura para hacer que se subiera a horcadas sobre su regazo.

—Hazlo, gatito —dijo viéndolo a los ojos y dándole el juguete.

Gerard asintió y se inclinó para tomar la botella con el lubricante nuevo y verter una buena cantidad sobre las cuentas. Eran ocho en total, comenzando por una muy pequeña hasta finalizar con una de 6cm de grosor, seguido de eellaesta una pequeña agarradera en la que cabía un dedo para sostener el juguete.

Frank deslizó sus manos por debajo del babydoll hasta que alcanzó los glúteos ajenos, amasó la piel con fuerza y luego subió hasta las caderas el pedazo de tela, dejando al descubierto para la cámara el culo de Gee. Gerard llevó el juguete hasta su agujero tembloroso y frotó la primera cuenta, esta entró fácilmente pero la tercera costó un poco más y tuvo que aferrarse con su otra mano del hombro de Frank.

Iero estaba extasiado al ver el rostro tan bonito de Gee, perlado de sudor suavemente y las distintas facciones que se pintaban en su rostro. Se apoderó de su cuello por un largo rato y le ayudó a empujar dentro de él la cuarta y quinta cuenta, pero para antes de la sexta los gemidos y los roces sobre su polla ya eran demasiados, así que recostó su espalda al sofá y abrió sus pantalones. Sacó su polla y la tomó junto a la de Gerard en su puño, masturbándolos a ambos al mismo tiempo.

—¡Frankie! —gritó Gerard al abrirse para recibir la última cuenta, la más gruesa. La presión que ejercía la silicona y el arrastre de los dedos de Frank junto al contacto de polla con polla, le voló la mente. Sintió cómo se filtraba su líquido pre seminal en la punta y su canal se apretaba alrededor del juguete.

Sabía cuál era la parte que seguía pero no sentía la fuerza de voluntad para hacerlo, temiendo no poder aguantar para correrse.

Frank leyó sus pensamientos y llevó su mano izquierda a su culo. Enganchó su dedo medio en la agarradera del juguete y tiró sutilmente.

—¡Ahh! ¡Frank! —gritó Gerrard y se contrajo por completo, arqueado toda su espalda, exponiendo más su culo—. Más duro —pidió.

El hombre rubio obedeció y con un movimiento más fuerte y limpio sacó la primera cuenta, haciendo un húmedo “pop” en el ambiente y dejando en Gerard una sensación deliciosa. Movía su mano con dificultad, porque le era un poco difícil coordinar sus movimientos pero las pulsaciones de la polla ajena le indicaron que Gee estaba a nada de correrse.

Frank sonrió malicioso y tiró del rosario con fuerza, sacándolo todo casi al mismo tiempo e hizo que Gee temblara duramente sobre él. Maldijo tantas cosas que Frank no pudo comprender y mientras respiraba como un pez fuera del agua con la boca abierta, los hilos espesos de su semen salieron de la punta de su polla y se regaron sobre la de Frank. Iero gruñó ante la vista de sus pollas y retomó el movimiento de su muñeca, rápido y apretando fuerte en la punta.

La semilla de Gee fue su lubricante y gracias a eso el toque de su mano resbaló con facilidad. Era tan sucio y caliente que el solo hecho de saber que en su mano estaba el semen de Gee al igual que su polla, fue suficiente para arrasar con su uso de razón. Su propia liberación explotó en su mano y se formó un gran lío de sus esencias y sus gemidos quedos.

—Sin mentir, creo que está es una de las cosas más sucias que hemos hecho —murmuró Gerrard y se dejó caer en el pecho ajeno.

—Y no olvides que seguimos en vivo —le recordó Frank al ver la pantalla del celular.

Gerrard se rió escandalosamente y se bajó del regazo de Frank. Se tapó el culo con el babydoll y dejó un beso en la pantalla al finalizar la transmisión. Esperaba que los suscriptores hubiesen disfrutado de ese show como él lo había hecho.

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