Obsession.

A veces, es mejor no hablar sino dar un hecho de lo que realmente ocurre, aunque solo sea un sueño”.

Sin dudas había hecho lo mismo varios años, adoraba el hecho de poder concretar con lo que deseaba, sin embargo, solo deseaba ver a través de sus ojos.

Esas vetas blanquecinas que parecían no tener vida, su piel bronceada que dejaba ver pequeñas cicatrices, una pequeña nariz  junto a su rostro delicado, esas hebras tan despeinadas que ni el peine sería capaz de peinarlas, esa tonalidad oscura adornando cada una de sus hebras, un cuerpo perfecto pero a la vez tan delgado que pareciese que rompería en mil pedazos, sin dudas alguna era la mujer perfecta.

Los dioses la crearon con tan sola una lágrima, Estigia le dio forma y con ello el cuerpo humano apareció flotando por el río; la guerra le dio capacidad de batalla, la belleza le generó envidia pero también atributos, la muerte le generó inmortalidad, y los mares acariciaron sus ojos dándoles un color único mientras que los rayos comenzaron a formar sus emociones, su corazón, entre otros.

No sé podrían imaginar porque por aquella cabeza pasaban una y otra vez esas malditas imágenes, cada noche una vez que la  joven dormía el se ocultaba en su habitación para proporcionar su propia obra: observar y darse placer con miradas lascivas.

El caballero observó tranquilamente a la joven respirar, suspiró mientras observaba aquello que anhelaba tanto. De su boca se emitían suspiros mientras que intentaba no dirigir sus propios falanges a su pantalón, necesitaba una ayuda constante que no era capaz de asimilar.

«Mierda», los pensamientos de Shura comenzaron a jugarle en contra, no resistió aquello que tanto quería apartar de su mente. Llevó sus manos al pantalón, bajó lentamente la cremallera dándose placer el mismo, introdujo dos dedos para comenzar a masturbarse lentamente. Las caricias aumentaron en el boxer del presente, los susurros, el sudor, todo le generaba algo extraño en su ser.

Quiso despertar pero sintió como otra mano se sumó a la acción del hombre de su delante. No reprochó, un gruñido fue lo único que se escuchó junto a una pequeña risa amena a todo sentimiento demostrado.

Las acciones fueron avanzando cada vez más rápido «¿Acaso estaba loco?» , no conocía tal acción por lo cual abrió lentamente sus ojos para toparse con los culpables de que sintiera como su alma se iba de su cuerpo, ni las palabras describían en ese momento. Sus ojos se fueron cerrando sintiendo su miembro palpitar aún más, gruñidos en el lugar, gritos de placer que escapaban inútilmente de alguien que deseaba callar, fue tarde «demasiado».

Abrió sus luceros verdosos mientras que observaba ese rostro detalladamente, sus bocas se acercaron con más ocurrencia a cometer un acto de pocas palabras, sin embargo, un pequeño golpe interrumpió la escena, «no le importó», se volvió a acercar a ella, pero el golpe fue tan fuerte que fue lo suficiente para hacerlo volver a la realidad.

Un golpe en seco, no importa como fuera vio el techo, los costados, se tranquilizó, «¿Fue un sueño?».

El joven de hebras verdosas se levantó para tomarse su merecida ducha, aunque en sus pensamientos circulaban muchas cosas, entre todas ellas...

──¡Maldita sea! ── Susurró al sentir el agua contra su cuerpo mientras suspiraba.

Una joven de hebras oscuras y orbes mas blancos que el alma.

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