Soulmate.
“If Only".
No quería suprimir sus lágrimas, no lo deseaba.
Verlo allí, pelear contra aquel espectro que antes le había arrebatado a su padre no era algo que quisiera aceptar, sabía que ningún dorado llegaría pronto para ayudarlo, que moriría sin pudor para vencer a su atacante, pero que habría un ganador, en estos momentos odiaba no poder ser ella la que detuviera la pelea entre un asesino y un niño, pero no era solo un niño, sino que era el amor de su vida.
¿Por qué el amor siempre lleva a la tristeza? ¿Por qué tenemos que sufrir por ello?
Hay algunos que entienden, otras veces que nos fallan, sin embargo, siempre estará la respuesta en algún lado, no lograré decirles dónde porque no pertenezco a ustedes o a su forma de pensar, creo que ya me entienden y no deberían temer a expresarse por ello.
Los errores se convierten en nuestros miedos, los miedos en obstáculos, y estos obstáculos se convierten en cadenas las cuales debemos romper.
Excelente ayuda, ¿Verdad?
¿Qué crees que habrá hecho ella?
O mejor cuestionar tu punto de vista, ¿Qué habrías hecho tú?
Recuerden, figuradamente o retóricamente hablando, nuestras acciones a veces marcan muchas líneas rojas en la vida, a veces más de la que uno querría.
Sus brazos se extendieron en forma recta, concentró su poder en un punto intermedio, adaptó sus falanges a la luz que emitía, y cuando tuvo el suficiente valor para afrontar la situación, suspiró, las lágrimas le habían invadido, era su final, sin duda alguna, lo era.
—Estrellas del norte, otorguen nuestro poder para configurar un ataque que lleva mi corazón en el, os ruego que me escucheis... —sus lágrimas fueron cesando, y con ello un gran poder se desató, formó algo que nadie creería con verlo, parecía una lanza... No, una flecha.
El cielo se atemorizó de ver aquello, su color demostraba preocupación pero por sobre todo una pequeña gota de agua cayó apresar de que su color siguiera vivo.
Un grito tan apretado como deforme se escapó de la boca ajena, un pequeño pero gran agujero había en su pecho, la habían atravesado, ella lo había intentado, pero no cayó en el suelo, unos golpes se oyeron, mas unos brazos cálidos fueron su primer tacto.
—Descuida, usaré mi poder para sanarte, descuida... —los sollozos del contrario se hicieron presentes.
—Mi gran león de oro... —susurró la joven de hebras bicolores.
—Por favor, tú no, era mi deber protegerte... —susurró mientras sus hebras caían ocultando su mirada.
—Regulus nō Leo —susurró la joven mientras colocaba su mano en el rostro del joven, alzandolo y limpiando sus lágrimas.
—Alejandra... —susurró el joven tan preocupado.
—¿Recuerdas la historia del patriarca Sage? — Consultó con una pequeña sonrisa a pesar del dolor que sentía.
—Si, si lo recuerdo...— susurró apretando su mano —No te vayas, debo decir...
—Tu eras mi cielo Regulus...— susurró cerrando sus ojos.
La última palabra, sincera pero pobre de un corazón puro que anhelaba ser amado.
—Y tu eras mi Luz, algo que nunca olvidaré Alejandra — cubrió su cuerpo con su capa blanca dejándola al lado de su lago favorito —Te volveré a encontrar, y ahí te diré cuántas veces tu amor ha entrado en mi corazón, nos vemos pronto mi gran guerrera de las estrellas — sonrió por última vez antes de elevar su Cosmo por última vez. Un ataque final, hora de definir quién sería el ganador de la pelea.
Hasta pronto, mi doncella de las estrellas.
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